ALGUNAS OBSERVACIONES SOBRE EL BONO FAMILIAR UNIVERSAL

Finalmente el gobierno decidió recoger la idea, planteada semanas atrás (ver acá http://pedrofrancke.com/2020/03/21/cooperando-y-pensando-en-lo-que-viene/ y acá https://www.youtube.com/watch?v=a2ikHi89oOE), de un bono de amplia cobertura, no focalizado. No reiteraré acá porque la idea de bono restringido era errada (ver acá http://pedrofrancke.com/2020/03/23/los-380-soles-deben-llegar-a-mucho-mas-que-3-millones-de-peruanos/). Solo digamos que, además de diseño, los bonos anteriores han tenido falencias de implementación, que se fue ampliado poco a poco también con limitaciones (caso del bono independiente y el bono rural), y que en el caso de las zonas rurales se aprobó tarde y la base de implementación incluía solo familias de Juntos y Pension65, es decir, con niños y con acianos, mas no a quienes solo son adultos.

Ahora se plantea un bono universal, restando de la población en su conjunto a los que tienen sueldo. Supongo también excluirá a quienes han declarados ingresos independientes medianos y altos, caso de algunos abogados, economistas o médicos, u otros.

Quedan sin embargo algunos temas por discutir sobre el bono universal anunciado. El primero es la lógica familiar; se dice que a las familias con salario fijo no les llegará el bono. El asunto es que conozco una familia de 7 integrantes de los cuales 3 trabajaban informales o independientes y solo una tenía un trabajo, complementado por otro informal. ¿Bastan 760 soles para estas 7 personas? Si el bono es familiar, parece lógico considerar que el bono debiera guardar relación con el tamaño de la familia y de los ingresos que mantienen; aunque sabemos la información es deficiente al respecto, se podría hacer algo mejor que sacar a miles de la lista de beneficiarios aunque sus ingresos sean muy bajos.

El otro tema es ¿de dónde sacar una base de datos de familias, una en la que las personas integrantes estén identificadas con DNI? En el estado peruano la única base que se usa así es la del SISFOH, usado para el primer bono y con tremendas debilidades. La única otra base es la del Censo 2017, bastante mejor aunque las familias podían no dar su DNI al censador y ya los datos son de hace 3 años (pero la información del SISFOH tiene 8 años, mucho peor). Se puede, y espero que así se haga, pero es totalmente nuevo y tiene huecos.

Por estas razones a mí me parece mejor un bono universal ciudadano, no familiar. Las familias con varios adultos recibirían más y no hay complejidades de bases de datos a procesar, basta la lista de DNIs de RENIEC. Pero no es tiempo de pegar el grito en el cielo cada vez que el vaso está medio vacío, hay que darse cuenta de que también está medio lleno.

Aunque en este caso, el problema es que para muchas familias, el vaso todavía está totalmente vacío. Nuevamente, hay que insistir en el objetivo que debe prevalecer: Llegar a todas las personas necesitadas rápido y con suficiente apoyo. El estómago no espera.

Para ello, un tema crítico es lo operativo. Siendo dinero, las necesidades de administración son bastante menores. No sé cuáles han sido las barreras en este caso, pero cabe insistir en esto: el sentido de urgencia debe prevalecer sobre la idea de ajuste fiscal que impone el MEF cuando se trata de las mayorías y los pobres (porque cuando se trata de bancos y grandes empresas, ahí si cualquier idea de focalización se olvida rápidamente).

LLEGÓ EL MOMENTO TEMIDO: ENFRENTARLO CON CUARENTENA, BONO UNIVERSAL Y SALUD REFORZADA

La cuarentena ha logrado que el crecimiento de la enfermedad y mortalidad por COVID-19 se hayan ralentizado pero no se hayan aplanado. Ha llegado el momento temido en el cual nuestro sistema de salud, raquítico luego de tres décadas de ahogamiento presupuestal, resulta desbordado por las necesidades de atención. Durante varias semanas enfrentaremos terribles escenas de enfermos clamando por UCIs y ventiladores y muertos acumulándose.

