Retiro del 25% de AFPs es Perfectamente Factible


La Asociación de AFPs ha dicho que “los fondos de pensiones tienen invertidos en el país S/ 80,000 millones, entre bonos, mercado de capitales y sistema financiero” y que “Retirar de la noche a la mañana el 25% de esas inversiones sería descapitalizar abruptamente al Estado, las empresas y los bancos cuando más se requiere liquidez y crédito; las tasas de interés se dispararían”.
Lo que mentirosamente ocultan es que las AFPs tienen 47 por ciento de nuestros fondos están en el exterior, sumando 79 mil millones de soles según las estadísticas que publica el BCR. Como es evidente, todo ese dinero se puede retirar de los fondos del exterior donde están y traerlos al país sin afectar negativamente el mercado de bonos, de acciones y el sistema financiero nacional. No se descapitalizaría ni el estado ni las empresas nacionales, no se tiene que tocar su financiamiento ni un ápice. Todo lo contrario, buena parte de ese dinero sería ingresado en el sistema financiero nacional, ayudando a que sean canalizadas a empresas y familias nacionales que necesitan apoyo. Por cierto, ese monto de 79 mil millones de soles (algo más de 22 billones de dólares) puede ser bastante para el Perú pero en el mercado internacional es una gota de agua en el océano financiero mundial. Otros han dicho que un 25 por ciento de nuestros fondos en las AFPs serían unos 30,000 millones de soles y que es demasiado dinero para meterlo de golpe en la economía peruana. Pero el BCR ha anunciado un paquete de apoyo de 30 mil millones de soles. Además, nadie dice que el 25 por ciento tendría que poder ser retirado de golpe; podría fácilmente establecerse un mecanismo por el cual ese dinero pueda retirarse paulatinamente con algunos topes mensuales u obligando, como si fuera una CTS, a que una parte permanezcan un tiempo más en un banco o caja.Finalmente, el último argumento es que retirar ese 25% iría en contra del sistema previsional, es decir, de la garantía de pensiones para los jubilados. Pero hace más de 3 años se permite el retiro del 95,5% de los fondos de AFPs a los 65 años, tiempo en el cual la enorme mayoría de ellos ha optado por retirar sus fondos. Así que el sistema de AFPs ya dejó hace tiempo de ser un sistema de pensiones para convertirse en un mecanismo de ahorro forzoso que no tiene sustento alguno. El Perú necesita una reforma del sistema de pensiones que asegure el sustento económico en la vejez, sí, pero no en base a las AFPs.

PD: La suspensión de aportes a AFPs y no a ONP carece de justificación alguna desde el punto de vista del interés público. Dado que se trata de mantener dinero en el bolsillo de los trabajadores, no tiene sentido la diferencia.Que no vengan a decir que es por el déficit fiscal y los ingresos del estado en momentos en que el gobierno subsidiará a todas las empresas, pequeñas pero también las grandazas, con el 35% de los costos de sus planillas. Hay una única razón posible para explicar esta medida: hace que el pésimo sistema de AFPs se vea como más favorable que el sistema público; es decir, es producto del lobby de las AFPs. MALAZO

IR PREPARANDO MEDIDAS SECTORIALES PARA REACTIVACIÓN CON SALUD

Tenemos dos semanas más de cuarentena, y apareció el primer caso en una empresa minera, en Cerro Verde. Esto resalta que el privilegio dado a las empresas mineras de seguir trabajado no estaba justificado. Mirando a futuro, digamos a 2 semanas plazo, nos plantea otro tema: ¿Cómo equilibrar mejor las medidas de aislamiento social con el funcionamiento de la economía?

Por ahora, la cuarentena es indispensable: hay que tirarse abajo la trasmisión interna del coronavirus.  Las medidas económicas deben apoyar ese objetivo, asegurando que todas, absolutamente todas las familias que lo necesiten reciben el bono de 380 soles por quincena, incluyendo informales aun no considerados y zonas rurales; sólo de esa manera se puede evitar la presión económica que tienen esas personas para salir a trabajar como único medio de lograr su subsistencia. No hay justificación alguna para que el gobierno niegue estas ayudas por un falso argumento de “focalización” y al mismo tiempo dedique cientos de millones a apoyar a grandes empresas.

Pero en este artículo quiero empezar a discutir en lo que deberemos hacer después. Quizás pueda haber unas semanas más de cuarentena, pero tarde o temprano habrá que salir de ella. Dada la pandemia, si regresamos a como estábamos antes es casi seguro que, demorará semanas o meses, pero mientras no haya vacuna se volverá a generar una epidemia masiva. Tenemos entonces que pensar como organizamos la vida, la defensa de la salud pública y la producción y economía de mejores maneras.

Parece que la respuesta esencial a ese dilema es de medidas de salud pública de carácter poblacional: aplicación masiva de pruebas con aislamiento inmediato de casos y seguimiento exhaustivo a los contactos de los contagiados, junto con algunas medidas que reduzcan al contacto social tales como impedir conciertos, cines, teatros y demás reuniones masivas, convertir la educación a virtual principalmente, hacer todo lo posible por promover el teletrabajo, reordenar los horarios y el transporte público para evitar los congestionamientos de personas.

Hay que pensar además en la producción: ¿Cómo retomar la producción minera, de la agroexportación, de la industria para el mercado interno, de la construcción? Establecer pruebas diagnósticas a los trabajadores antes del reingreso a sus labores y luego de manera continua, toma de temperatura diaria a todos los trabajadores al ingresar, uso de mascarillas generalizado, medidas estrictas de lavado continuo de manos, desinfección diaria de superficies de contacto, y reorganización de los espacios y métodos de trabajo para reducir al máximo el contacto cercano entre los trabajadores.

