La vacunación es esencial para derrotar la pandemia y reactivar la economía, pero las noticias nacionales e internacionales no son nada alentadoras. El presidente Sagasti ha anunciado que el segundo lote de Sinopharm de 2 millones de vacunas “se está reprogramando”; ya no se sabe cuándo llegará ni hay contrato firmado. Mientras tanto, la vacunación (de unas vacunas que ya se van a acabar) es un desorden, Essalud avanza con los adultos mayores pero el ministerio de salud va lento y muchos han estado en la cola antes que maestros y adultos mayores para quienes el Covid causa mayor letalidad.

LESCANO PERDIDO

No sólo el gobierno está perdido. Lescano ha presentado en el debate presidencial, como solución urgente, que tramitemos un levantamiento de patentes y fabriquemos en Perú para vacunarnos todos antes de diciembre de este año. El problema es que no hay absolutamente ninguna, ni la más remota posibilidad, que por ese camino tengamos vacunas disponibles antes de diciembre de este año; muy probablemente de esa manera se demore al menos dos años o más.

Vamos por partes y cucharadas. Lescano dice que le ha escrito a Sagasti para que el gobierno se dirija a la OMC para que la OMC le pida a los gobiernos poderosos para que estos les digan a sus empresas que levanten las patentes de las vacunas. No parece un trámite eficaz. Personalmente me parece inmoral que siendo las vacunas indispensables para salvar vidas, se inscriban patentes cuyo fin es defender el monopolio de las trasnacionales y que éstas se enriquezcan, y lo peor es que por la vía de que cada empresa resguarda su invento sólo para sí, se demora la producción. Igualmente estoy a favor de la paz mundial y del desarme internacional absoluto; pero si alguien propone que esperemos a que todos los países dejen de comprar armas para que ese dinero ahorrado nos lo den los países ricos y así acabar con la pobreza, tengo claro que esa es una pésima estrategia que prolongará la pobreza muchos años. Implica esperar a que cambie el orden mundial, político y económico, antes de resolver nuestros problemas. Hay que cambiar el orden mundial, pero no podemos esperar a que eso sucede para atender esta emergencia.

De hecho, la OMC, la Organización Mundial del Comercio referida por Lescano, ya discutió esto el mes pasado nomás; acá les copio el titular resumiendo el debate: “La Organización Mundial del Comercio descartó liberación de las patentes de vacunas contra la COVID-19”. ¿En serio cree Lescano que porque nosotros lo pedimos, Estados Unidos, China y Rusia, Pfizer y Astrazeneca, van a regalar sus inventos y dejar de lado todas las fortunas y el poder que les dan? ¿Si no lo han hecho con medicinas esenciales para el cáncer, el HIV o la TBC, porqué cree que lo harían ahora? No sé si Lescano está más perdido que pirata en Bolivia o es más demagogo que Alan García en campaña, o ambas.

Ni siquiera es un tema sólo de la OMC y de los gobiernos poderosos del planeta. Hay otro problema: una empresa trasnacional puede optar por patentar, es decir hacer un registro público de su invento, pero puede mantener en secreto todo o parte de los conocimientos necesarios para producir la vacuna. Eso está fuera del control de los gobiernos; es decir, aunque la OMC lo establezca, igual los conocimientos para producir las vacunas estarían fuera de nuestro alcance.

Lescano dijo en el debate del domingo pasado que “estas gestiones ya están teniendo resultados”. Mentira. Que muestre un milímetro de avance: no puede. Ha dicho que “.. la India ya está fabricando sus propias vacunas usando estas normas de la OMC”, y eso también es falso, la India está fabricando vacunas que sí tienen patentes con acuerdos con los dueños de patentes y pagando por esas patentes, por ejemplo con Astrazeneca, y por eso el primer destino internacional de su producción es Inglaterra, de donde es Astrazeneca.

Otro tema es tener las plantas, equipos, profesionales de alto nivel, personal entrenado, insumos y organización para la producción, que aún si tuviéramos las patentes y los conocimientos, no es cosa de lograr de un mes para otro. En palabras de un experto entrevistado por la BBC: «Las vacunas son productos mucho más complejos de fabricar que otras medicinas. En los 1980, antes de que se establecieran las protecciones de patentes, los laboratorios podían copiar un fármaco en el laboratorio y venderlo por una fracción del precio en India. Era un proceso relativamente simple. Pero para producir una vacuna necesitas la cooperación de la compañía que la inventó y la información sobre los varios procesos y etapas involucrados en la fabricación del producto.”