Repasemos por un momento las responsabilidades de esta situación: un gasto público en salud que apenas supera el 2 por ciento del PBI, colero de la región. Pudo ser distinto. Cuando vino el boom de precios de los metales, países como Ecuador y Bolivia capturaron rentas, aumentaron el gasto y mejoraron su salud pública, Perú lo hizo mucho menos y ahora nuestro sistema de salud no tiene aguante.

Los defensores del modelo neoliberal dicen que gracias a esa política ahora el fisco tiene fondos para responder a esta crisis, aunque al mismo tiempo niegan la entrega de un bono universal que alcance a todos los que lo necesitan. Por mi parte, si tuviera que escoger entre gasto y ahorro fiscal, preferiría que tuviéramos los hospitales, equipos y médicos. Pero había una tercera, mejor opción, el estilo Evo Morales: aumentar la recaudación tributaria gravando las sobreganancias mineras (y en el Perú quitando las exoneraciones que gozan los monopolios y conglomerados financieros) para darle salud y educación a las mayorías. Pudimos tener ahorro fiscal con más salud, cobrando impuestos como se debe. 

EMERGENCIA SIGUE

Regresando al presente, lo principal sigue siendo como reducir al máximo los muertos causados por la epidemia. China logró controlar totalmente el SARS-CoV-2 pasando a otra etapa, mientras varios países en Europa relajan muy restrictiva y limitadamente la cuarentena porque ya el número de casos y muertos va en descenso, pero esa no es la situación en el Perú. Si no ponemos por delante las necesidades de salud pública lo que estaremos provocando es una mayor mortalidad, ya que cada caso grave adicional es uno más que no podrá ser atendido como se necesita. Ya no hay más ventiladores, punto. Y la consecuencia de no tener esa ayuda es la muerte.

El problema se ha agravado porque se ha entregado el bono a una población muy restringida, dejando fuera a millones. Usaron un mecanismo de focalización que se sabía estaba lleno de deficiencias, las que no eran ni son subsanables en el corto plazo. Es como nuestro sistema de salud: así como no tenemos suficientes camas hospitalarias, médicos y ventiladores, tampoco tenemos un sistema de información que nos permita saber con precisión cuales son los pobres y mucho menos uno que pueda recoger el dramático cambio en las condiciones económicas con la crisis. En esas condiciones la política del gobierno es como si, cuando el barco está que hace agua, escudriñáramos a cada pasajero a ver quién podría comprarse su propio chaleco salvavidas antes de darle uno. Pero como en el Titanic, esa política solo se aplica a los de abajo; cuando se trata de bancos y grandes empresas el gobierno suelta 30,000 millones sin pestañear.

Así se profundiza la desigualdad y la exclusión, agravando las heridas que tienen partida a nuestra nación. El virus del SARS-CoV-2 no ataca a todos por igual; golpea más fuerte a quienes no tienen agua potable en sus casas para lavarse las manos y a quienes viven hacinados toda la familia en un pequeño cuarto. ¿No debiéramos asegurarnos que nadie queda sin sustento, antes que financiar a los dueños de bancos y grandes empresas?

Esta desigual mezquindad ha dejado millones sin sostén económico y con hambre. La consecuencia es que cientos de miles salen a las calles desesperadamente a tratar de vender cualquier cosita o, sin más opciones, optan por caminar cientos de kilómetros hasta sus pueblos de origen donde podrán tener algo que llevarse a la boca. La debilidad del estado, la desconfianza en lo público, la falta de empatía con el prójimo y la informalidad son los elementos institucionales y culturales que explican los agujeros de la cuarentena, pero la extrema necesidad económica es un factor igual o más importante. Mantener esa política de torpe focalización ahora es completamente absurdo, los “caminantes” muestran que hay un desborde social que exige respuestas. Me preguntaron cómo se podría trasladar a los 25 mil que quieren regresar a Cajamarca sin multiplicar la epidemia; lo que necesitamos es que la gran mayoría de ellos acepte quedarse dándoles un sostenimiento económico garantizado, es decir, el bono universal. No veo otra salida ¿o alguien cree que se puede cuarentenar por dos semanas a 25 mil en Cajamarca? ¿o acaso no importaría que el virus se esparza en todas sus provincias y distritos como pradera en llamas?