En todos estos casos, es necesario establecer nuevas regulaciones gubernamentales, con inspecciones previas y fiscalización continua que se apoye en los sindicatos y organizaciones de trabajadores, y fuertísimas sanciones a las empresas que incumplan. El gobierno tiene instrumentos fuertes y alta legitimidad para hacerlo, ahora que va a pagar 35% de la planilla y dar créditos de apoyo.

En estas semanas de cuarentena que quedan, el gobierno debiera organizar Mesas, dirigidas por expertos de salud pública, junto a los ministerios y/u organismos reguladores, y con participación de los gremios de empresas grandes y de empresas pequeñas, para definir las regulaciones. El criterio de defender la salud pública debe primar, pero hay que escuchar y considerar también el punto de vista empresarial. Son muchos sectores distintos y es todo un reto, por eso hay que empezar ya.

¿Repartir Alimentos?: Mejor Dar Dinero

Algunos economistas, analistas, políticos y gremios están con la idea de que el gobierno debiera repartir alimentos a los más pobres durante la cuarentena. Sostengo que mucho mejor es repartir dinero, y el punto es simplemente que ese dinero debe llegar a mucho más personas.

Las razones a favor del dinero son las siguientes:

  1. Mediante el sistema bancario se puede distribuir con eficacia (a bajo costo) y rapidez llegando a muchísimos lugares al mismo tiempo.
  2. Se puede controlar a quien se le da y no darle doble; con los alimentos eso sería mucho más difícil.
  3. No se malogra, no se vence, no tiene problemas de calidad, no tiene mal gusto.
  4. Es homogéneo y sirve en todas las realidades (en un sitio tan lejano y aislado donde el dinero no funcione será donde el coronavirus no llegue y donde abastecer con alimentos sería muchísimo más caro y difícil).
  5. Permite que las familias compren los alimentos que necesitan en los mercados, y hasta ahora los mercados han funcionado bastante bien para transportar, abastecer, distribuir y entregar alimentos.
  6. No requiere tener miles de personas contratadas por el estado con cientos de camiones y puntos de distribución, lo que sería una pesadilla logística.
  7. Evita el problema de corrupción en las compras de alimentos.

Soy un socialista. En esta oportunidad, en cuanto al abastecimiento y distribución de alimentos, el mercado funciona. En lo que no funciona el mercado es en hacer que la gente tenga el dinero que necesita para ir al mercado y eso es lo que debe proveer el estado.

Los 380 soles deben llegar a mucho más que 3 millones de peruanos

La ministra Alva anunció que la ayuda de 380 soles se ampliará de las 2 millones 700 mil familias del primer padrón a otras 500 mil más. Está muy bien pero sigue siendo poco. En el Perú son más de 7 millones de trabajadores independientes a los que hay que sumar otros 3 millones de asalariados informales. Con la cuarentena la enorme mayoría de ellos dejó de tener ingresos. La reciente encuesta urbana de Ipsos indica que, el 35 de la PEA (que no incluye amas de casa, estudiantes y jubilados se ha quedado sin trabajo. Eso suma casi 5 millones de trabajadores que ahora están sin ingresos.

¿Cómo responder? Partamos de que nuestro estado carece de la capacidad de identificar con precisión milimétrica a todos los que lo necesitan. La base de datos del Sistema de Focalización de Hogares – SISFOH que ha usado el gobierno es un primer grupo necesitado. Pero por diversas razones muchas familias que requieren ayuda económica con urgencia no están ahí, ya sea porque el propio registro del SISFOH tiene limitaciones o porque son personas que han perdido el trabajo o sus ventas informales, sufrido un shock previo por salud, despido o quiebra del micronegocio, crisis familiar o desastres. Hay también los que han logrado una mejora económica importante en los años desde que el SISFOH obtuvo sus datos y ya no están en situación tan crítica, pero aunque seguramente veremos denuncias al respecto, no vale hacer escándalo por ello pues es algo que ni el mejor gobierno del mundo lo puede evitar.

Lo más importante es que en nuestro país ya habían, antes del coronavirus y la cuarentena, diez millones de personas vulnerables, es decir no eran considerados pobres pero estaban en alto riesgo de caer en pobreza. Se trata de un tercio de la población total. Ante un shock de empleo e ingresos tan grande como el que estamos viviendo, no cabe duda que una mayoría de ellos ya están sufriendo para asegurar su subsistencia. La misma encuesta IPSOS indica que 34 por ciento de los hogares necesita salir a comprar por estar parcial o totalmente desabastecido pero no tiene dinero para hacerlo.

Viendo cómo evoluciona la pandemia en el Perú y el mundo, es probable que se necesite más tiempo de cuarentena. Países con altos ingresos y sistemas de salud fuertes como Italia y España que reaccionaron tarde están totalmente desbordados de casos que requieren cuidados intensivos, lo que causa muertes que se hubieran podido evitar. El nuevo hospital de Ate y el uso de la Villa Panamericana de Villa El Salvador, la atención telefónica reforzada en las líneas 131 y el 107 y la compra de pruebas para aplicarlas masivamente son la respuesta necesaria para responder al coronavirus desde el sistema de salud. Pero los estudios y experiencias internacionales muestran que la contención de casos aplicando el aislamiento social es indispensable. Repito: Indispensable.

Una cuarentena más larga, sin embargo, requiere un apoyo a las familias para darle viabilidad. Si al seguir impedidas de trabajar cientos de miles de familias pasan a una situación desesperada, las reacciones individuales y colectivas pueden tener un alto costo social, en salud y orden público.

