Estas semanas han arreciado las campañas de la derecha y la Confiep en contra de Verónika Mendoza y Juntos por el Perú, y el área económica es una de ellas. Despejamos temores acá, para no dejar espacio a las fake news y los inventos descarados que sueltan por ahí.

Un primer ataque dice que no existen los 70 mil millones de ahorros fiscales que sustentarían nuestro Plan Chamba, un programa de emergencia que incluye 200 mil empleos temporales para pequeñas obras y trabajos de mantenimiento, 15 mil millones en ayuda alimentaria y dos bonos rápidos, y aumentar la inversión pública en 2 puntos adicionales del PBI. Keiko dijo en el primer debate que dudaba que existieran, pero le sacamos el dato exacto publicado por el BCR. Luego han insistido en que ese dinero no estaba disponible, lo cual desmentí en detalle en mi blog pedrofrancke.com: el propio BCR ha estimado que de esos 70 mil millones solo se usarían 950 hasta fin de año. La comprobación más clara que una política de ese tipo no solo es posible sino también conveniente ha venido del Fondo Monetario Internacional, quien ha dicho que “usando el amplio espacio fiscal disponible, la política fiscal debiera atender la nueva emergencia sanitaria y seguir sosteniendo los ingresos de los hogares para reducir la pobreza y asegurar contra nuevos riesgos de un menor crecimiento”. El FMI ha propuesto entregar bonos por 17,500 millones y ha señalado que en ese caso «quedaría suficiente espacio fiscal para una política fiscal anticíclica en caso los riesgos de un menor crecimiento se materialicen», así que cualquier temor al respecto queda totalmente aclarado. Algunos se asombran que la posición de Vero Mendoza se vea respaldada por el FMI. Es que nuestro programa no pasa de ser macroeconomía estándar: cuando la economía está deprimida, hay que promover la demanda. Pueden verlo en cualquier libro de Macro. Negarlo es como negar las vacunas.

Con el afán de atacarnos, han dicho que el FMI dice eso porque busca prestarnos. Ignorancia completa. El FMI ha escrito eso en su llamado “Reporte del artículo iv» que hace todos los años y no está relacionado a sus créditos. Hoy el FMI tiene una enorme cola de países pidiéndole plata, lo menos que quiere es agradar los pedidos. Además, el FMI por su función no apoya al fisco, sólo hace préstamos de apoyo al BCR. En resumen: nuestra derecha, anti-estatal e inhumana hasta por gusto, ha quedado fuera de juego por el informe del FMI. Entregar más ´Bonos’ es, en este caso, aplicación de economía básica. Por eso lo hizo Donald Trump y lo hacen Joe Biden, Boris Johnson, Angela Merkel, Sebastián Piñeira e Iván Duque.

Pero nuestros confiepistas son una cosa ideologizada al extremo, así que ni con el FMI dándoles línea, se detienen. Nos quieren seguir vendiendo el discurso de que no ayudemos a la gente que se enferma, muere y está empobrecida. Así que mediante su diario El Comercio desplegaron páginas completas a un informe hecho por Luis Miguel Castilla diciendo que el plan de Juntos por el Perú es mucho gasto. ¿Sabemos cómo se ha hecho el cálculo? No, así que nadie puede contrastar la veracidad de las cifras. Ni siquiera se sabe a qué periodo se refiere.

Como no hay forma de contrastar el cálculo de los números, reté a debate al autor el lunes pasado. Mientras tanto, sin posibilidad de una discusión económica detallada, sólo podemos referirnos al autor. Recordemos que Luis M. Castilla, ministro de Ollanta y la Confiep, maniobró a favor de Odebrecht y “el club de la construcción”, asunto por el que ha sido acusado por la fiscalía. Es también quien mantuvo las ventajas y exoneraciones tributarias a mineras, bancos y AFPs. ¿Se puede creer que es alguien reocupado por una sana política fiscal? Ni hablar.

EL CUENTO DEL CHAVISMO ECONÓMICO

El otro cuento es que repetiremos la política de Chávez en Venezuela. Pero ¿planteamos expropiar empresas? No. ¿Crear empresas púbicas? No. ¿Controlar los precios de los alimentos? Tampoco. ¿Establecer un control de cambios con un “dólar negro”? Otra vez no. Hace 5 años, asesoramos a Vero Mendoza con este mismo equipo económico, ahora ampliado, y nuestra propuesta fue similar: apoyar a las pymes con crédito, reducir costos de energía, mejorar carreteras y comunicaciones y diversificar la producción. Nunca hemos propuesto una economía estatizada. Varios miembros del equipo económico, como José de Echave, Oscar Dancourt, Humberto Campodónico, yo mismo y varios otros, tenemos publicados en los últimos 20 años decenas de artículos periodísticos, artículos académicos y libros que suman decenas de miles de páginas, y en ninguna de ellas podrán encontrar esas propuestas. Estoy seguro que ya alguien pagado por la cúpula oligárquica ha estado escudriñando palabra por palabra, pero no han podido encontrar nada.

