Nuevos Rumbos en la Economía: ¿Por Dónde?

Durante la campaña electoral, nos enfrentamos a una intensa campaña de “terruqueo económico” de parte del grupo de los medios concentrados que se parcializó completa y abiertamente con Keiko Fujimori. Llegaron a poner titulares mentirosos como uno que decía que el profesor Castillo confiscaría los ahorros de los trabajadores en las AFPs, a pesar de que eso ya había sido explícita y claramente desmentido. Similares falsedades repitieron con acusaciones de chavismo, comunismo, expropiaciones, estatizaciones y un largo etcétera; y aunque hubiéramos pensado que terminada la elección eso se calmaría, algunos medios y periodistas han seguido con el mismo mensaje: el bando keikista no quiere reconocer el resultado de la elección.

Por eso, pasada la votación, desde el equipo económico que acompañamos al profesor Castillo, nos pareció importante hacer un pronunciamiento, que por su importancia cito en extenso a continuación:

“En un eventual gobierno del profesor Pedro Castillo Terrones, candidato presidencial de Perú Libre, respetaremos la autonomía del Banco Central de Reserva, que ha realizado una buena labor manteniendo la inflación baja durante más de dos décadas.

Reiteramos que no hemos considerado en nuestro plan económico estatizaciones, expropiaciones, confiscaciones de ahorros, controles de cambios, controles de precios o prohibición de importaciones. La economía popular con mercados que preconizamos promueve el crecimiento de las empresas y negocios, en particular la agricultura y las pymes, con el fin de generar más empleos y mejores oportunidades económicas para todos los peruanos.

Mantendremos un diálogo abierto y amplio con los diversos sectores de empresarios y emprendedores honestos, cuyo rol en la industrialización y desarrollo productivo es fundamental.

Garantizar el derecho a la salud y la educación para todos requiere mejorar la calidad y aumentar el gasto social, lo que debe fundamentarse en reformas tributarias a la minería para elevar la recaudación en el marco de una política de sostenibilidad fiscal, con reducción paulatina del déficit público y respetando todos los compromisos de pago de la deuda pública peruana.”

Es en esa misma línea que, cuando ya los resultados de la ONPE indicaban claramente un triunfo electoral, el profesor Castillo dirigiéndose a sus simpatizantes explicó que “Acabo de tener conversaciones con el empresariado nacional que está mostrando el respaldo al pueblo. Haremos un Gobierno respetuoso de la democracia, de la Constitución actual. Haremos un Gobierno con estabilidad financiera y económica”.

CAMBIO Y CONTINUIDAD

Las frases anteriores reflejan bien las líneas maestras de la propuesta económica, enfatizando la aclaración de ataques y falsos rumores, porque era necesario aplacar temores infundados.

Cambios fundamentales son, en primer lugar, una economía cuyo centro son las economías populares, familiares, y por eso la generación de empleo es un objetivo central. Junto a ello, sabemos que la gran mayoría de los peruanos no gana su sustento económico de empleos formales sino de micro y pequeñas empresas, agrícolas y urbanas, que han sufrido por siglos un alto grado de exclusión de las políticas públicas. En el campo, caminos rurales y carreteras regionales malas o inexistentes, crédito que no llega, servicios públicos con baja cobertura, conexiones a internet difíciles.  En la ciudad, crédito escaso y caro, preferencia por facilitar importaciones, aunque hagan competencia desleal, dificultades a la formalización.

Cambiar esta situación es un reto grande. Significa una gran reorientación de la política económica. Pero también requiere entender que no se trata de estatizar ni expropiar, y tampoco de quitar o afectar los ahorros que esas familias han logrado juntar con enorme esfuerzo. Al revés, si hay algo que debemos reconocer y proponer es el trabajo denodado, el gran sacrificio, que hacen la enorme mayoría de peruanos para subsistir, darles educación a sus hijos y tratar de progresar económicamente, principalmente a través de sus propios negocios. Como ha dicho un colega de estas páginas, Castillo ha dicho durante toda la campaña electoral “no más pobres en un país rico”; no ha dicho, como nos quiere hacer creer la ultra derecha fujimorista, “no más ricos en un país pobre”.

También significa reconocer la gran importancia de los mercados, que permiten recoger las preferencias de los consumidores y, donde hay una buena competencia, promueven la eficiencia e innovación de los productores. La realidad de muchos sectores en los cuales más bien predomina el monopolio u oligopolio, o donde a los consumidores les es muy difícil contar con toda la información para tomar las mejores decisiones, nos lleva a considerar la necesidad de una buena regulación en defensa de la competencia y los consumidores, área en la cual hay mucho por mejorar.

