Es curioso: la candidata que es denostada como anti-mercado, Verónika Mendoza, es la única que ha presentado propuestas concretas de apoyo económico a las empresas en esta emergencia. Los demás están la estratósfera de la ideología y en el cuento del ajuste fiscal, como se lee con mucha claridad en el panel de artículos sobre el tema publicado por los diversos candidatos en “El Comercio” el domingo pasado.

Empecemos por las principales medidas económicas que se necesitan de emergencia. La semana pasada escribí sobre la propuesta de sumar 15 mil millones de soles anuales a la inversión pública y sobre los empleos que ello generaría. Expliquemos un poco más su impacto sobre las empresas. En primer lugar, la enorme mayoría de esos fondos se irán a contratar empresas constructoras, preferentemente nacionales (apenas las pequeñas obras locales con empleo temporal son hechas directamente por municipalidades, ejecutoras públicas y organizaciones sociales y comunales). Es decir, se trata de dinero que va a ir directamente a las empresas privadas y que estas usarán para pagar planillas y comprar cemento, fierro, ladrillos y demás materiales de construcción a otras empresas privadas. Hay así un efecto multiplicador, directo, a la vena, para un amplio sector empresarial.

Se generarán así doscientos mil empleos, y los salarios que esas empresas paguen regresarán al mercado, porque esos trabajadores saldrán a comprar para cubrir sus necesidades. Lo mismo puede decirse con el dinero del Bono Universal que necesitan como apoyo urgente millones de familias empobrecidas por la crisis. De esa manera tendremos una dinamización del mercado nacional en las distintas áreas de la economía; desde agricultura y alimentación, hasta ropa, zapatos, libros, comercio, servicios y transporte. ¿Quiénes son los que producen y venden en estos sectores? Las empresas privadas, pequeñas, medianas y grandes. Como estamos interesados en especial en las empresas nacionales y el empleo nacional, hay que darles mejores condiciones de competencia frente a lo importado y frenar la llegada de productos que ingresan a precio de dumping, como ropa y zapatos. ¿Quiénes ganan con eso? Las empresas privadas que producen y dan empleo en el Perú, aunque Saga y Ripley y otras comercializadoras que se dedican a traer importaciones asiáticas perderán un poquitín.

La política propuesta de aumentar la inversión pública enfrenta el reto de seleccionar y supervisar de mejor manera a las empresas contratistas, asegurando honestidad. ¿Cómo acelerar esto? En el corto plazo, se puede seguir con algunos convenios de gestión de gobierno a gobierno; en el mediano plazo, hay que mejorar la ley de adquisiciones y contrataciones y fortalecer las cien principales unidades ejecutoras públicas, incorporando a los profesionales más talentosos y honestos en su conducción. Fortalecer la lucha anti-corrupción metiendo a la cárcel a todos esos rateros del “club de la construcción”, desde empresarios hasta el ex-ministro de transportes e íntimo amigo de Ollanta Humala y sus secuaces, ayudará también a afirmar la idea de que quien roba, lo paga con su libertad.

La clave acá es una política fiscal orientada a aumentar la demanda y con eso fomentar el crecimiento económico, es decir, una política anti-cíclica como corresponde en tiempos de recesión como los que vivimos. De los candidatos en lid, quien ha levantado esta propuesta es Verónika Mendoza. ¿Alguno de los otros candidatos ha dicho algo respecto de aumentar la inversión pública y la protección social? Al revés, varios de ellos, como George Forsythe y Julio Guzmán y sus jefes de plan de gobierno Jorge Chávez y Raúl Salazar, insisten en un ajuste fiscal que significa, en la práctica, mantener aguantada la inversión pública y negar el Bono Universal. El gran problema de esa política es que deprimiría aún más la demanda, reduciendo así las ventas de las empresas, sus oportunidades de progreso y en muchos casos su posibilidad de sobrevivencia. Esa política es la que se aplica ahora con el Presupuesto 2021 aprobado en el congreso con los votos de fujimoristas, morados, Urresti – Podemos y acciopopulistas de todo tipo, desde el propio Merino hasta los amigos de Lescano. Ellos ahora tratan de pintarse como los grandes opositores del gobierno en materia económica, pero sus votos están ahí, delatando su coincidencia contra la inversión pública y una política fiscal expansiva.

CRÉDITO

Durante esta pandemia, casi todos los gobiernos del mundo le han dado dinero a la gente, con “Bonos”, seguro de desempleo o pagos de salarios. También ha sido generalizado el apoyo con crédito a las empresas, lo pueden ver en el ‘Panorama de la Economía Mundial’ del FMI o la web de la escuela de gobierno Blavatnik de Oxford.

