Algunas señales de mejora de la economía peruana en el segundo trimestre de este año fueron interpretadas por el ministerio de economía, el BCR y los economistas defensores del modelo como si fuera una retomada en firme del crecimiento. La situación no era, para nada, tan optimista como decían, ya que el empleo seguía cayendo. Desde julio, sin embargo, las condiciones de la economía mundial cambiaron sustancialmente, cayeron los precios de las materias primas que exportamos y subieron las tasas de interés internacionales. Los vientos que habían sido favorables se tornaron en contra, pero la política económica no cambió. En esas circunstancias, era fácil pronosticar que la economía se paralizaría.
NOTICIAS INTERNACIONALES
El Fondo Monetario Internacional en boca de su directora Christine Lagarde ha anunciado que el crecimiento económico mundial se ha frenado, y lo mismo ha señalado el Banco Mundial para América Latina. La agencia Bloomberg ha reportado que las inversiones mineras caen a nivel mundial, lo que no era de sorprender ya que a menores precios las minas reducen su rentabilidad. Un estudio del FMI encontró que efectivamente la inversión privada minera seguía de muy cerca los precios internacionales de los metales, y además que en Latinoamérica eso se contagiaba a la inversión en los demás sectores.
No somos la excepción a la caída de la inversión minera. Uno de los proyectos mineros que se esperaba se iniciara este año, llamado Pampa del Pongo, ha postergado su inversión. Esto no se debe a ninguna protesta social, argumento en el que los defensores incondicionales de la minería como “El Comercio”, Roberto Abusada y Jaime de Althaus insistieron en años anteriores. Según Gestión se debe a que las empresas chinas no consiguen financiamiento, porque al bajar los precios de los metales las empresas mineras tienen menos caja para invertir y los bancos están más renuentes a prestarles. Es que una cosa es una mina con el precio del cobre a 3,20 la libra, como estaba en junio, y otro es a 2,75, como estaba en setiembre (y en donde hasta el BCR pronostica se quedará todo el 2019). Las estadísticas muestran que la inversión minera total fue en agosto 5 millones menos que el mes anterior, y eso luego de que las importaciones de maquinaria y equipo para todos los sectores habían caído en julio en 6 por ciento. Vamos, que está clarísimo que esta que era la gran esperanza de Vizcarra para reactivar la economía no tendrá el dinamismo esperado. Quienes apuestan por un nuevo ciclo de crecimiento primario-exportador deberán esperar varios años más.
EL MERCADO INTERNO
Mientras la apuesta minera se cae, está cada vez más claro que el empleo, los salarios y con ellos el consumo interno no está mejorando como pretendían el MEF y el BCR, sino todo lo contrario. La última medición del INEI correspondiente al trimestre junio-agosto muestra que en Lima hay 90 mil trabajadores menos con seguro de salud (EsSalud o privado), lo que es una medida clave de empleo formal. El ingreso real de los trabajadores está estancado pero los trabajadores que apenas tienen primaria han visto caer sus ingresos aun cuando el costo de vida siempre sube. Es decir, los trabajadores menos calificados y más pobres son los más golpeados económicamente, debido a que en este sector es donde se sufre con mayor intensidad la competencia de los inmigrantes venezolanos, que aunque lleguen siendo profesionales igual tienen que emplearse como mozos de restaurante.
El indicador de confianza del consumidor, debido a que arroja indicadores negativos, ha sido ocultado por el MEF y el BCR todo este año. Porque incluso durante ese segundo trimestre del año que supuestamente fue de crecimiento los consumidores se mantuvieron pesimistas; en los sectores C, D y E que son las más masivos y de menores recursos el pesimismo ya lleva 18 meses continuos. Esto coincide, claro, con una situación de empleo durísima, en la que la enorme mayoría considera que es cada vez más difícil conseguir empleo (otro dato que casi no sale en los medios y se oculta en las presentaciones oficiales, incluso apostaría a que el ministro Oliva nunca se lo ha informado a Vizcarra o Villanueva). ¿Cómo no ser pesimista si no se consigue chamba? En lo que podría parecer una paradoja, mientras nuestro país recibe 400 mil inmigrantes venezolanos, un 60 por ciento de peruanos se iría del país y un 30 por ciento tiene planes concretos de hacerlo, lo que sin duda se debe a estas dificultades económicas a las que nadie parece prestarles atención.
