Keiko Fujimori salió en el último debate, que era el momento final de propuestas, a ofrecer plata como cancha. Al mismo tiempo, ha planteado rebajar impuestos. Una aritmética de primaria indica que con más gastos y menos ingresos te vas directo al déficit, y el rojo en este caso es grandazo. Luis Carranza, su nuevo vocero económico, dice que eso aumentaría la deuda pública al 40 por ciento del PBI, creciendo en más de 100 mil millones de soles. Con el ramillete de promesas demagógicas de Keiko, el desequilibrio fiscal sería permanente y la deuda insostenible. Revisemos el tema.
CORTO Y LARGO PLAZO
Empecemos indicando que una distinción crucial en la política fiscal es la diferencia entre el corto y el largo plazo. En lo inmediato, ante la emergencia sanitaria y los más de 2 millones de empleos perdidos, es necesaria una política fiscal expansiva, apretar el acelerador a la inversión pública, meterle presupuesto a la salud y ayudar a las familias y empresas a sobrevivir y salir adelante. Medidas de expansión fiscal hoy se toman en todos los países desarrollados y en toda Latinoamérica, y son necesarias para la reactivación económica. Deben ir acompañados además de programas de crédito, para que mayor acceso a préstamos y menores tasas de interés para las pymes y el agro ayuden en la reactivación económica.
Incluso en el corto plazo, hay que pensar bien cuáles son las medidas fiscales que tienen más impacto: no se trata de gastar por gastar. En una crisis como la actual, un tema crítico a considerar en una política de corto plazo es la rapidez con la que puede ayudarse a levantar la demanda. Para el Perú, como para otros países, se ha determinado en estudios econométricos hechos por el BCR, el FMI y otros investigadores, que rebajas de impuestos desatinadas como las propuestas en el plan de Fujimori sirven de poco, mientras que la inversión pública es lo que tiene un multiplicador mayor y hace que el crecimiento económico realmente se acelere. Programas de infraestructura vial, como las propuestas por Pedro Castillo, tienen la virtud de que, además de la creación inmediata de empleos con salarios que se gastan en los mercados y reactivan las ventas de las pymes, permiten reducir los costos logísticos y lograr una mayor integración de los mercaos y de la sociedad. Los alimentos ya no se pudrirían en las chacras.
El problema más serio es la demagogia de ofertas desmedidas que tienen impactos permanentes, como es el caso de las ofertas de la señora Fujimori, sin que haya ninguna propuesta seria de cómo se lograría el equilibrio fiscal en el mediano y largo plazo. Nuestro país necesita mejorar y aumentar el gasto en salud pública y en educación por la emergencia y también a mediano plazo, de lo contrario no podremos asegurar esos derechos para todos y todas, con atención de la calidad necesaria para lograr un avance fuerte en las capacidades humanas. Hay que anotar además que este esfuerzo, orientado a mayor justicia social, derechos básicos y capital humano, debe ir junto con una reforma educativa y una reforma de la salud, como ha propuesto mi tocayo Pedro Castillo. Lo fundamental no es multiplicar iniciativas y proyectos aislados y dispersos como propone la señora Fujimori, sino tener estos pilares fundamentales del desarrollo social, la educación, la salud y la protección social, bien sostenidos en sistemas sólidos con suficiente presupuesto que permita su eficiencia.
JUSTICIA FISCAL
En el Perú, tema fundamental es la necesaria reforma tributaria para que la recaudación suba del 14 por ciento del PBI que tiene ahora y acercarlo al promedio latinoamericano de 23 por ciento y de la OCDE de 34 por ciento. Esa es la forma para mejorar el presupuesto para la salud y la educación, porque no se trata de desvestir un santo para desvestir a otro. Hay que anotar además que los mayores ingresos tributarios hoy en el Perú provienen de impuestos como el IGV o los impuestos a la planilla, que recaen finalmente sobre la mayoría de la población, los trabajadores y las clases medias, mientras que hay muy poca presión efectiva sobre las grandes empresas y fortunas, que es donde debe poner énfasis cualquier propuesta de reforma.
¿Qué dijo la señora Fujimori sobre este tema en el debate? Muy poco; apenas que proponía ampliar “la base tributaria”; en otras palabras, perseguir a los pequeños y microempresarios. Más allá de lo negativo de tratar de exprimir más a quienes hoy apenas sobreviven, lo real es que esa misma idea ha tenido la política económica neoliberal de los últimos treinta años, sin éxito alguno. ¿Cuándo el señor Luis Carranza fue ministro de economía de Alan García hasta en dos oportunidades durante tres años completos, acaso no dijo lo mismo y no logró nada? ¿Y cuando el anterior vocero económico de Keiko, el señor Jorge Baca Campodónico, quien debe 2 millones al estado peruano por reparaciones civiles mandatadas en sus dos sentencias por corrupción, era jefe de la SUNAT, avanzó algo al respecto? No, claro que no, lo que sí sabemos hizo fue tapar la corrupción de Vladimiro Montesinos justificando sus ingresos millonarios y creando el llamado “RUC sensible” para cuidarle las espaldas a ese corrupto.
