EMPLEOS CONTRA LA INFORMALIDAD

La informalidad ha terminado generando serios problemas al país, pero para millones de peruanos el trabajo informal es la única alternativa. Tiene que dejar de ser así. Hay dos grandes cambios que hacer para lograrlo: la primera es una política de crecimiento acelerado cuyo objetivo prioritario sea la generación de puestos de trabajo y no las ganancias de los monopolios; la segunda es promover que muchas pequeñas y microempresas que hoy apenas lograr sobrevivir tengan un margen de acumulación y puedan articularse al estado. Hablaremos hoy de lo primero.

Entrar a esta discusión exige establecer previamente algo de manera muy clara: la política neoliberal seguida hasta ahora no ha dado buen resultado. La informalidad hoy es la misma que hace 15 años, y que no nos vengan a echarle la culpa a una “inflexibilidad laboral” porque las empresas tienen 75 por ciento de sus empleados con contratos temporales prácticamente sin derechos. Partamos de reconocer que estamos con una seria trabazón económica. Si las optimistas proyecciones del BCR se cumplen, tanto la industria como la construcción este 2024 todavía estarán produciendo 5 por ciento menos que el 2022. Estamos hablando de los dos sectores más importantes en la generación de empleo urbano, y 5 por ciento de perdida de producción significa recesión continuada y nada de nuevos puestos de trabajo. La agricultura apenas si recuperaría lo perdido el año pasado, contrastando un sector agroexportador que no ha dejado de crecer con la situación de los millones de pequeños y medianos agricultores que sufrieron fuertemente con el aza de precios de fertilizantes el 2022 y El Niño el 2023.

El problema no es sólo coyuntural.  Se ha dicho que el Perú ha tenido un gran éxito económico los últimos treinta años gracias a la constitución fujimorista de 1993. El problema con este argumento es que en las últimas tres décadas solo nos fue bien cuando los minerales tuvieron altos precios internacionales entre 2004 y 2013. Antes de eso, durante la década del dictador Fujimori crecimos sólo 2 por ciento anual en promedio, que no es nada halagador. Después del 2014 el crecimiento ha sido apenas 1,4 por ciento en promedio, periodo en el cual seguíamos con la misma Constitución de 1993 y el mismo modelo neoliberal. 

A pesar de eso, hay quienes quieren profundizar el neoliberalismo: reducir aún más los escasos derechos laborales subsistentes, privatizar el agua potable, dar más apoyo a las AFPs, mantener las exoneraciones tributarias a la agroexportación y las reducidas tasas a la minería, aplicar un ajuste fiscal que solo podría hacerse reduciendo la inversión pública. Insistir en esta receta fracasada sería solo cavar un hoyo más profundo para la economía peruana.

CRECIMIENTO Y POLÍTICA INDUSTRIAL

La experiencia de los países asiáticos exitosos – Japón, Taiwan, Corea del Sur, China – muestra que la clave para un desarrollo económico que genere empleo en forma masiva y elimine la pobreza radica en impulsar una política industrial con dinamismo tecnológico propio.  Incluso en el Perú, con todos los problemas que tuvo la experiencia, el crecimiento del PBI fue mayor cuando el sector industrial se dinamizó a partir de políticas promotoras, entre 1950 y 1975, como muestra un reciente libro de Félix Jiménez. Lamentablemente, el Perú como América Latina en general a partir de 1990 ha apostado por la extracción de materias primas, eliminando primero las políticas industriales y luego aplicándolas de manera errática, mal concebida e intermitente.

Vale la pena recordarlo nuevamente ahora cuando, con bombos y platillos, se propagandiza que un megapuerto en Chancay es la clave del éxito. Nuevamente se olvida que el asunto fundamental está en promover producción que genere empleo en forma masiva. Infraestructura económica y de transportes puede ser muy buena, siempre y cuando esté pensada hacia ese objetivo de aumentar la producción y el empleo, que es el que los chinos tienen en mente – para China. ¿O alguien es tan ingenuo como para pensar que una inversión extranjera no está hecha para beneficio de quien pone la plata, que en este caso es el estado chino? Si para el Perú este nuevo puerto sirve para hacer más fácil que salgan minerales sin procesar y entren manufacturas chinas a bajo precio desindustrializando nuestra economía, eso no será ninguna solución de nada. Los puertos y el comercio sólo ayudan si son parte de una estrategia de desarrollo bien pensada.

Empleos, empleos, empleos, ese debe ser el lema de la política nacional. Toda oportunidad que haya para producir más, con prioridad adonde haya más empleos, debe ser aprovechada. ¿Hay posibilidades en la industria naval? Facilitémosla. ¿Tenemos mucha minería? Que una industria nacional produzca insumos y equipos para ese sector como en Australia y Chile, y transformemos los minerales en vez de exportarlos en bruto. ¿Se necesitan uniformes para policías? Que sean nacionales y mejor si son pequeñas empresas. ¿La lana de vicuña es apreciada mundialmente? Que se hagan acá esos abrigos pagando lo justo a los comuneros. ¿El mundo gira hacia las energías renovables? Acá hay muchos sitios con harto sol por aprovechar. ¿Producimos cacao orgánico? Sigamos empujando eso y que se hagan buenos chocolates. ¿Café de variedades especiales? Aprendamos de los colombianos que tienen a sus productores cafetaleros bien organizados y una marca colocada internacionalmente (Juan Valdez). ¿Industrias culturales? Tenemos mucho que ofrecer en ese terreno, no hagamos caso a esos idiotas que quieren traerse abajo el cine nacional. ¿Turismo? Hay enormes atractivos por promover y no sólo seguir exprimiendo Machu Picchu como una vaca hasta que quede exhausta.

Un esfuerzo de este tipo requiere un dialogo continuo y con respuestas efectivas entre el estado y las empresas privadas, de manera abierta sin lobbies, y exige también impulsar y dar apoyo a la organización de las micro y pequeñas empresas para que ellas sean las primeras sentadas en la mesa. Un esfuerzo que hicimos durante nuestro breve paso por el MEF fue instalar una Mesa Ejecutiva para promover el sector de proveedores mineros, la industria de productos que la minería necesita, pero ese impulso no se ha sostenido. El actual ministro no ha dicho una palabra sobre la tarea prioritaria de impulsar un desarrollo productivo diversificado, sólo repite el viejo discurso de imponer proyectos mineros rechazados por la población, camino represivo que sólo ha agravado los conflictos sociales con muchos muertos en el camino.

Necesitamos innovación y avance tecnológico con profesionales y científicos peruanos de alto nivel. Esa es la apuesta que viene haciendo China hace años con muy buenos resultados, y ahora le sigue India. En América Latina, en el único país con tres premios nobel, Argentina, hoy se está destruyendo su sistema de ciencia y tecnología. Hagamos lo contrario, mejoremos nuestra educación superior, conozcamos más nuestra biodiversidad e invirtamos en innovaciones productivas que la aprovechen de manera sostenible. Si seguimos priorizando que extranjeros vengan a llevarse nuestras riquezas naturales mientras tenemos una fuga de talentos al exterior, nunca lograremos un crecimiento fuerte y sostenido con los empleos que necesitamos.

(publicado en la edición del 19 de abril 2024 de Hildebrandt en sus Trece)