La India puede producir masivamente vacunas porque tiene desde hace décadas una industria de medicamentos genéricos y de los llamados productos biológicos, como las vacunas, que se cuentan entre las más grandes del mundo, y por eso incluso ha podido incluso inventar su propia vacuna. Estoy totalmente a favor de que mejoremos nuestra industria y de que promovemos la producción nacional, pero pretender que en dos o tres meses vamos a poner una planta y un proceso de producción de vacunas es como decir que en esos dos o tres meses tendremos la mina de litio operando, el mineral fuera del subsuelo y la fábrica de baterías produciendo. ¿Sabes qué Yohny? Ese día, que no debe pasar de 6 meses según has dicho, de paso me saludas desde la Luna adonde llegaste con una nave especial peruana que despegó de nuestro territorio. Esa propuesta no tiene ninguna viabilidad en el plazo de emergencia en el que necesitamos la vacuna. Porque planes para el 2025, muy bien, hagamos vacunas. Pero las necesitamos el 2021, no el 2025. Mejor apostamos a que el Covid se cura con cañazo y sal. No, perdón, no era en serio: esa es otra estupidez mayúscula de Lescano, tan burda que cuando Verónika Mendoza lo encaró en el debate del domingo pasado, se quedó calladito. Igual que su demagogia de plantear como la única medida para resolver el tema de internet la compra de un satélite, cuando para la enorme mayoría, un 98% de la población peruana, usar la red dorsal de fibra óptica que ya hicimos y completar la ramificación es mucho más barato y eficaz.

OTROS IGNORANTES O IMPROVISADOS

López-Aliaga, luego de haber hecho propaganda anti-vacunas, esconde la mano que tiró la piedra. Terrible, porque esas mentiras contra las vacunas nos costarán vidas, de gente que le cree, que ahora desconfía de las vacunas y que sin ellas lamentablemente algunos se contagiarán y morirán.

Mientras tanto, a nivel internacional la presidenta de la Unión Europa Úrsula von Leyden dijo el domingo pasado que no compartirán vacunas con países pobres “hasta que no mejore su situación productiva”, pero ese mismo día en el debate electoral a George Forsythe no se le ocurrió mejor idea que decir que como en el mundo sobran las vacunas, resolvería el problema pidiéndole a Chile nos den algunas. La verdad es que decir que a Chile le sobran vacunas es como decir que el Perú ya no debe buscar más porque como tenemos convenios por 48 millones de dosis, ya tenemos para vacunar a todos los adultos. El problema en ambos casos es el mismo, que hablar de vacunas ahora es como si habláramos de palomas: más vale paloma en mano que ciento volando, más vale vacuna almacenada que millones prometidas. Que Chile tenga muchas vacunas “comprometidas” no quiere decir que le sobre ninguna, como le pasa igual a Francia, Alemania e Italia.

DE LLORAR

Cuando vi la noticia de Sagasti explicando que las vacunas de Sinopharm no llegaban pensé “los chinos no cumplieron”. Pero no era así, y las causas de que esas vacunas no lleguen rápido es de llorar. Resulta que esos 2 millones de vacunas chinas no llegan porque una oficina del MINSA, la DIGEMID, no ha dado el permiso. ¿Y quién tiene que solicitar el permiso? Otra oficina del MINSA, el CENARES. O sea, que no tenemos vacunas porque los papeles no pasan de una oficina del ministerio de salud a otra.

¿Pero si ya hubo permiso, es decir, ya se autorizó y se aplicó un millón de dosis de esa misma vacuna Sinopharm, como es que ahora no se puede? Misterios del Orinoco, usted no sabe, yo tampoco. No los voy a aburrir con el detalle de como el primer permiso era “de emergencia” y ahora se pide uno distinto, porque a mi juicio, seguimos en emergencia. La verdad simple, nona y lironda, es una ineptitud mayúscula del gobierno de Sagasti. El gobierno pareciera no entender estamos en una emergencia mayúscula. Increíble cuando tenemos 700 muertos diarios por Covid. Ojalá rectifique de inmediato.

Lescano y López-Aliaga muestran una fuerte dosis de improvisación, falta de conocimiento y de asesoría. Parecen creer que ellos solos, sin necesidad de expertos, pueden marcar el rumbo adecuado. Es al revés: en una emergencia necesitamos decisión y fuerza y también mucha inteligencia, capacidad y trabajo en equipo. De lo contrario, si terminamos arrastrados por alguno de estos ignaros, en base a palabras altisonantes dichas con pose de autoridad ellos podrían llevarnos directo al despeñadero.