A su vez, un buen funcionamiento de los mercados requiere de estabilidad monetaria; que la inflación esté controlada y el dólar estable. El Perú ha tenido una inflación muy baja por más de dos décadas y eso es algo que hay que cuidar, asunto que como sabemos es responsabilidad del Banco Central de Reserva, entidad con autonomía por mandato constitucional. El BCR además ayudó mucho el año pasado facilitando el crédito a las empresas, con un programa que ha sido el más amplio de la región, política en la cual el reto principal es ampliar la inclusión financiera para lograr que a los agricultores y microempresarios también les lleguen los servicios financieros.

Finalmente, está la política fiscal, que como escribía la semana pasada, requiere diferenciar el corto del largo plazo. Hay que mantener la sostenibilidad fiscal, algo que tiene muy sólidas bases en el Perú, pero que debe pasar de un gasto social y una presión tributaria bajísimas, a un equilibrio de mayor nivel. Esa es la importancia central de hacer que nuestras riquezas mineras sirvan para llenar las arcas fiscales y sostener una fuerte mejora en el presupuesto y la calidad de la educación y la salud. En el corto plazo, la situación de la pandemia y el desempleo nos obliga a priorizar la vacunación, la salud, la alimentación familiar e infantil y la generación de empleos como medidas de urgencia.

PROYECCIONES

Hay buenas perspectivas en el corto plazo, y no lo digo sólo yo. Veamos los resultados de la encuesta de proyecciones macroeconómicas que el Banco Central de Reserva publicó recientemente. El consenso de analistas económicos, empresas financieras y empresas no financieras es que la inflación se mantendrá en este año, el 2022 y el 2023 debajo del 2,5 por ciento. Respecto del dólar, los bancos creen que estará a fin de año en 3,50 mientras que analistas y empresas lo ubican en 3,70, en otras palabras, todos piensan que el dólar va a bajar bastante del nivel especulativo al que subió. Finalmente, Las expectativas de los empresarios sobre la economía a 3 meses aumentó de 40 puntos en abril a 45 puntos en mayo y el de la economía a 12 meses lo hizo de 52 a 55 puntos entre ambos periodos.

En el terreno económico, hay un fundamento fuerte de esta mirada positiva del futuro de la economía peruana. En términos de su evolución de corto plazo, las condiciones internacionales son lo que más determina el crecimiento económico, y con el precio del cobre a 4 dólares 70 la libra y el oro, el zinc y la harina de pescado al alza, nuestros precios de exportación han aumentado en promedio en 36 por ciento respecto a abril del año pasado, una cifra pocas veces vista. El crecimiento de China y el fuerte programa de impulso fiscal de Joe Biden, auguran que esos precios seguirán altos por varios años.  Por otro lado, la FED, la Reserva Federal que el BCR gringo, ha indicado que mantendrá la tasa de interés en sus niveles cercanos a cero, lo que promueve que los capitales lleguen hacia mercados emergentes como el nuestro y fortalece la cotización de los metales base.

Clave será la vacunación y el control de la pandemia. Estos meses son de buenas noticias en ambos frentes; la vacunación va avanzando y el número de contagios y de fallecidos se ha reducido bastante y tiene clara tendencia a la baja, tendencia que para mantenerse requiere que sigamos cuidándonos. Hay que acelerar todo lo posible el ritmo de vacunaciones y seguir fortaleciendo la atención primaria de la salud; teniendo en mente además que, como hemos aprendido a un alto costo, no se puede descartar que haya nuevas las en el futuro. Hay que ponernos siempre del lado de la prevención.

Estamos enfrentando una pandemia y hemos vivido unas elecciones donde el pueblo se ha expresado. Toca poner el hombro y empezar ya la reactivación económica. Mientras el fujimorismo se dedica a patalear y a vulnerar la democracia, hay un país que espera responsabilidad y acciones concretas para revertir la crisis

El inicio de un nuevo gobierno debe permitirnos desplegar sin reservas la enorme energía popular. Despejemos miedos y desconfianzas sin fundamento, construyamos un futuro con optimismo porque, a pesar de las dificultades, tenemos la oportunidad de barrer a la corrupción y de empezar a cerrar las brechas tender puentes sobre los abismos que nos separan como peruanos.

Termino pidiendo a mis lectores que me disculpen, deberé ausentarme un tiempo de estas páginas. Eso sí, prometo volver.

