Responsabilidad Fiscal y Salida de la Crisis

Vivimos una emergencia. Debemos hacer todos los esfuerzos para salvar vidas y recuperar la economía, y si para eso necesitamos usar los ahorros fiscales acumulados, hay que hacerlo. Como una familia que tiene a uno de los suyos necesitando oxígeno, este es el momento de romper el ´chanchito´ porque la vida está en juego, y eso también vale no solo para salvar empresas y empleos. Pasada la emergencia, cuando ya hayamos recuperado los 3 millones de empleos perdidos y promovido el mercado interno para que las microempresas levanten sus ventas, podremos rellenar nuestros ´chanchito´ de ahorros fiscales.

Esa es la propuesta de Verónika Mendoza y Juntos por el Perú: usar parte de los 70 mil millones de soles que tiene el tesoro público depositado en bancos en nuestro país, para oxígeno, medicinas, médicos, enfermeras y vacunas, para alimentar y sostener a las familias necesitadas e inyectar dinero al mercado para que las microempresas vendan más. Igual que un trabajador enfermo, en riesgo de muerte, sólo si la salud de nuestra economía se recupera se podrá levantar ingresos y equilibrar el presupuesto.

El tema fiscal, por cierto, no se agota ahí, porque nuestro país tiene un problema desde antes: nuestro estado es demasiado pobre, y por eso la salud pública, educación, seguridad y carreteras son muy malas. El estado peruano gasta en salud 3,5% del PBI cuando la meta acordada en la Organización Panamericana de la Salud hace más de una década es 6%, en educación gastamos 4% cuando necesitamos que sea al menos 6%, y hay más de un millón de adultos mayores sin pensión alguna.  A la base de eso está nuestra baja capacidad de obtener recursos: el estado peruano cobra impuestos por apenas 14% del PBI; en Argentina y Uruguay es 29%, en Bolivia 25%, en Chile y Ecuador 21%, el promedio de América Latina es 23% y de los países de la OCDE, el club capitalista desarrollado, es de 34%: estamos recontra atrasados en esa materia. No hay ningún país desarrollado, ni medianamente avanzado, con tan baja inversión pública en salud, educación y seguridad social, ninguno, revisen las cifras de Estados Unidos, Inglaterra, Alemania, Francia, Japón, Corea del Sur. Para atender ese déficit social es necesario tener ingresos fiscales¸ ya sabemos que de ninguna manera se puede recurrir a que el BCR ponga la plata, para asegurar lo cual éste debe seguir siendo autónomo. Por eso la propuesta es combatir la evasión y elusión que le saca la vuelta al estado con más de la mitad del impuesto a la renta y el IGV, revisar exoneraciones tributarias a casinos, mineras y otros grandes negocios, y poner un impuesto a grandes fortunas mayores a 100 millones de dólares.

Claro que estas medidas no le gustan a gente como López-Aliaga, que ha amasado una fortuna cobrando precios abusivos en su monopolio ferroviario a Machu Picchu, debe 28 millones a la SUNAT y tiene sus empresas basadas en paraísos fiscales para poder negar la información de sus ganancias. Pero aunque no le convengan, deben hacerse.

LAS DOS HISTORIAS DEL AHORRO FISCAL

Hay al menos 3 fuentes peruanas que informan de abundantes ahorros fiscales: las estadísticas regulares del BCR que en el cuadro 8 de la llamada “Nota Semanal” indican 70 mil millones de soles del fisco depositados en bancos peruanos; el “Reporte de Inflación” del BCR de diciembre 2020 que indica en su cuadro 30 que los depósitos públicos son 12,6% del PBI lo que equivale a cerca de 90 mil millones de soles; y el marco macroeconómico multianual del MEF que informa que esos ahorros alcanzan 105 mil millones, cifra mayor porque no incluye sólo lo depositado en bancos sino también en otras instituciones privadas.