REACTIVACIÓN, EMPLEO Y TRANSPORTE

La Confiep y las grandes empresas presionan ahora porque se les levante la cuarentena. Porque seamos claros: cuando desde El Comercio y el MEF se habla de terminar la cuarentena, no están pensando en esa enorme cantidad de peruanos que vivía de la venta ambulante, el restaurantito apretado, el mototaxista, la tiendita en una galería, la peluquería del barrio. Tampoco están centrados en como producir mascarillas, equipos de protección personal y ventiladores que necesitamos tiempo record. Están hablando de las minas, la pesca industrial y las grandes empresas. En ellos piensan, y mientras calculan cuánta plata se mueve ahí, no nos dicen que la cantidad de gente que podría emplearse ahí sería ínfima en relación a la gente que se ha quedado sin trabajo y sin ingresos.  Esa política no resolverá el problema de la enorme pobreza, necesidad y angustia en muchos hogares, y por eso aunque se aplique seguirá siendo muy urgente la necesidad de un bono de amplia llegada, de vocación universalista.

Algunas industrias podrían retomar actividades para producir bienes muy necesarios, siempre que se asegure que se cumplan estrictos protocolos sanitarios. La agricultura, en particular, debe ser promovida, porque seguiremos necesitando alimentarnos. Pero tenemos un empresariado acostumbrado a despreciar los temas de salud y seguridad en el trabajo, como se vio en el caso de las personas muertas electrocutadas en Mc Donalds, con un sistema de fiscalización laboral casi inexistente y hoy fuera de funcionamiento. Las poderosos minas, donde las ganancias se cuentan por miles de millones, han tenido varios casos de contagio. Fui a un supermercado de un gran conglomerado empresarial especializado en “retail” y no había control del aforo ni desinfección de las manos de quienes ingresan ni se pide a los clientes que no anden tocando los productos que no van a llevar. ¿Qué podemos pensar entonces?  En estas circunstancias, con un alto riesgo social, lo razonable es ser desconfiados.

Por otro lado, antes de permitir la circulación masiva necesitamos tener los sistemas de transporte listos para que no se generen aglomeraciones que son focos de contagio masivo, lo que requiere que circulen el doble de unidades llevando cada una a menos gente de manera que se mantenga la distancia física necesaria.

UNA CUARENTENA SUFICIENTEMENTE BUENA

La cuestión central ahora, sin embargo, es que seguimos necesitando la cuarentena, pero tiene que ser una cuarentena que sostenga económicamente a la gente y que atienda las perforaciones que tiene; sólo así la cuarentena será humana y eficaz.

Sobre el sostenimiento económico, he insistido bastante, desde semanas atrás, sobre la necesidad de un bono de amplio alcance, “universal”, y de cómo sí es viable. Es urgente, ya no puede esperar más. Es indispensable, no hay salida que defienda la vida sin ese bono. Es posible financiera y operativamente. No quedan excusas para no hacerlo.

Dedicaré ahora unas líneas a hablar del otro tema crítico: los mercados, donde hemos visto varias veces demasiada gente y poca distancia física. Las familias tenemos que abastecernos para poder comer y vivir, pero la aglomeración de la gente en los mercados favorece la propagación del coronavirus. El problema no es de comportamientos individuales, sino de ordenamiento social. Pongo acá unas medidas posibles al respecto: 1. La matemática simple dice que si todos debemos salir a comprar, mientras más días y más horas estén abiertos los mercados, menos gente estará allí en un momento determinado; en consecuencia hay que permitirlos en domingo y ampliar sus horarios. 2. Para que vaya menos gente a los mercados hay que ampliar las entregas de productos a domicilio, con un protocolo sanitario que incluya lavado reiterado de manos, entregas minimizando el contacto y pago por internet siempre que se pueda. 3. Promover un app de celular que nos diga en tiempo real cuanta aglomeración hay en cada zona y nos recomiende a que sitios podemos ir sin mayor riesgo. 4. Finalmente, en todos los mercados hay que tener reglas de “aforo” o cantidad de gente que puede entrar, y aplicarlas teniendo solo 1 o 2 puntos de ingreso controlados.

