ECONOMIA PARADA: OPCIONES DISPONIBLES
Según las cifras oficiales el PBI en setiembre creció apenas 2 por ciento, el último dato disponible. Estamos muy lejos de ese 4 por ciento anual repetido como un mantra por el MEF y el BCR aunque ya nadie cree en esa meta. Vale incluso recordar que en agosto de este año Carlos Oliva elevó la proyección de crecimiento de este año de 3.6 a 4 por ciento, cuando ya era claro que enfrentábamos vientos adversos con una caída de precios de nuestras exportaciones de minerales y un alza de tasa de intereses en EEUU.
La situación es aún más grave de lo que ese magro 2 por ciento de crecimiento de setiembre parece indicar, ya que ese nivel solo se logró por la suerte de la temporada de pesca, rubro que creció casi 20 por ciento. Sin eso el crecimiento en vez de 2 hubiera sido cero. ¿Cómo así? Porque al mismo tiempo la construcción cayó 3 por ciento y la industria para el mercado interno prácticamente no varió (+0,5%), siendo estos dos sectores claves en la inversión, el avance tecnológico y el empleo.
El golpe sobre los hogares populares de esa parálisis económica está a la vista. El último informe de empleo del INEI para Lima (a octubre 2018) muestra que en el último año se han perdido 34 mil puestos de trabajo en empresas de más de 10 trabajadores, el subempleo por horas ha aumentado en 88 mil y hay 77 mil trabajadores menos con seguro de EsSalud o privado. El problema en Lima se ha ido acumulando, porque ya entre el 2015 al 2017 se habían perdido 36 mil puestos de trabajo; llevamos 3 años seguidos con el empleo cayendo en Lima. Ante la falta de opciones los 300 mil jóvenes peruanos que entran al mercado de trabajo cada año deben volcarse al trabajo informal e independiente en las calles, donde deben disputar el deprimido mercado existente con los 350 mil venezolanos inmigrantes.
Muchos peruanos, sin embargo, creen que aunque la macroeconomía no muestre progreso, a ellos personalmente les va a ir bien. Una dosis de optimismo es necesaria en la vida, pero si la situación económica general es mala, las oportunidades económicas se cierran; hay menos empleos disponibles y por eso conseguir uno se hace mucho más difícil. Para quienes intentan salir adelante con un micronegocio, como la demanda global se reduce porque la gente está “chihuán” y además hay mucha más personas tratando de vender en las calles, el éxito empresarial será mucho más limitado y predominará el negocio misio, el ambulante sobreviviendo sin lograr progresar, el microempresario a quien no le queda otra sino cerrar las puertas porque las cuentas no cuadran. Peor aún si el estado da todas las ventajas a los grandazos, que gozan de exoneraciones tributarias, leyes especiales y privilegios diversos que no están al alcance del pequeño o microempresario.
Diagnóstico y Alternativas
¿Por qué estamos tan mal en crecimiento y empleo? Porque el MEF ha aguantado la inversión pública, el BCR mantiene altas las tasas de interés y seguimos esperando la promoción de nuevos sectores productivos que diversifiquen nuestra producción.
La inversión pública viene en franco retroceso, cayendo del 5.5 por ciento del PBI en 2012-2014 a apenas 4.6 por ciento este año, lo que significa más de 7 mil millones de soles de recorte presupuestal. El ritmo de la inversión pública este año ha sido totalmente irregular (en setiembre la inversión pública cayó según las cifras oficiales en 9 por ciento aunque se recupera en octubre) en vez de tener el empuje fuerte y sostenido que se requiere para reactivar la economía.
La responsabilidad es del ministro Carlos Oliva del MEF. Para defender a Oliva, sus amigos neoliberales de la Confiep tratan de echarle la culpa de la baja inversión pública a cualquier otro. A comienzos de este año, decían que la clave era que Odebrecht y las constructoras corruptas pudieran seguir operando, lograron que en medio de la bronca el gobierno PPK y la mayoría Fujimorista aprobaran la ley que querían y les dejaron que siguieran manejando sus empresas corruptas incluso mientras se resistían a la justicia y negaban lo evidente, que las socias de Odebrecht habían sido parte de la coima. Pero la inversión pública ¡ay! Siguió muriendo.