El Enorme Déficit de la sra. Fujimori

Keiko Fujimori salió en el último debate, que era el momento final de propuestas, a ofrecer plata como cancha. Al mismo tiempo, ha planteado rebajar impuestos. Una aritmética de primaria indica que con más gastos y menos ingresos te vas directo al déficit, y el rojo en este caso es grandazo. Luis Carranza, su nuevo vocero económico, dice que eso aumentaría la deuda pública al 40 por ciento del PBI, creciendo en más de 100 mil millones de soles. Con el ramillete de promesas demagógicas de Keiko, el desequilibrio fiscal sería permanente y la deuda insostenible.  Revisemos el tema.

CORTO Y LARGO PLAZO

Empecemos indicando que una distinción crucial en la política fiscal es la diferencia entre el corto y el largo plazo. En lo inmediato, ante la emergencia sanitaria y los más de 2 millones de empleos perdidos, es necesaria una política fiscal expansiva, apretar el acelerador a la inversión pública, meterle presupuesto a la salud y ayudar a las familias y empresas a sobrevivir y salir adelante. Medidas de expansión fiscal hoy se toman en todos los países desarrollados y en toda Latinoamérica, y son necesarias para la reactivación económica. Deben ir acompañados además de programas de crédito, para que mayor acceso a préstamos y menores tasas de interés para las pymes y el agro ayuden en la reactivación económica.

Incluso en el corto plazo, hay que pensar bien cuáles son las medidas fiscales que tienen más impacto: no se trata de gastar por gastar. En una crisis como la actual, un tema crítico a considerar en una política de corto plazo es la rapidez con la que puede ayudarse a levantar la demanda. Para el Perú, como para otros países, se ha determinado en estudios econométricos hechos por el BCR, el FMI y otros investigadores, que rebajas de impuestos desatinadas como las propuestas en el plan de Fujimori sirven de poco, mientras que la inversión pública es lo que tiene un multiplicador mayor y hace que el crecimiento económico realmente se acelere. Programas de infraestructura vial, como las propuestas por Pedro Castillo, tienen la virtud de que, además de la creación inmediata de empleos con salarios que se gastan en los mercados y reactivan las ventas de las pymes, permiten reducir los costos logísticos y lograr una mayor integración de los mercaos y de la sociedad. Los alimentos ya no se pudrirían en las chacras.

El problema más serio es la demagogia de ofertas desmedidas que tienen impactos permanentes, como es el caso de las ofertas de la señora Fujimori, sin que haya ninguna propuesta seria de cómo se lograría el equilibrio fiscal en el mediano y largo plazo.  Nuestro país necesita mejorar y aumentar el gasto en salud pública y en educación por la emergencia y también a mediano plazo, de lo contrario no podremos asegurar esos derechos para todos y todas, con atención de la calidad necesaria para lograr un avance fuerte en las capacidades humanas. Hay que anotar además que este esfuerzo, orientado a mayor justicia social, derechos básicos y capital humano, debe ir junto con una reforma educativa y una reforma de la salud, como ha propuesto mi tocayo Pedro Castillo. Lo fundamental no es multiplicar iniciativas y proyectos aislados y dispersos como propone la señora Fujimori, sino tener estos pilares fundamentales del desarrollo social, la educación, la salud y la protección social, bien sostenidos en sistemas sólidos con suficiente presupuesto que permita su eficiencia.

JUSTICIA FISCAL

En el Perú, tema fundamental es la necesaria reforma tributaria para que la recaudación suba del 14 por ciento del PBI que tiene ahora y acercarlo al promedio latinoamericano de 23 por ciento y de la OCDE de 34 por ciento. Esa es la forma para mejorar el presupuesto para la salud y la educación, porque no se trata de desvestir un santo para desvestir a otro. Hay que anotar además que los mayores ingresos tributarios hoy en el Perú provienen de impuestos como el IGV o los impuestos a la planilla, que recaen finalmente sobre la mayoría de la población, los trabajadores y las clases medias, mientras que hay muy poca presión efectiva sobre las grandes empresas y fortunas, que es donde debe poner énfasis cualquier propuesta de reforma.

