¿Cómo puede la minería generar encadenamientos económicos para promover el crecimiento, el empleo y la diversificación? ¿Cómo puede ser una actividad que no sea exclusivamente de exportación de materias primas, sino que mediante sus compras de equipos, servicios e insumos, pueda dinamizar un crecimiento más diversificado con avance tecnológico? Esa es la pregunta que animó un diálogo al que me invitaron esta semana a la 35ava Convención Minera Perumin, que es el gran cónclave minero peruano que se lleva a cabo anualmente en Arequipa. Relato acá mis ideas principales.
¿TIENE IMPORTANCIA?
A algunos les puede parecer un tema secundario. No lo es. Estratégicamente, para avanzar hacia un desarrollo económico es fundamental que diversifiquemos nuestra estructura productiva. Sin eso, nunca lograremos acercarnos a los países económicamente más avanzados, eso es algo claramente establecido entre los estudiosos del desarrollo económico. Desarrollo económico es transformación productiva, y sin eso no hay crecimiento sostenido. En ese sentido la agroexportación viene siendo importante, en especial por su generación de empleos (ya 1 de cada 10 empleos formales está ahí). Pero no es suficiente, es necesario que la industria nacional tenga mayor importancia. En artículos anteriores he llamado la atención sobre el fuerte avance de nuestras exportaciones industriales y no tradicionales en el último año. Pero esta es una situación que podría ser una golondrina que no hace verano, algo sólo de corto plazo, si no miramos y planeamos a futuro.
¿Cómo hacerlo? Pensar en que mediante “zonas económicas especiales” al estilo chino vamos a pasar a exportar televisores, celulares, computadoras u otros bienes de consumo, está fuera de contexto. Ya no sólo China sino India, Vietnam y varios otros países del Asia nos llevan demasiada ventaja en estos rubros. Quien propone públicamente estas zonas francas oculta que estas conllevan un alto costo fiscal, tratándose de exoneraciones tributarias similares a aquellas que ya nos cuestan 12,500 millones de soles anuales. Desechada esta opción, una mejor alternativa es aprovechar nuestros recursos naturales, tanto mineros como de diverso tipo, como una base para generar cadenas de valor con un mayor procesamiento.
Siendo más específicos, una oportunidad a la mano es la de potenciar el sector de proveedores mineros, que son aquellas empresas que le venden a la diversidad de minas que hay en el Perú. Ya tenemos unas 6 mil empresas en el rubro, las mineras compran 10 mil millones anuales y se genera un 4,1 por ciento del PBI (pero en Chile es 7 por ciento y en Australia 10 por ciento del PBI). Dos tercios de esas empresas está en Lima, ya que la descentralización económica es todavía un reto nacional. 30 por ciento exporta al exterior, en particular a Estados Unidos, Bolivia, Ecuador, Argentina, Brasil, Colombia y Chile; salvo el primer y el último de esos países, la minería peruana tiene mayor desarrollo relativo que ellos. 69 por ciento son empresas medianas, pequeñas y micro, y 93 por ciento considera a la innovación parte de su estrategia de negocio. Estas empresas proveedoras también ofrecen sus servicios a sectores productivos como construcción, agroindustria, hidrocarburos y servicios, en especial la pequeñas y microempresas. Estos datos vienen de un estudio hecho el año pasado por SAMMI-Cluster Minero Andino, una iniciativa conjunta de la CAF – Banco de Desarrollo de América Latina y la Cámara de Comercio e Industria de Arequipa, centrada en “el fortalecimiento e impulso de los encadenamientos productivos locales, a través del desarrollo de una industria de tecnología, manufactura y servicios con mayores capacidades para innovar y exportar conocimiento”. El tema ya se está moviendo.
MEDIDAS CONCRETAS
Recuento acá una iniciativa sobre este tema que tomamos durante mi gestión en el ministerio de economía y finanzas: la creación de una mesa ejecutiva llamada de “proveedores mineros” en la cual se produce un encuentro continuo entre el estado, la sociedad de industrias, la sociedad de minería y organismos técnicos como el Instituto de Ingenieros de Minas del Perú – IIMP, SAMMI, el Colegio de Ingenieros del Perú – CIP y CONCYTEC. Estas “mesas ejecutivas” se han ido promoviendo en diversos rubros, fueron originalmente promovidas por Piero Ghezzi, luego impulsadas por varios ministros en el MEF y ahora retomadas por Kurt Burneo que ha instalado tres nuevas. En el caso de la mesa de proveedores mineros, el objetivo era que se facilitara que las mineras que operan en el Perú orienten sus compras de equipos, insumos y servicios a empresas peruanas, en vez de estar importando del exterior. Debo confesar que la ida de promover este sector en particular me fue alcanzada por la Sociedad Nacional de Industrias, su presidente Ricardo Márquez y su gerente de estudios económicos Antonio Castillo; al César lo que es del César.
Las medidas más importantes que se están avanzando desde esta “mesa de proveedores mineros” son las siguientes. Uno: debido a que un problema de los proveedores es que cada empresa minera les pide requisitos sanitarios con características distintas, se busca unificar todos esos trámites en un solo “pasaporte minero”. La minería debe reducir su tramitología. Dos: igualmente las mineras piden insumos que son muy similares pero con especificaciones diferentes, eso dificulta mucho la producción nacional, por lo que se está trabajando una homologación técnica de esas especificaciones, de tal manera que un proveedor pueda entregar el mismo producto a varias mineras y así tener economías de escala y reducir costos. Tres: facilitar la innovación en el sector de proveedores mineros mejorando sus condiciones de acceso a los distintos fondos y mecanismos de apoyo a la innovación que existen. Por mi parte, considero que debe facilitarse financiamiento a los proveedores mineros, lo que tiene la ventaja de que con las órdenes de compra ya se tiene seguridad del pago, y la participación de COFIDE en la mesa ejecutiva de proveedores mineros debe tener esa orientación. Hay mucho más por hacer.
Quiero insistir en la potencialidad de este sector. Como parte de la promoción de esta iniciativa, como ministro fui a visitar a una empresa peruana dedicada a equipos mineros, Resemin SA, invitado gentilmente por James Valenzuela, el dueño y gerente. Quedé impresionado. Producen unas máquinas tuneladoras, jumbos, cargadores, desatadoras de rocas y otros equipos para minería subterránea, que son exportadas a todo el mundo. Son el tercer mayor fabricante global de equipos de perforación para minería subterránea y el líder mundial indiscutible en el nicho de minado de vetas angostas. Tienen plantas en seis países fuera del Perú y venden por todo el mundo, ya en el orden de los cientos de millones de dólares. Todo eso liderada por peruanos y basados en una fábrica ubicada en Huachipa. Es un logro impresionante, el Perú en cuanto a industria de equipos y maquinaria tiene poco avance y este es uno de los más destacados.
BALANCE
Siendo alguien que ha promovido insistentemente que la minería pague más impuestos a sus sobreganancias, que defiende los derechos laborales y que también se ha solidarizado con varios pueblos que se han opuesto a nuevos proyectos mineros por temor a la contaminación ambiental que producirían, agradezco especialmente la apertura de los organizadores por la invitación. Más importante, sin embargo, es que este tema entre a la discusión. Como digo, no es un tema menor. A menudo abrumados por los problemas inmediatos y los conflictos sociales que no dejan de surgir en torno a la minería, perdemos de vista asuntos de fondo, de importancia estratégica y de largo plazo. Promover a la industria de proveedores mineros es uno de ellos, y para ello el sector privado, minería e industria, y el sector público deben
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