Un problema grande en nuestro país es la malnutrición. Tenemos lo que podría pensarse son extremos: la anemia por déficit de hierro y la obesidad por exceso de peso. La anemia hoy afecta al 43 por ciento de los niños y niñas entre 6 y 36 meses, edad cuando sus efectos sobre el desarrollo infantil son muy impactantes. Al mismo tiempo, 65 por ciento de mujeres entre 15 y 49 años, y un porcentaje ligeramente inferior de varones, tiene exceso de peso, generando múltiples riesgos a la salud. No se trata de asuntos meramente individuales o familiares, si no que tienen un sustento económico y son problemas sociales y masivos, de carácter público.

Ambos van en aumento. Este gobierno, del congreso derechista y su Dina con Rolex, ha añadido unos siete mil infantes con anemia sólo en su primer año. La anemia es más prevaleciente entre los seis y dieciocho meses de edad, cuando afecta a más del 60 por ciento de nuestros niños. Entre las mujeres de 15 a 49 años la anemia es 23 por ciento, habiendo subido dos puntos con este gobierno según los datos oficiales del INEI.

La respuesta del gobierno actual a esta epidemia ha sido nula. Cero. Nada. Un recordatorio rápido que el ministro de salud ha sido puesto en el cargo por César Acuña, se trata de un militante de su partido APP que antes fue candidato al gobierno regional de Cajamarca y perdió. En el MIDIS, el otro ministerio clave en este asunto, tampoco atan ni desatan al respecto; el puesto lo tiene uno de los hombres de confianza de Dina Boluarte. Desde hace varios años se ha buscado enfrentar la anemia entregando micronutrientes en polvo y sulfato ferroso para los niños, sin mayor eficacia. Un par de investigaciones econométricas que hice hace unos años muestran que hay un serio problema porque, además de que hay niños que no alcanzan a ir al centro de salud luego de su primer año de vida, a muchos de los que si van y reciben los productos nutricionales no los toman con la continuidad y tiempo requerido (todos los días por doce meses), en parte porque les generan algunos efectos adversos como estreñimiento o le da mal gusto a la comida. Otro estudio que hice con unos colegas mostró que el programa Qali Warma para escolares, donde entrega productos industrializados y no confía en las madres para que preparen los alimentos, tampoco ha tenido eficacia en reducir la anemia.

Hace falta otra aproximación al tema. No se puede seguir haciendo lo mismo que no funciona. En el corazón del problema está una mala atención de salud primaria que no se relaciona bien con madres, familias y comunidades. Además de una reforma que refuerce este sistema, una alternativa complementaria es el fortalecimiento con hierro de productos de consumo masivo, tal como se hace en la sal con el yodo. Recién se ha aprobado que se ponga hierro al arroz, pero sólo es obligatorio para los programas sociales, lo cual tendrá muy poco alcance. En otras experiencias, en Perú y a nivel mundial, fortalecer alimentos con micronutrientes es eficaz cuando se hace de manera universal, algo clave sobre todo cuando la anemia está tan extendida como en nuestro país.

EXCESO DE PESO

Por otro lado, tenemos el exceso de peso y la obesidad. Esta es una epidemia mundial, particularmente en occidente, y en la que otros países americanos tienen situaciones particularmente graves, como como México y Estados Unidos. El Perú también está muy mal a este respecto. Por si acaso, usted puede chequearse fácilmente: se mide a través de lo que se llama el “índice de masa corporal”, que es igual a su peso dividido entre su talla en metros elevada al cuadrado; si le sale encima de 25 la persona tiene sobrepeso, encima de 30 sufre de obesidad. La proporción de peruanos con exceso de peso viene aumentando al ritmo de un punto porcentual por año, de manera sostenida. Estamos cada vez peor. Preocupa en especial que ese aumento afecta igualmente a los adolescentes de 15 a 19 años y los jóvenes de 20 a 29 años, y se da tanto en costa, como en la selva y en la sierra. La obesidad es mayor entre las personas con educación superior, lo que muestra que esos estudios no están ayudando en este caso. Incluso entre niños y niñas de 6 a 13 años, el exceso de peso está en niveles “muy altos” en nuestro país de acuerdo a los estándares internacionales. ¿El gobierno está haciendo algo por promover alimentación saludable en los colegios en vez de que sigan promoviéndose dulces y gaseosas? No, nadie se hace cargo aunque hay una ley que lo mandata.

Los efectos de la obesidad son mortales, y esto no es broma. El exceso de peso causa en el Perú el 38 por ciento de las muertes por falla renales, más de la mitad de la mortalidad por diabetes y un sexto de las causadas por problemas cardíacos. El exceso de peso además agrava la probabilidad de que sufrir cáncer, Alzheimer y lumbalgias. A medida que va aumentando el número de peruanos con obesidad, es obvio que todos esos serios problemas de salud se van a multiplicar. Si eso ya es muy malo, resulta peor cuando confrontamos esa realidad con un sistema de salud que en el Perú está totalmente desbordado por la falta de médicos, profesionales y equipos, habiendo enormes colas y tiempos de espera para las enfermedades crónicas en general, y dejando sin atención incluso en casos graves y de emergencia. Tenemos unos llamados “seguros” que son completamente inseguros. Un reciente informe de Salud con Lupa revela que “pacientes con cáncer, diabetes e hipertensión, además de personas que viven con VIH, ya padecen los efectos de la más grave crisis del Cenares, la central de compras de medicamentos esenciales del Minsa. El presupuesto de S/ 250 millones para este año lo usó para pagar deudas y no hizo el 97% de las adquisiciones. Hasta la fecha, se han reportado problemas de stock de al menos 120 tipos de medicinas”. He ahí la gestión de APP de César Acuña en el ministerio de salud. En EsSalud, este congreso ha aprobado que los trabajadores asegurados subsidiemos con más de 300 millones de soles anuales a los grandes agroexportadores, permitiéndoles una rebaja sustancial y especial de sus contribuciones muy por debajo de los fondos mínimos indispensable para atender a sus trabajadores.

Necesitamos una estrategia de nutrición y alimentación saludable, que regule el mercado de ´comida chatarra´ eficientemente, mejore la atención primaria de la salud con consejerías y suplementos nutricionales adecuados a la realidad de nuestras familias, eduque en nutrición sobre esa base y mejore el acceso a alimentos de mayor calidad nutricional. Seguir bajo el paradigma neoliberal de la ´libertad empresarial´ y un fisco sin fondos que abandona la salud pública, es dejar que la epidemia de las enfermedades crónicas siga avanzando a un alto costo en calidad de vida y muertes de peruanas y peruanos.