¿Qué dijo la señora Fujimori sobre este tema en el debate? Muy poco; apenas que proponía ampliar “la base tributaria”; en otras palabras, perseguir a los pequeños y microempresarios. Más allá de lo negativo de tratar de exprimir más a quienes hoy apenas sobreviven, lo real es que esa misma idea ha tenido la política económica neoliberal de los últimos treinta años, sin éxito alguno. ¿Cuándo el señor Luis Carranza fue ministro de economía de Alan García hasta en dos oportunidades durante tres años completos, acaso no dijo lo mismo y no logró nada? ¿Y cuando el anterior vocero económico de Keiko, el señor Jorge Baca Campodónico, quien debe 2 millones al estado peruano por reparaciones civiles mandatadas en sus dos sentencias por corrupción, era jefe de la SUNAT, avanzó algo al respecto? No, claro que no, lo que sí sabemos hizo fue tapar la corrupción de Vladimiro Montesinos justificando sus ingresos millonarios y creando el llamado “RUC sensible” para cuidarle las espaldas a ese corrupto.

La propuesta de Pedro Castillo es que la SUNAT se concentre en cobrar los miles de millones de impuestos que deben las grandes empresas, que se corte la evasión y elusión de las trasnacionales. Otra medida clave es que, ahora que el cobre ha trepado hasta 4,70 la libra, elevadísimo precio nunca antes visto y que casi quintuplica sus costos, se establezca un impuesto a las sobreganancias mineras. Es decir, buscar una mayor justicia fiscal, y de esa manera asegurar la sostenibilidad de las cuentas fiscales.

Keiko Fujimori nunca tendría una propuesta como esta. Roque Benavides, dueño de Yanacocha y de la Cía de Minas Buenaventura, el grupo Volcán que tiene la mina de Cerro de Pasco, el grupo Brescia propietario de MINSUR y la trasnacional Southern Peru que quiere sacar Tía María a sangre y fuego y ha generado fuerte contaminación alrededor de Ilo, apoyaron a Keiko con 200 mil dólares, más de 700 mil soles, cada uno: ¿qué les va a poner más impuestos o establecer condiciones más justas hacia nuestra nación? Dionisio Romero, quien le entregó 3 millones 650 mil dólares en sus manos a Keiko Fujimori según ha declarado él mismo, tiene su empresa Credicorp en Bermudas y su empresa Atlantic Security Bank en Islas Caimán, dos paraísos fiscales cuya única función es ocultar información y eludir impuestos. Todo este dinero, de mineras y grandes bancos y AFPs, fue ocultado por Keiko Fujimori y su banda, quien nunca lo declaró ni a la ONPE ni a la SUNAT. Keiko no va a morder la mano que le ha permitido hacerse de millones sin trabajar.

Ese enorme vacío en sus propuestas tributarias significa que las propuestas de Keiko generarían un enorme déficit en el tesoro público que, insisto, no sería sólo temporal sino permanente. Promete plata como cancha en decenas de regalos y dádivas para diversos grupos, incluyendo fuertes rebajas de impuestos en beneficio de determinados sectores en los que tiene allegados, y nada real para mejorar la recaudación. Con más gastos y menos ingresos, el déficit fiscal sería imparable; una tremenda irresponsabilidad, razón por la cual su vocero Carranza salió a decir que los bonos anunciados en la campaña y sustentados en el debate por Keiko no eran bonos si no créditos. Aún con esa rectificación, según Carranza mismo sus planes endeudarían al país hasta por el 40 por ciento del PBI, es decir, en 100 mil millones de soles adicionales, deuda sobre la cual por supuesto tendríamos que pagar los intereses correspondientes.

La realidad es peor, ya que los cálculos hechos por el señor Carranza minimizan las cifras reales, con unas matemáticas que hacen agua por todos lados. Encima, al día siguiente de que Carranza dijera que no eran bonos sino créditos, Keiko lo desmintió, reafirmó que sí son bonos y sostuvo que endeudaría al país. Salta a la vista la falta de consistencia de la propuesta económica de Keiko y la total falta de sustento de cifras de endeudamiento que ya nadie sabe si responden a las propuestas de la Fujimori o a las de Carranza.

¿SERÁ VERDAD?

Añadamos que Luis Carranza, su vocero económico, antes decía que no debía crearse Pension 65 porque tendría un impacto inflacionario. Ahora dice que multiplicarla por ocho no tiene ningún problema. Es obvio que acá hay, al menos, una gran mentira.