Se puede, por eso, desde el estado hacer una respuesta rápida y fuerte ante esta emergencia. Para los desconfiados, acá les copio lo que dice el Fondo Monetario Internacional – FMI en su evaluación de la economía peruana del mes pasado: “la posición fiscal sigue siendo sólida… según indicadores convencionales, Perú tiene espacio para proporcionar un mayor apoyo fiscal.” Detalla el FMI que  “el aumento de los riesgos sanitarios y la menor actividad económica exigen políticas macroeconómicas de apoyo. Al hacer uso del amplio espacio fiscal disponible, la política fiscal debería responder a la nueva emergencia sanitaria y continuar respaldando los ingresos de los hogares para reducir la pobreza y protegerse de los riesgos a la baja del crecimiento”. Más adelante el FMI precisa que: “se necesita ayuda adicional para los hogares a fin de aliviar el impacto de la pandemia en la mayoría de los grupos vulnerable. Según las estimaciones preliminares del Banco Mundial, la pobreza aumentó significativamente en 2020. Una tercera ronda del Bono Universal ayudaría a reducir la pobreza a los niveles anteriores a la pandemia. Más aún, el gobierno debe preparar medidas de contingencia ante una materialización de los posibles riesgos a la baja. Estas medidas incluyen una mayor aceleración en la ejecución de las inversiones públicas que contribuyeron en gran medida a la recuperación dela actividad económica en el segundo semestre de 2020”.  La coincidencia del FMI, el principal organismo multilateral en temas financieros, muy distante de cualquier postura izquierdista, con las propuestas que ha planteado Vero Mendoza de otorgar más bonos universales y un aumento de la inversión pública de 15 mil millones de soles son nítidas. Es que es cuestión de una respuesta sensata de política macroeconómica ante una emergencia y depresión enormes, nada más.

FISIÓCRATAS Y LEY DEL EMBUDO

¿Por qué entonces tanto ataque contra las propuestas de una política fiscal que alivie la emergencia de las familias y levante el mercado para sostener la creación de empleos? La primera razón es ideológica: nuestra derecha, e incluso el centro, se han comprado la ida de la austeridad fiscal permanente. Esa era la postura tradicional del FMI, pero se han dado cuenta que esta situación de emergencia no puede tener la misma respuesta que en tiempos normales. Pero nuestros economistas neoliberales siguen “esclavos de un economista muerto” hace más de dos siglos, en frase genial de John Maynard Keynes.

La otra razón es la ley del embudo: se exige a la izquierda demostrar minuciosamente los costos y financiamiento de su propuesta, como lo hemos hecho, pero se calla totalmente sobre el resto. Forsythe promete agua y desagüe para todos, pero no dice de donde saldrían los 71,500 millones que eso cuesta. Al mismo tiempo tiene un programa de ajuste fiscal, como si pudiera volver cuadrado a un círculo y sin percatarse que en esta emergencia y con tanta falta de demanda eso es un absurdo en términos macroeconómicos, como dice hasta el FMI.

Lescano, por su parte, en su plan de gobierno es otro que ofrece la cuadratura del círculo: habla de “una política expansiva …con la ejecución de los proyectos de inversión pública… para alcanzar 5 millones de puestos de trabajo” (toda una obra de ciencia ficción) pero afirma que “ya no tenemos ahorros nacionales” página 14 de su plan), lo que como hemos visto ha sido tajantemente desmentido por el FMI. Además, plantea reducir la deuda de 38% a 26% del PBI, es decir destinar 85 mil millones de soles a pagar la deuda externa. O sea, gastar mucho, sin que haya ahorros y reduciendo la deuda, ¿cómo lograr todo eso cuando además no propone ninguna política frente a las exoneraciones tributarias especiales o los paraísos fiscales y negándose a la posibilidad de un impuesto a las grandes fortunas? Es imposible. No cuadra.

A la fecha, sólo Verónika Mendoza ha detallado las cifras precisas para atender la emergencia: 15 mil millones de soles en bonos y ayuda alimentaria a ollas comunes en los primeros dos meses para levantar el mercado, 200 mil empleos temporales en los primeros tres meses al costo de 2 mil millones y acelerar la inversión pública al ritmo de un adicional de 15 mil millones anuales. Eso, junto a un programa masivo de crédito a muy bajas tasas de interés (1% a 2%) de 30 mil millones y dos años de gracia para todos los préstamos de Reactiva, harán la diferencia. Hay ahorros fiscales y capacidades para hacerlo.

Los Negociazos de López-Aliaga

Rafael López-Aliaga ha amasado una gran fortuna gracias a que es co-propietario de PeruRail, la empresa que explota el tren a MachuPicchu gracias a una privatización hecha por Fujimori. Como conoce cualquiera que haya ido a visitar nuestra maravilla turística, el ferrocarril es la única forma de llegar y los precios que cobran son exorbitantes.

