La política del gobierno para retomar el crecimiento, siguiendo la línea neoliberal que le dicta la Confiep, es intentar revivir el modelo extractivista. El congreso fujimorista y Dina insisten nuevamente en una apuesta primario-exportadora, que privilegia la gran minería dejando relegadas la manufactura, nuevos servicios, las pymes y la pequeña agricultura. Cualquier idea de reactivación transformadora prendiendo nuevos motores de crecimiento queda de lado.

Lo poco que había al respecto, se está desmantelando. Me refiero a las llamadas ´Mesas Ejecutivas´, que como han escrito dirigentes gremiales como el presidente de ADEX y el ex-ministro Piero Ghezzi, están siendo desmanteladas. Para promover nuevos motores de crecimiento, nuevos rubros de producción que generen empleo, las ´Mesas Ejecutivas´ formadas desde el ministerio de economía juntan a entidades públicas y actores privados para reducir las barreras burocráticas y concertar medidas de impulso productivo. Aunque la política de desarrollo productivo en general ha sido muy débil, con algunos momentos de despegue y avance y muchos de estancamiento o dispersión, las ‘Mesas’ se han mantenido más de una década y tienen positivas evaluaciones de organismos internacionales. Rubros como textiles, forestal, acuícola, proveedores mineros, turismo e industria naval, entre otras, han tenido una ´Mesa Ejecutiva´ que respalda su desarrollo, quedando todavía muchos otros rubros por apoyar y problemas que resolver. Hoy, esta línea de trabajo es particularmente importante cuando tenemos una recesión producto de la pésima política económica de este gobierno. El año pasado la industria no primaria redujo su producción en 8 por ciento, una caída muy grande, y según las últimas estimaciones del BCR todavía en todo este año estaría 5 puntos por debajo del 2022. Por su parte el turismo no termina de recuperarse.  Pero este gobierno hoy deshace lo poco que había de concertación real para el desarrollo productivo.

EL RETO DE LAS PYMES

En el Perú un sector al que se le debe prestar especial atención son las pequeñas y microempresas. Para enfrentar la severa pobreza urbana y la informalidad, dos de nuestros principales problemas socio-económicos de hoy, necesitamos apoyar las pymes y sus trabajadores, que hoy son la mayoría en las ciudades.  Pero esta diversificación productiva, prendiendo nuevos motores de crecimiento en las pequeñas empresas, tiene también que adecuarse al momento y mirar al futuro.

Un estudioso de Harvard, Dani Rodrik, ha escrudiñado las nuevas condiciones para la transformación estructural en países en desarrollo. La manufactura, que durante décadas era el rubro clave para lograr desarrollo económico, ya no tiene el impacto sobre el empleo que tenía antes: hoy la robótica y otros avances tecnológicos tienden a hacer que la industria contrate menos mano de obra. La alternativa está en los servicios. La destacada revista The Economist resumía hace dos semanas el enorme potencial de este sector, cuyas exportaciones han crecido 69% la última década, mucho más que el comercio industrial. India, el país más poblado del planeta pero que tiene un PBI per capita un tercio menor que el Perú, exporta 3% de su PBI en servicios de computación y telecomunicaciones, sus cinco empresas más grandes en este rubro valen 350 billones de dólares y tiene 1,500 centros de investigación y desarrollo que emplean 3 millones de personas. Este rubro de servicios de las nuevas tecnologías de datos requiere ingenieros y profesionales altamente calificados, universidades de punta y zonas de clústers innovadores, lo que demanda un gran esfuerzo. No es el único rubro de servicios valioso, hay varios otros cuyas exportaciones mundiales vienen creciendo aceleradamente, como servicios a empresas en contabilidad y gestión de recursos humanos o turismo. La cuestión esencial es que debemos diversificarnos usando nuevas tecnologías, en servicios y también en todos los espacios de nuevas industrias que se pueda, si queremos conectarnos con la economía del futuro de una manera que genere una gran cantidad de empleos dignos y bien remunerados. Solo así podremos, en un esfuerzo que demandará varias décadas, dejar de ser un país atollado por la informalidad y donde crece la pobreza urbana.

¿Cómo hacerlo con las pymes? Un elemento clave es dotarlas de mayores capacidades en gestión y administración, y en darle a los trabajadores habilidades específicas para usar las nuevas tecnologías que abren puertas a elevar su productividad. No es fácil porque hay gran diversidad de empresas pequeñas y medianas, con muy distintas condiciones, habilidades necesarias y requerimientos de capacitación. Al respecto, una nueva iniciativa internacional promovida por Bailey Klinger resalta como con la Inteligencia Artificial se puede lograr mecanismos de capacitación de las pymes mucho más eficaces, que respondan precisamente a las distintas demandas, como programas “hechos a la medida” que son más eficaces que cursos genéricos.

La otra herramienta indispensable es crédito a tasas de interés más razonables: el oligopolio bancario sigue manteniendo tasas para las pymes del 46% anual en promedio, ocho veces que para las grandes corporaciones. Ese cobro de intereses a las pymes ha subido más de 10 puntos con este gobierno del Congreso y Dina, mientras que para las grandes corporaciones se han reducido. Los fondos de préstamos para pymes son ínfimos respecto de los 60 mil millones de soles que se pudieron inyectar durante la pandemia en favor de las empresas peruanas, y con tasas de interés muchísimo más bajas, del 2 por ciento anual. Sí se puede dar un buen espaldarazo a las pymes, lo que falta es voluntad política para meterle competencia al mercado de crédito hoy dominado por apenas cuatro grandes bancos. Las cooperativas de ahorro y crédito, por ejemplo, siguen sin tener un apoyo financiero a pesar de ser quienes más cerca están de las pequeñas empresas y llegar a un amplio púbico popular y provinciano. El Banco de la Nación podría jugar un rol mucho más activo, en la línea de los bancos de desarrollo que existen en muchos países y que en países asiáticos como Corea del Sur han jugado un rol fundamental, algo que este congreso nos negó cuando lo propusimos.

Mientras impulsar la trasformación productiva y dar apoyo a las pymes son los retos económicos reales que debemos enfrentar como país, la Confiep que domina al gobierno nos plantea insistir con la extracción de nuestras riquezas a cargo de trasnacionales como la Southern Peru. Ni siquiera se propone que transformen industrialmente nuestros minerales. Me recuerda una frase que decía mi madre: “Otra vez la burra al trigo”. Una terquedad en seguir con anteojeras un camino ya recorrido que nos tiene trabados económicamente. Se trabaja por aumentar las ya enormes ganancias de empresas mineras, bancos y unos cuantos conglomerados nacionales, dándoles exoneraciones y beneficios tributarios adicionales, mientras se desdeña y olvida la urgencia de generar avenidas de progreso para la mayoría de peruanos y se destroza la democracia. Estas semanas hemos visto dos señales de eso: la insistencia en imponer Tía María contra la franca oposición de la población local y el destrozo de lo poco que hay para promover nuevos motores de crecimiento, las ´Mesas Ejecutivas’. Un gobierno de mafias que saca leyes en favor de delincuentes, respaldado por los grandes grupos de poder económico que privilegian sus intereses inmediatos. Así se viene sacrificando no sólo la democracia, sino también las posibilidades de un desarrollo económico sostenible a largo plazo y con oportunidades para todos.