No sé si serán buenas todas estas propuestas, pero estoy seguro que el objetivo en el que hay que concentrarse es en seguir martillando el coronavirus y asegurando la subsistencia. No sólo es una cuestión de vidas humanas; no hay reactivación económica posible con la enfermedad y la muerte campeando. Primero lo primero.

Afrontar la Emergencia apuntando a un Nuevo Rumbo con Mayor Equidad

Nos vamos para el mes y medio de cuarentena y quién sabe si más. Los médicos, enfermeras y trabajadores de salud hacen un esfuerzo heroico por atender a pacientes altamente contagiosos, desde un sistema de salud en crisis al haber sufrido un acogotamiento presupuestal por décadas.  Añade a la dificultad que el gobierno de los Estados Unidos, quienes antes nos vendían el discurso de la globalización como el remedio infalible para todos nuestros males, ahora violan las más elementales reglas del comercio internacional y secuestran cargamentos enteros de mascarillas y ventiladores. Encima siguen presentándose como los defensores de los derechos humanos ¡qué tal cuajo! Porque seamos claros: la consecuencia directa de los abusos de Trump será que miles de centro y sudamericanos, careciendo de equipos de protección y asistencia, enfermarán y morirán. Es duro pero es así. Agárrense que se viene un tsunami de enfermos graves y mortandad. Lávense las manos, usen mascarillas, salgan poco. Cuídense que la más fea está por llegar.

ECONOMIA DEL DÍA A DÍA

A pesar de la ominosa presencia de la muerte entre nosotros, el conseguir los alimentos para el día tras día domina nuestras preocupaciones cotidianas. La economía que la sostiene preocupa profundamente a muchísimos peruanos, a la enorme mayoría sin ninguna duda. Según una última encuesta, en el sector D constituido por los más pobres, el 53 por ciento ya no tiene ningún ingreso y otro 25 por ciento ha perdido casi todos sus ingresos; menos de una cuarta parte tiene algún respaldo. En el sector C, que en algún momento pudimos considerar que estaba saliendo de la pobreza, más de dos terceras partes ha perdido todos o casi todos sus ingresos, y hasta la clase media, que ya sabemos aquí no goza la comodidad de Europa, Chile o Argentina, más de la mitad está en esa situación.

La política de “focalizar” los 380 soles para que solo llegue a los pobres ha dejado fuera a millones de necesitados. No es sorpresa: el sistema SISFOH en el que se basa el padrón de beneficiarios es muy imperfecto y la información que lo alimenta es muy antigua, sirviendo de poco cuando esta crisis empobrece agudamente a millones. Además, los pequeños productores agrarios y los pobladores rurales siguen sin recibir ninguna ayuda del gobierno. La mayoría de esas familias completaban la olla con trabajos eventuales que ya desaparecieron, y en muchas localidades los camiones ya no llegan a recoger los productos o pagan mucho menos. Como eran ya pobres extremos antes de la crisis, para ellos perder un poco de ingresos es pasar a estar bajo la línea de flotación. Pero el gobierno los ignora a pesar de que ellos nos alimentan: 70 por ciento de nuestra comida la producen ellos.

Frente a esta situación, como escribí 3 semanas atrás, “la ayuda económica debe llegar a todos los trabajadores y no solo a un grupo minoritario”. ¿Porqué? Una llegada amplia a los informales es necesaria no solo por razones de solidaridad humana, sino también para asegurar que la cuarentena funcione: hay que evitar que la necesidad extrema los empuje a la calle ¿Se puede hacer? Sí, es fácil hacer un listado de ciudadanos que no reciben salario y darles el bono como se ha hecho con una minoría. Desde luego, apoyar a todos estos peruanos excluidos de la ayuda oficial se necesita presupuesto. Hay fondos para eso, ahora se los demuestro.

