Una caída de 0,3 por ciento del empleo total en empresas formales, que llega a menos 2 por ciento en la industria limeña y a menos 3 por ciento en la industria provinciana, son los últimos datos del ministerio de trabajo, referidos a agosto.
Otros medios resaltan que el crecimiento del PBI de agosto fue bastante bajo, el más reducido de todo el año, apenas superior al 2 por ciento. La cifra merece análisis, por cierto. Ese magro 2 refleja claramente que la economía ha pasado nuevamente a una fase de estancamiento, luego de un pequeño respiro en el segundo trimestre del año en el que la cifra se elevó hasta 5 por ciento de crecimiento. Incluso es bajo 2 por ciento de crecimiento de agosto refleja un poco de casualidad, ya que se debe en buena parte a que justo el mes medido comenzó la pesca, creciendo ésta 25 por ciento, sin la cual el crecimiento no llegaba ni a 2. La disminución del crecimiento se debe a que, con la caída de los precios internacionales de los metales, la minería y la inversión minera están en franco retroceso, a que no hay una recuperación sustancial de la industria y a que el ministro de economía no pisa el acelerador de la inversión pública por su preocupación en reducir el déficit mientras mantiene las exoneraciones tributarias y las devoluciones de impuestos a privilegiados.
Importante como es el crecimiento económico, sin embargo, creo que el indicador económico que debemos tener como objetivo es el del empleo digno, el empleo con seguridad social y derechos, aunque estos sean mínimos con la legislación peruana que favorece contratos temporales. Porque es el trabajo lo que da sustento económico a las familias peruanas, es el trabajo el que permite llevar el pan a la mesa y con el que los padres de familia apoyan a sus hijos para que estudien y progresen. Sin empleos en empresas, formales, nos vemos condenados a que haya más autoempleados, como los ambulantes subiéndose a los micros, obligados a ver como sobreviven con ingresos misérrimos y sin seguridad alguna.
Hace muchos meses ya que los datos de las estadísticas de trabajo son negativos. En realidad, doblemente negativos, porque cada año entran a buscar trabajo unos 250 mil jóvenes debido al crecimiento demográfico, así que si no creamos nuevos puestos de trabajo, aumenta el subempleo y el autoempleo de sobrevivencia y vamos para atrás.
Para que aumente la demanda de mano de obra ee necesita una política de reactivación. El MEF debe aumentar el presupuesto de inversión, en especial a las municipalidades. Un nuevo impulso debe darse a la diversificación productiva, a la industria, al agro, el turismo y los servicios, con crédito facilitado y centros de innovación tecnológica. Una nueva política económica cuyo objetivo central sea el empleo, el ingreso familiar y el bienestar de los peruanos.
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