Shougang Hierro Perú fue la primera gran inversión china en el Perú cuando compró la mina Marcona hace 27 años.  Ha tenido un comportamiento propio de un imperio colonizador en toda su brutalidad, haciendo tropelías gracias un estado débil y autoridades complacientes. Un reciente documental titulado “Entre el Hierro y el Mar” lo presenta descarnadamente.

No es que los abusos de Shougang sean recientes. Cuando esta empresa estatal china compró Hierro Perú en una de las primeras privatizaciones del gobierno de Fujimori, Shoungang ganó la licitación porque ofreció una inversión importante. La cláusula 9 del contrato en su inciso 1 decía que ““El comprador está obligado bajo el presente contrato a efectuar inversiones en aportes al capital para futuros desarrollos en un monto de ciento cincuenta millones de dólares americanos (US$ 150,000,000.00) en un plazo de tres (3) años contados a partir de la Fecha de Cierre”. No lo hizo, ni estuvo cerca: lo que invirtió sólo fue la quinta parte de esa suma. Tampoco completó el compromiso tras firmar una adenda que le otorgó tres años más de plazo, a pesar de que luego de la compra-venta Shougang consiguió mediante los Decretos Ley 25887 y 25976 (firmados por Fujimori cuando no había congreso) que el estado asumiera más de 250 millones de dólares en deudas de la empresa. Recordemos que la conexión del “chino” con los chinos tuvo varios canales de corrupción, como en el caso de la compra de medicinas y maquinarias por el cual su primer ministro Victor Joy Way fue condenado a ocho años de prisión.

ABUSOS LABORALES

Las reiteradas huelgas y denuncias que han hecho los obreros de Marcona han sido notorias y varias de ellas han llegado hasta las calles de Lima a pesar que la mina queda a 450 kilómetros de la capital. Shougang es la empresa que más huelgas ha afrontado los últimos veinte años.

La salud y seguridad de los trabajadores sufren grandes riesgos. Un estudio del Ministerio de salud del 2004 encontró que un tercio de los obreros de Shougang sufren neumoconiosis, tienen polvo contaminado en los pulmones, y un 29 por ciento tiene los oídos afectados. El 2014 el obrero Ronny Ampuero murió en un accidente de trabajo al explotar una bomba de presión. En 5 años hubo 1274 accidentes dejando 110 discapacitados. En junio pasado hubo un incendio y los trabajadores denunciaron que no había extintores.

Lo que no sabía y me indignó al ver “El Hierro y el Mar” es que Shougang se niega a pagar, 9 años después, una sentencia judicial que le obliga a cumplir un laudo arbitral que otorgó un aumento de remuneraciones a sus obreros. Ha pasado tanto tiempo que varios trabajadores ya han fallecido. Shougang adeuda ya 70 mil soles a cada trabajador, según dice el sindicato, lo que no me extraña porque se han acumulado más de quinientas semanas de trabajo. Es una burla total de la empresa a las leyes peruanas. Los sindicatos le han iniciado más de 160 juicios a la empresa por incumplimiento de obligaciones laborales, razón por la cual Shougang gastó el año pasado casi 200 mil soles solo en pagarle a los abogados externos, aparte de las abultadas remuneraciones de quienes tiene en planilla.

La actitud de Shougang desde hace años ha sido de franca agresividad contra los sindicatos, algo seguramente relacionado a que en China no existen sindicatos independientes que puedan negociar con los jerarcas dominantes. Parece que los gerentes chinos han trasladado al Perú el trato vertical y despótico de la dictadura china, así como la pesada historia de contaminación de sus peores industrias. Acá echan mano a todas las tretas y argucias, en un escenario en el que la corrupción ha dominado nuestro sistema judicial, para frenar la lucha de los trabajadores por sus derechos. Hace unos años (2012) llegaron al extremo de iniciarle un juicio a Cristian Sánchez porque desde un cargo de dirección en el ministerio de trabajo puso coto a algunas de estas triquiñuelas anti-laborales, juicio que desde luego no prosperó y el Dr. Sánchez luego fue ministro de trabajo.

IMPACTO AMBIENTAL

Aunque Shougang opera en una zona desértica y podría pensarse que no tiene mayor impacto ambiental, eso sería un error: su efecto es grande sobre dos reservas naturales marítimas. Resulta que Marcona es una de las bahías más profundas de toda la costa del Pacífico Sur y por eso hay afloramiento de corrientes marinas frías que vienen de la Antártica. Hay allí lobos de mar y pingüinos de Humboldt así como gran variedad de aves. Marcona produce macroalgas con alto nivel de proteínas, vitaminas, ácido fólico y calcio; actualmente los pescadores de la zona exportan entre 600 a 700 toneladas mensuales de algas y mariscos como chanque, lapa y pulpo.