LA DESIGUAL POLÍTICA ECONÓMICA

Se ha aprobado ya la entrega de 30 mil millones de soles a los bancos, principalmente a los más grandes, para que ellos a su vez den crédito a las empresas. Pero esos préstamos van sobre todo a las más grandes empresas y a las trasnacionales. La propaganda dice que es para las pymes, pero del total que presta la banca privada apenas 1,4% va a microempresas y 6% a pequeñas empresas; a las corporaciones y grandes empresas les presta 7 veces más. El negocio para la banca privada es redondo: es plata prestada a tasa de 0,25 por ciento, casi cero, por la que ya se preparan a cobrar 8 o 10 por ciento, y son préstamos casi sin riesgo porque si alguien no les paga entre el 80% y el 98%, es decir casi todo el faltante, se los devuelve el MEF, así de regalo nomás, sin pedir nada a cambio, absolutamente nada. 

Incluso el BCR de Julio Velarde ha insistido en que la garantía se eleve al 100% bajo el cuento de que sólo así la banca prestará rápido al no correr absolutamente ningún riesgo. Frente a esta propuesta, que dicen ha sido aceptada por el MEF, la pregunta que se cae de madura es: si vamos a regalar dinero a la gente prestando sin garantía real, ¿no sería mucho mejor que lo haga directamente el estado con un bono ciudadano que llegue a todos? ¿cuál es la ventaja de que tengamos como intermediarios a bancos angurrientos y que el dinero sea para grandes empresarios en vez de para la gente?

Hasta el momento, todos los presupuestos adicionales para la salud pública, los bonos de 380 soles y el reparto de alimentos de los municipios, no suman ni la décima parte de los 30,000 millones que recibirá la banca. Así que mientras el MEF retacea y amarretea los fondos para las grandes necesidades sociales e insiste en la “estricta focalización” para “no malgastar recursos”, cuando se trata de la banca y las grandes empresas ese discurso rápidamente se olvida y abre la billetera fiscal en grande.  

Y hablando del apoyo que recibirán las grandes empresas ¿debiera el estado dar dinero a trasnacionales con fuertes espaldas financieras o entregar fondos a empresas domiciliadas en paraísos fiscales como Luxemburgo o Bermudas, y hacerlo sin condiciones? ¿no importa que despidan gente, que violen derechos laborales, que hagan tretas para eludir impuestos, que mantengan monopolios abusivos?

La verdad da cólera que luego de que el gobierno regalara la gigantesca suma de 30 mil millones de soles a los bancos y grandes empresas, la Confiep exija que le permitan despedir personal y el gobierno se los otorgue usando la figura de la “licencia sin goce”: sigues en mi planilla pero no te pago, sigues enganchado a la empresa mientras no ganas nada. Abuso total.

Debemos reconocer que esta es una emergencia y hay que salvar a las empresas. Pero salvar “el tejido empresarial” no implica regalar millones a los accionistas y dueños de las grandes empresas. Si el estado les da decenas de millones de soles de crédito barato que por décadas negó a las pymes, al agro y a los emprendedores, y además subsidia a las empresas con el 35% de su planilla, ¿no debiera pedirse una retribución económica, aunque esa venga después de la crisis? Hay además una distinción clave que hacer: una cosa son las empresas y otra son los millonarios dueños de varias de ellas. ¿Tenemos los peruanos que regalar dinero a Interbank cuando su dueño Carlos Rodríguez Pastor es billonario y tiene el monopolio de las boticas que ahora hacen más negocio que nunca? ¿No es este un tiempo para la solidaridad por parte de quienes han hecho enormes fortunas en el Perú en años anteriores, lo que podría hacerse mediante un impuesto a las riquezas?