Veamos algunas comparaciones de precios. De Ollantaytambo a MachuPicchu cuesta mínimo 460 soles por apenas 32 kilómetros (64 si sumamos ida y vuelta). De Lima a Ica hay 300 kilómetros, cinco veces más, y el pasaje cuesta 50 soles. Ir de Cusco a Machu Picchu en el tren monopolizado por  Lopez-Aliaga sale más caro que ir de Cusco a Lima por avión recorriendo 584 kilómetros. La empresa de López-Aliaga cobra por kilómetro cincuenta veces más que un bus interprovincial y veinte veces más que un avión.

Si comparamos con otros trenes, un viaje de Madrid a Sevilla en recorrido ida y vuelta que suma unos mil kilómetros, 15 veces la distancia a Machu Picchu, cuesta menos de la tercera parte que lo cobra PeruRail de López-Aliaga. Este señor cobra cincuenta veces más por kilómetro en el Perú donde los salarios promedio son la sétima parte que los de España. En la región, para ir de Buenos Aires a Tigre, un atractivo turístico cercano a la capital argentina que queda a 28 kilómetros, se paga menos de 3 soles ida y vuelta, menos de la centésima parte por kilómetro que lo que cobra López-Aliaga. Por donde se le mire, el tren de López-Aliaga a Machu Picchu cobra carísimo, recontra abusivo.

¿Por qué es tan caro el tren a Machu Picchu? Porque tiene la vía bajo su control exclusivo y muchísimos turistas, nacionales y extranjeros, están dispuestos a pagar buen dinero para conocer nuestra maravilla del mundo, que realmente lo vale. Perú Rail puede cobrar sumas tan altas no por tener un servicio muy bueno, sino porque el destino es extraordinario: López-Aliaga se llena los bolsillos usufructuando un patrimonio nacional que pertenece a todos los peruanos.

¿Por qué no hay competencia? Porque Fujimori privatizó este ferrocarril como un monopolio: le vendió a la empresa de López-Aliaga no sólo las locomotoras y vagones, sino la misma vía férrea, el camino, los rieles y estaciones. Si se tratara de una empresa de autobuses Lima-Ica tendría que enfrentar la competencia de otras empresas, pero en este caso es como si Fujimori hubiera vendido la línea de autobuses junto a la carretera misma y nadie puede pasar por la carretera sin su permiso. Aunque la norma dice que la empresa de López-Aliaga debe alquilar el pase por la vía a otras empresas, mediante maniobras, presiones políticas, operaciones mediáticas y juicios agresivos contra cualquiera que lo cuestionara, López-Aliaga ha conseguido mantener frenada la competencia y sostener el altísimo precio por el pasaje que cobra a la fecha, 25 años después de la privatización.

Por ejemplo, en el 2004 una empresa quiso alquilar el permiso de usar la vía férrea. La empresa de López-Aliaga se lo negó. Luego de eso Indecopi hizo una investigación que terminó multando a la empresa ferrocarrilera de López-Aliaga por impedir la competencia. Pero nada cambió. Tres años después el gobierno dio el Decreto Supremo 031- MTC facilitando que otras empresas operen en esa ruta, pero López-Aliaga logró que un juez impidiera su aplicación, favoreciéndolo. Años después el Tribunal Constitucional anuló este fallo judicial, pero para entonces ya había mantenido su monopolio muchos años y asustado a quienes querían entrar a competir. Además, tras el fallo del tribunal en su contra, López-Aliaga convenció a cuatro congresistas de su partido, entonces llamado Solidaridad nacional (sí, el de Luis Castañeda) a que presentaran un proyecto de ley anulando el DS 031-MTC. La cabeza de esa movida fue Fabiola Morales, ahora nuevamente candidata en la lista de López-Aliaga: favor con favor se paga.

Por cierto, el contrato de privatización que le dio Fujimori no contempla un programa de inversiones para mejorar la infraestructura ferroviaria sustentadas en el incremento de la demanda y la necesidad de minimizar impactos ambientales. Es renta monopólica pura. Gracias a eso, sólo han invertido 77 millones de dólares y ya sacaron 280 millones de ganancia.

