TRUMP Y LOS BIENES PÚBLICOS GLOBALES

Durante tres décadas, la ideología de la derecha en el mundo y el Perú fue el neoliberalismo. Su propuesta básica es el estado mínimo, la desregulación y el “libre comercio” internacional para que prevalezca la “mano invisible del mercado” mediante la competencia. Ronald Reagan y Margaret Thatcher aplicaron esa política a fondo en Estados Unidos e Inglaterra en los años 1980s, que luego se impuso en los países de la periferia con el “consenso de Washington” en los 1990s. Ahora, Donald Trump es la nueva cara de la extrema derecha y su política tiene algunas grandes diferencias con la propuesta neoliberal: él es partidario de un proteccionismo a mansalva, de botar y frenar el ingreso de los inmigrantes (que son mayormente latinoamericanos) y de gobernar del brazo de los billonarios favoreciendo a sus monopolios.

Pero no sólo eso. Hay otro asunto crítico, referido a los bienes comunes o bienes públicos, aquellos que no pueden ser apropiados en forma privada. Aún los más extremadamente pro – “libre mercado” aceptan que hay bienes públicos que son responsabilidad del estado. Calles de la ciudad, control de epidemias y plagas, cuidado del ambiente, seguridad ciudadana, son asuntos que las empresas privadas no van a producir jamás por más libre que sea el mercado. La razón es simple: es inviable poder cobrarle a la gente por eso, por el simple hecho de que las empresas no pueden evitar el acceso de quienes no quieran pagar. En la circulación por las pistas y veredas, el mantener el aire limpio y el meter a los delincuentes a las cárceles es imposible que compradores individuales que paguen por ellas en el mercado. El estado tiene que encargarse de esos asuntos.

Pero eso requiere cobrar impuestos y regular el mercado. Si se permite contaminar sin límite ni regla, lo que le conviene a una empresa privada es botar todos sus humos, aguas sucias y desechos al ambiente.  Es necesario ponerle límites y establecer reglas en defensa de los bienes comunes. Las pistas, el recojo de la basura y los parques urbanos deben ser pagados por el estado.

CAMBIO CLIMÁTICO

A medida que los problemas ambientales se han hecho más profundos y más conocidos, este tema terminó siendo crítico para las grandes trasnacionales. La emisión de gases de efecto invernadero viene causando un cambio climático de enormes consecuencias para la humanidad y enfrentarlo exige regulaciones e impuestos que frenen el uso de petróleo. Pero esas políticas afectan negativamente a las trasnacionales petroleras y automotrices. Son intereses privados muy grandes, y mucho dinero compra mucha influencia. Por eso hay una campaña de ultraderecha mundial, con mucha fuerza en redes y gran espacio medios de comunicación, de fake news para desconocer el cambio climático y decir que defender el ambiente es anti-empresarial. Esa postura ahora la asume Trump anunciando el retiro de los Estados Unidos del Acuerdo de Paris, que es donde todos los países del mundo se han reunido para tratar de limitar la emisión de gases que calientan el planeta – con logros muy insuficientes a la fecha. Trump también vocifera promoviendo que en su país se saque más y más petróleo, poniendo la riqueza de unos pocos billonarios sobre el futuro de la humanidad.

Es un asunto muy serio. Estados Unidos es el segundo país con más emisiones de CO2 (más de 6 mil millones de toneladas), emite una cuarta parte de todos los gases de efecto invernadero del planeta y es el país que tiene la mayor emisión per cápita. Es decir, en volumen total Estados Unidos está después que China pero es porque hay más del cuádruple de habitantes en China que en los Estados Unidos, mientras en promedio un estadounidense emite un 60% más que un chino. Hoy China promueve con toda velocidad una transición energética con la energía solar y los vehículos eléctricos, que todavía casi no llegan a nuestro país. Trump quiere que sigan emitiendo gases sin límite y calentando el planeta, con consecuencias muy serias – como los ´Fenómeno El Niño’ que nos azotan cada vez más fuerte y más seguido.

SALUD PÚBLICA GLOBAL

Otro tema muy importante de bienes públicos es que Trump ha anunciado la salida de Estados Unidos de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Lo hace cuando no ha pasado mucho tiempo desde que el Covid-19 hizo muy evidente que controlar las epidemias es un asunto global de gran importancia. La OMS es el espacio donde todos los países del planeta buscan concordancias y planes comunes frente a este y otros temas de salud pública, y la salida de los EEUU del mismo lo golpea muy seriamente.

La globalización facilita la circulación de virus con mayor rapidez. Algo como el Covid puede repetirse y la mejor forma de enfrentarlo es con acuerdos globales. Se requiere un sistema de alertas, que sólo puede funcionar si todos estamos en ello. Además es necesario establecer un sistema para que la investigación y el desarrollo de vacunas se haga poniendo por delante el bienestar colectivo y no las ganancias de alguna trasnacional farmacéutica.  

La salud pública global ha estado notoriamente desfinanciada por muchos años, lo que ha sido una de las grandes causas de que no se hayan logrado metas como la erradicación completa de la polio o la reducción planteada de la mortalidad infantil. Estados Unidos aportaba casi un 20% del presupuesto de la OMS pero eso era apenas la mitad de la diezmilésima parte de su PBI anual, es decir, algo ínfimo en relación a su economía. La salida de EEUU de la OMS, por eso, es totalmente injustificable. Pero la razón no abunda hoy en el gobierno de Trump.