Muchos países afectados por el coronavirus están aplicando programas amplios para dar este sustento de ingresos que permita la subsistencia a grandes sectores de la población. El estado peruano tiene fondos de reserva más que suficientes para que la ayuda llegue a realmente todas las familias que lo necesitan. Ahora es momento de usarlos.

Cooperando y Pensando en lo que viene

Es el momento de apoyar la respuesta nacional al Coronavirus. Estoy encerrado en mi casa avanzando investigaciones y preparándome para dar clases virtuales. Creo que también puedo cooperar con ideas sobre cómo enfrentar esta difícil y compleja crisis. Debemos ser capaces al mismo tiempo de respetar estrictamente la cuarentena y también de discutir con tolerancia son las mejores medidas a tomar en adelante.

URGENCIA DE MEJORAR EL SISTEMA DE SALUD

Los epidemiólogos explican que la cuarentena, y en general todas las medidas de distanciamiento social, no acaban con la epidemia pero evitan que haya muchos casos en muy poco tiempo. Eso es clave porque la amenaza del coronavirus, como se ha visto estas semanas con toda su crudeza en Italia, es que haya una gran cantidad de enfermos que necesitan hospitalización, cuidados intensivos y en muchos casos ventiladores y ayudas respiratorias. Cuando eso sucede, el sistema de salud no tiene la infraestructura, equipos y personal necesarios para atender a toda esa gente, muchos se quedan sin los cuidados necesarios, y fallecen. En Italia con un sistema de salud de primer nivel ya van más de 2,500 fallecidos.

Como resultado de muchos años de acogotamiento presupuestal por parte de políticas neoliberales, el Perú tiene un sistema de salud sumamente débil, que no asegura derechos básicos y cuya capacidad de respuesta a emergencias es baja. A la fecha de escribir este artículo solo había 3 casos en cuidados intensivos, pero se dispararán. La cantidad de diagnosticados con coronavirus seguirá creciendo, inevitablemente, porque esas personas ya tienen el virus, solo no tienen síntomas o estos no son de gravedad. Además los casos graves, que son lo preocupante, no se producen inmediatamente después del contagio o de los primeros síntomas sino luego de varios días, así que algunos enfermos con síntomas leves van a agravar su situación al transcurrir el tiempo. 

Es por ello de primerísima prioridad mejorar el sistema de salud. Ha hecho bien el gobierno establecer, como ha hecho España y otros países, que las clínicas y servicios privados de salud deben ponerse a disposición de la salud pública. Ojalá que eso se haga efectivo y que las empresas y profesionales colaboren a toda su capacidad, como es su responsabilidad ciudadana y legal; como parte de ello las farmacias deben estar bien abastecidas de gel y otros materiales y venderlos a precio justo. Están bien las carpas e instalaciones temporales ampliando capacidad en algunos hospitales y los bonos al personal. Pero muy probablemente dentro de algunas semanas eso no será suficiente. Como dije la semana pasada, urge la contratación de más médicos y personal de salud, nacional o extranjero, residente en el Perú o que pueda traerse de Cuba. Urge comprar medicinas, equipos, insumos y materiales, y buscar la cooperación de China, Cuba u otros países al respecto. Para todo eso, el gobierno debe ser claro en poner a disposición del ministerio de salud bastante más que los 100 millones de soles de presupuesto adicional al sector y conformar un equipo gerencial con las mejores capacidades nacionales en salud pública. Es momento, en la salud en especial, de un gobierno de emergencia nacional.

LA CUARENTENA DEPENDE DE TODOS

Mientras tanto es clave evitar la concentración de casos y para eso la medida drástica de la cuarentena. Todos debemos hacer el máximo esfuerzo por colaborar y tenemos la obligación de respetar las normas, pero es evidente que quienes por quedarse en casa dejan de percibir cualquier ingreso, sobre todo si tienen nulos ahorros y obligaciones por pagar, se verán más tentados a incumplir la cuarentena. Esto lo debiera poder entender con facilidad el Ministerio de Economía y Finanzas: es un asunto de incentivos. Como ha escrito Greg Mankiw, un conocido economista de Harvard y ex –asesor de Bush, “Ayudar a las personas en sus dificultades económicas actuales puede mantener más gente en casa, reduciendo la difusión del virus. En otras palabras, hay razones de eficiencia tanto como de equidad para la seguridad social”. Una llegada amplia a los informales es necesaria no solo por razones de equidad y justicia, de solidaridad humana, sino también para asegurar que la cuarentena funcione.

Vizcarra parecía estar en eso cuando anunció ayuda a 9 millones de personas e insistía en que estaría del lado de la población. Pero luego la ministra de economía dijo que en un tuit que eran 3 millones y salió un decreto diciendo que solo será para los que estén considerados como pobres dentro de una base de datos de gobierno llamada SISFOH (por Sistema de Focalización de Hogares). Este listado es bastante imperfecto y además no considera que muchas familias que el mes pasado lograban juntar los 370 soles per cápita necesarios para no ser considerados pobres (esa es la paupérrima línea de pobreza de la estadística oficial), con la cuarentena ya no los reciben.

La cuestión esencial es que la ayuda económica debe llegar a todos los trabajadores y no solo a un grupo minoritario. Ya en Estados Unidos se preparan a mandar un par de cheques totalizando más de 2 mil dólares a cada ciudadano. La idea de programas sociales excluyentes fue precisamente la que Vizcarra quiso corregir cuando declaró la “universalización de la salud”, porque hasta noviembre pasado para tener el SIS – Seguro Integral de salud había que ser “pobre registrado en el SISFOH”. Si era una mala idea y un mecanismo problemático para el seguro de salud ¿por qué creen que funcionaría para una emergencia que golpea a todos, o casi todos, los peruanos?

