Al haber permanecido apenas dos meses David Tuesta en el ministerio de economía y finanzas, el tiempo es insuficiente como para pensar “como nos deja la economía”: su huella no ha sido grande (aunque el gasolinazo queda para el recuerdo). Es oportuno, sin embargo, ahora que estamos estrenando nuevo ministro, hacer un balance de la situación económica.
Como se sabe, el crecimiento el PBI ha sido bastante bajo los años anteriores, llegando a apenas 2,5 por ciento el 2017. A partir de la caída de los precios de los metales y demás materias primas desde el 2011 (y cayendo 15 por ciento el 2015), el crecimiento del PBI se vino abajo. Las medidas neoliberales tomadas por Humala con los paquetazos antiambientales y la rebaja de impuesto a la renta a las grandes corporaciones, no lograron reimpulsar la inversión. Sin la rentabilidad de los altos precios de los metales la inversión privada se retrajo, y ante la falta de un impulso fiscal y crediticio a la demanda interna, la recesión se instaló en sectores claves como la construcción y la industria.
En el último par de años 2016 y 2017, a pesar de que contar con buenos precios de los metales a nuestro favor (subieron 26 por ciento) nuestra economía casi no creció. No crecimos por dos factores: por un lado la demora en que la inversión y la tributación minera se recuperen (son lentas en responder), y por otro las desacertadas políticas macroeconómicas que, en vez de promover rápida y decisivamente la reactivación con menores tasa de interés y mayor inversión pública, confiaron en el “libre mercado” y reaccionaron con mucha lentitud. Así, la inercia del frenazo fue más fuerte que los buenos vientos internacionales. Peor aún, PPK cometió la gran torpeza de recortar la inversión pública: tremendo autogol del “gobierno de lujo”. Una de las consecuencias más nefastas de esta mala situación macroeconómica ha sido la caída del empleo, que registró una franca caída el año pasado, con cientos de miles de puestos de trabajo perdidos.
Los datos más recientes, de marzo y abril, parecen indicar que el crecimiento económico se está recuperando. La causa fundamental de esto no es una política económica que destaque por su perfil reactivador y diversificador, sino simplemente debido a la suerte de los precios de los metales con el cobre manteniéndose encima de 3 dólares la libra, un precio bastante alto para los estándares históricos. El impulso económico de afuera tardó en llegar pero ya está acá y paree que se mantendrá un tiempíto. Aunque la situación de la economía mundial es bastante incierta por la guerra comercial de Trump y el alza en las tasas de interés, todavía el PBI a nivel planetario está creciendo fuerte y eso impulsa los precios de los commodities al alza.
Aun no sale el dato del PBI de abril pero sin duda será bastante positivo, con el agro creciendo 11 por ciento y la pesca, por razones naturales, un 80% (solo eso empuja el PBI del mes en 1,5 puntos hacia arriba). Otros indicadores más vinculados al mercado interno también han dado un giro al alza, por ejemplo la electricidad ha aumentado 6 por ciento y la recaudación del IGV 18 por ciento. El aumento en la producción de electricidad quiere decir que ha aumentado su consumo, lo que está vinculado a mayor producción y demanda en las casas. La recaudación por IGV también significa que empieza a haber más ventas, las que jalan a la producción. Otro indicador de que hay recuperación de la demanda son las importaciones; las importaciones de bienes de consumo han aumentado en el primer cuatrimestre del año en 13 por ciento, pasando de 2,090 a 2,350 millones de dólares. Si bien esto representa una enorme cantidad que bien podría haberse derivado en parte a la producción nacional, igualmente refleja un aumento en el consumo.
Un factor detrás de esta mejora del consumo es el crédito, que ahora aumenta al 9 por ciento anual, unos 12 mil millones más que el año anterior, una cifra significativa. Al mismo tiempo las grandes empresas tienen crédito más barato, habiendo caído la tasa de interés que pagan de 5 por ciento a 3,2 por ciento, aunque para las medianas empresas sigue en 10 por ciento anual y para las pymes sube de 32 por ciento a 35 por ciento anual: hay en este terreno tratamientos diferenciados de parte de los bancos y olvido y negligencia en apoyar las pequeñas empresas de parte del estado.
Las ventas de cemento han aumentado 8 por ciento, indicativo de una recuperación de la construcción, a su vez explicada por la inversión pública que finalmente empieza a crecer (+ 17 por ciento). Por su parte, las exportaciones no tradicionales han aumentado durante el primer trimestre en 17 por ciento, reforzando una tendencia creciente que mantienen hace más de una década. El conjunto de la producción no primaria, sumando industria, construcción, comercio y servicios, que había estado casi parada, creció 3,5 por ciento el primer trimestre; los datos de la industria son los primeros en azul en cuatro años.