Por cierto, este no es un asunto de capacidad personal de la ministra de economía, es una cuestión de orientación de política económica. Hay que decidir que es prioritario: ¿la gente o los grandes bancos y AFPs? ¿la salud pública o las ganancias empresariales? Recordemos que no estamos en tiempos normales, hoy lo que está en juego son VIDAS HUMANAS. O para ponerlo de otra manera: una política económica que niega recursos a la gente que lo necesita con urgencia mientras regala miles de millones a los ricos de siempre es, literalmente, la muerte. En lenguaje de salud pública, cuando el coronavirus SARS-CoV-2 se combina con el virus del neoliberalismo, se configura una co-morbilidad de alta letalidad. La política económica es la primera saboteadora del esfuerzo de salud pública contra el coronavirus, que hoy tiene liderazgos destacados.

OPORTUNIDADES DE CAMBIO

La crisis actual nos da dos oportunidades para cambiar las cosas. La primera es que la salud pública no puede volver a ser la cenicienta olvidada con apenas 2 por ciento del PBI de presupuesto, rotando ministros sin liderazgo cada seis meses, con empresas insalubres generando “casos McDonalds” diariamente, monopolios cobrando precios abusivos por las medicinas y sin política industrial en el sector. A quitar exoneraciones, terminar con la elusión en paraísos fiscales, cobrar deudas tributarias y poner un impuesto a las grandes fortunas, para así financiar un sistema de salud que merezca llamarse como tal.

La segunda es que la desigualdad tiene que ser enfrentada y ahora que las grandes empresas están obligadas a recurrir al apoyo del estado es el mejor momento para establecer nuevas reglas tributarias, de distribución de ingresos, de responsabilidad social, de transparencia y de gestión empresarial más democrática y abierta. Es el momento porque las grandes empresas nacionales, que siempre han tenido el poder económico de su lado, hoy necesitan apoyo del estado. Deben tenerlo, pero no sin cambios profundos.

El mundo capitalista enfrentó la crisis financiera de 2008/2009 entregando trillones a los bancos. Hicieron pocas reformas de fondo al sistema financiero y la desigualdad siguió creciendo con enormes costos sociales y políticos. Saquemos la lección y enfrentemos la emergencia defendiendo la vida y la economía de los peruanos, de tal manera que a la salida de esta situación tomemos u nuevo rumbo hacia mayor equidad y desarrollo social.

30,000 MILLONES ¿PARA QUIENES Y BAJO QUÉ CONDICIONES?

El gobierno ha aprobado el programa Reactiva Perú de apoyo financiero masivo, y aunque aún falta el reglamento respectivo, ya sabemos que  las empresas podrán sacar hasta 1 mes de ventas o 3 meses de contribuciones a Essalud (es decir un 27% de la panilla mensual), es para bancos excluyendo a las cooperativas de ahorro y crédito, y el fisco garantizaría un porcentaje que va de 98% para créditos hasta 30 mil soles, 95% hasta 300 mil soles, 90% hasta 5 millones y 80% para créditos de 5 a 10 millones (el tope). Resaltemos que esta gran cantidad de dinero, 30,000 millones de soles, va a ir a muy bajas tasas de interés (ahora mismo el BCR da dinero a los bancos a 1,25% anual), y que los bancos luego lo prestarán con muy poco riesgo.

Un programa de apoyo financiero es necesario por el golpe feroz que la cuarentena y la crisis internacional ha dado al sistema económico peruano. Cabe preguntarse, sin embargo, las razones por las cuales si se destina 30,000 millones a este fin todavía no se dispone un sol para apoyar a las zonas rurales y a los agricultores y por qué se persiste en dar menos de la décima parte de ese monto para una ayuda “focalizada” a la gente en Lima y las ciudades, monto tan reducido que deja a muchos necesitados fuera y no colabora en mantener a la gente dentro de sus casas. ¿Por qué se destina tan poco para la gente más necesitada?

