Vamos a una segunda vuelta con candidatos que el 80 por ciento de los peruanos no hemos respaldado. Muchos estamos preocupados y muy descontentos; pero así es nuestra democracia y el voto ciudadano merece respeto. En estas condiciones deberemos decidir nuestro voto y hay muchas razones a considerar: la trayectoria de los candidatos, sus planes para el país, su equipo de gobierno, su compromiso con la democracia y los derechos humanos y, en el caso de Keiko Fujimori, los actos de corrupción que ha cometido. La decisión es importante y muy difícil; cada uno de nosotros deberá evaluar y sopesar los distintos factores al momento de decidir.

El próximo gobierno se juega su destino y el del Perú entre 28 de julio y fin del año. Vivimos una crisis sanitaria y económica, y como en toda emergencia, si no se trata al paciente con rapidez y pericia en los primeros momentos, las consecuencias son graves y permanentes. Propongo esta analogía: el Perú hoy es como una persona que, teniendo obesidad e hipertensión y dolor, problemas crónicos, incapacitantes y de riesgo, sufre un accidente y está perdiendo mucha sangre. En esos casos, corresponde detener la hemorragia, mantenerlo con una infusión de sangre y cerrar definitivamente la herida. Los problemas crónicos, la obesidad y la hipertensión, se atenderán después.

¿Estamos en una emergencia? Más de mil peruanos mueren diariamente por la pandemia, y sigue habiendo 2 millones y medio de peruanos que han perdido su empleo y no lo han recuperado, mientras para los trabajadores independientes la caída en sus ingresos es del orden del 30 por ciento según las cifras oficiales. Es la peor crisis económica en treinta años; en salud, la peor desde la guerra con Chile. Sí, esta es claramente una emergencia.

EL OXIGENO Y LA VACUNA

La gestión del actual gobierno en cuanto a oxígeno y vacunas ha sido pésima y ninguna de las dos candidaturas de la segunda vuelta ha propuesto nada claro sobre estos temas críticos. Apenas la consabida frase de salud para todos, sin precisar para nada el cómo, y en el caso de las vacunas, con Keiko diciendo que “De Soto es un peligro para la salud de los peruanos porque considerar que la vacuna se comprará a través del libre mercado de los empresarios es realmente una falta de criterio”. Pero en una emergencia hay que tener claridad de qué hacer desde el primer momento ¿De dónde sacarán oxígeno? ¿Cómo conseguirán las vacunas pronto?

Para empeorar las cosas, Keiko ha insistido en “abrir la economía”, que en buen cristiano quiere decir permitir que negocios generadores de mayor contagio como los gimnasios o cines reciban más gente.  De esa manera, habrá más enfermos necesitando oxígeno y una UCI inexistentes. En este contexto, no saber de dónde sacaría el oxígeno o las vacunas es, literalmente, mortal. La propuesta de Keiko tendría como efecto sacrificar vidas a cambio de más ganancias para unos pocos.

KEIKO Y SU PROPUESTA ECONÓMICA PARA LA REACTIVACIÓN

Algunos pensarán que la señora Fujimori, con tanta gente de la Confiep a su alrededor, habiendo tenido tantos congresistas y tantos ex-ministros de su padre a su servicio, tendría una propuesta razonable para atender la emergencia económica. Pero no.

En los debates, Keiko ha planteado dos propuestas económicas centrales. La principal es mantener la Constitución de 1993, lo que es como decir que el paciente no estaba obeso sino gozando de buena salud sin referencia alguna a como resolver la crisis económica.

Su segunda propuesta ha sido crear 2 millones de empleos en pequeñas obras, como colegios, irrigaciones, etc. Sólo que empleos en pequeñas obras tiene dos condiciones básicas, de las que puedo hablar porque habiendo sido director ejecutivo de Foncodes, he estado personalmente a cargo de un programa que hacía precisamente eso. La primera condición es que tiene un costo. En estas obras típicamente se necesita un presupuesto que se dedica un 20 por ciento a salarios y un 80 por ciento a materiales, lo que quiere decir que ese programa costaría unos 60 mil millones de soles, tres veces más que el #PlanChamba propuesto por Juntos por el Perú. Pero con ese doble rasero que caracteriza a nuestra derecha, nadie le ha cuestionado a Keiko de donde sacaría los fondos, a pesar de que han machacado a Verónika Mendoza con esa pregunta a pesar de haber dado ella todas las explicaciones del caso.