Para los trabajadores formales, corresponde que nos sigan pagando nuestro sueldo, completo, con todos los derechos. Haremos el máximo esfuerzo por trabajar a distancia, pero en los casos en los que eso no sea posible, es una situación que escapa a nuestra voluntad y por eso debe estar cubierta por la seguridad social. Tampoco es aceptable que la cuarentena sirva de pretexto para despedir trabajadores. Siendo la mayoría informal, tanto independientes como asalariados de microempresas, el estado debe asegurar una ayuda económica para ellos. Hay dinero guardado del fisco, sobrado, para financiarlo. ¿Cómo hacerlo? Basta tener el listado general de DNIs, sacar de ahí a los asegurados en EsSalud (que son trabajadores formales) y transferir dinero a las cuentas bancarias o ponerlo a disponibilidad en las ventanillas de los bancos para que se pague a la presentación del DNI.

Hay otras áreas de ayuda necesarias. El pago de la luz y el agua es algo que puede subsidiarse sobre todo a las zonas más pobres (ya hay un reciente mapa de pobreza para identificarlas). En el caso del agua, esto es indispensable para lavarse las manos y frenar la trasmisión del virus, pero muchas familias no tienen conexión de agua potable. Por eso se debe subsidiar la entrega de agua por camiones aguateros, lo que puede ser fiscalizado por municipios y organizaciones populares con ayuda de la Policía y las Fuerzas Armadas. Para los que reciben Pensión65 y otras pensiones de jubilación, un pago extra de 200 soles los ayudaría a enfrentar una situación que sabemos en esa edad va a ser particularmente crítica.

LAS EMPRESAS EN LA CUARENTENA

Que la salud pública sea lo prioritario no quiere decir que la producción y la economía no deban interesarnos. No se puede obviar que la cuarentena es un fuerte golpe económico a muchas empresas que no tendrán ningún ingreso estas dos semanas, mientras que las deudas, los alquileres, los servicios que deben continuar, la planilla no cubierta por la seguridad social, igual tienen que pagarlas. Para los grandes conglomerados, monopolios y trasnacionales que tienen muchos activos y patrimonio, no hay problema. Pero ¿y las pequeñas y medianas empresas? Si quiebran eso significaría no solo un alto costo personal y familiar sino también económico y social, la organización y crecimiento empresarial no se logra de la noche a la mañana y tiene un alto valor.

Diversos países, Italia, Francia, China, Corea, ahora Estados Unidos, han tomado fuertes medidas de apoyo, en especial a las pequeñas empresas. Las medidas más comunes son: que el gobierno asume parte o todos los costos de la seguridad social e incluso parte del costo de la planilla, que se prorrogan o exoneran diversos impuestos, y que se habilitan créditos y fondos de financiamiento especiales y abundantes. El gobierno peruano ha iniciado algunas de esas acciones pero aún muy débiles. Son necesarias medidas mucho más fuertes en impuestos que no sólo deben prorrogarse sino exonerarse, y reduciendo las tasas de interés, algo en lo cual el Banco Central de Reserva debería actuar ya!. La Reserva Federal, el BCR estadounidense, ya rebajó 2 veces la tasa de interés, ahora es tan baja como cero, y ha facilitado 700,000´000,000 dólares de financiamiento, mientras acá el BCR todavía nada.

¿CÓMO SALIMOS DE LA CUARENTENA?

Aunque parezca pronto, hay que pensar y discutir qué hacer el 31 de marzo. Si cumplimos bien la cuarentena, es probable que la trasmisión de virus se vea frenada sustancialmente. Pero en ese momento, la gran pregunta será ¿si volvemos a actuar como antes no pueden surgir otra vez nuevos casos, que se van contagiando hasta que nuevamente la ola va creciendo hasta sumar miles? La respuesta de la epidemiología es que, efectivamente, eso sucedería. Sólo cuando una gran parte de la población haya desarrollado la inmunidad, tras haber sufrido la enfermedad o por haber sido vacunada (cuando esta posibilidad exista), el riesgo de contagio se hace mínimo.

Entonces ¿qué hacemos? Poco se ha dicho en el Perú al respecto y casi no hay experiencia internacional a la fecha; el mundo mira a China que enfrenta este reto ahora que la zona de Wuhan-Hubei ha salido de la emergencia. Una opción es un muy fuerte control fronterizo, con un seguimiento total de los casos y sus posibles contactos y asegurar que toda la población cumpla con mucha constancia todas las medidas de prevención (lavado de manos, cubrirse la boca con el antebrazo al toser, permanecer en casa a los primeros síntomas). Con suerte eso podría hacer que no pasemos de la fase 2, con un número bajo de casos importados y pocos casos nacionales de origen conocido. ¿Fronteras cerradas por más tiempo, que se van abriendo sólo a países que han controlado la epidemia y cuarentena a los pasajeros que llegan? ¿Medidas que ayudan al distanciamiento social, como el cierre de algunas actividades, en particular las más masivas?

En los mensajes económicos prevalecientes, incluyendo nuestra ministra, se ha asumido que esta epidemia es exclusivamente temporal. Las proyecciones de crecimiento económica que hay, parten de que más allá de un trimestre no habrá efectos. Creo que es muy temprano para aseverar eso y que, aun sin cuarentena, no es seguro que vayamos a regresar a la normalidad social y económica tan rápido. Por ejemplo, sospecho que el turismo no regresará tan pronto y que habrá más trabajo y educación a distancia. El futuro podría ser más distinto de lo que pensábamos.