Hay algunas características de Reactiva Perú que deben ponerse bajo la lupa. La primera es que hay acá un gigantesco subsidio a los bancos. Dispondrán de 30 mil millones que pueden prestar sin riesgo a tasas mucho mayores que ese 1,25% que pagarán, en especial debido a que hasta donde se sabe no hay condiciones respecto a la tasa de interés que pueden cobrar. Si los dueños de esos bancos durante muchos años se han llevado enormes ganancias con una rentabilidad de más de 20% anual ¿por qué debemos regalarles tanto dinero? Seguramente hay que apoyar que haya dinero fluyendo a las empresas que lo necesitan, pero el grupo Credicorp – Banco de Crédito, escudado en las Bahamas para eludir impuestos, con ganancias millonarias los años pasados, protegido por exoneraciones tributarias sostenidas por los maletines de 3,65 millones de dólares entregados a Keiko Fujimori ¿no debería asumir al menos parte del riesgo y compartir las ganancias obtenidas con dinero público? ¿Carlos Rodríguez Pastor que tiene más de 7 mil millones de soles acumulados y es dueño del grupo Interbank debe seguir acumulando ganancias con plata del estado?

Por otro lado, anunciando este programa, el presidente Vizcarra ha resaltado que llegaría a cientos de miles de micro y pequeñas empresas. Pero resulta que la banca privada, del total que presta, apenas destina 1,4% a microempresas y 6% a pequeñas empresas, que sumadas no son ni la sexta parte de lo que presta a corporaciones y grandes empresas.[1]. El MEF aprobó poco antes un programa de préstamos a empresas micro, pequeñas y medianas, ojo incluyendo medianas, de 300 millones, una centésima parte de este programa de 30,000 millones, y es obvio que un 1% no cambiará el que la enorme mayoría de los fondos públicos de Reactiva Perú van a ir a las grandes empresas y no a los pequeños y microempresarios, que son la enorme mayoría y los que más necesitan ayuda en esta situación.

Es necesario un programa de apoyo financiero hoy en el Perú, pero ese programa:

  1. Debe priorizar efectivamente a las micro, pequeñas y medianas empresas, fijando montos específicamente para ellas, priorizando en el programa a cajas municipales y rurales que prestan muchos mayores porcentajes a este sector, e incluir a cooperativas de ahorro y crédito bien manejadas.
  2. Debe establecer condiciones para las grandes corporaciones que se beneficiarán de estos créditos baratos, estableciendo que no podrán despedir trabajadores, cumplirán estrictamente las regulaciones de salud pública y laborales y que ya no usarán paraísos fiscales para eludir impuestos. Las mismas condiciones se deben aplicar a otros mecanismos de apoyo como los anunciados de beneficios tributarios y pago del 35% de las planillas por parte del estado.
  3. Debe establecer mecanismos para que el dinero canalizado a los bancos no sirva para que estos cobren tasas elevadas y acumulen altas ganancias en un contexto de crisis. Estos créditos deben tener sus tasas de interés reguladas y permitir una mayor participación estatal en la gestión financiera para asegurar un uso orientado al bien público.
  4. Debe destinar arte de esos fondos a promover la constitución de una banca pública e desarrollo, que hoy se ha mostrado más necesaria que nunca, canalizando recursos hacia el Banco de la Nación y el Agrobanco.

[1] Fuente: cuadro 3, J. León: “Inclusión financiera de las micro, pequeñas y medianas empresas en el Perú Experiencia de la Banca de Desarrollo”, Cepal 2017. Puede consultarse en  https://www.cepal.org/sites/default/files/document/files/inclusion_financiera_de_las_micro_pequenas_y_medianas_empresas_en_el_peru_watermark_0.pdf)

¿Cómo enfrentar el problema de los mercados?

Este sábado circularon fotos con varios mercados de Lima se clase alta y clase baja, atiborrados de gente. En las redes sociales abundaban críticas a quienes allí estaban. Pero ¿qué quieren? Las familias tienen que abastecerse para poder comer, y para eso tenemos que ir a hacer el mercado (en nuestro caso hice comprar el viernes sin tana gente y las bodeguitas del barrio son de gran ayuda).

