El 2011 Dionisio Romero entregó 3 millones 650 mil dólares en billetes metidos dentro de maletines, directamente y personalmente a Keiko Fujimori. Dionisio Romero dice que esos millones eran sólo para “evitar el chavismo” y no pensaba obtener nada a cambio. No le creo.

LA HISTORIA POLÍTICA

Hay más elementos en esta historia. Una importante es que el 2016 también entregó otros 650 mil a Keiko Fujimori y a PPK, cuando no había ninguna candidatura “chavista”. ¿Y por qué puso dinero en dos candidaturas al mismo tiempo? Sólo e puede explicar con el objetivo de, llegado el momento, poder pedirle favores a quien fuera presidente cuando había dudas de quien saldría ganador.

Es interesante también revisar quien fue el “contacto” en cuya casa se entregaban los maletines llenos de dólares. Martín Pérez fue congresista electo por el PPC en el mismo periodo en que Keiko era congresista y fue también ministro de Alan García. Pérez no sólo era “muy amigo” de Dionisio Romero como éste ha dicho; había sido también director y gerente de varias empresas del grupo Romero. Para ponerlo de otra manera, este funcionario en la planilla de Dionisio Romero fue electo congresista por el PPC y, a pesar de que Alan García había derrotado a Lourdes Flores dos veces llamándola la “candidata de los ricos”, se hizo su ministro. ¿Era acaso Martin Pérez un gran político, un excelente candidato, una atracción para las multitudes? No, claro que no. Estaba allí para llevar, primero el congreso y luego al gabinete, la voz de los dueños del Perú. Falta saber cuánta plata puso Dionisio Romero en la campaña del PPC y del APRA el 2011 para que le consiguieran esos puestos.

El año anterior a las elecciones 2016 Dionisio Romero había conseguido que Martin Pérez fuera presidente de la Confiep, seguramente aliado a la familia de su esposa, una de las familias billonarias del Perú, los Baertl. No se trata de gente ajena a poner juntos los millones y el poder político. Augusto Baertl, la cabeza de ese grupo familiar, fue nombrado presidente de Petroperú por PPK y ahora es presidente de Graña y Montero, la mega empresa constructora corrupta, en otra muestra de cómo se mezclan las decisiones políticas con los negocios millonarios de las “mejores” familias del Perú.

¿DE QUIEN SON ESOS MILLONES?

Según ha declarado Dionisio Romero, los 3,65 millones entregados a Keiko son de Credicorp. Es decir, no son de él sino de una empresa que tiene cientos de miles de accionistas; aunque Romero sea uno de los principales no tiene más del 15 por ciento del total (pero al ser un accionariado difundido logra controlar la mayoría de votantes al elegirse el directorio de la empresa). Credicorp es el gran holding o “empresa madre” que es dueña del Banco de Crédito, la AFP Prima, Seguros Pacífico, Mi Banco y una docena de empresas financieras más. Credicorp está constituida en el paraíso fiscal de Islas Bermudas, lugar conocido por facilitar la evasión del pago de impuestos e impedir la fiscalización tributaria; de hecho es en ese país donde la contabilidad de los US$ 3,65 millones está registrada y será difícil para los fiscales peruanos obtener la información requerida. Pero las acciones de Credicorp se venden en la bolsa de valores de Nueva York desde 1995, la época de mayor poder de Alberto Fujimori, y en Estados Unidos deben someterse a la fiscalización de la SEC, la poderosa Security Exchange Commission.

Para entender por qué esta fiscalización es importante hay que hacerse una pregunta clave: ¿de dónde salieron los US$ 3,65 millones? En su origen, de todas las ventas del grupo, ya sean cobros de intereses por los créditos otorgados o primas de seguro. Esos millones fueron contabilizados como gastos, es decir, redujeron las ganancias de Credicorp. Como se trata de una empresa de accionariado difundido, eso quiere decir que cada uno de los accionistas de Credicorp, peruanos y extranjeros, recibimos menos dividendos y vemos disminuido el valor de las acciones. Uso la primera persona del plural, “nosotros”, porque un grupo de accionistas importantes de Credicorp son los fondos de los trabajadores manejados por las AFPs. Ese dinero, que nos han descontado de nuestro sueldo y que debe sustentar nuestra pensión de jubilación, se ha destinado a comprar acciones de Credicorp, las mismas que han perdido valor debido a estos aportes a Keiko y PPK.