Ideas rápidas sobre como llegar a 9 millones de informales con apoyo económico

Unas ideas rápidas sobre cómo llegar a 9 millones de personas

  1. Seamos conscientes que una focalización precisa es falsa e inviable. Si queremos llegar a los 9 millones que necesitan hay que pensar en darles a unos 13 millones. Esta propuesta parte de la idea que lo más importante en este momento es llegar a todos los que necesitan sin escatimar recursos. En esto, le tomo la palabra al presidente Vizcarra.
  2. Una llegada amplia a los informales es necesaria no solo por razones de equidad y justicia, de solidaridad humana, sino también para asegurar que la cuarentena funcione. Si miles de familias no tienen sustento, se verán obligadas a salir a buscarse ingresos como sea. Como dice Greg Mankiw: “Helping people over their current economic difficulties may keep more people at home, reducing the spread of the virus. In other words, there are efficiency as well as equity arguments for social insurance. “
  3. Parto de asumir que a los trabajadores formales no es necesario darles un subsidio porque recibirán su sueldo íntegro. Esto debiera estar muy claro y ser fiscalizado estrictamente por el gobierno; los contratos a plazo fijo debieran extenderse automáticamente por 2 semanas.
  4. Es necesario precisar el público objetivo: ¿queremos dar ayuda a todos los informales o solo a los informales pobres, a las familias donde todos los que la sostienen económicamente son informales o basta que alguno de ellos o la mayoría sea informal, se debiera incluir a los que tienen adultos mayores en situación vulnerable, se incluyen también zonas rurales o ya ahí nos quedamos con “Juntos”? No sabemos de dónde sale la cifra de 9 millones. El criterio de público objetivo debe transparentarse.
  5. El SISFOH – Sistema de focalización de hogares, es un registro parcial, incompleto y desactualizado. No es una base suficiente y tampoco tiene información sobre el tipo de trabajo formal/informal. Puede ser útil, sin embargo, para identificar algunos bolsones de pobreza.
  6. Para zonas rurales, se puede usar “Juntos” como base. Muy fácil se les puede dar los 380 soles extra a cada beneficiario. Son algo más de 700 mil beneficiarias. Este programa si tiene una cobertura amplia de hogares pobres rurales.
  7. Para adultos mayores, usar Pension65. Son algo más de 550 mil; si se hubiera seguido el plan de gobierno de la izquierda del 2016, serían un millón pero lamentablemente la política neoliberal no les ha dado presupuesto para acercarlo a una cobertura universal de los pobres.
  8. En el resto de ciudades y grupos, se podría usar la base de datos del SIS – Seguro Integral de Salud. Los trabajadores formales están en EsSalud, así que están fuera de ese listado. El SIS no ha llegado a ser universal pero su cobertura es bastante amplia. Habría que retirar a los duplicados con Juntos y Pensión65, algo fácil al usar todos como identificación el DNI. Igual con los menores de edad, aunque quizás podría usarse para llegar a las madres de esos niños (aunque casi todas ellas debieran estar en el SIS por su atención pre-natal y del parto).
  9. Finalmente, se puede intentar una lista en “negativo”: partir de todos los DNI a nivel nacional, y retirar todos los asegurados en EsSalud y todos los beneficiarios de Juntos, Pensión65 y SIS. Retirar también todos los que hayan declarado impuesto a la renta del 2018 o 2019 por encima del mínimo no imponible (unos 3,100 soles mensuales x 2 meses).
  10. Operación del pago: Juntos y Pension65 a sus cuentas que ya funcionan. El resto: conectarse con lista de cuentas bancarias con las que operan los bancos, que tienen DNI, y depositarles allí. El resto: a cobrar en oficinas del Banco de la Nación, en fechas separadas según último dígito del DNI.
  11. Ojo: en todo esto, no hay forma de asegurar que a una familia le lleguen los 380 soles a varios miembros distintos. Hasta donde sé, no existe una base de datos de “familias” mínimamente confiable.

El Coronavirus y nuestro derecho al descanso en caso de enfermedad

Hay que añadir que en estos momentos, es clave reducir los contagios aumentando la distancia entre las personas y los posibles enfermos de coronavirus. Eso no puede limitarse solo a los diagnosticados con coronavirus, ya que alrededor de un 30% de los contagios se estima se producen cuando las personas con ese virus aún no tienen síntomas fuertes o de gravedad. Es de interés de todos hacer que los trabajadores a la menor molestia se queden en sus casas, porque eso reduce el contagio, y si la política es que por eso les descontarán dias de vacaciones (que muchos venden y cobran), estamos por el contrario incentivando a que salgan. Eso es absurdo.

Acá les copio lo que el famoso economista de Harvard, Greg Mankiw, ha puesto en blog:

Externalities abound. Helping people over their current economic difficulties may keep more people at home, reducing the spread of the virus. In other words, there are efficiency as well as equity arguments for social insurance.

EL CORONAVIRUS LLEGÓ Y NO ESTAMOS PREPARADOS

Ya hay más de una decena de casos de coronavirus en Perú. No sólo hay casos “importados de personas que vinieron del exterior contagiados de la enfermedad, también hay los que se contagiaron acá, lo que quiere decir que la trasmisión interna ya está en marcha. La estimación es que cada enfermo contagia a otras 2,68 personas.

Es una epidemia mundial que esta última semana ha avanzado fuertemente en Europa y Estados Unidos y ya está presente en más de un centenar de países. En Europa, además de haberse difundido ampliamente en Italia donde ya hay más de 10 mil casos con 6 por ciento de ellos fallecidos, la epidemia ya está esparcida en España, Francia y Alemania y avanza en Estados Unidos donde el número de casos oficialmente identificado subestima gravemente el fenómeno debido a que se han hecho pocas pruebas porque el gobierno de Trump recortó el presupuesto del Center for Disease Control – CDC de Atlanta, el organismo orientado a enfrentar epidemias.

