Todavía no se aprueba el proyecto de ley que amplía la vigencia del REJA, el régimen especial de jubilación anticipada en las AFPs, que fue bloqueado por el presidente Vizcarra a instancias del ministro de economía Carlos Oliva. Este régimen permitía a las mujeres mayores de 50 años y hombres mayores de 55 años que están desempleados, obtener una pensión en base al fondo que tienen acumulado en las AFPs o simplemente retirar su dinero. Hoy ya no lo pueden hacer.
El régimen de jubilación anticipada REJA simplemente permite que algunas personas opten por otras formas de gestionar su propio fondo acumulado. Solo se refiere al dinero que es de los trabajadores, nada más. No otorga subsidio estatal alguno, Así que de ninguna manera puede tildarse de populista.
En Lima metropolitana más de un millón de personas está desempleado o trabaja pocas horas porque no consigue empleo. El último año disminuyó en 31 mil el número de personas que tienen un seguro en EsSalud, es decir, son trabajadores formales, y los ingresos laborales se han reducido en 8,5 por ciento real para quienes apenas tienen educación primaria. Es decir, el “mercado de trabajo” está recontra duro, razón por la cual en “generación de empleo” el gobierno es desaprobado por 53 por ciento de los peruanos según encuesta DATUM.
Por esta razón, otorgarles una opción de autosostenimiento a quienes tienen años acumulados y un inclemente mercado de trabajo no les abre mayores oportunidades es bastante razonable. Tan razonable que en el congreso la prórroga del REJA lo apoyan todas las bancadas: en la comisión de trabajo la semana pasada la insistencia fue aprobada con votos de Fuerza Popular, Acción Popular, Nuevo Perú y Alianza para el Progreso. Por su parte Carlos Bruce, ppkausa cercano a los sectores empresariales, ha manifestado su apoyo e incluso ha planteado la ampliación del REJA para personas desde los 40 y 45 años.
DEBATE
A pesar de eso, no faltan las críticas a la jubilación adelantada. Un medio ha resaltado que habría gente que ha hecho una jugada financiera para retirar su fondo a los 40 años, edad en la que no hay un régimen especial y se necesita acreditar que puedes lograr una pensión básica para jubilarte. Lo que han hecho es prestarse plata del banco, ponerla en su fondo en la AFP como aporte voluntario, acceder a la jubilación adelantada, sacar toda su plata, repagarle al banco el préstamo y quedarse con lo que era su fondo propio. En resumen, le sacan la vuelta a las AFPs con sus propias armas financieras.
Pero más me ha llamado la atención las críticas de un analista liberal como Iván Alonso, columnista de El Comercio con cuyos artículos a menudo discrepo pero usualmente me parecen bien razonados. En esta oportunidad, su crítica al REJA olvida totalmente la ideología liberal a la que suele echar mano y parece un intervencionista socialistón cualquiera. Porque el sistema de ahorro obligatorio en las AFPs nos quita dinero de nuestro bolsillo violentando nuestra voluntad individual y nos trata de manera homogénea cuando todos tenemos diferentes condiciones, deseos y razonamientos, algo que Hayek y Friedman no dejarían de criticar duramente. En estas condiciones, quien cree que la libertad individual es un principio ideológico que debe prevalecer sobre cualquier otro, no puede sino pensar que el devolverle algo de la libertad de decidir a quienes tienen más de 50 o 55 años es un avance que debe ser aplaudido.
Iván Alonso sustenta que si dejas la plata en la AFP hasta los 65 años, acumulará más que la que tienes a los 50 años. Seguro que sí. Pero la pregunta que debe hacerse no es esa; es si nuestro dinero en la AFP acumulará más que en otras opciones y si quienes deben esa evaluación no son las personas decidiendo por sí mismas sin que el estado se lo imponga. Su otro argumento es que si la gente cada vez vive más años, entonces debiera trabajar también más años. Pero si hay un progreso económico continuo ¿no debiéramos pensar en gozar más la vida antes que matarnos trabajando hasta los 75 años? Y nuevamente ¿una ideología liberal no nos diría que, al margen de lo que pensamos al respecto, la decisión de hasta qué edad trabajar debe tomarla cada persona y no ser impuesta por el estado sin tener en consideración las distintas condiciones y deseos de cada uno?
