Durante la campaña electoral, nos enfrentamos a una intensa campaña de “terruqueo económico” de parte del grupo de los medios concentrados que se parcializó completa y abiertamente con Keiko Fujimori. Llegaron a poner titulares mentirosos como uno que decía que el profesor Castillo confiscaría los ahorros de los trabajadores en las AFPs, a pesar de que eso ya había sido explícita y claramente desmentido. Similares falsedades repitieron con acusaciones de chavismo, comunismo, expropiaciones, estatizaciones y un largo etcétera; y aunque hubiéramos pensado que terminada la elección eso se calmaría, algunos medios y periodistas han seguido con el mismo mensaje: el bando keikista no quiere reconocer el resultado de la elección.
Por eso, pasada la votación, desde el equipo económico que acompañamos al profesor Castillo, nos pareció importante hacer un pronunciamiento, que por su importancia cito en extenso a continuación:
“En un eventual gobierno del profesor Pedro Castillo Terrones, candidato presidencial de Perú Libre, respetaremos la autonomía del Banco Central de Reserva, que ha realizado una buena labor manteniendo la inflación baja durante más de dos décadas.
Reiteramos que no hemos considerado en nuestro plan económico estatizaciones, expropiaciones, confiscaciones de ahorros, controles de cambios, controles de precios o prohibición de importaciones. La economía popular con mercados que preconizamos promueve el crecimiento de las empresas y negocios, en particular la agricultura y las pymes, con el fin de generar más empleos y mejores oportunidades económicas para todos los peruanos.
Mantendremos un diálogo abierto y amplio con los diversos sectores de empresarios y emprendedores honestos, cuyo rol en la industrialización y desarrollo productivo es fundamental.
Garantizar el derecho a la salud y la educación para todos requiere mejorar la calidad y aumentar el gasto social, lo que debe fundamentarse en reformas tributarias a la minería para elevar la recaudación en el marco de una política de sostenibilidad fiscal, con reducción paulatina del déficit público y respetando todos los compromisos de pago de la deuda pública peruana.”
Es en esa misma línea que, cuando ya los resultados de la ONPE indicaban claramente un triunfo electoral, el profesor Castillo dirigiéndose a sus simpatizantes explicó que “Acabo de tener conversaciones con el empresariado nacional que está mostrando el respaldo al pueblo. Haremos un Gobierno respetuoso de la democracia, de la Constitución actual. Haremos un Gobierno con estabilidad financiera y económica”.
CAMBIO Y CONTINUIDAD
Las frases anteriores reflejan bien las líneas maestras de la propuesta económica, enfatizando la aclaración de ataques y falsos rumores, porque era necesario aplacar temores infundados.
Cambios fundamentales son, en primer lugar, una economía cuyo centro son las economías populares, familiares, y por eso la generación de empleo es un objetivo central. Junto a ello, sabemos que la gran mayoría de los peruanos no gana su sustento económico de empleos formales sino de micro y pequeñas empresas, agrícolas y urbanas, que han sufrido por siglos un alto grado de exclusión de las políticas públicas. En el campo, caminos rurales y carreteras regionales malas o inexistentes, crédito que no llega, servicios públicos con baja cobertura, conexiones a internet difíciles. En la ciudad, crédito escaso y caro, preferencia por facilitar importaciones, aunque hagan competencia desleal, dificultades a la formalización.
Cambiar esta situación es un reto grande. Significa una gran reorientación de la política económica. Pero también requiere entender que no se trata de estatizar ni expropiar, y tampoco de quitar o afectar los ahorros que esas familias han logrado juntar con enorme esfuerzo. Al revés, si hay algo que debemos reconocer y proponer es el trabajo denodado, el gran sacrificio, que hacen la enorme mayoría de peruanos para subsistir, darles educación a sus hijos y tratar de progresar económicamente, principalmente a través de sus propios negocios. Como ha dicho un colega de estas páginas, Castillo ha dicho durante toda la campaña electoral «no más pobres en un país rico»; no ha dicho, como nos quiere hacer creer la ultra derecha fujimorista, «no más ricos en un país pobre».
También significa reconocer la gran importancia de los mercados, que permiten recoger las preferencias de los consumidores y, donde hay una buena competencia, promueven la eficiencia e innovación de los productores. La realidad de muchos sectores en los cuales más bien predomina el monopolio u oligopolio, o donde a los consumidores les es muy difícil contar con toda la información para tomar las mejores decisiones, nos lleva a considerar la necesidad de una buena regulación en defensa de la competencia y los consumidores, área en la cual hay mucho por mejorar.
