Trump, el Gran Farsante

Donald Trump ha decretado un descuentazo de impuestos a los hiper-ricos que aumentará su déficit fiscal en 1’400,000’’000,000 dólares. Lo ha hecho tras haberse aprobado por la mayoría con la que cuenta el partido republicano en el congreso de los Estados Unidos y metiéndole un cuentazo a la gente. Pobre democracia norteamericana: nunca estuvo tan mal, ya se asemejan una republiqueta bananera. Si no fuera por la desgracia que ha sido el gobierno PPK, casi podríamos decir que están peor que nosotros. La mayor diferencia está, por cierto, en el enorme tamaño de la economía estadounidense, y por ello el impacto mundial que tiene esta medida.

Luego de que sus intentos de derogar el Obamacare fracasaron, la siguiente gran promesa de Trump y el partido republicano era reducir impuestos. Durante la campaña Trump negó más de tres veces el que esa reforma tributaria fuera a beneficiar a los más ricos. Pero el partido republicano es la ultra-derecha gringa, recibe donaciones multimillonarios de varios de los ricachos más poderosos del mundo y ellos quieren su tajada, su enorme tajada.
En las semanas pasadas primero la cámara de representantes y luego el senado norteamericano aprobaron esta ley, firmada por Trump poco antes de navidad como un regalazo a los super-ricos, aprovechando que como en muchos países occidentales, luego del 15 o 20 de diciembre son las fechas ideales para que los gobiernos saquen todo tipo de leyes y decretos impopulares e impresentables: aunque le caigan mal, muy al, a la ciudadanía, muchos estadounidenses están pensando en los regalos, el pavo y el champán y luego tomando vacaciones panza arriba en alguna playa y pensando en la fiesta de año nuevo, lejos de los periódicos, los noticieros de TV y desde luego cualquier protesta ciudadana. Aunque estén hartos de los políticos sinvergüenzas, al menos por dos semanas quieren olvidarse de ellos, y ellos se aprovecharon precisamente de eso. Lo mismo pensó PPK con el indulto, pero no le ligó.

LA VERDAD DEL PROYECTO REPUBLICANO

El proyecto de los republicanos, al cambiar diversos aspectos de las leyes tributarias es bastante complejo y por eso sirve para enmascarar sus efectos. Antes de resumir los efectos, sin embargo, podemos repasar algunas partes bastantes simples, como por ejemplo, el elevar el monto de herencias que no va a estar sujeto a impuestos hasta 22 millones de dólares ¡. Es evidente que no se trata de un proyecto dirigido pues a la clase trabajadora ni a la clase media, sino a los millonarios, y en particular a sus herederos, que recibirían un gran regalo sin tener que haber hecho ningún esfuerzo. Se dice por eso que este proyecto refuerza el carácter plutocrático en el que se ha convertido la sociedad norteamericana, donde ese ideal del “self-made” man y de que todos pueden progresar y las desigualdades se deben a que algunos han sudado más, arriesgado más y sido más ingeniosos, pierde totalmente su validez porque lo que más importa en EEUU para que alguien sea millonario es que haya tenido una sustanciosa herencia.

Pero el impuesto a las herencias es solo la cereza del pastel republicano. La torta entregada a los billonarios es mucho más grande, siendo el elemento principal una reducción del impuesto a la renta de las grandes corporaciones de 35% a 21%. Inclusive las trasnacionales que ganan billones de dólares de utilidades tendrían esta rebaja impositiva, la misma que no se limita a pequeñas y grandes empresas. ¿Es que acaso en estos momentos las ganancias empresariales en Estados Unidos están muy bajas? No a juzgar por los índices de la bolsa, que están en niveles récord. Tampoco por las estadísticas económicas: las ganancias empresariales después de impuestos son ahora casi un 10% del ingreso nacional, frente a un promedio de 1980.2015 de 7,6%. Los impuestos a las empresas son ahora 3,5% de su ingreso nacional, muy por debajo del 5,2% promedio que eran en los “años dorados” de 1950-1969, y los EEUU figuran en el número 2 del ranking de competitividad global. Mientras tanto, los trabajadores han perdido, pasando de 64,6% del ingreso nacional post-1980 a 62,6% ahora.

Según Paul Krugman, los accionistas que serán beneficiarios de estas reducciones de impuestos son principalmente del 1 % más rico, mientras el 80% de norteamericanos que pertenecen a la clase media y baja apenas tienen el 7% de las acciones. Trump ha mezclado algunas rebajas de impuestos personales para beneficiar a este sector y mitigar su rechazo, pero mientras el corte de impuestos a las grandes empresas es permanente, los (menores) beneficios para las personas de clase media y trabajadores es temporal: es sólo una forma de edulcorar un veneno muy amargo, muy demagógicamente.