Aclaremos dos cosas. Una: es verdad que todos los años las gripes enferman gravemente de 3 a 5 millones de personas y matan entre 300 y 650 mil, pero el coronavirus es diez a veinte veces más mortal. Dos: es verdad que hay otras enfermedades infecciosas presentes, como el dengue, pero mientras el dengue tiene algunos miles de casos y algunas decenas de muertos, el coronavirus puede ser muchísimo peor. El número de casos fuera de China se está duplicando cada 4 a 5 días, lo que quiere decir que si este ritmo se mantiene en el próximo mes la cantidad de casos se multiplicará de sesenta a setenta veces, en dos meses aproximadamente por 4 mil y en tres meses por 260 mil. Si el avance del coronavirus en el Perú es similar a la tendencia internacional reciente, podemos tener una cantidad enorme de enfermos. Quizás en verano el coronavirus avanza más lento, como sucede con otras gripes pero no sabemos si también con esta. Quizás a medida que pase el tiempo el número de enfermos ya no se multiplique tan rápido. Pero es mejor estar preparados para el peor escenario de contagio.

SALUD PÚBLICA

Una epidemia de este tipo debe ser enfrentada con dos tipos de respuestas. Por un lado, están las medidas en espacios públicos y hábitos personales orientados a reducir el ritmo de contagio; una segunda respuesta la dan los sistemas de salud, hospitales y centros que diagnostican casos y atienden enfermos.

Estos virus se propagan inexorablemente, pero si la multiplicación es muy rápida las familias estamos menos preparadas, los hospitales se ven sobrepasados con facilidad y la mortalidad aumenta. Las medidas que en el mundo se están tomando sobre los espacios públicos con límites a la circulación en grandes regiones de China y en todo Italia, y con la suspensión de las clases escolares y universitarias y prohibición de toda congregación masiva que han aplicado en varios lugares, tienen el objetivo de retrasar los contagios. El mismo sentido tiene el control de los casos, su aislamiento y el someter a todos sus contactos a una prueba de laboratorio para ver si tienen el virus.

¿Se podrá en el Perú lograr esto? China ha sido muy exitosa en frenar el contagio pero Italia claramente no lo ha sido. Hay varias medidas urgentes a tomar al respecto. La mejor es lavarse las manos bien y con frecuencia, así que necesitamos que todos sepan que el lavado debe ser exhaustivo (hay varios videos e infografías al respecto que recomiendo revisen) y que haya agua y bastante jabón en todos los baños en casas, oficinas, hospitales y colegios. Los baños malogrados hay que arreglarlos, y siendo difícil que en este corto tiempo se logre poner agua potable en los 26 mil colegios rurales y 5 mil urbanos que carecen de ella, el gobierno debe al menos dotarlos de suficiente gel limpiador. Para la población en general, se debe asegurar el abastecimiento y frenar el alza de precios de jabones, geles y alcohol. Hay otro grupo de medidas preventivas, como no estar tocándose los ojos, nariz y boca, quedarse en casa si tienes tos y fiebre y mantener distancia mayor a 1 metro de quien tose o estornuda. No crean cualquier tontería que les pasen por redes sociales, lean las recomendaciones oficiales de la OMS para cuidarse a ustedes mismos y a los demás. Es acá donde ahora se juega una batalla crucial que exige un fuerte liderazgo de salud pública.

Además de impedir fiestas, espectáculos y estadios llenos de gente ¿tendrá efecto cerrar los colegios? En muchos hogares los adultos a esa hora están trabajando, y además de eso, hay otras concentraciones de gente que son casi inevitables. El transporte masivo en Lima y otras grandes ciudades es mediante micros, buses y metro atiborrados y apretujados, donde un estornudo puede contagiar a decenas, y no parece haber alternativa de corto plazo a esto.

SISTEMA DE SALUD

La primera barrera de contención es la identificación de casos, su aislamiento y luego aplicar una prueba de laboratorio a los familiares, compañeros de colegio u oficina o amigos con los que haya tenido una cercanía. Insistamos en que es mentira que una clínica privada pueda hacer la prueba para determinar si es coronavirus, la capacidad para hacer ese test sólo la tiene el ministerio de salud y cualquier engaño al respecto debiera ser sancionado.

Aunque la enorme mayoría de casos serán leves, al ritmo de crecimiento actual de la epidemia mundial el Perú podría tener 50 o 70 mil enfermos necesitando hospitalización, requiriendo equipos de ventilación y hasta cuidados intensivos, de contrario  su riesgo de muerte será muy alto. De ser ese el caso, la necesidad va a rebalsar completamente la capacidad de atención de nuestro sistema de salud, que ha estado descuidado, desfinanciado, desorganizado y mal gestionado por décadas. Ojalá el virus no se multiplique tan rápido, el clima nos ayude y las medidas de contención sirvan, pero debemos prepararnos para el peor escenario.

El 28 de julio pasado el presidente Vizcarra anunció la “universalización de la salud” y luego ha sacado un decreto al respecto y nombrado así el año 2020. Pero sin más presupuesto ni medidas efectivas de reforma en el sistema de salud, no ha habido mejoras en la atención que recibe la gente, nuestros hospitales y centros de salud no están mejor equipados y abastecidos y no ha habido una mayor contratación ni mejora en el trato a los profesionales y trabajadores del sector.

