El nuevo gobierno empezó con interesante anuncios, realizados en especial por el premier Cesar Villanueva, sobre la revisión de exoneraciones. Tuesta no fue precisamente un luchador en su favor.
En efecto, Tuesta empezó su gestión anunciando cortes en el gasto corriente, bajo el pretexto de gastos superfluos. No se sabe si los gastos identificados eran ”pura grasa” ni si realmente hubo cortes significativos, sí sabemos que al menos el Congreso dirigido por Galarreta y el keikismo siguió comprando flores y frigobares.
El segundo paso de Tuesta fue el gasolinazo; un aumento del impuesto a la gasolina que, mezclado con elevaciones de impuestos a los cigarrillos y las gaseosas pretendió pasar como un paquete en favor de la salud y el ambiente. Pero era claro que lo más importante era, de lejos, el impuesto a los combustibles, y que éste encarecía fletes, afectando transportistas, microempresarios y bolsillos populares. El pretexto de favorecer la salud y el ambiente quedaba desnudado como sólo un pretexto, al constatarse que el MEF de Tuesta no movía un dedo en favor de un etiquetado informativo a los alimentos chatarra o de la necesidad de limitar el uso de bolsas de plástico para proteger el ambiente, casos en los que el fujimorismo en el Congreso claramente sabotea regulaciones de interés público por defender intereses corporativos.
Al mismo tiempo, Tuesta salió a defender que se mantuvieran las exoneraciones tributarias y el régimen laboral que recorta derechos de la agroexportación, contradiciendo el mensaje inicial de Villanueva. Que el secretario general de Fuerza popular José Chlimper sea uno de los principales empresarios del ramo quizás no sea pura coincidencia.
Mientras tanto Tuesta también hacía mutis por el forro en relación a la necesidad de que las cooperativas de ahorro y crédito, cientos de ellas ubicadas en el VRAEM y varias con estafas y lavado de dinero del narcotráfico de por medio, fueran reguladas por la Superintendencia de Banca. Estaba claro que Tuesta, quien en alguna oportunidad dijo que no estaba para contentar a nadie, tenía en mente claramente el evitar toda confrontación con el fujimorismo, defensor de mantener estas cooperativas desreguladas. Clarísimo nos quedó que Tuesta era valiente contra el pueblo nomás.
La última semana Tuesta hizo un intento desesperado de decir que el gasolinazo no afectaba al pueblo porque la inflación estuvo baja. Nadie quedó convencido.
Hay quienes ahora lamentan su salida. Sin duda, cambiar un ministro a dos meses de su ingreso no es bueno. Pero el periodo de prueba legal en un trabajo es de tres meses y claramente Tuesta no estaba aprobando. Vizcarra ha aplicado una vieja receta económica: cuando algo no funciona lo mejor es cortar las pérdidas. Lamentablemente tenemos fuertes dudas que se nombre a otro personaje que no sea sino más de lo mismo que tenemos hace treinta años.
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