Se abrieron los casinos y tragamonedas, pero no
los colegios. Me parece absurdo. Esa decisión refleja prioridades totalmente
equivocadas. Los casinos no son una actividad esencial, su aporte a la
generación de empleo es mínimo, son espacios cerrados poco ventilados donde hay
mucho contagio y en Lima y otras regiones todavía estamos en medio del pico de
la segunda ola, así que no debieron reabrirse. Sagasti ha seguido en este caso
las propuestas de Keiko Fujimori. Pero ¿qué podemos decir de los colegios?
Al inicio de la pandemia se pensaba que los
niños podían ser una fuente de contagio importante y que por eso, aun cuando
tuvieran mucho menores tasas de enfermedad y mortalidad, había que ser muy
drástico en distanciarlos físicamente. En casi todo el mundo se cerraron
colegios; en el Perú se llegó al extremo de no dejar salir los niños a la
calle.
Hoy tenemos más conocimiento. Hace
poco la Organización Panamericana de la Salud, que es la entidad oficial de la
salud a nivel del continente americano, ha hecho un resumen de varios estudios
al respecto. Resulta que los niños y adolescentes se contagian menos que los adultos, en
particular los niños menores. Por ejemplo, una investigación revisó 54 estudios
internacionales sobre contagios, y encontró que, entre los que han estado en
contacto con una persona con Covid, los niños tienen la mitad de riesgo de
contagiarse que los adultos, y los menores de 10 años mucho menos aún.
Igualmente, los niños contagian menos a otros: un adulto positivo contagia el
28% de sus contactos, un niño a solo 16%.
Se sabe también que es mucho más común que los
niños menores de 10 años sean asintomáticos, es decir la prueba establece que
tienen Covid pero ellos no sienten absolutamente ningún malestar, y si se enferman,
sus casos son por lo general leves. Por ejemplo, una revisión de estudios encontró que 43% de niños son
asintomáticos; entre los adultos este porcentaje es del orden del 20 a 30%.
Solo un 5% a 7% de niños infectados devienen casos críticos, la mayoría por
tener otras enfermedades previas. Hace unos meses causó alarma unos casos
graves llamados de “síndrome inflamatorio multisistémico (MIS-C)” pero han sido
muy raros y la gran mayoría se ha podido recuperar.
En resumen: los niños corren menos riesgo de
infectarse, su posibilidad de enfermarse gravemente es mínima, y contagian
menos. Si en algún momento se pensó que los niños, aunque estaban menos
afectados, podían multiplicar aceleradamente el contagio, ahora sabemos que no
es así.
¿Y los colegios? UNICEF es el organismo
internacional que vela por los derechos de los niños, que se preocupa tanto por
su salud como por su educación y protección; en décadas previas ha sido muy
importante en campañas en pro de la salud infantil como las vacunaciones y la atención
integral. La evaluación que hace UNICEF es que “Las escuelas no son el
principal medio de transmisión comunitaria. Los datos de 191 países recopilados
entre febrero y septiembre de 2020 no muestran una asociación consistente entre
la reapertura de las escuelas y las tasas de infección por COVID-19”.
Aún así, ¿los colegios son un riesgo para los
niños? UNICEF lo resume así: “Los niños tienen más probabilidades de contraer
el virus fuera del entorno de la escuela”. Por eso, resume este organismo de
defensa de derechos de los niños, “las pruebas demuestran que los beneficios
netos de mantener las escuelas abiertas superan los costes derivados de
cerrarlas.”
¿POR QUÉ ACELERAR LA REAPERTURA DE LOS
COLEGIOS?
En la educación la relación directa, con
cercanía física, es irremplazable. La educación virtual es una salida de
emergencia y puede ser un complemento, pero en especial en la educación pre-escolar
y básica, el contacto directo del niño con la profesora y otros niños, es
fundamental. La comunicación en la que se basa la educación no es soló escrita
y verbal, también es gestual y física. Además
los niños necesitan conectarse socialmente con sus pares, como parte de su
desarrollo socio-emocional, conexión que de manera virtual es mucho más
limitada. Otra cuestión es que el colegio asegura alimentación, desayuno y para
muchos también almuerzo, a millones de niños y niñas.
No sólo es un asunto de los niños y niñas. Las
familias y en especial las madres necesitan espacio y tiempo para trabajar y
cuidar su hogar, y la asistencia al colegio de los hijos les ayuda en eso. En
estos meses los padres y sobre todo las madres de familia tienen que hacer
múltiples tareas cargando además con el cuidado, el acompañamiento y buena
parte de la educación de sus hijos, y eso en muchos casos genera gran estrés en
el hogar. Encerrados en sus casas, a veces obligados a ser confiados a terceras
personas, los niños pueden sufrir más violencia.