INTERESES
El último argumento en defensa de las AFPs es que en realidad el dilema es entre un sistema privado con competencia o un monopolio estatal. Pero el sistema de AFPs peruano es un oligopolio que cobra altísimas comisiones y carece de verdadera competencia. Mientras en México se cobra 1,02 por ciento de comisión sobre el sueldo, en Colombia 1,11 por ciento y en Chile 1,18 por ciento, en Perú se cobra 1.61 por ciento. No por gusto las AFPs peruanas están en una fuerte campaña periodísticas y en un fuerte lobby para que no se permita el retiro anticipado y se acabe con la posibilidad de retirar nuestro dinero a los 65 años: es por amor a los chicharrones (sin alusiones a Alfredo Barnechea). Y los chicharrones son jugosos puesto que suman, luego de impuestos, limpiecitos para sus accionistas, más de 350 millones de soles anuales. Si hubiera un poder real del consumidor y no estuviéramos encadenados a este oligopolio, tengan por seguro que las comisiones bajarían igual que las ganancias de las AFPs.
Además se la llevan fácil: 67,000’000,000 de soles, casi la mitad de nuestro fondo, lo mandan al exterior, pero ni siquiera se dan el trabajo de analizar qué acciones o bonos son los mejores, sino que lo colocan en fondos mutuos que cobran una comisión adicional de 1 o 2 por ciento, cargada por supuesto a los afiliados no a las AFPs. En esas condiciones, es obvio porqué las AFPs prefieran que nuestro dinero se vaya al exterior en vez de invertirse para el progreso económico del Perú.
El año pasado las AFPs han mantenido altas tasas de ganancia para ellos al mismo tiempo que los afiliados hemos perdido mucho dinero en nuestros ahorros. Para los llamados “fondos 3” la pérdida el 2018 ha sido en promedio de 6 por ciento, con alguna AFP perdiendo hasta 7,5 por ciento, pérdida muy aparte de todo lo que nos cobraron de comisiones. Porque el sistema de las AFPs es así: de los fuertes descuentos que nos hacen todos los meses, ellos se cobran primero su comisión, que como hemos visto es de lejos la más alta entre los países de la Alianza del Pacífico, y luego invierten nuestro dinero en acciones e instrumentos financieros a las que les puede ir mal, en cuyo caso ellos no se hacen responsables: ya nos cobraron la comisión y no nos devuelven ni un céntimo aunque el resultado de como invirtieron nuestro dinero sea malísimo. Luego vienen a decirnos que el sistema privado es lo mejor por los incentivos que genera: ya pues, no se pasen.
Nada de eso ha mencionado la presidente a la Asociación de AFPs, Giovana Prialé, cuando ha salido a criticar al REJA. Prialé, quien el 2016 fue candidata a congresista por PPK, ha dicho que la mayoría se desemplea adrede para retirar su fondo, denigrando a los afiliados, y pretende asustarnos diciendo que al prorrogarse el REJA el estado debe desembolsar 1,500 millones de soles por bonos de reconocimiento, ocultando que esos bonos ya nos los dieron años atrás y apenas devuelven una pequeña parte lo que contribuimos al IPSS en décadas anteriores.
PUEBLO CONTRA CORRUPCIÓN
Los defensores de las AFPs explican que las pérdidas del 2018 se deben a la situación de las bolsas en el Perú y el mundo. En buena parte es así. Pero no podemos pasar por alto los 800 en pérdidas que sufrimos debido a que las AFPs invirtieron nuestra plata en constructoras corruptas asociadas a Odebrecht como Graña y Montero, incluso colocando en nuestra representación a José Chlimper (el ex – secretario general de Fuerza Popular) en el directorio de GyM, donde llegó a dirigir el comité de auditoría que “no vio nada ni supo nada” de las millonarias coimas que se pagaron por proyectos como el Metro de Lima y que terminaron causando al aniego con aguas servidas en San Juan de Lurigancho. Reitero: y todo eso ¡con nuestra plata! Asco total.
Necesario recordar también que la AFP Prima pertenece al grupo Romero, destacado aportante a la bolsa de 2 millones de dólares que la Confiep juntó para favorecer a Keiko. No es de extrañar por eso que en la campaña pasada José Chlimper como candidato a la vicepresidencia declarara que «el proyecto de ley que propone la libre disponibilidad del 95.5 % de los aportes realizados por los peruanos a las AFP al cumplir los 65 años es una ‘bomba de tiempo’ que se dejaría al próximo gobierno».
¿Qué hace Vizcarra en esa compañía, defendiendo a las AFPs para que puedan seguir cobrando comisiones abusivas a personas mayores desempleadas? ¿Hasta cuándo vamos a mantener un sistema de ahorro forzoso en beneficio de un oligopolio de cuatro grandes grupos financieros? ¿Se puede seguir postergando una reforma indispensable que genere un sistema de pensiones con sentido público, incentivos adecuados a nuestro país y socialmente eficiente?
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