La propuesta de Pedro Castillo es que la SUNAT se concentre en cobrar los miles de millones de impuestos que deben las grandes empresas, que se corte la evasión y elusión de las trasnacionales. Otra medida clave es que, ahora que el cobre ha trepado hasta 4,70 la libra, elevadísimo precio nunca antes visto y que casi quintuplica sus costos, se establezca un impuesto a las sobreganancias mineras. Es decir, buscar una mayor justicia fiscal, y de esa manera asegurar la sostenibilidad de las cuentas fiscales.
Keiko Fujimori nunca tendría una propuesta como esta. Roque Benavides, dueño de Yanacocha y de la Cía de Minas Buenaventura, el grupo Volcán que tiene la mina de Cerro de Pasco, el grupo Brescia propietario de MINSUR y la trasnacional Southern Peru que quiere sacar Tía María a sangre y fuego y ha generado fuerte contaminación alrededor de Ilo, apoyaron a Keiko con 200 mil dólares, más de 700 mil soles, cada uno: ¿qué les va a poner más impuestos o establecer condiciones más justas hacia nuestra nación? Dionisio Romero, quien le entregó 3 millones 650 mil dólares en sus manos a Keiko Fujimori según ha declarado él mismo, tiene su empresa Credicorp en Bermudas y su empresa Atlantic Security Bank en Islas Caimán, dos paraísos fiscales cuya única función es ocultar información y eludir impuestos. Todo este dinero, de mineras y grandes bancos y AFPs, fue ocultado por Keiko Fujimori y su banda, quien nunca lo declaró ni a la ONPE ni a la SUNAT. Keiko no va a morder la mano que le ha permitido hacerse de millones sin trabajar.
Ese enorme vacío en sus propuestas tributarias significa que las propuestas de Keiko generarían un enorme déficit en el tesoro público que, insisto, no sería sólo temporal sino permanente. Promete plata como cancha en decenas de regalos y dádivas para diversos grupos, incluyendo fuertes rebajas de impuestos en beneficio de determinados sectores en los que tiene allegados, y nada real para mejorar la recaudación. Con más gastos y menos ingresos, el déficit fiscal sería imparable; una tremenda irresponsabilidad, razón por la cual su vocero Carranza salió a decir que los bonos anunciados en la campaña y sustentados en el debate por Keiko no eran bonos si no créditos. Aún con esa rectificación, según Carranza mismo sus planes endeudarían al país hasta por el 40 por ciento del PBI, es decir, en 100 mil millones de soles adicionales, deuda sobre la cual por supuesto tendríamos que pagar los intereses correspondientes.
La realidad es peor, ya que los cálculos hechos por el señor Carranza minimizan las cifras reales, con unas matemáticas que hacen agua por todos lados. Encima, al día siguiente de que Carranza dijera que no eran bonos sino créditos, Keiko lo desmintió, reafirmó que sí son bonos y sostuvo que endeudaría al país. Salta a la vista la falta de consistencia de la propuesta económica de Keiko y la total falta de sustento de cifras de endeudamiento que ya nadie sabe si responden a las propuestas de la Fujimori o a las de Carranza.
¿SERÁ VERDAD?
Añadamos que Luis Carranza, su vocero económico, antes decía que no debía crearse Pension 65 porque tendría un impacto inflacionario. Ahora dice que multiplicarla por ocho no tiene ningún problema. Es obvio que acá hay, al menos, una gran mentira.
En realidad, el conjunto de propuestas de Keiko son un ramillete de grandes mentiras. Todas las cifras de regalos lanzadas al aire por Keiko Fujimori en el debate serán incumplidas en caso ella llegue al gobierno. Es el modus operandi fujimorista: repartir tapers y ahora más directamente billete a mano a quienes vayan a sus mítines o den espacio para sus banners, hacer discursos ofreciendo un enorme cerro de regalos pero, de llegar al gobierno, haría clientelismo repartiendo algunas migajas mientras deja de lado sus promesas anteriores. El enorme déficit contenido en las propuestas de Fujimori se develaría, rápidamente, como un gran engaño. La verdadera política de la señora Fujimori es defender cerradamente los intereses y grandes ganancias de las mineras, bancos, AFPs, agroexportadoras, casinos y demás negocios, cuyos dueños le han entregado millones de dólares en maletines llenos de billetes.
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