En nuestro país, durante la primera ola de la pandemia se otorgó un amplio apoyo financiero a las empresas, con la rebaja de tasas de interés del BCR y mediante el programa Reactiva Perú. ¿Por qué era necesario un programa de este tipo? Por un lado, durante las crisis económicas conviene rebajar el costo del dinero para aliviar la carga a empresas y familias; de esa manera más proyectos de inversión pueden desarrollarse. En tiempos normales basta una rebaja de las tasas de interés del BCR, algo que se hizo el año pasado hasta ponerlas a apenas 0,25% anual; una medida necesaria y conveniente y que debe mantenerse mientras la crisis económica siga. Pero ahora esto no resulta suficiente; la parálisis que trae la cuarentena, necesaria para contener la pandemia, deja a muchas empresas totalmente sin ingresos. Algunas pueden tener espaldas financieras para subsistir, pero otras no, riesgo que se agrava cuando la parálisis es más larga como en el sector turismo. Una quiebra masiva sería un problema muy serio porque se convierte en una gran traba para una posterior recuperación económica; las empresas no se organizan de la noche a la mañana.

Por esto, se hizo bien en sacar adelante Reactiva Perú. Claro que tuvo problemas: algunas empresas corruptas se beneficiaron indebidamente, grandes grupos empresariales conectados a bancos también y hubo los que violaron derechos laborales. El principal problema, sin embargo, fue que para el agro se hizo un programa (FAE-agro) muy poco efectivo, y tampoco se hizo nada en favor de los consumidores, para quienes recién se ha planteado un esquema de alivio parcial. Aun así, 57,836 millones de soles a 1,3% anual ha sido un fuerte y necesario alivio financiero.

Hoy, con esta nueva cuarentena en Lima y otras once regiones, muchas otras provincias con una pandemia muy alta y siendo evidente que el turismo no regresará en meses, un nuevo apoyo financiero es necesario. Para quienes ya recibieron Reactiva, se debe dar un mayor periodo de gracia (es decir, de no pago) mayor. Para quienes aún no recibieron o necesitan más crédito, y en especial para el turismo, agro y pymes, facilitarles crédito barato es indispensable. Se podría apoyar en especial a quienes pueden añadir competencia en el sistema bancario: cajas, cooperativas, Banco de la Nación y Agrobanco. Es una clara política para apoyar las empresas y el empleo privado, pero ¿a que no adivinan quién presentó esta propuesta? ¿Forsythe, Keiko, Guzmán? ¡No! Lo hace la acusada de estatista, chavista y anti-empresarial, la que solo piensa en regalarle plata a los pobres, ya saben de quien hablo. Los demás candidatos, en este tiempo de crisis económica, ¿qué proponen para apoyar financieramente a las empresas? Nada, silencio absoluto. Creen que hablar de “mano dura”, terruquear y defender el modelo económico de la Constitución es suficiente, como si no hubiera una emergencia frente a la cual es menester reaccionar en forma rápida, masiva e inteligente.

SALUD Y OXIGENO

En las propuestas mencionadas, la lógica es clara: la política económica debe apoyar a las empresas para que puedan subsistir, salir adelante y progresar, generando empleo. Quienes piensan que estado y mercado son siempre opuestos, tienen acá ejemplos claros de como en cuestiones medulares, un estado fuerte y capaz es indispensable para un desarrollo empresarial, tal como se ve en Estados Unidos, Europa, Japón, Corea, China y todos los países avanzados.

No siempre, empero, el estado puede defender el interés público sin entrar en contradicción con las empresas. Ahora mismo, es el caso del oxígeno. La pandemia ha generado una terrible escasez de oxígeno y familias en extrema necesidad tienen que gastar en él 800 soles diarios para salvar un ser querido. Lo más indignante es que, en medio de esta situación, las empresas productoras de oxígeno dedican buena parte de su capacidad a producir oxígeno para venderlo a empresas industriales y mineras, en vez de a salvar vidas. El presidente Sagasti les ha pedido que prioricen la salud y las vidas; pero este es un caso en el cual se necesita obligar a las empresas a dedicar toda su planta a producir oxígeno medicinal, aunque eso afecte sus ganancias. Sólo una candidata ha hecho esa propuesta, y no se trata precisamente de la que ha hablado de “mano dura”.

En tiempos de campaña las promesas abundan, discursos ideologizados compiten y es difícil distinguir la paja del grano. Pero en las crisis se ponen a prueba los liderazgos y se puede ver quien tiene respuestas concretas a la situación. En síntesis, las de Verónika Mendoza son apoyo fuerte a las empresas para generar empleo; también reglas claras para defender la salud y la vida, la lucha contra la corrupción, el ambiente y los derechos laborales.