ECUADOR EN CRISIS

Ecuador enfrenta una seria crisis política. Una enorme protesta popular atraviesa el país, llegando a la capital y obligando al presidente Lenin Moreno a huir de Quito, a pesar de haber decretado estado de excepción y reprimir a los manifestantes con más de 500 detenidos y varios muertos. Sin duda Moreno recuerda claramente como en Ecuador ha habido varios presidentes que fueron sacados del cargo por la protesta popular, siendo el último caso el de Lucio Gutiérrez el 2005.

¿Cuál es la razón de la protesta? El punto más fuerte es el gasolinazo. El 2 de octubre las gasolinas subieron 35% y el diésel subió 123%, una brutalidad. El gobierno sabía que esta medida era explosiva ya que meses atrás había aplicado un aumento pero sólo a la gasolina “súper”, la de más alto octanaje que usan los carros caros.  El alza de la gasolina y los pasajes golpea más a los indígenas que viven en comunidades rurales y cuya distancia para llegar a las ciudades es mayor, siendo ese el grupo donde la pobreza es mayor (43% frente a 16% en las ciudades) y el más activo en las movilizaciones.

El contexto político inmediato también es combustible para la protesta. Las medidas tomadas por el presidente Lenin Moreno vienen apenas una semana después que, el 23 de setiembre, el FMI anunciara que había revisado la política económica ecuatoriana y dado su visto bueno a este plan aunque mantuvo en secreto las medidas que habían acordado. La fuerza colonialista del FMI se basa en que Ecuador le ha pedido un préstamo de 4,2 billones de dólares; si no cumple las condiciones no les dan el dinero. El mismo 2 de octubre el FMI sacó un comunicado respaldando el paquetazo de Moreno.

VENTAJAS A LAS GRANDES EMPRESAS

El gasolinazo no es la única medida antipopular tomada. A todos los empleados públicos les han recortado la mitad de sus vacaciones; a los que tienen contratos temporales – digamos como los CAS en Perú – les han rebajado 20% de su sueldo; y en las empresas públicas los trabajadores les cortarán 3%.

Como para suavizar el golpe, Lenin Moreno anunció que el equivalente al programa Juntos, que en Ecuador se llama “Bono de desarrollo humano”, va a ampliarse a 300 mil familias más y sube en 15 dólares. Antes se daban entre 50 y 150 dólares, contrástese con el Perú donde solo se dan 30 dólares sin importar el número de hijos, la anemia o la discapacidad. Está claro, sin embargo, que el paliativo no convence a los ecuatorianos.

Sobre todo porque al mismo tiempo Moreno dictó varias medidas para favorecer a las grandes empresas y exportadores. Rebajó el impuesto a los grandes exportadores de banano (plátano), eliminó impuestos a materias primas importadas y propuso al congreso la “devolución automática de impuestos” a los exportadores (lo mismo que decretó acá PPK) y postergar el cobro del impuesto a la renta. A inicios de año ya se había eliminado el impuesto a las ganancias extraordinarias de las empresas mineras con el pretexto de reducir la “incertidumbre”.

Más importante aún, Lenin Moreno ha planteado una reforma laboral para recortar salarios y facilitar contratos temporales. Hasta ahora en Ecuador los contratos temporales deben ser pagados con un 35% de salario adicional y solo se pueden aplicar en circunstancias muy específicas; el FMI quiere acabar con esos derechos laborales. Eso afectaría las posibilidades de que los trabajadores defiendan su salario, instaurando lo mismo que impuso Fujimori en Perú, donde el predominio de contratos temporales hace muy fácil a los empresarios despedir a los trabajadores que reclama un trato justo y reemplazar a un peruano por dos venezolanos que ganen la mitad.

AJUSTE Y COMPETITIVIDAD

En los últimos años el crecimiento económico en Ecuador prácticamente se detuvo; este año será negativo. Ello se debe a que desde el año pasado el gobierno de Moreno viene aplicando una política de ajuste fiscal, despidiendo empleados públicos y subiendo de precio la gasolina. El ajuste ha sido fuerte, del orden de 4 por ciento del PBI, lo que como era previsible (Keynes sigue vigente) se trajo abajo la demanda interna, la industria y el crecimiento.