La empresa Credicorp enfrenta ahora la posibilidad de que en Estados Unidos tenga problemas legales por esta razón. Esto también debiera ser posible en el Perú: han regalado mi dinero sin que eso tenga nada que ver con la razón de ser la empresa ni habiendo informado a sus accionistas que lo harían y tengo derecho a reclamar. Con el agravante de que, por ser una plata que debe sustentar nuestras pensiones, debía haber sido resguardada con especial cuidado.

INTERCAMBIO DE FAVORES

Dionisio Romero regalaba la plata de todos los accionistas de Credicorp pero parte de los favores que luego recibió de Keiko fueron para la empresa de la familia Romero, Alicorp. Alicorp es el gran monopolio de los alimentos industrializados en el Perú, con ventas de 8,459 millones el 2018. Vende marcas como fideos Don Vittorio, salsas Alacena y Nicolini, galletas Tentación, Casino y Victoria, panetón Milano, margarina Sello de Oro y caramelos Sayón. Todas esas marcas hoy llevan octógonos advirtiendo de su alto contenido de azúcar y/o grasas, algo que nos lleva a ser más conscientes y a reducir el consumo lo que a Alicorp no le convenía. La ley de alimentación saludable que establecía que debían ponerse estas advertencias obligatorias había sido aprobada el 2012, pero el gobierno Humala-Heredia vendido a la Confiep la metió en la congeladora y frenaron su aplicación. Lo mismo hizo PPK, al punto que cinco años de aprobada la ley no se aplicaba. Clara demostración de las debilidades de nuestra democracia bajo la Constitución de 1993 de Fujimori.

El problema se puso álgido cuando PPK cayó. En su reunión secreta con Vizcarra, Keiko le pidió al flamante presidente que siguiera manteniendo los octógonos en la congeladora y sacara a la ministra de salud que los defendía. En ese momento crítico de la historia nacional Keiko no discutió la agenda nacional, tampoco se preocupó por apoyar a sus aliados homofóbicos y anti-equidad de género. No. Keiko hizo cuestión de estado en defender los intereses de Alicorp, la empresa de Dionisio Romero quien en varios maletines el 2011 le había llevado US$ 3.65 millones de Credicorp y otros 450 mil el 2016.

Posteriormente, el congreso fujimorista aprobó un proyecto de ley matando los octógonos antes de que se aprobara el reglamento para efectivizar su implementación. Movieron a sus congresistas y contaron con el apoyo del APRA y de los voceros de la bancada PPK de ese entonces, Pedro Pablo Olaechea y Salvador Heresi, este último ahora candidato en la lista llamada “Contigo”. US$ 3.65 millones permiten comprar bastantes congresistas.

El congreso dominado por Fujimori y con el apoyo de la bancada PPK también ha mantenido las exoneraciones tributarias a los bancos que suman 838 millones de soles, a las AFPs que llegan a 215 millones y a los seguros por otros 593 millones de soles, sectores en los cuales son prominentes las empresas de Credicorp.

LATINOAMERICA Y EL MODELO

La desigualdad genera protestas en Chile y toda Latinoamérica. Sucede que la concentración de la riqueza no corresponde a emprendedores esforzados, genios que sacan nuevas tecnologías o constructores del futuro. Nada de eso. Los multimillonarios que tenemos acá dirigen monopolios que abusan de los consumidores, mineras que contaminan impunemente, bancos que nos bolsiquean sin asco, AFPs sin competencia que nos cobran groseras comisiones, grandes constructoras que coimean millones a presidentes.

¿Y cómo sostienen sus negocios? La clave está en que, cada cinco años, entregan maletines cargados de dólares a los candidatos amigos con posibilidades. A todos ellos. Su principal habilidad es “invertir” en el poder político y sacarle el jugo a esas “inversiones”. Ese truco lo aprendió Dionisio Romero Paoletti, el actual, de su padre Dionisio Romero Seminario.

En el papel y en los discursos tenemos un modelo económico de “libre mercado” donde se alaba la competencia. En realidad lo que hay es la concentración de la riqueza en manos de unos pocos monopolios, los que a escondidas mueven a los líderes políticos “anti-chavistas” a su favor. Estamos hartos de estos sinvergüenzas. Simplemente hartos.