La epidemia del coronavirus respalda y ratifica la necesidad de una estrategia de salud universal, que no haga distingos entre asegurados y no asegurados, porque pone la vida de personas en grave riesgo y porque quienes no reciben atención contagian a más personas. Sería absurdo que se le diga a algunas personas enfermas que no pueden hacerse pruebas de laboratorio ni ser atendidas porque se les exige un pago previo al carecer de seguro.

Pero si la epidemia del coronavirus respalda la idea de atención universal, resaltará con más fuerza todavía las debilidades de nuestro sistema de salud. Por ejemplo, las semanas pasadas en redes sociales ha circulado la triste realidad de muchos hospitales públicos donde los baños son un desastre, lo que no sólo es preocupante frente al coronavirus sino que ya facilitaba las infecciones intrahospitalarias, es decir las bacterias que se trasmiten dentro de los hospitales. Si nuestro sistema de salud tiene déficit crónico de medicinas, insumos, equipos y personal capacitado, ante una emergencia de este tipo esos problemas serán mucho más agudos.

Ojalá que las autoridades ya hayan tomado las medidas para el abastecimiento con gel, insumos, medicinas y mascarillas para el personal de salud, que ya vayan presupuestando el pago de millones de horas extras y la contratación de más personal de salud, así como alistando el reconocimiento al mayor riesgo que enfrentarán esos profesionales y trabajadores los próximos meses. Si no lo han hecho, deben hacerlo YA! Bien haría el nuevo congreso en llamar no sólo a la ministra de salud sino también el primer ministro, para que presente las medidas tomadas y responda las preguntas correspondientes.

Una nota final sobre el tema económico que seguiremos analizando las próximas semanas: tengo la clara impresión que la ministra de economía no ha entendido la gravedad de la situación cuando ha dicho que “debido a la fortaleza de nuestra economía y a las medidas de impulso fiscal, consideramos que los impactos van a ser limitados en la economía peruana”. Ya es una epidemia global y la economía mundial está entrando en recesión, señora ministra. Entiendo sus ganas de trasmitir optimismo pero ahora es el momento de preparar planes para un shock externo de grandes proporciones y de ganar confianza diciendo la verdad antes que dar declaraciones irrealistas.

La Economía Peruana en Tiempo de Coronavirus

El coronavirus se esparce incontenible. Las bolsas mundiales cayeron asustadas para recuperarse parcialmente después. Más allá de síntomas financieros, la economía mundial está bien golpeada. Acá un primer análisis de lo que se puede venir para el Perú, conscientes de que aún no tenemos idea de la magnitud que esta epidemia pueda tener.

El Coronavirus: Pandemia de tamaño incierto

El coronavirus llegará al Perú, eso es indudable y no creo que pase de días. Llega cuando la selva peruana está afectada por una epidemia de dengue que ya ha causado 11 mil enfermos y 37 muertos desde que empezó el brote en octubre pasado, noticia que no ha llegado a los titulares porque afecta a los más excluidos.

Sobre el coronavirus hay mucha alarma y muy poco conocimiento real. El rango posible de casos de infectados y muertos es muy amplio, pueden ser de miles o millones de enfermos y decenas o miles de muertos. Pero siempre es bueno prepararse para lo peor y no se puede descartar que el coronavirus nos golpee duro. Aunque el MINSA estima hasta 20 mil casos probables, en México se han analizado tres escenarios distintos, uno con muy pocos casos importados, otro con una trasmisión interna mediana y un escenario catastrófico con 10 millones de infectados, 500 mil casos graves y 12 mil muertes. México tiene una población cuatro veces la nuestra así que una simple división entre 4 nos puede dar una aproximación extrema para el Perú.

A la incertidumbre propia de algo nuevo y con escaso conocimiento científico, se suman dos factores propios de nuestro país. El primero es que este virus se está expandiendo con rapidez en el hemisferio norte donde ahora es invierno y las bajas temperaturas facilitan infecciones respiratorias; los casos en el hemisferio sur son escasísimos y el tiempo corre a favor de mayor conocimiento, medicinas y equipos para enfrentar la endemia.

La segunda es la baja capacidad de respuesta de nuestro sistema de salud: ¿se imaginan ustedes nuestros hospitales con cien mil casos requiriendo asistencia especializada y ventiladores? Llevamos meses con epidemia de dengue y el presupuesto no aumenta. La pandemia nos agarra en el “año de la universalización de la salud” pero con menos presupuesto para el SIS – Seguro Integral de Salud que hace dos años. Es urgente reforzar nuestros sistemas de salud y eso requiere una inyección presupuestal. Si no compramos medicinas e insumos ahora, el desabastecimiento puede ser terrible. Aún sin esa medida indispensable, los déficits de inversión y gestión en salud pública de décadas nos pasarán la factura.

Antes de pasar a discutir la economía, vale recordar que se estima que 2 de cada mil enfermos pueden morir (la llamada “tasa de letalidad”) y que los casos graves afectarán sobre todo a personas mayores de 60 años y con otras dolencias. Que no panda el cúnico. La mejor prevención es lavarse las manos con cierta frecuencia y prolijidad, no malgasten su plata en mascarillas si están sanos.

La economía mundial y el Perú

Me concentro en aquello de lo que conozco más: la economía. A nivel mundial la OCDE estima, suponiendo que la pandemia de coronavirus llega a su pico en China en marzo y en el resto del mundo no se difunde demasiado, que aún así el crecimiento económico mundial será apenas 2,4 por ciento, el número menor en los doce años desde la gran crisis financiera de 2008-2009.