El origen del problema está en la caída de precio del petróleo en el mercado mundial, que al 2014 estaba en cien dólares el barril y cayó a la mitad. El petróleo es la principal exportación ecuatoriana y una fuente muy importante de sus ingresos fiscales. Debido a que la deuda pública externa había ya crecido hasta el 50% de su PBI y se estaban quedando sin fuentes para cubrir su déficit, tenían que hacer cambios en la política económica. Pero eso no justifica el gasolinazo contra el pueblo; siendo necesario reequilibrar las cuentas fiscales una pregunta esencial es en quién debe recaer este costo, no siendo justo que todo lo pague el pueblo mediante el alza de la gasolina y quienes concentran la riqueza encima saquen ventajas adicionales.

Ecuador tiene, además de su dependencia petrolera, otro problema estructural grave: la dolarización absoluta. Nuestro vecino del norte es un país raro porque ya no tiene una moneda propia sino sólo el dólar. Un par de décadas atrás ellos tuvieron una tremenda crisis financiera causada por unos banqueros ladrones e irresponsables y en ese contexto tomaron como una medida de emergencia la dolarización. El asunto es que con el paso del tiempo esta política de tener moneda propia genera dos problemas muy serios: impide que una devaluación sirva para reequilibrar las cuentas externas y rentabilizar las exportaciones, y corta las posibilidades de una política crediticia de apoyo a la producción.

En años anteriores el avance de la inflación fue elevando los costos internos, restando competitividad a la industria ecuatoriana. Debieron aprovechar el momento de bonanza para recuperar su soberanía monetaria y responder a esa presión competitiva, el no haberlo hecho ha sido a mi juicio el mayor error económico de Rafael Correa. Sin embargo ese gobierno estableció algunas políticas interesantes de diversificación productiva; una orientado a energías sostenibles en base a centrales hidroeléctricas y otro con la Universidad Yachay, una universidad de Investigación de Tecnología Experimental. Ambas iniciativas fueron implementadas tardíamente por Correa y frenadas por Lenin Moreno. Ahora a Ecuador le resulta muy difícil reactivar la economía, el actual gobierno carece de cualquier propuesta al respecto y sólo sigue la tradicional receta de ajuste brutal del FMI que ya ha demostrado reiteradamente su fracaso.

LA POLÍTICA

Lenin Moreno fue elegido como el sucesor de Rafael Correa. Fue candidato de su partido, con el apoyo de éste y hasta con un vicepresidente muy cercano a Correa. Sin embargo a poco de llegar al gobierno giró a la derecha y se enfrentó al ex – presidente.

Correa gobernó una década habiendo sido electo presidente tres veces. He visitado Ecuador varias veces en los últimos años y en julio pasado y se siente que tiene respaldo. Para un peruano, hay un contraste muy claro entre nuestras pistas atoradas, carreteras llenas de huecos y un aeropuerto abarrotado por falta de ampliación, y las amplias y buenas  autopistas del Ecuador y el nuevo aeropuerto de Quito. ¿Cómo lo hizo? Correa supo capturar buena parte de la renta petrolera cuando el precio del oro negro estaba muy alto y lo invirtió en inversión social e infraestructura; mientras la inversión pública en Perú apenas llegó a 5% del PBI en los mejores años, en Ecuador estuvo entre el doble y el tripe de esa cifra. Aunque allá también hay acusaciones de corrupción de Odebrecht, su infraestructura es notoriamente mejor.

¿Qué pasará ahora? En medio de una crisis aguda, es difícil saber si Moreno resistirá o no, a pesar de que tiene todo el apoyo de las grandes empresas, de una prensa igual de derechista y concentrada que acá y del FMI y los Estados Unidos. Pero aún si cae, nadie se plantea en Ecuador acabar con la dolarización y las opciones de retomar un crecimiento de mediano plazo sin esa reforma fundamental se ven muy escasas. Sospecho que la crisis ecuatoriana tiene todavía para un buen rato y varias vueltas.

LECCIONES PARA EL PERÚ

Resaltan un par de lecciones de la comparación de Ecuador con Perú. La de política económica: sigamos desdolarizando y nunca caigamos bajo el hacha del FMI, que en este año nomás ya suma dos desastres políticos en la región, habiendo empezado con Argentina. La de institucionalidad política: lo que realmente desestabiliza a los gobiernos es cuando atacan frontalmente los bolsillos populares de manera abiertamente injusta y no cuando se toman medidas anti-corrupción cerrando un congreso dominado por una mafia.