¿Hasta cuándo tendrá López-Alaga este monopolio? La concesión otorgada por el estado está actualmente vigente hasta el 2034, pero dentro de dos años el estado debe decidir si le da una prórroga. Ya lo consiguió antes, en el 2003, durante el gobierno del corrupto Toledo, año en el que fue primer ministro Luis Solari, un médico de la misma línea ultra-conservadora de López-Aliaga, candidato congresal en su lista el año pasado y que ahora éste ha presentado como su futuro ministro de salud. Si López-Aliaga lograra elegir algunos congresistas ¿creen ustedes que favorecerían la competencia y rebaja de precios o que presionarían por darle más años de monopolio abusivo a su jefe político?

UN MISTERIO

Hay más: López-Aliaga tiene grandes inversiones financieras en el exterior que ha ocultado reiteradamente al estado peruano y lo ha vuelto a hacer en esta campaña electoral. No nos hubiéramos enterado de nada de esto si no fuera por el escándalo llamado de los Panama Papers, retratado en la película “La lavandería” con Meryl Streep. Trata de como en Panamá se hacen empresas “secretas”, cuyos accionistas no se revelan nunca y cuyo fin es evadir impuestos y ocultar dinero negro producto de la corrupción. Pero hubo una filtración de 2,500 MB de información de unos abogados panameños dedicados a registrar estas empresas de fachada llamada Mossack Fonseca. ¿Adivinen quien tenía empresas ahí?

De acuerdo a la fiscalía anticorrupción, “(López Aliaga) habría usado sociedades o empresas off-shore de fachada en paraísos fiscales para canalizar activos de procedencia sospechosa”. Se sabe ahora, por los Panama Papers, que es dueño de la empresa Acres Investments que tiene activos por 179 millones, y que ha creado empresas en otro paraíso fiscal, las Islas Vírgenes Británicas. López-Aliaga ocultó estas empresas en su declaración jurada ante el Jurado Nacional de Elecciones, lo que es ilegal. ¿Creen ustedes que López-Aliaga se opone al impuesto a las grandes fortunas por defender el interés nacional o porque ese aporte solidario afectaría su bolsillo? ¿no debiéramos buscar líderes que pongan el país por delante, antes que sus propios intereses económicos?

EMPRESARIO EFICIENTE

Algunos de sus defensores argumentan que siendo López-Aliaga un empresario eso aseguraría eficiencia en el estado, y que como ya tiene plata, no robaría más. Me hacen recordar a nuestro anterior presidente, financista destacado, dueño de empresas en Perú y en Estados Unidos, Pedro Pablo Kuczynski; y a nuestro anterior presidente empresario, este sí nacional nomás, Martín Vizcarra. En varios aspectos los perfiles de López-Aliaga y PPK coinciden: ambos tienen empresas de fachada en países extranjeros, esconden su plata del fisco y aprovechan las concesiones del estado para su beneficio personal. También se parecen en sus propuestas de política económica: defensores de la Constitución de 1993, capaces de enarbolar propuestas que suenan populares pero jamás defenderían derechos laborales o un impuesto a grandes fortunas como las de ellos.

Estos dos “empresarios” han acumulado grandes fortunas no por introducir nuevas tecnologías o innovar producciones, sino apropiándose de recursos nacionales en su interacción con el estado.  Son eficaces en rapiñar nuestras riquezas, no en generar valor.

PLATA EN CAMPAÑA

López-Aliaga ha crecido en las encuestas gracias a que ha metido “plata de cancha”; no sólo son los paneles publicitarios y los espacios periodísticos, y las tremendas preferencias en Willax TV, también están la publicidad en redes sociales: entro a youtube y, aunque no lo he pedido, me aparece primero que nada su video de campaña. Es obvio que hay un financiamiento cuantioso de campaña, que debiera ser fiscalizadas por el Jurado Nacional de Elecciones para asegurar que se cumpla la ley para un mínimo de equidad en la competencia electoral.

Lo peor es que esa campaña se hace con dinero conseguido gracias a que López-Aliaga puede ordeñar año tras año una cuantiosa renta, conseguida porque Fujimori le entregó un ferrocarril construido con plata de todos los peruanos para que lo use como monopolio en su beneficio particular.

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