A su vez, un buen funcionamiento de los mercados requiere de estabilidad monetaria; que la inflación esté controlada y el dólar estable. El Perú ha tenido una inflación muy baja por más de dos décadas y eso es algo que hay que cuidar, asunto que como sabemos es responsabilidad del Banco Central de Reserva, entidad con autonomía por mandato constitucional. El BCR además ayudó mucho el año pasado facilitando el crédito a las empresas, con un programa que ha sido el más amplio de la región, política en la cual el reto principal es ampliar la inclusión financiera para lograr que a los agricultores y microempresarios también les lleguen los servicios financieros.
Finalmente, está la política fiscal, que como escribía la semana pasada, requiere diferenciar el corto del largo plazo. Hay que mantener la sostenibilidad fiscal, algo que tiene muy sólidas bases en el Perú, pero que debe pasar de un gasto social y una presión tributaria bajísimas, a un equilibrio de mayor nivel. Esa es la importancia central de hacer que nuestras riquezas mineras sirvan para llenar las arcas fiscales y sostener una fuerte mejora en el presupuesto y la calidad de la educación y la salud. En el corto plazo, la situación de la pandemia y el desempleo nos obliga a priorizar la vacunación, la salud, la alimentación familiar e infantil y la generación de empleos como medidas de urgencia.
PROYECCIONES
Hay buenas perspectivas en el corto plazo, y no lo digo sólo yo. Veamos los resultados de la encuesta de proyecciones macroeconómicas que el Banco Central de Reserva publicó recientemente. El consenso de analistas económicos, empresas financieras y empresas no financieras es que la inflación se mantendrá en este año, el 2022 y el 2023 debajo del 2,5 por ciento. Respecto del dólar, los bancos creen que estará a fin de año en 3,50 mientras que analistas y empresas lo ubican en 3,70, en otras palabras, todos piensan que el dólar va a bajar bastante del nivel especulativo al que subió. Finalmente, Las expectativas de los empresarios sobre la economía a 3 meses aumentó de 40 puntos en abril a 45 puntos en mayo y el de la economía a 12 meses lo hizo de 52 a 55 puntos entre ambos periodos.
En el terreno económico, hay un fundamento fuerte de esta mirada positiva del futuro de la economía peruana. En términos de su evolución de corto plazo, las condiciones internacionales son lo que más determina el crecimiento económico, y con el precio del cobre a 4 dólares 70 la libra y el oro, el zinc y la harina de pescado al alza, nuestros precios de exportación han aumentado en promedio en 36 por ciento respecto a abril del año pasado, una cifra pocas veces vista. El crecimiento de China y el fuerte programa de impulso fiscal de Joe Biden, auguran que esos precios seguirán altos por varios años. Por otro lado, la FED, la Reserva Federal que el BCR gringo, ha indicado que mantendrá la tasa de interés en sus niveles cercanos a cero, lo que promueve que los capitales lleguen hacia mercados emergentes como el nuestro y fortalece la cotización de los metales base.
Clave será la vacunación y el control de la pandemia. Estos meses son de buenas noticias en ambos frentes; la vacunación va avanzando y el número de contagios y de fallecidos se ha reducido bastante y tiene clara tendencia a la baja, tendencia que para mantenerse requiere que sigamos cuidándonos. Hay que acelerar todo lo posible el ritmo de vacunaciones y seguir fortaleciendo la atención primaria de la salud; teniendo en mente además que, como hemos aprendido a un alto costo, no se puede descartar que haya nuevas las en el futuro. Hay que ponernos siempre del lado de la prevención.
Estamos enfrentando una pandemia y hemos vivido unas elecciones donde el pueblo se ha expresado. Toca poner el hombro y empezar ya la reactivación económica. Mientras el fujimorismo se dedica a patalear y a vulnerar la democracia, hay un país que espera responsabilidad y acciones concretas para revertir la crisis
El inicio de un nuevo gobierno debe permitirnos desplegar sin reservas la enorme energía popular. Despejemos miedos y desconfianzas sin fundamento, construyamos un futuro con optimismo porque, a pesar de las dificultades, tenemos la oportunidad de barrer a la corrupción y de empezar a cerrar las brechas tender puentes sobre los abismos que nos separan como peruanos.
Termino pidiendo a mis lectores que me disculpen, deberé ausentarme un tiempo de estas páginas. Eso sí, prometo volver.
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