Ollanta Humala, en una reciente entrevista luego de meses de silencio, ataca a la izquierda peruana tildándola de “infantil”, aunque no le quedó otra que reconocer las grandes oportunidades de Verónika Mendoza de ser gobierno el 2021.
Para Ollanta Humala gestionar que Odebrecht le de 3 millones de dólares para su campaña es síntoma de madurez. Decir durante cinco años por calles y plazas que iba a hacer la “gran transformación” para terminar como el “cosito” de la Confiep, nombrando como ministro de economía a quien venía de ser vice-ministro de Alan García, es para él “ser adulto”. Traicionar toda posibilidad de cambio económico completando el continuismo en el MEF con Julio Velarde en el BCR, antes nombrado por Alan García y luego ratificado por PPK y el fujimorismo, es lo que en su visión debe hacer un mayor de edad. Enfrentar los reclamos de los espinarenses por el agua contaminada metiéndoles bala, matando a dos y apresando a su alcalde violentando sus derechos fundamentales, es para Humala síntoma de “haber crecido”. Hacer sancionar a Javier Diez Canseco en el congreso sin base alguna solo por despecho le parece muy serio. Sacar cuatro paquetazos antiambientales y una “ley pulpín” quitándole derechos a los jóvenes le parezca propio de adultos responsables.
Pero si todo eso era tan bien pensado, planificado y reflexionado, ¿cómo explica que esa excelente gestión terminara con su partido destrozado, prácticamente sin bancada, cambiando a su candidato Milton von Hesse por Daniel Urresti para luego retirarlo a último momento maltratando a quienes lo defendieron a capa y espada como Daniel Abugattas?
Ollanta Humala hace sus declaraciones en la semana en que sale a luz como su ex – ministro de transportes y hombre de confianza Carlos Paredes había dirigido los 17 millones de dólares o más de coimas del “club de la construcción”, con nuevas evidencias de que el mismo Ollanta estuvo involucrado en los negocios de los empresarios Eduardo Sobenes y José Paredes, el hermano del ministro y compañero de promoción de Humala en el ejército. Humala puso 200 mil en la empresa Peruana de Vigilancia y Protección SA de Sobenes y Paredes, al mismo tiempo que ellos con su otra empresa Apoyo Total SA hacía contratos falsos para que Nadine Heredia justificara ingresos de origen ilícito. Vaya madurez.
Porque queremos ser un cambio real es que no debemos ni queremos ser esa “izquierda Madura”, que realmente lo que está más que madura es podrida. Somos una izquierda que es firme en la defensa del ambiente y en tomarse en serio el cambio climático, que no cede en pedir igualdad para las mujeres y la diversidad sexual, que busca recuperar nuestros conocimientos ancestrales promoviendo un diálogo intercultural horizontal sin aceptar discriminación alguna, que cree que la democracia hay que defenderla pero sobre todo practicarla con la gente, y quiere ceder ni un milímetro a la corrupción. Y sí, eso tiene algo de infantil: mantiene la pureza de los buenos sueños.
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