En realidad, el conjunto de propuestas de Keiko son un ramillete de grandes mentiras. Todas las cifras de regalos lanzadas al aire por Keiko Fujimori en el debate serán incumplidas en caso ella llegue al gobierno. Es el modus operandi fujimorista: repartir tapers y ahora más directamente billete a mano a quienes vayan a sus mítines o den espacio para sus banners, hacer discursos ofreciendo un enorme cerro de regalos pero, de llegar al gobierno, haría clientelismo repartiendo algunas migajas mientras deja de lado sus promesas anteriores. El enorme déficit contenido en las propuestas de Fujimori se develaría, rápidamente, como un gran engaño. La verdadera política de la señora Fujimori es defender cerradamente los intereses y grandes ganancias de las mineras, bancos, AFPs, agroexportadoras, casinos y demás negocios, cuyos dueños le han entregado millones de dólares en maletines llenos de billetes.

El Comunismo del 2021

Grandes carteles en Lima hacen campaña contra Pedro Castillo bajo el lema de “No al Comunismo”. Que se mantenga muy oculta la información sobre quienes ponen la millonada de plata que cuesta esa propaganda, que dado su clarísimo objetivo electoral linda con la ilegalidad y el delito, es revelador. Pero esos lemas muestran también una enorme ignorancia sobre lo que significa hoy el comunismo, cuyo centro de referencia mundial es de manera indiscutible China.

CHINA

En octubre de 1949 el Partido Comunista Chino tomó el poder central en ese país, el más habitado del planeta. En ese momento, China salía de más de diez años de guerra contra la invasión japonesa: había sufrido 50 millones de muertos, 95 millones de desplazados y era uno de los diez países más pobres del planeta, las hambrunas eran recurrentes y los campesinos arrancaban la corteza de los árboles para poder subsistir. La esperanza de vida en China en 1950 era de 44 años, menor que la del Perú; hoy supera los 77 años.​ La tasa de alfabetización en China entonces era de apenas 15 %, hoy es 96%. El PIB per cápita de China era la mitad del Perú, hoy está 50 por ciento por encima. La pobreza en China, según datos del Banco Mundial, es hoy menor al 1 por ciento; en Perú supera el 30 por ciento.

En el Perú, empresas chinas estatales, de un gobierno bajo la dirección del Partido Comunista Chino, extraen nuestro cobre en Toromocho y Las Bambas, nuestro hierro en Marcona, nuestro gas en la selva centro-sur y nuestra biomasa de peces. En muchos casos, igual que otras trasnacionales aprovechan el modelo neoliberal impuesto por Fujimori para pagar pocos impuestos, contaminar y contratar trabajadores sin derechos. Eso es lo que nos hace daño, pero está claro que esos paneles millonarios contra el comunismo no buscan trabajadores con derechos o protección del medio ambiente, porque si así fuera debieran reclamárselo también a las trasnacionales americanas y europeas y a los grandes billonarios peruanos que han dado cientos de miles de dólares a Keiko Fujimori, y esos bolsillos no se pueden tocar.

Bajo el gobierno del Partido Comunista, China ha tenido un progreso económico enorme. Hoy, resalta su potencia industrial y tecnológica, que vemos en las calles y hogares de Lima: autos, motos, computadoras y celulares, pero también –con marcas muchas veces de otros países – televisores, electrodomésticos, ropa, calzado, objetos de casa y un largo etcétera. Ya llegaron a Marte y al lado oscuro de la Luna, y están disputando la punta de la revolución tecnológica de las redes 5G y de la inteligencia artificial. Superando los 1,300 millones de habitantes – más que todo el continente americano, incluyendo a toda Latinoamérica, los Estados Unidos y Canadá – y con decenas de metrópolis densamente pobladas, han logrado contener la pandemia. Un millón de vacunas chinas fueron las primeras en aplicarse en Perú y perdimos 8 millones más por la anticientífica, demagógica y criminal oposición del fujimorismo en boca del Dr. Ernesto Bustamante.

EL CRECIMIENTO Y EL ESTADO CHINO

¿Y cómo lo hicieron? Una parte se debe a la política económica. El crecimiento económico de china en el periodo maoísta fue más bien lento y con serios reveses durante políticas claves como “el gran saldo adelante” y la “revolución cultural”. El despegue económico de china se da a partir de la década de 1980, cuando empieza la nueva política promovida por Deng Ziao Ping de apertura de mercados de manera parcial, primero en zonas rurales y luego en zonas especiales de exportación, pero manteniendo una fuerte dosis de planificación central.  Luego de cuatro décadas, el despegue de empresas privadas es impresionante pero con una fuerte vinculación y regulación por el gobierno, por ejemplo el sistema bancario y financiero es casi cien por ciento estatal así como la industria de los metales, energía y recursos básicos. Está lejos de ser una economía neoliberal pero tampoco es una de control estatal absoluto.

