SORPRESA DEL FMI AL PERÚ

La economía peruana está en muy mal estado, por más que haya ministros, autoridades y bancos soltando “pastillitas para elevar la moral”.  Pero eso no es novedad. Tampoco es noticia que los medios concentrados estén haciendo todas las morisquetas posibles para sostener el gobierno, dar más poder a los conglomerados financiero, privatizar el agua potable y hacer una reforma de pensiones favorable a las AFPs.  La sorpresa económica de la semana es, en realidad, que el Fondo Monetario Internacional (FMI) se distancie claramente de varias de las letanías que recitan repetidamente esos amigos de la Confiep.

Sorprende porque, como es sabido, si de algo no puede acusarse al FMI es de ser izquierdista, centrista o ‘caviar’; es un organismo dominado por los Estados Unidos y Europa occidental que fue clave en la imposición del neoliberalismo en muchos países subdesarrollados en los años 90 y siguió en esa línea en las siguientes décadas. Pero, al menos a veces, sus técnicos tienen pensamiento propio y miran la realidad sin conflictos de interés tan directos como los asesores de grandes empresas que salen a los medios fungiendo de analistas independientes.

Empecemos por las perspectivas para el año: el MEF y el BCR insisten en que este año podríamos crecer 3 por ciento. El FMI proyecta un crecimiento de la economía peruana de apenas 2.5% por ciento. La diferencia no es poca; son 5 mil millones de soles menos de producción en el Perú. Sustenta esta proyección el FMI en que “solo se prevé una recuperación moderada del consumo y la inversión privada, puesto que la incertidumbre política continúa minando la confianza de los consumidores y las empresas”. Y eso que la misión del FMI visitó al Perú antes del escándalo de los Rolex y las penosas y evasivas respuestas de Boluarte y sus escuderos ministros.

El FMI también tiene una postura crítica frente a la política del nuevo ministro de economía, que es la austeridad fiscal. En una línea del FMI: “Mejorar la orientación de la política fiscal también podría afianzar su credibilidad”. El asunto es que mientras la ley dice que el tope de déficit fiscal este año es 2.0 por ciento del PBI, el déficit hoy está en 3.0 por ciento. Esta diferencia significa la friolera de 10 mil millones de soles. La razón principal del déficit es la baja y reducida recaudación tributaria en el Perú, que hoy es apenas 15,2% del PBI, mientras el promedio de los seis países grandes de Latinoamérica (entre los que nos encontramos) es de 28,5% del PBI y el de la OCDE es 34,1%. Lo más grave es que ya estábamos casi a la cola en cuanto a ingresos fiscales a nivel internacional y ahora estamos con dos puntos del PBI menos que hace un año, con la recaudación perforada por un tribunal constitucional que regaló 12 mil millones de soles a las grandes empresas y dio el mensaje a estas corporaciones que más les conviene no pagar y estafar al fisco que cumplir con el país.  A ello, este congreso le ha sumado otro “regalito” a los grandes exportadores de unos 2 mil millones de soles anuales por cinco años, que se recarga sobre los asegurados a EsSalud que tendrá todo este dinero de menos para comprar medicinas y equipos y contratar médicos que faltan a gritos. Ojo, el problema de este gran déficit no es el gasto público, que el año pasado se redujo en 1,1 por ciento del PBI, son los bajos ingresos.

Es evidente entonces que, si nuestro presupuesto en salud, educación y carreteras es bajísimo, y el gasto público va cayendo porque el pago de impuestos de las grandes corporaciones y mineras se ha reducido, la solución debe ir por recuperar esos ingresos tributarios. Pero no. El gobierno va en dirección contraria y lo que quiere es cortar el gasto y la inversión pública. Por si acaso, aunque el gobierno habla de un posible “impuesto Netflix, eso solo daría unos 150 a 200 millones de soles anuales frente a un hueco de 10,000 millones. Y no han dicho ni una palabra frente a las granjerías y beneficios regalados el año pasado, y por muchos años más, a los grandes empresarios. La prioridad del MEF está puesta en una política de “austeridad fiscal”, que se promulgó hace poco mediante un Decreto de Urgencia, contra lo que apenas hace pocos meses había aprobado el congreso, a solicitud de Dina Boluarte, en la ley de presupuesto 2024.

