Ya hay más de una decena de casos de coronavirus en Perú. No sólo hay casos “importados de personas que vinieron del exterior contagiados de la enfermedad, también hay los que se contagiaron acá, lo que quiere decir que la trasmisión interna ya está en marcha. La estimación es que cada enfermo contagia a otras 2,68 personas.

Es una epidemia mundial que esta última semana ha avanzado fuertemente en Europa y Estados Unidos y ya está presente en más de un centenar de países. En Europa, además de haberse difundido ampliamente en Italia donde ya hay más de 10 mil casos con 6 por ciento de ellos fallecidos, la epidemia ya está esparcida en España, Francia y Alemania y avanza en Estados Unidos donde el número de casos oficialmente identificado subestima gravemente el fenómeno debido a que se han hecho pocas pruebas porque el gobierno de Trump recortó el presupuesto del Center for Disease Control – CDC de Atlanta, el organismo orientado a enfrentar epidemias.

Aclaremos dos cosas. Una: es verdad que todos los años las gripes enferman gravemente de 3 a 5 millones de personas y matan entre 300 y 650 mil, pero el coronavirus es diez a veinte veces más mortal. Dos: es verdad que hay otras enfermedades infecciosas presentes, como el dengue, pero mientras el dengue tiene algunos miles de casos y algunas decenas de muertos, el coronavirus puede ser muchísimo peor. El número de casos fuera de China se está duplicando cada 4 a 5 días, lo que quiere decir que si este ritmo se mantiene en el próximo mes la cantidad de casos se multiplicará de sesenta a setenta veces, en dos meses aproximadamente por 4 mil y en tres meses por 260 mil. Si el avance del coronavirus en el Perú es similar a la tendencia internacional reciente, podemos tener una cantidad enorme de enfermos. Quizás en verano el coronavirus avanza más lento, como sucede con otras gripes pero no sabemos si también con esta. Quizás a medida que pase el tiempo el número de enfermos ya no se multiplique tan rápido. Pero es mejor estar preparados para el peor escenario de contagio.

SALUD PÚBLICA

Una epidemia de este tipo debe ser enfrentada con dos tipos de respuestas. Por un lado, están las medidas en espacios públicos y hábitos personales orientados a reducir el ritmo de contagio; una segunda respuesta la dan los sistemas de salud, hospitales y centros que diagnostican casos y atienden enfermos.

Estos virus se propagan inexorablemente, pero si la multiplicación es muy rápida las familias estamos menos preparadas, los hospitales se ven sobrepasados con facilidad y la mortalidad aumenta. Las medidas que en el mundo se están tomando sobre los espacios públicos con límites a la circulación en grandes regiones de China y en todo Italia, y con la suspensión de las clases escolares y universitarias y prohibición de toda congregación masiva que han aplicado en varios lugares, tienen el objetivo de retrasar los contagios. El mismo sentido tiene el control de los casos, su aislamiento y el someter a todos sus contactos a una prueba de laboratorio para ver si tienen el virus.

¿Se podrá en el Perú lograr esto? China ha sido muy exitosa en frenar el contagio pero Italia claramente no lo ha sido. Hay varias medidas urgentes a tomar al respecto. La mejor es lavarse las manos bien y con frecuencia, así que necesitamos que todos sepan que el lavado debe ser exhaustivo (hay varios videos e infografías al respecto que recomiendo revisen) y que haya agua y bastante jabón en todos los baños en casas, oficinas, hospitales y colegios. Los baños malogrados hay que arreglarlos, y siendo difícil que en este corto tiempo se logre poner agua potable en los 26 mil colegios rurales y 5 mil urbanos que carecen de ella, el gobierno debe al menos dotarlos de suficiente gel limpiador. Para la población en general, se debe asegurar el abastecimiento y frenar el alza de precios de jabones, geles y alcohol. Hay otro grupo de medidas preventivas, como no estar tocándose los ojos, nariz y boca, quedarse en casa si tienes tos y fiebre y mantener distancia mayor a 1 metro de quien tose o estornuda. No crean cualquier tontería que les pasen por redes sociales, lean las recomendaciones oficiales de la OMS para cuidarse a ustedes mismos y a los demás. Es acá donde ahora se juega una batalla crucial que exige un fuerte liderazgo de salud pública.