El asunto más polémico es el del estado. Se trata de un régimen bastante autoritario, con fuerte control sobre la población, imponiéndose en coyunturas claves con represión sangrienta como frente a las protestas en la plaza Tien An Men 22 años atrás. El estado chino es bastante descentralizado, con gobiernos regionales fuertes con bastante autonomía. Hay que recordar además que es un país enorme, en población (el doble que toda Europa) y en tamaño y diversidad cultural y étnica, cuya unificación por clanes manchúes durante la dinastía Qing se derrumbó a lo largo del siglo XIX. En esas condiciones, han construido un estado nacional con una enorme capacidad técnico-económica: al inicio de la pandemia construyeron hospitales enteros en apenas una semana y movieron enormes recursos sanitarios – miles de médicos, enfermeras y equipos – a las zonas más golpeadas. Luego, en base a cuarentenas bien sostenidas frenaron totalmente la pandemia; hoy prácticamente no circula el virus del Covid en China pero en aras de abrir su país están inmunizando, con vacunas inventadas, desarrolladas y producidas por ellos, a siete millones de personas diariamente, el mayor número del mundo.

Con estos resultados, el gobierno comunista chino ¿es admirable o criticable? Ambas cosas. Los derechos humanos y la democracia son principios que debemos defender a capa y espada. Por otro lado, como ellos mismos dicen, se trata de una propuesta “con características chinas”. El gigante asiático es tan grande y tiene tanta historia y cultura propia que debemos admitir que lo conocemos poco y debiéramos ser cautos antes de emitir juicios simplones.    

En nuestra patria, estamos marcados por el hecho de que Sendero Luminoso se autonombrara “Partido Comunista”, se reivindicara “maoísta” y usara mucha simbología similar a la prevaleciente en la china de los años sesenta. Pero no por eso este grupo terrorista peruano es cercano al comunismo chino; recordemos que Sendero mató perros y los colgó de los postes de Lima con el letrero de “muerte a Deng Ziao Ping”. Luego de eso, alucinaron que Abimael era “el faro de la revolución mundial”, criticando acremente lo que pasaba en China. En resumen, no hay similitud ni cercanía alguna entre el terrorismo de Sendero Luminoso y el comunismo chino de hoy; si así lo fuera ¿cómo podríamos estar permitiendo que grandes empresas chinas exploten nuestros recursos naturales?

¿QUÉ ES EL COMUNISMO HOY?

Poco después de ingresar a la Universidad, cuando tenía 16 años, me deslumbró una definición del comunismo, descrito como el sistema social organizado bajo la norma “de cada quién según sus posibilidades, a cada quien según sus necesidades”.  Es la idea de “una gran hermandad humana” de alcance internacional. Aunque para Marx el comunismo era algo que devenía de un pensamiento materialista, en realidad sus visiones del comunismo eran totalmente idealistas. Ese idealismo en una sociedad de hermanos es algo que todavía ilumina mi esperanza. Pero los años me han llevado a reconocer que la realidad y la historia caminan por rumbos bastante separados de esos ideales.

Pero la realidad del comunismo es otra. No sólo es China; partidos comunistas gobiernan también Vietnam, Cuba y el estado de Kerala en la India, un estado que tiene más habitantes que el Perú y en el cual un frente de izquierda dominado por dos partidos comunistas (a falta de uno) ha ganado elecciones varias veces, alternado el poder con otro partido de centro-izquierda y acaba de ser reelecto. Bajo el rótulo de comunista se asocian economías y regímenes políticos muy diferentes. Corresponde tener evaluaciones críticas y entender sus virtudes y defectos en los contextos históricos reales. Un análisis concreto de la realidad concreta, en suma. Tengamos en claro, sí, que ni el comunismo es una fuerza monolítica que busca dominar el mundo ni esos gobiernos son modelos a imitar.

¿Es el comunismo una gran amenaza? Pamplinas. Cientos de miles de peruanos reciben servicio telefónico de Bitel, filial de la empresa vietnamita Viettel Telecom, dirigida nada menos que por el ministerio de defensa de Vietnam, es decir, por los militares que son núcleo del poder comunista en ese país ¿acaso a alguien le dan miedo?

Lo que hay es una gran campaña de terruqueo sin ninguna base en la realidad. Es parte de la estrategia de Keiko Fujimori, quién oculta que la primera presencia fuerte de un estado comunista en el Perú vino de la mano de Alberto Fujimori, cuando vendió la mina de hierro de Marcona a precio de regalo a la empresa estatal china Shougang.

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