EL FMI PROPONE REFORMAS TRIBUTARIAS

¿Y qué opina el FMI de la política del MEF de reducir el déficit sólo mediante el recorte del gasto? Cita textual: “Sería preferible que la consolidación prevista tuviera una composición más equilibrada, habida cuenta de la relativa baja recaudación fiscal en Perú. Para incrementar los ingresos, las autoridades podrían considerar ampliar la tributación de la economía digital; armonizar las tasas de impuesto sobre la renta del capital y el trabajo; y reducir los beneficios tributarios sectoriales, los regímenes especiales y otros gastos tributarios”. Desmenucemos y traduzcamos del ´economés´ al español. Por “reducir os beneficios tributarios sectoriales” se refiere precisamente e medidas tales como el regalo recién aprobado a los agroexportadores, entre los que se cuenta notoriamente, como se sabe, el ex-secretario general de Fuerza popular y ex-ministro de agricultura de Fujimori, el señor José Chlimper.

Clave es, en las propuestas del FMI; la de “armonizar las tasas de impuesto sobre la renta del capital y el trabajo”. Bajo esta terminología, el FMI resalta esta gran inequidad: mientras de nuestros ingresos por trabajo estamos obligados a pagarle al fisco hasta 30 por ciento, para los privilegiados que pueden ganar millones alquilando decenas oficinas, locales comerciales o departamentos, o que obtienen ganancias de cientos de millones por vender acciones, solo se les exige pagar 5 por ciento.  Empezar a corregir esta inequidad fue una de las medidas claves incluida en la propuesta de reforma tributaria que hicimos el 2021 y que el congreso rechazó, junto a la de elevar las contribuciones de la gran minería que sigue teniendo ganancias extraordinarias y puede pagar sin que perdamos competitividad frente a otros países en esa actividad (como lo estableció en su momento un informe del propio FMI).

Por el lado del gasto, el FMI resalta algo que está fuera del radar de este gobierno y sus autoridades económicas: “el gasto en cuestiones relacionadas con el clima continúa siendo escaso, en los planes presupuestarios no se tienen debidamente en cuenta los costos de medidas fundamentales para la adaptación, y se debe mejorar la planificación territorial. Ampliar las inversiones en adaptación y resiliencia ante el cambio climático permitiría generar importantes aumentos del producto potencial y ahorros fiscales a largo plazo”. En cuanto los topes de déficit, “postergar un año la consolidación fiscal (con una meta para 2024 de 2,5% en lugar de 2,0%) podría ayudar a la recuperación del crecimiento y a reducir el riesgo de un nuevo incumplimiento de la meta”. En esencia, el FMI propone no poner el énfasis en la austeridad fiscal y poner más balas en apoyar el crecimiento.

LA AUSTERIDAD Y LOS TONTOS ÚTILES

Termino analizando el plan de austeridad del gobierno. Las medidas anunciadas no llegan ni cerca a los 10,000 millones necesarios para cortar hasta el tipo fiscal. Más allá de las medidas demagógicas de siempre, lo principal es su zarpazo para desfinanciar a las empresas públicas quitándoles 1,400 millones de soles de utilidades que ellas lograron generar y que debieran servir a su capitalización. Repiten lo hecho el año pasado de quitarle 1,000 millones al Banco de la Nación, cortándole cualquier posibilidad de que se le meta competencia a los bancos privados.

Por otro lado, el mismo gobierno que le jala la alfombra a aquellas empresas públicas que sí han tenido buenos resultados, le abre la chequera por 1,400 millones de soles a Rafael López-Aliaga. Así, las cifras de la austeridad no cuadran. Para forzar el ajuste, en nuestra historia siempre se ha recurrido a la inversión pública descentralizada. Los gobernadores regionales que han salido a apoyar a Dina Boluarte estos días pensando que así “se ganan alguito”, se darán cuenta muy pronto que, como no tienen os votos de Renovación Popular en el parlamento, para ellos no habrá chequera abierta sino cierre del caño presupuestal. Solo han sido tontos útiles de la actuación de Boluarte y López-Aliaga.