El Tax Policy Center de Brookings ha realizado un cálculo detallado de cómo afectaría esta rebaja de impuestos a los distintos grupos de la sociedad, incluyendo los efectos indirectos. El resultado es éste: de los 50 millones de gringos que constituyen la quinta parte de la población de menores ingresos, dependiendo de en qué estado viven y cono es su configuración familiar el 11% tendría un recorte de impuestos de 130 dólares anuales y el 32% un aumento de 80 dólares, es decir, los cambios para ellos son pequeños. Pero en el 0,1% más rico, apenas 120 mil familias, el 98% va a ver sus impuestos reducidos en promedio en 223 mil dólares, es decir, casi 2 mil veces más que el grupo de menos ingresos. Si ampliamos un poco el grupo de los más ricos para incluir al 1% de la pirámide poblacional, la gran mayoría de ellos, un 83%, se beneficiarán con 42 mil dólares menos de impuestos.

Es obvio que una medida como la que buscan los republicanos generará un enorme déficit fiscal. Los cálculos de las entidades bipartidistas que buscan en consenso información seria, como el Joint Committe on Taxation, lo calculan en 1,4 trillones (es decir, millones de millones) de dólares. Pero como los republicanos del GOP en EEUU durante mucho tiempo se han presentados como los adalides de reducir el déficit y la deuda pública, han inventado una serie de cálculos truchos diciendo que habrá mucho mas crecimiento económico y eso compensará los menores impuestos. Es un invento completo, como ya sabemos porque Ronald Reagan uso ese mismo argumento años atrás y se demostró falso.
Lo que se teme que pase es que dentro de poco los republicanos mismos digan que como el déficit es muy alto, hay que recortar el presupuesto en salud, becas educativas y ayuda a los más pobres. En realidad, ya lo han hecho, negando presupuesto a un programa de ayuda a la salud de los niños pobres, bajo el pretexto de que no había plata. Solo que ahora regalan trillones a los millonarios, en total contradicción con su discurso anterior.

Lo peor de esta estafa es que varios senadores y la propia Organización Trump se van a beneficiar de esta ley. Se han dado una rebaja enorme de impuestos a ellos mismos. El caso más evidente es del senador republicano Bob Corker, que en un primer momento votó contra esta ley de rebaja impositiva pero luego, cuando se añadieron artículos que benefician a los que hacen negocio y especulan con inmuebles, sector en el que él tiene inversiones de millones de dólares, cambió su voto. Por cierto, el mismo sector inmobiliario es la base de la fortuna de Donald Trump, quien nunca ha querido revelar sus declaraciones de impuestos. Que una ley de semejantes consecuencias eco nómicas pase con tremendo conflicto de intereses muestra lo mal que está la democracia en los Estados Unidos.

LA ECONOMÍA MUNDIAL

La rebaja tributaria de los republicanos y Trump tendrá como una de sus probables consecuencias que el FED, el banco central norteamericano, suba más rápido sus tasas de interés. Este hecho, junto al propio efecto de atracción de capitales que traerá esta reducción de impuestos a las grandes corporaciones en EE.UU., tendrá un efecto contractivo sobre los flujos de capitales hacia los mercados emergentes (como el Perú). Es decir, menos inversiones llegarían hacia estas costas.

Hay que anotar, sin embargo, que esta rebaja de impuestos a las corporaciones y los billonarios se da en una coyuntura de inusual crecimiento y optimismo económico en la economía mundial, que está contagiando a todos los mercados. El crecimiento se ha acelerado desde inicios del 2017 (es decir mucho antes de esta reforma tributaria de Trump) de manera generalizada en Estados Unidos, Europa y Japón, y se mantiene alto en China, con lo que los precios de las materias primas han subido. Al mismo tiempo no se aprecian presiones inflacionarias fuertes en las mayores economías del mundo. En este contexto sumamente favorable, los efectos macroeconómicos de este enorme regalazo de Trump se diluyen.

En el mediano y largo plazo, sin embargo, el daño que harán será enorme. La desigualdad de ingresos en Estados Unidos, que se venía incrementando fuertemente por varias décadas, aumentará más. Debido al rol de atracción de capitales que genera, esta medida pone presión para que otros países hagan rebajas similares, en una nueva ronda de aumento mundial de la desigualdad. Si consideramos que esa enorme y creciente desigualdad ha sido el caldo de cultivo para el despegue de derechas xenófobas en Europa y Estados Unidos, nos haremos una idea del tamaño del incendio que ese mono con metralleta que es Donald Trump puede estar generando, con la complicidad del partido republicano estadounidense en pleno.

(publicado en Hildebrandt en sus Trece el 12 de enero de 2018)

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