Hay un problema aún mayor: no se puede tener proyectos de inversión en marcha en menos de seis meses y, para alcanzar una cantidad importante, no menos de un año. Por cierto, Keiko nunca dijo el plazo para llegar a su meta; se entiende que sería en los cinco años de gobierno. El asunto, como dijimos al comienzo, es que lo crítico no es que hará el gobierno el 2025 sino cómo reactivar la economía este 2021. Y la propuesta de Keiko contiene esta respuesta para el 2021: NADA. Porque ninguna obra se empieza en medio año. Nos quedaría, entonces, según las propuestas de Keiko, esperar que el mercado se reactive solo, que los inversionistas mágicamente regresen en masa y que el paraíso neoliberal rebrote. Pensamiento mágico, o en palabras del premio nobel Paul Krugman, “economía vudú”. 

Siguiendo nuestra analogía, Keiko dejaría al enfermo sin trasfusión de sangre, sin cierre de heridas y esperando que salga adelante solo, ya que para ella ni está en emergencia ni siquiera está obeso. La señora Fujimori insiste más bien en la dieta de comida chatarra que nos llevó a tremendo exceso de peso, algo para lo que tiene sus razones. El principal monopolio de galletas, dulces y aceites es Alicorp, la empresa de Dionisio Romero, el empresario que le llevó 3 millones 600 mil dólares, billete verde sobre billete verde, en diecisiete maletines entregados en la propia mano de Keiko Fujimori. Luego de eso, para devolverle el favor a Dionisio Romero, Keiko se opuso tajantemente al etiquetado de octógonos que nos advierte que esos alimentos tienen muchas calorías y grasas y promueven el aumento de peso, maniobrando con su bankada en el congreso e incluso pidiendo la salida de la ministra de salud. La conocemos, y ya hemos visto como ella no trae salud si no enfermedad.

CASTILLO

El problema es que Pedro Castillo tampoco tiene una propuesta clara para atender la emergencia. Sobre oxígeno y vacunas, no ha dicho prácticamente nada. Lo más problemático es que en su campaña Castillo ha convocado a mítines que sabemos son una fuente de contagio masivo, mientras él se sentía seguro porque había tenido el Covid en forma leve a inicios de año, lo que le da inmunidad.

Para la economía, el plan de Perú Libre propone la “Estatización de sectores estratégicos. Como medida no descartada frente a no aceptar las nuevas condiciones de negociación, el Estado peruano debe proceder a la nacionalización del yacimiento en cuestión de los sectores mineros, gasíferos, petroleros, hidroenergéticos, comunicaciones, entre otros. En algunos casos solamente debe recurrirse a la nacionalización y no la estatización, indemnizando al privado lo invertido y administrando el total de las utilidades generadas”. En volantes de campaña, añade dentro de los sectores a nacionalizar a “refinerías, recursos pesqueros, corredores aéreos, hidroeléctricas”. Esta es lo que podríamos llamar la medida más radical, pero su plan de gobierno también considera revisar todos los contratos, establecer que el 80% de las ganancias de las trasnacionales sean para el estado y una “renegociación y pago total de la deuda externa e interna”.

Queda por ver, sin embargo, si Castillo mantendrá esas propuestas, en general muy poco realistas. Ya en relación a la despenalización del aborto, algo muy necesario que está en el plan de gobierno presentado ente el Jurado Nacional de Elecciones, Castillo ha dicho que él está en contra. Del mismo modo, ha defendido las grandes fortunas frente a la posibilidad de un impuesto, en clara contraposición a su plan que señala que “la riqueza no debe ser individual sino grupal”; y la estatización y nacionalización ha sido reemplazada en su discurso de los últimos días por la bienvenida a la inversión privada minera. Digamos, en resumen, que Rafael López-Aliaga ha dicho que no le parece que Castillo sea de izquierda.

Pero regresando al punto inicial: en relación a los 2 millones y medio de empleos que siguen perdidos, ¿qué propone Castillo? Más allá de estatizaciones generalizadas, que no creo pasen de un discurso, este es el problema esencial. El paciente está desangrándose, ¿qué haría Pedro Castillo? No lo ha dicho. Se trata de un asunto esencial para una decisión ciudadana informada.

Castillo genera muchas dudas y causa preocupación en varios otros temas. Los derechos de las mujeres, los contrapesos necesarios en toda democracia, la igualdad ante la ley sea cual sea nuestra orientación sexual, la reforma universitaria, son asuntos esenciales que deberá esclarecer las próximas semanas para que podamos decidir nuestro voto de segunda vuelta con toda la información a la mano.