 ¿Cómo nos afecta esto? Como seguimos siendo una economía primario-exportadora, el principal golpe es la caída en los precios de los metales. El cobre ha perdido un 10 por ciento de su valor en lo que va del año y el zinc todavía más. Esto hace que los ingresos del estado se reduzcan y que la inversión privada, minera y no minera, se retraiga. Estas reacciones ya están estudiadas y estimadas en detalle, y no son de sorprender. Que los inversionistas pongan menos plata cuando caen los precios y con ellos la rentabilidad es la respuesta esperada, aunque igual “El Comercio” insiste con el cuento de que la inversión minera se retrasa porque no se ha impuesto Tía María a sangre y fuego.

Otro sector que se verá afectado es el turismo, ya que el temor hace que mucha gente prefiera quedarse en casa y las restricciones al movimiento no ayudan. En países industrializados ha habido efectos negativos por la ruptura de cadenas de suministros, pero no creo que ese impacto se de en el Perú ya que acá no hay mayor producción tecnológicamente avanzada que requiera miles de partes distintas.

En estas condiciones nuestra economía, que el año pasado apenas creció 2 por ciento sin generar nuevos empleos urbanos, enfrenta un fuerte viento en contra. Es tonto pensar que la forma de evitar una parálisis total sea levantando otras velas, es decir abriendo nuevas minas. Hace falta poner a funcionar otros motores a buena marcha, lo que podrían hacer buenos pilotos decididos a capear el temporal echándole más energía a la economía interna, a la construcción, la industria, los servicios, el agro y las pequeñas y medianas empresas innovadoras.

La política económica

La economía peruana necesita, hace ya varios años, un empujón y un giro para retomar el crecimiento y la creación de empleos. Desde el 2015 se crean muy pocos puestos de trabajo. En el contexto de una mayor oferta de trabajo debido a la masiva inmigración venezolana, que PPK y luego Vizcarra permitieron siguiendo el libreto impuesto por Trump, la escasez de empleos lleva a mayor informalidad, ingresos bajos y descontento popular. Según la encuesta del Instituto de Estudios Peruanos de febrero, la proporción de peruanos que cree que el gobierno no hace nada para reactivar la economía subió de 35% en noviembre a 54% en diciembre, porcentaje que “es mayor entre quienes están en desacuerdo con la migración venezolana” y en el Sur del país. Ahora que enfrentamos un shock externo fuerte, más que nunca es necesaria una política económica que contrarreste este viento en contra.

Para reactivar la economía urbana, incentivar el desarrollo industrial y los medianos y pequeños negocios, hay dos instrumentos macroeconómicos. El primero es la política monetaria y de crédito; por ejemplo, ya China redujo sus tasas de interés y el banco central de Estados Unidos – la Reserva Federal – redujo las suyas en medio por ciento, una rebaja fuerte que no se había visto en más de una década. En el Perú lamentablemente hasta la fecha el Banco Central de Reserva mantiene los intereses altos y el crédito restringido, algo que le conviene mucho a Dionisio Romero y el Banco de Crédito. Que sean directores del BCR los fujimoristas destacados José Chlimper y Rafael Rey, y que el primero haya sido quien acarreaba maletines con 250 mil dólares – monto similar al que le entregaba Dionisio Romero a Keiko cada visita –a los dueños de radios en la campaña de Keiko es, no sean malpensados, purita coincidencia. 

La otra política macroeconómica importante es la inversión pública. El año pasado esta fue un fiasco.  A fin de año el gobierno nos quiso hacer creer que en los últimos días había repuntado pero los datos estadísticos muestran que la inversión pública cayó un brutal 7,7 por ciento el cuarto trimestre del 2019 para acumular un retroceso en el año de 2,1 por ciento.  Esta ha sido la principal causa del crecimiento bajo de apenas 1,8 por ciento el cuarto trimestre.

La ministra Alva ha resaltado recientemente que la inversión pública estaría creciendo de manera importante en los dos primeros meses de este año, aunque me temo sea un “efecto rebote” de la pésima ejecución fiscal de finales del 2019.

El asunto crucial es si tendremos un aumento sostenible y fuerte de la inversión pública, con proyectos eficaces y sin corrupción. Hasta ahora el bloque de la derecha, el MEF y la Confiep habían acusado una débil gestión del gobiernos regionales y municipalidades, sin prestar atención a la disponibilidad de fondos que tienen. Reconociendo ahora este problema, la ministra Alva anunció hace poco que estaban entregando con mayor anticipación los fondos de canon, que hasta el año pasado el MEF recién los transfería a mediados de año en un práctico sabotaje a los gobiernos descentralizados. Sería bueno que añada a esto un aumento sustancial del reducido presupuesto en salud, para poder pagar horas extras y entregar bonos a los profesionales que deberán estar en la primera línea frente al coronavirus, y facilitar medicinas disponibles.

Pero hay que mirar un poco más allá. Si ampliamos nuestro análisis a todo el 2020, debemos pasar de 4,4 por ciento del PBI de inversión pública a no menos de 5,5 si queremos tener un crecimiento mayor que el año pasado. El problema que Vizcarra y Alva tienen que enfrentar es cómo cuadrar una mayor inversión pública con ingresos tributarios decrecientes debido a la caída de precios internacionales de los metales y con una meta ajustada de déficit fiscal. Sucede que hay una regla de hierro: gastos igual a ingresos más déficit.

Puesto de otra manera, para aumentar el gasto en salud y la inversión pública, o se captan más impuestos o aumenta el déficit; no hay de otra. El gobierno debe enfrentar con firmeza los severos problemas de evasión, exoneraciones y devoluciones “express” de impuestos (el año pasado estas batieron record llegando a 17,000 millones en total con 4,600 millones a favor de la minería); mientras no haya mayores ingresos al cofre fiscal, mantener este inicial empuje de la inversión pública requerirá flexibilizar la meta de déficit.

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