La situación ha empeorado los últimos meses. La producción y consumo de electricidad, por ejemplo, que repuntó un poco en el segundo trimestre llegando hasta crecer 6 por ciento en abril, ahora está en 2 por ciento, siendo un recurso clave demandado por diversos sectores productivos. El cemento, insumo indispensable en la construcción, ha pasado de crecer 8 por ciento en abril- mayo a menos de 1 por ciento en agosto. El pago del IGV interno, relacionado directamente a las ventas, pasó de crecer 18 por ciento a solo 1 por ciento. No parece ser un fenómeno coyuntural. Las expectativas empresariales, reportadas por el BCR han caído en setiembre. De los 7 indicadores que se usan para medir como va la situación actual de las empresas, todos han bajado en setiembre, en especial la demanda esperada, que es la que tiene mayor correlación con el PBI. De 10 indicadores de expectativas empresariales a futuro, hay 7 que han caído. Todo indica que la situación de empleo se va a hacer más difícil en el futuro próximo, con menos puestos de trabajo al mismo tiempo que siguen ingresando libremente inmigrantes a disputar esas escasas posibilidades de un empleo formal. Si Vizcarra no saca las lecciones políticas de esta tendencia, su popularidad le va aduran muy poco.
OTRA POLÍTICA ECONÓMICA ES POSIBLE
Ante el bajo crecimiento (apenas 2% en la última medición) y la pérdida de empleos (cae en 0,3% según la encuesta a empresas del ministerio de trabajo) se requiere un giro hacia una política fiscal y monetaria reactivadoras que levanten el mercado interno, faciliten y abaraten el crédito y promuevan sectores productivos diversificados. Más allá de la postura del MEF y BCR de hacer como el avestruz y negar la realidad, he escuchado dos argumentos en contra de dar un giro de este tipo.
El primero se sustenta en la historia peruana de los últimos 20 o 25 años y dice que el 60% o más del crecimiento económico de explica por las variaciones en los precios internacionales y las finanzas mundiales. Sería pues poco lo que se puede hacer, ya que el Perú no es sino un barquito de papel en medio de las fuertes corrientes de la economía mundial.
Efectivamente hay estudios bastante sólidos sustentando que el crecimiento de la economía peruana se ha movido siguiendo lo que sucede en el exterior. Pero la revisión de cómo ha evolucionado la economía peruana en el pasado solo permite analizar lo que sucede bajo ésta política económica neoliberal que nos domina hace tres décadas, y no dice nada respecto de lo que pasaría si se hiciera una política económica distinta. Podemos usar una analogía para entender mejor este asunto. Imaginemos que por bastantes años observamos la salud y enfermedad de una persona a la que no le hacen buenos diagnósticos y por lo tanto sufre de gripes y hasta neumonías cuando cae la temperatura (como lo que pasa con el friaje en amplias zonas de la sierra y selva). Las recetas que se aplican, como se puede constatar, son inefectivas. ¿Qué eso suceda todos los años durante varias décadas y que por tanto sea una “regularidad” histórica, quiere acaso decir que estamos condenados a que siempre que enfríe el clima la gente se enferme y muera? No, claro que no. Solo nos permite predecir que si seguimos haciendo lo que hemos (o no) hecho antes, ese será el resultado. Pues igualito sucede con la economía peruana, si la política fiscal y monetaria no ha tenido efectos importantes sobre el crecimiento y el empleo es por su errado diagnóstico y sus malas recetas, y no porque algo distinto no tenga potencialidades.
El otro relato sugiere que el Perú se ha fortalecido tanto que es distinto a todos los demás países, así que ahora que sopla un viento helado ya no nos vamos a enfermar. ¿Es así? No lo creo. Quizás no nos vayamos al fondo del pozo como Argentina o Turquía, pero ya la inversión minera y los ingresos fiscales se están cayendo. Frente al friaje, nadie apostaría a que los peruanos están tan sano y bien nutridos que no hay que protegerse; tampoco debiéramos hacer esa apuesta con la economía peruana. Lo más razonable es hacer un buen diagnóstico y aplicar una receta adecuada. Seguir con políticas fiscales pro-cíclicas que limitan la inversión pública y con un BCR que no rebaja las tasas de interés es como hacer con la macroeconomía lo mismo que hemos hecho durante muchos años frente al friaje, cuyos resultados todos los conocemos.
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