Habría que ser bien tonto para creer que la propuesta de PPK de “revisar el salario mínimo” tiene como objetivo el mejorar la condición de los trabajadores. Es muy evidente el oportunismo político y la intentona de “ganarse alguito” del respaldo popular que tanto necesita para intentar frenar la vacancia que se viene. Si en casi dos años de gobierno no ha tomado una sola medida a favor de los trabajadores y ha permitido que el 2017 se pierdan 80 mil empleos, las ciudades se llenen de venezolanos y el desempleo se dispare, presionando los ingresos laborales a la baja ¿cómo creerle ahora?
Vale la pena, sin embargo, repasar la discusión económica sobre el salario mínimo y el trabajo. Para un buen número de economistas, ganados por una ideología neoliberal, el mercado de trabajo es igualito al mercado de papas: lo mejor es dejar que funcionen “libremente” la oferta y la demanda porque cualquier intervención es dañina. Aunque no lo digan, creen que el mejor salario mínimo es el que no existe. Para ellos, el salario se fija en el mercado y la democracia no juega rol alguno.
Hay, en primer lugar, razones éticas para oponerse a este punto de vista: los seres humanos no somos papas. Tenemos dignidad, anhelamos justicia, queremos seguridad. Hay también teorías y visiones distintas desde la ciencia económica; solo para dar un ejemplo, ya hace más de una década una investigación de Dani Rodrik de Harvard encontró que las democracias pagan mayores salarios, demostrando que la fijación del salario no es sólo un asunto de “equilibrio del mercado de trabajo”: también es un asunto político. En el Perú los salarios reales hoy son menores que en los 70s, a pesar del crecimiento económico, porque la dictadura de Fujimori destruyó los salarios, aplicando políticas económicas, reformas legales y también despidos y asesinatos de dirigentes sindicales como Pedro Huillca Tecse.
Tampoco se puede, por cierto, pensar que para mejorar los salarios basta hacerlo por decreto. Hay límites económicos y realidades empresariales que respetar. Aunque mercado no lo es todo sí es muy importante. La pregunta de fondo sin embargo es: ¿debemos tener una política laboral que busque mejorar las condiciones de trabajo y los salarios, promoviendo así el mercado interno dentro de una estrategia de desarrollo nacional? ¿hoy que se habla tanto de democracia, no debe el gobierno escuchar a los trabajadores y sus organizaciones? Considero que sí. Y eso es, precisamente, de lo que carece PPK, cuya propuesta de aumentar el salario mínimo no es parte de ninguna política laboral o de rescate de la democracia peruana. Por ello el emperador PPK está, una vez más, desnudo.
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