Seamos realistas, también: en el Perú hay
muchas limitaciones para una educación virtual, con los niños sin conexión, sin
tablets y sin plan de datos. No se ha dado a esto la atención debida, con la
urgencia necesaria, afectando en especial a los más pobres.
Para UNICEF: “El cierre de las escuelas puede
ocasionar consecuencias enormemente negativas para los niños. Cerrar las
escuelas expone a los niños a múltiples riesgos. Cuanto más tiempo permanecen
cerradas las escuelas, más sufren los niños la pérdida prolongada de
aprendizaje, además de la repercusión negativa a largo plazo, que puede afectar
a sus ingresos futuros y a su salud. Dependiendo de la edad, el género, la
condición de discapacidad o el nivel socioeconómico, muchos niños (sobre todo
los adolescentes) no regresan a la escuela después de los cierres prolongados,
y es posible que muchos más sufran una pérdida permanente de aprendizaje”.
REGRESO SEGURO A LOS COLEGIOS
Lo que debemos lograr es que los niños regresen
a los colegios minimizando el riesgo de contagios. Estimo que, si ponemos todo
el empeño en establecer las condiciones de seguridad, en muchas provincias los
niños podrían regresen a las aulas el 15 de abril, mientras en las zonas de
riesgo extremo es necesario un plan para que eso se logre en dos a tres meses.
Buena parte del retorno a aulas depende de cómo vaya evolucionando la epidemia,
pero quiero insistir en esto: no es cuestión simplemente de seguir con una educación
virtual mala hasta que logremos la vacunación universal a fin de año, lo que
significaría una gran pérdida de aprendizajes por segundo año consecutivo. No
debemos aceptar eso.
Para esto, debe haber una gran movilización nacional,
con todo el presupuesto necesario y con el compromiso del gobierno central,
gobiernos regionales, municipios y padres de familia trabajando juntos para que
nuestros niños y niñas regresen a un aula segura. Es una tarea de todos, que
debe hacerse dialogando y concertando con las madres y padres de familia y
siempre atendiendo sus preocupaciones de seguridad sanitaria.
En este camino, atender la emergencia sanitaria
es una medida esencial. La vacunación debe avanzar mucho más rápido, el
gobierno debe comprar ya unos 40 millones más de vacunas, tocando todas las
puertas y distintas empresas y países productores, y los maestros deben ser
vacunados con prioridad.
Desde ahora deben comprarse mascarillas,
alcohol gel y jabón para todos los estudiantes, y abastecimiento de agua donde
no la hay. No podemos esperar para que luego, como las tablets, demoren meses
de meses. Junto con eso, debe hacerse un acondicionamiento de infraestructura,
incluyendo agua y desagüe, mejora de la ventilación de las aulas y, donde se
necesite, aulas temporales prefabricadas. Los colegios deben establecer las
condiciones y reglas necesarias de circulación, distancia física y ventilación,
optimizando el uso de espacios e infraestructuras de las instituciones
educativas de distinto nivel así como de locales comunales, municipales y
otros.
No sólo debe pensarse en regreso a aulas en zonas
rurales, como dice el gobierno, también en zonas urbanas de menor tamaño y
provincias que no se encuentran en grave riesgo epidemiológico, con los planes
de prevención adecuados. Aún así, hay que considerar los distintos grados de
riesgo. Los niños menores de 10 años tienen bajo riesgo y generan muy bajos niveles
contagio, así que ellos pueden ser los primeros en regresar a las aulas; en
este grupo hay que considerar la educación pre-escolar. Para reducir el riesgo
en zonas donde éste siga siendo importante, se puede hacer que los niños vayan
por turnos mañana / tarde; con más horas de educación al aire libre (educación
física, talleres, etc) y/o aplicando educación semi- presencial con 2 días de
asistencia y 3 de educación virtual. Eso requiere más trabajo de los docentes
que debe ser adecuadamente remunerado.
Mientras tanto, será necesario seguir usando o
complementando con educación virtual, según zonas de riesgo y grupos de edad.
La educación virtual ha sido bastante deficiente. Se requiere con urgencia acelerar
la compra y entrega de tablets a nivel nacional, incluyendo para los maestros;
aún en condiciones de educación presencial, éstas pueden ser muy útiles para el
aprendizaje. También la entrega a los estudiantes de planes de datos para la
conectividad a quienes están en pobreza o vulnerabilidad económica. Los
maestros deben ser apoyados, con un acompañamiento para que puedan mejorar sus
capacidades en el reto de la educación virtual, reconociendo el gasto que
realizan conectándose a internet para atender a sus alumnos. Sin maestros
comprometidos y con buenas condiciones de trabajo nunca habrá buena educación.
El reto es grande, claro que sí. Son muchas
cosas, nuevas, distintas. Pero se trata de nuestros niños, de nuestro futuro,
de su futuro. La verdad, no siento que se esté dando la prioridad que la
educación merece. Hay que cambiar eso, ahora.