La aglomeración de la gente en los mercados es un problema serio que favorece la propagación del coronavirus, quizás uno de los mayores riesgos en el momento actual. Pero el problema o es de comportamientos individuales principalmente, sino de ordenamiento social. Propongo cinco políticas a respecto, para ir pensando hacia la siguiente semana:

  1. Parte de la aglomeración de ayer fue el cierre de circulación de los domingos: antes teníamos dos días del fin de semana para comprar, ahora solo uno, así que más gente sale el sábado. La lógica dice que si todos debemos salir a comprar, mientras más días y más horas estén abiertos, menos gente estará allí en un momento determinado. Hay que revertir la decisión de no circulación los domingos y ampliar los horarios en los mercados y supermercados.
  2. Hay que habilitar la opción de “delivery” o entregas a domicilio, con un protocolo sanitario simple que incluya uso de mascarillas, lavado reiterado de manos y entregas minimizando el contacto; si se paga por internet puede evitarse completamente el contacto con entregas en la puerta. La circulación en bicicleta y moto tiende a lograr un buen distanciamiento social y no eleva el tráfico, al mismo tiempo que generamos algo de empleo.
  3. Rápidamente puede desarrollarse un app para que nos diga cuanta aglomeración hay en cada zona y nos recomiende a que sitios podemos ir sin mayor riesgo. Esto se puede hacer fácilmente ya que las empresas de telefonía saben dónde estamos de acuerdo a la ubicación de nuestro celular y la enorme mayoría en Lima y otras grandes ciudades tenemos celular y lo portamos regularmente la salir, que es la forma como varias de las apps de tráfico operan.
  4. Hay que promover las compras grupales con los vecinos. Teniendo cuidado con el distanciamiento social y comunicados por wasap u otros medios, podemos hacer que en vez de que 4 o 5 personas vayamos al mercado, vaya solo una, turnando los días.
  5. Finalmente, en todos los mercados hay que tener reglas de “aforo” o cantidad de gente que puede entrar; en los mercados callejeros eso implica tener policías en cada esquina y solo 1 o 2 puntos de ingres controlados.

Buena parte de la lucha contra el coronavirus tiene que ser de experimentación y aprendizaje social. Creo que no funcionó lo de cerrar los domingos, pero eso no quiere decir que haya sido malo probarlo: no había forma de saber bien los resultados sociales de la norma. Probar, corregir, ajustar, intentar nuevas formas, es la única manera. Si pensamos, dialogamos, concertamos y repensamos los nuevos pasos sociales, será mejor. Empecemos. Sí se puede.

La conmovedora Belleza de Luis Eduardo Aute


Esta canción siempre me conmovió, tiene una interpelación profunda y ..bella, muy bella. Hoy la recuerdo en especial, con el triste fallecimiento de Luis Eduardo Aute, en este nuevo momento de cambio de la historia mundial y que será también personal. Su letra sigue teniendo una fuerza tremenda. Cada quien que se chante el guante que le calce mejor y se mire en el espejo que le corresponda.

LA BELLEZA
Enemigo de la guerra

Y su reverso, la medalla,

No propuse otra batall

aQue librar al corazón

De ponerse cuerpo a tierra

Bajo el peso de una historia

Que iba a alzar hasta la gloria

El poder de la razón.

Y ahora que ya no hay trincheras

El combate es la escalera

Y el que trepe a lo más alto

Pondrá a salvo su cabeza

Aunque se hunda en el asfalto

La belleza.

Míralos como reptiles,

Al acecho de la presa,

Negociando en cada mesa

Maquillajes de ocasión;

Siguen todos los railes

Que conduzcan a la cumbre

Locos, porque nos deslumbre

Su parásita ambición.

Antes iban de profetas

Y ahora el éxito es su meta;

Mercaderes, traficantes,

Más que nausea dan tristeza,

No rozaron ni un instante

La belleza.

Y me hablaron de futuros

Fraternales, solidarios,

Donde todo lo falsario

Acabaría en el pilón.

Y ahora que se cae el muro

Ya no somos tan iguales

Tanto tienes, tanto vales

¡viva la revolución!

Reivindico el espejismo

De intentar ser uno mismo,

Ese viaje hacia la nada

Que consiste en la certeza

De encontrar en tu mirada

La belleza.

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