Shougang genera una alta contaminación sobre este espacio marino-costero. Hace un año, debido a que el transporte del concentrado producía mucho polvo que iba hacia la bahía de San Nicolás, la OEFA – el organismo fiscalizador del ambiente – ordenó que se paralizara esas operaciones. El 31 de julio pasado su subsidiaria Shauxin derramó relaves mineros altamente tóxicos. El documental “El Hierro y el Mar” cuenta bien esta historia, con bellas imágenes del paisaje y la biodiversidad, relatos de los esfuerzos de los pescadores por innovar y progresar y registros de la espantosa contaminación que se cierne sobre ellos.

La propia ciudad de Marcona, similar a lo que sucede en Cerro de Pasco, no puede lograr un desarrollo urbano debido a que la minería tiene concesionado el 78 por ciento del territorio del distrito. Cuando la Municipalidad Provincial de Nazca trató de promover la habilitación urbana II Etapa del AA.HH San Martin de Porres, fue impedida por la mina, razón por la cual la municipalidad ha denunciado a Shougang por usurpación agravada. Me impactó del documental las imágenes de una no-ciudad, precaria y desordenada, sin hospital y con escasez de agua porque Shougang no les abre el caño.

Nada de esto se debe, por si acaso, a que la mina tenga problemas económicos. Shougang tuvo utilidades, solo entre enero y setiembre del año pasado, por 740 millones de soles. Es decir, le alcanza y le recontra sobra para darle salud, seguridad y sueldos dignos a sus trabajadores, cuidar el ambiente y colaborar con el desarrollo urbano de una ciudad de la cual depende, ya que sin ella no habría trabajadores que contratar. También podría fácilmente pagar sus multas, que suman 15 millones de soles entre las aplicadas por SUNAFIL (laborales), OEFA (ambientales) y OSINERGMIN (seguridad).

NUEVA MINERÍA

En los últimos años hemos ido conociendo otras historias ambientales terribles de la minería peruana. La realizadora de “El Hierro y el mar”, Magali Zevallos, ya nos había contado una en su documental multimedia “La vida no vale un cobre” sobre la historia de contaminación en la provincia de Espinar, región Cusco. La contaminación producida en el pasado por Southern Copper es conocida por la población que por eso resiste con todo a la amenaza de Tía María, del mismo modo que el rechazo a Conga tenía su anclaje en el pésimo historial ambiental de Yanacocha: siembra vientos y cosecharás tempestades. El problema generado por Las Bambas en Cotabambas y Chumbivilcas con cientos de enormes camiones llenando de polvadera los pastos y sembríos de los campesinos de la zona es conocido; también en este caso se trata de una empresa china.

Para empeorar las cosas, el aporte económico de la minería al estado peruano se ha reducido sustancialmente. El impuesto a la renta pagado por la minería se ha reducido en 40 por ciento el año pasado. Sólo aportaron el 11 por ciento del total del impuesto a la renta recaudado, frente a más de 20 por ciento el 2018. Al mismo tiempo, recibieron 4,643 millones de soles por devoluciones de impuestos, casi 900 millones de soles más que el año anterior.

La necesidad de una nueva política y legislación minera salta a la vista. En setiembre del año pasado, frente al resurgimiento de la movilización social en el valle del Tambo cuando se otorgó la licencia de construcción a Tía María, el gobierno nombró una comisión consultiva para revisar la política y legislación minera. Ya la comisión entregó su informe hace más de quince días. Es tiempo de iniciar un debate sobre el tema; tenemos que asegurar que la minería se haga mejorando la vida de los peruanos y cuidando el ambiente, y donde no es así pues que no se haga.

Aún más importante, es urgente promover nuevos motores que empujen la economía peruana, en sectores como pequeña y mediana agricultura, turismo, servicios e industria, con innovación tecnológica y aprovechamiento sostenible de nuestra diversidad biológica y cultural. Seguir con una política que privilegia la minería confiando en que ésta saque a nuestra economía del estancamiento y nos traiga progreso social es absurdo; peor todavía cuando tenemos malas empresas como Shougang abusando con impunidad.