¿Hiperinflación? Oscar Dancourt ya fue director y presidente del BCR y mantuvo la inflación en 2 por ciento anual. El actual esquema de política monetaria del BCR, con metas de inflación y “flotación sucia” del tipo de cambio para evitar disparadas, que se estableció durante su gestión, es el que sigue vigente hasta hoy y nuestra propuesta, escrita en el plan de gobierno, es mantenerla, al igual que a autonomía del BCR.

Acusan a Juntos por el Perú de ser anti-empresas privada y anti-mercado, pero es al revés: daremos 30,000 millones de crédito barato, que serán un apoyo efectivo a las empresas, en especial a las pymes y al agro, para que puedan subsistir, crecer e invertir. Añadiremos competencia en el sector financiero. Por otro lado, el apoyo a las familias mediante empleo temporal y bonos, será dinero que regresará al mercado, permitiendo que las empresas vendan más y así sus negocios crezcan. Es el negar una respuesta de emergencia a esta crisis, con ajuste fiscal y crédito escaso, lo que provocarían mayor quiebra de las empresas y depresión.

Hay quienes nos acusan de estatistas por querer mantener a Sedapal y las empresas públicas de agua en manos del estado, como ha hecho Pedro Cateriano. Es verdad que no privatizaremos el agua; la consideramos un derecho. En Tumbes se privatizó el agua y fue un fracaso. Debemos mantener las empresas de agua en manos del estado, como sucede en la mayor parte del mundo. ¡Hasta en el Berlín de la Merkel el agua es pública!

MÁS EMPRESA CON MEJOR ESTADO

Afirmamos la necesidad de transformar esta economía que niega el derecho a la salud y educación, posterga la ciencia y la tecnología, y frena la diversificación productiva y la industrialización. La minería, debe hacerse respetando el medio ambiente y la voluntad democrática de los pueblos, dejando al país las regalías y tributos justos.

El problema principal es que se ha desprotegido a la industria nacional y al agro y dado la espalda a las enormes potencialidades de nuestra diversidad natural y cultural. Se da facilidades a que entren ropa y zapatos a precio de dumping arruinando a los productores locales y matando empleos. Se prefiere traer papa importada que comprar papa nacional, y las compras estatales no dan preferencia a lo nuestro. Se reverencia el artículo 63 de la constitución que dice que un extranjero tiene iguales derechos como un peruano, algo que no se encuentra en ninguna otra constitución en todo el continente americano.

Es necesario un cambio. Apoyar para su despegue emprendimientos en múltiples productos y servicios, como cacao y chocolates, cafés especiales, frutas, plantas medicinales, productos nutricionales y de cuidado personal, acuicultura, turismo en nuevos destinos, software, industrias culturales; y la lista sigue.

No es el “libre mercado” y el cerrar los ojos a evasores como el señor López-Aliaga y los 27 millones que debe a la SUNAT como nuestra patria progresará económica y socialmente. No es dejando a las pymes, a los agricultores y a los emprendedores abandonados a su suerte en una maraña burocrática cuyo mayor sentido es la corrupción, sino dialogado con ellos para facilitar su innovación y su inversión. Es recuperando la soberanía sobre nuestros recursos naturales, cobrando los impuestos justos y cancelando los paraísos fiscales, para dar la salud y la educación que resguarde y potencie nuestro capital humano. Eso no es ser estatista, es apenas una verdadera economía social de mercado.

El asunto de fondo es éste: no es achicando el estado al mínimo como se potencia mejor la empresa y el mercado; es con un buen diálogo, coordinación y trabajo conjunto entre el estado y la empresa privada como se crea riqueza económica y progreso social. Pero eso debe tener un sentido nacional y social, combatiendo la discriminación racial y de género de los poderosos, enfrentando el cerrado club oligárquico de los ultramillonarios, superando su desprecio por la vida de nuestra gente. Solo así podremos superar esta emergencia e iniciar un desarrollo económico sostenible.