Ahora vienen inventando que el problema es que los gobiernos regionales y municipales son ineptos y que eso será peor el próximo año. Pero hay estudios que muestran claramente que si se les da más fondos, pueden hacer más obras. No hay ningún misterio en esto, vamos, que si un gobierno descentralizado o cualquier entidad pública tienen más presupuesto puede invertir más, y eso lo controla el MEF. Incluso hay otros mecanismos, como facilitar presupuesto a los propios colegios o centros de salud para que junto a los padres de familia mejoren su infraestructura y equipamiento, hacer programas de empleo temporal y pequeña infraestructura junto a organizaciones comunitarias o darle fondos de inversión a la seguridad social a quien el estado debe varios miles de millones de soles.
Que no nos engañen: la razón de fondo por la que el MEF de Oliva y la Confiep mantiene atracada la inversión pública es porque prefiere regalar el dinero a grandes empresarios mediante exoneraciones tributarias, y de paso luego insistir en la privatización vía APPs. Lo peor es que el Presupuesto 2019 enviado por el MEF al Congreso mantendría esta política de ajuste fiscal durante el próximo año, condenándonos a otro año más sin crecimiento ni empleos.
Además de meter un empujón de inversión pública, esta vez en serio y no meciéndonos como hasta ahora, por otro lado el BCR debiera reducir la tasa de interés y facilitar el crédito para promover la inversión privada. En vez de eso Julio Velarde y José Chlimper al timón del BCR hacen exactamente lo contrario: mantienen el crédito caro y difícil. Está claro su poco o nulo interés en que el gobierno de Vizcarra salga adelante. Finalmente, es urgente una política de promoción de la agricultura, la industria, el turismo y las economías regionales diversificadas. El continuismo neoliberal persiste en privilegiar mineras, APPs y grandes monopolios, mientras deja al agro sin crédito, a la política de innovación sin presupuesto y a la diversificación productiva sin apoyo.
Por Donde No ir
La apuesta neoliberal era que una nueva alza de precios del cobre y los metales que exportamos sea la locomotora que mueva la economía peruana, como sucedió entre los años 2004 y 2012. Pero esa confianza en que nos empujarían los vientos internacionales se vino abajo desde mediados de año con la caída de precios y volatilidad de la economía mundial. El problema es que en vez de reaccionar inteligentemente quieren regresar a la política de Humala, que sacó cuatro paquetazos legislativos rebajando estándares ambientales, reduciendo impuestos a la renta de las empresas y recortando derechos sociales, bajo la teoría de que así se atraería la inversión privada. Eso benefició a los grandes empresarios que se embolsicaron la reducción de impuestos y las multas ambientales no pagadas, pero no ayudó en nada a la mayoría de peruanos. PPK insistió en esa profundización neoliberal con el lema del “destrabe” de las APPs (Alianzas Público-Privadas) con harta plata del estado, como se vio en el caso del aeropuerto de Chinchero, en el cual el estado le regalaba varios cientos de millones a la empresa trafera de esa APP.
Ahora nos vienen con la misma cantaleta, la de la “excesiva burocracia”, los trabajadores con demasiados derechos y el relanzamiento de las APPs plagadas de corrupción, camino que no reactiva la industria ni mejora el empleo pero sí aumenta las ganancias concentradas en un pequeñísimo grupo de poder económico. Sería fatal si siguiéramos ese camino.
Por otro lado, hay algunos ciudadanos, molestos por la ola de corrupción que creen que por esa situación no habría que dar más fondos para que gobiernos regionales o municipales inviertan. Tienen razón en estar molestos y comparto la rabia, pero también la educación pública tiene problemas de gestión y no por eso vamos a cerrar los colegios, y también en la policía hay muchos corruptos pero no por eso vamos a despedir a todos los policías. No nos queda de otra sino persistir en limpiar y mejorar la educación y la policía. En el caso de las pistas de nuestras ciudades que están llenas de huecos ¿qué vamos a hacer, dejar que terminen de destruirse porque hay corrupción mientras no hacemos ningún proyecto para mejorar el transporte? Eso es absurdo. Insisto: no hay alternativa sino mejorar la inversión pública.
Esto no es “comunismo” como atacan ahora los alanistas asustados y la derecha corrupta y ultraviolenta. Si alguien pensaba que la opción venezolana con estatizaciones por doquier era una alternativa, su fracaso es obvio. Pero seamos claros en que nada de la propuesta que desde la izquierda levantamos con Verónika Mendoza el 2016 iba en esa dirección. El fracaso venezolano y la corrupción latinoamericana en gobiernos de diverso tinte no niega la viabilidad de un gobierno sin lobbies ni privilegios rentistas a algunos tiburones, que tenga como objetivo central la creación de empleos dignos y el derecho a la salud y la educación, y que para lograrlo priorice la industria, la innovación tecnológica y la diversificación productiva
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