A pesar de eso, las cifras de empleo del ministro de trabajo siguen mostrando una caída del empleo en abril, del 0,3 por ciento. La lentitud que aun registra la recuperación de la producción, las expectativas aun dubitativas de los grandes empresarios, la posibilidad de extraer más horas extras sin paga adicional y el hecho de que el crecimiento en la industria es aun débil e inicial, son factores claves en explicar que, aunque la producción crece, el empleo cae. No se puede descartar, asimismo, que se haya ampliado el contrato “en negro”, fuera de planilla, en las empresas, facilitado por el desgobierno y la masiva inmigración venezolana que oferta trabajo ilegal a bajo precio.
LA POITICA FISCAL
Un elemento crítico para que la economía siga creciendo o se estanque es la política fiscal. El 2016 el ajustón de PPK-Thorne se trajo abajo la economía. Mantener una inversión pública creciente es fundamental. Sin embargo, las presiones de quienes quieren priorizar el control del déficit es grande. Ellos responden a puntos de vista ideológicos y a los intereses de los pocos bancos y grandes empresas que pueden financiarse en el mercado internacional y para quienes lo que digan las clasificadoras de riesgo como Standard&Poor´s les puede representar medio o un punto más de tasa de interés. Esto era algo que para David Tuesta, largo tiempo funcionario del BBVA, resultaba fundamental, al igual que para PPK.
Es eso lo que explica el gasolinazo y el absurdo intento de cobrar impuesto a la renta a trabajadores vulnerables a caer en pobreza. Se priorizó reducir el déficit fiscal y se prefirió caerle encima a las mayorías que a las grandes empresas mineras, bancos, seguros, universidades-negocio y agroexportadoras que gozan de exoneraciones tributarias. La reacción popular de rechazo a estas injustas medidas los puso en su sitio y sacó a Tuesta del cargo.
Al respecto, en la coyuntura los ingresos corrientes (tributarios y no tributarios) muestran un alza fuerte: entre enero y abril del 14%. En abril se recaudaron 3,500 millones de soles más que 2016, principalmente por mayores pagos de regularización del impuesto a la renta (subieron de 1,600 a 3,400 millones), lo que refleja las mayores ganancias hechas durante al año pasado, en especial por parte de las empresas mineras beneficiadas por el alza de precios internacionales. Esto muestra que no, el gasolinazo No era una necesidad urgente. Tanto desde este punto de vista, de los ingresos del año, como considerando los fuertes ahorros que tienen guardados el estado y que suman más de 100 mil millones de soles, el gobierno tiene amplias posibilidades de mantener un impulso fiscal y no ceder a los ”halcones del déficit”.
LA POLÍTICA
Quienes se quejan de que el gobierno debió escuchar menos a la calle y ser más “firme” apoyando a Tuesta, olvidan que éste fue valiente en imponer más impuestos sobre las mayorías pero al mismo tiempo defendía más exoneraciones para agroexportadores y era recontratímido en defender la salud pública de la industria de la comida chatarra, el ambiente de los plásticos o el erario nacional de las millonarias exoneraciones a bancos, mineras y universidades-negocio. Actuar contra la gente no es “valiente”, es autoritario y antidemocrático, igual que el macho que “le muestra a su mujer como son las cosas”.
El reciente mensaje de Vizcarra planteando cobrar deudas tributarias es bueno, dadas las millonarias deudas de Telefónica, Lan/Latam y Yanacocha, pero no debe olvidarse de los 6 mil millones de soles anuales de impuestos que se devuelven anualmente a las mineras o los 16 mil millones de exoneraciones tributarias. En el corto plazo, sin embargo, la clave para mantener el crecimiento económico será que puedan mantener el ritmo de gasto e inversión pública.
Por otro lado, si el empujar fuerte la inversión pública es lo esencial para que el PBI agarre tracción, una mirada de mediano y largo plazo exige replantearse la idea de un crecimiento sustentado en exportaciones de minerales, con alta desigualdad y estado sumamente débil en lo social, en la regulación de los mercados y en lo productivo. Sin más empleos dignos, mejor educación y salud públicas y más justicia frente a los monopolios, los agudos problemas sociales seguirán y con ellos la tendencia a caer en la ingobernabilidad.
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