Además de impedir fiestas, espectáculos y estadios llenos de gente ¿tendrá efecto cerrar los colegios? En muchos hogares los adultos a esa hora están trabajando, y además de eso, hay otras concentraciones de gente que son casi inevitables. El transporte masivo en Lima y otras grandes ciudades es mediante micros, buses y metro atiborrados y apretujados, donde un estornudo puede contagiar a decenas, y no parece haber alternativa de corto plazo a esto.

SISTEMA DE SALUD

La primera barrera de contención es la identificación de casos, su aislamiento y luego aplicar una prueba de laboratorio a los familiares, compañeros de colegio u oficina o amigos con los que haya tenido una cercanía. Insistamos en que es mentira que una clínica privada pueda hacer la prueba para determinar si es coronavirus, la capacidad para hacer ese test sólo la tiene el ministerio de salud y cualquier engaño al respecto debiera ser sancionado.

Aunque la enorme mayoría de casos serán leves, al ritmo de crecimiento actual de la epidemia mundial el Perú podría tener 50 o 70 mil enfermos necesitando hospitalización, requiriendo equipos de ventilación y hasta cuidados intensivos, de contrario  su riesgo de muerte será muy alto. De ser ese el caso, la necesidad va a rebalsar completamente la capacidad de atención de nuestro sistema de salud, que ha estado descuidado, desfinanciado, desorganizado y mal gestionado por décadas. Ojalá el virus no se multiplique tan rápido, el clima nos ayude y las medidas de contención sirvan, pero debemos prepararnos para el peor escenario.

El 28 de julio pasado el presidente Vizcarra anunció la “universalización de la salud” y luego ha sacado un decreto al respecto y nombrado así el año 2020. Pero sin más presupuesto ni medidas efectivas de reforma en el sistema de salud, no ha habido mejoras en la atención que recibe la gente, nuestros hospitales y centros de salud no están mejor equipados y abastecidos y no ha habido una mayor contratación ni mejora en el trato a los profesionales y trabajadores del sector.

La epidemia del coronavirus respalda y ratifica la necesidad de una estrategia de salud universal, que no haga distingos entre asegurados y no asegurados, porque pone la vida de personas en grave riesgo y porque quienes no reciben atención contagian a más personas. Sería absurdo que se le diga a algunas personas enfermas que no pueden hacerse pruebas de laboratorio ni ser atendidas porque se les exige un pago previo al carecer de seguro.

Pero si la epidemia del coronavirus respalda la idea de atención universal, resaltará con más fuerza todavía las debilidades de nuestro sistema de salud. Por ejemplo, las semanas pasadas en redes sociales ha circulado la triste realidad de muchos hospitales públicos donde los baños son un desastre, lo que no sólo es preocupante frente al coronavirus sino que ya facilitaba las infecciones intrahospitalarias, es decir las bacterias que se trasmiten dentro de los hospitales. Si nuestro sistema de salud tiene déficit crónico de medicinas, insumos, equipos y personal capacitado, ante una emergencia de este tipo esos problemas serán mucho más agudos.

Ojalá que las autoridades ya hayan tomado las medidas para el abastecimiento con gel, insumos, medicinas y mascarillas para el personal de salud, que ya vayan presupuestando el pago de millones de horas extras y la contratación de más personal de salud, así como alistando el reconocimiento al mayor riesgo que enfrentarán esos profesionales y trabajadores los próximos meses. Si no lo han hecho, deben hacerlo YA! Bien haría el nuevo congreso en llamar no sólo a la ministra de salud sino también el primer ministro, para que presente las medidas tomadas y responda las preguntas correspondientes.

Una nota final sobre el tema económico que seguiremos analizando las próximas semanas: tengo la clara impresión que la ministra de economía no ha entendido la gravedad de la situación cuando ha dicho que “debido a la fortaleza de nuestra economía y a las medidas de impulso fiscal, consideramos que los impactos van a ser limitados en la economía peruana”. Ya es una epidemia global y la economía mundial está entrando en recesión, señora ministra. Entiendo sus ganas de trasmitir optimismo pero ahora es el momento de preparar planes para un shock externo de grandes proporciones y de ganar confianza diciendo la verdad antes que dar declaraciones irrealistas.