Las mujeres, en todo el mundo y en el Perú, ahora tienen menos hijos que antes y cada vez más es más común que no tienen ninguno. Es un cambio tremendo en un asunto básico para la sociedad humana, del que se habla poco. Se trata de una buena noticia, de esas que necesitamos y no vienen mucho: significa menos presión sobre un planeta recalentado y con biodiversidad en declive. Además, nuevos estudios económicos muestran que eso puede ser positivo para el crecimiento. La disminución de la natalidad es al mismo tiempo resultado del empoderamiento femenino y un factor que lo refuerza, así que todo indica será una tendencia que se mantendrá por varias décadas.
Entre 1950 y 2021, en el mundo entero la tasa global de fecundidad se redujo de 4,8 a 2,2 hijos por mujer en edad fértil. Ha caído en todos los países (¡todos!) durante los últimos setenta años. En Corea del Sur ahora la tasa es 0,8 y sigue cayendo. En Perú hace cuatro décadas esa tasa era 4,3 y ahora es 1,9 (último dato disponible correspondiente al 2022), cuando para que la población se mantenga en el largo plazo la tasa debe ser de 2,1. China ya está debajo de eso. En Estados Unidos la tasa de fecundidad es de 1,66, en Europa 1,5 y en España e Italia 1,3 hijos por mujer. Nuevos cálculos y proyecciones mundiales – publicados recientemente en la prestigiosa revista de salud pública The Lancet – muestran que la tendencia futura en el Perú y el mundo es a una mayor reducción.
BUENA NOTICIA
Es una muy buena noticia para el planeta. El planeta está ardiendo, ya llegamos a la barrera de 1,5 grados de calentamiento global el año pasado, y ese nivel es el que era el tope para evitar daños irreversibles según el Panel Internacional de científicos. Pero la humanidad ya pasó ese límite y ya es seguro que el calentamiento va a seguir los próximos años. Evitar daños mayores requiere una transición energética global y un consumo menos nocivo, actuando frente a los super ricos del mundo que emiten un millón de veces más gases de efecto invernadero que el 90% de menores ingresos. Pero cambiar las estructuras económicas y la desigualdad enfrenta muchas resistencias de los poderosos y la situación política no está ayudando, e incluso puede agravarse mucho si Donald Trump gana las elecciones en Estados Unidos este noviembre. El que la población mundial crezca más lentamente – el pico se alcanzaría aun en unos 25 años – y luego decrezca será de gran ayuda para que la quema de petróleo y el consumo desenfrenado vayan más lento.
Que haya menos nacimientos también es buena noticia para el Perú. Muchos peruanos no encuentran trabajo y sólo en la primera mitad del año pasado 400 mil peruanos se fueron al exterior buscando mejores perspectivas. La recesión de Dina los botó de su patria, pero la crisis de la economía peruana no es solamente de corto plazo y dar trabajo a los millones que lo requieren es un gran reto. Demasiados peruanos que no encuentran un trabajo digno buscan sobrevivir en el Perú como sea, incluso deforestando nuevas áreas en la amazonia, agravando los problemas ambientales. Y no es sólo un tema de trabajo: los hospitales desbordan de pacientes, Lima y las grandes ciudades sufren un tránsito espantoso con alta contaminación producida por tanto vehículo incontrolado, millones no tienen siquiera agua potable mientras los cerros de Lima se llenan de viviendas a las que será mucho más difícil y costoso abastecer del líquido elemento por la altura de su cota. A pesar de la menor fecundidad actual la cantidad de peruanos seguirá aumentando durante un par de décadas debido a la acumulación poblacional previa, y podríamos ser unos 6 a 7 millones adicionales — pero si es un poco menos, eso ayudaría a mejorar las condiciones de vida y reducir la pobreza. Las niños y niños también ganan con este cambio. En familias más pequeñas las madres y padres puedan dedicar más tiempo de cuidado a cada uno de los hijos, que las aulas escolares sean de menor tamaño y cada estudiante reciba mejor atención, que haya menos colas para llegar a una atención de salud. No se trata, por supuesto, de obligar a nadie sobre temas tan personales y yo me siento muy feliz de tener tres hijas maravillosas. Pero es bueno conocer el sentido de este cambio tan profundo que vivimos.
Desde grupos conservadores se ha afirmado que si la población deja de aumentar la economía entraría en crisis. La historia reciente de Japón y Corea del Sur han desmentido esa afirmación. Corea del Sur tiene ahora un PBI per capita casi 5 veces el de Perú y su economía ha seguido creciendo a pesar de que ya su fecundidad es la menor del mundo y su población se está reduciendo año tras año. La población de Japón viene disminuyendo hace más de 15 años y su PBI per capita ha crecido 30 por ciento en este lapso. Para avanzar económicamente el asunto no es ser más personas en un país, si no tener mayor productividad y eso requiere progreso tecnológico y un estado capaz con base social. Pero si nuestro estado no puede ni dar salud básica ni agua potable a su población ¿qué respaldo puede pretender que le otorguen sus ciudadanos?
¿PORQUÉ?
En Perú la caída de la fecundidad es un fenómeno generalizado, aunque algunos grupos estén atrás de otros: en las ciudades el promedio es de 1,7 hijos por mujer y en la costa 1,7, pero también se ha reducido fuertemente en las zonas rurales y en la sierra. La razón más de fondo de este cambio, en el Perú y en el mundo, es que la fuerte carga que significa criar hijos recae mayoritariamente sobre las mujeres mientras muchos hombres asumen poca responsabilidad al respecto. Además, en el sistema económico en el que vivimos, cuando una mujer tiene un hijo sus ingresos caen enormemente. Se han acumulado las investigaciones en diversos países demostrando que, tras tener un hijo, en el año siguiente los sueldos de las mujeres caen hasta 50% y se mantienen bajos por 10 años más en un tercio. Frente a tanta injusticia y a pesar de todas las trabas que se les siguen poniendo a su derecho a decidir, las mujeres cada vez más buscan su desarrollo, autonomía y felicidad, dedicándose a su educación y trabajo.
En diversos países del mundo, y también en el Perú, una corriente ideológica y política de ultra-derecha, quiere volver el reloj atrás en cuando a empoderamiento femenino. Son los que hablan de una supuesta “ideología de género” y bajo la falsa bandera de “Con mis hijos no te metas” quieren regresar a las mujeres a la cocina. Aunque el feminismo les da dura pelea, en nuestro país han logrado socavar la educación sexual en los colegios. Felizmente, con sus decisiones reproductivas las mujeres están ganando otras victorias. Al hacerlo están cambiando el mundo para bien. No solo ganan ellas, gana la humanidad entera.
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