El poder de los monopolios es enorme en el Perú y organismos internacionales como el Banco Mundial y la OCDE han resaltado los enormes problemas que eso trae. El Banco Mundial en su informe “Repensar el Perú” informa que en cinco años “se identificaron al menos 19 acuerdos ilegales entre empresas (…) estos cárteles afectaron productos esenciales como medicamentos, papel higiénico, combustible y transporte. Tan solo en el 2017 los sobreprecios de estos tipos de acuerdos elevaron los gastos de los hogares en 300 dólares” por año. Estamos hablando de cien soles mensuales, lo mismo que otorga de ayuda social el programa Juntos y equivale a la mitad del ingreso per cápita de más de 3 millones de peruanos más pobres. En palabras del Banco Mundial “los mercados con alta incidencia en el gasto de los hogares con menores ingresos se ven afectados por las limitaciones de la competencia. La mayoría de estos mercados están altamente concentrados, sobre todo productos como arroz, leche evaporada, detergentes y aceite de soya”. Recordemos que quien así informa no es ningún organismo caviar o izquierdista, desde su fundación hace casi 80 años el Banco Mundial siempre ha sido presidido por un estadounidense y cuando se escribió esto en 2021 se trataba de uno nombrado por Trump.
El “Estudio económico del Perú 2023” de la OCDE encuentra que hay alto grado de concentración en los mercados de cervezas (87%), lácteos (81%), aceites y grasas (79%), bebidas no alcohólicas (77%) y otros. En estos productos de consumo popular una sola empresa controla el mercado, lo que les permite cobrar precios abusivos. En el caso de las cervezas Backus compró Pilsen Callao, Cusqueña y Arequipeña, logrando así eliminar la competencia. Cuando apareció un poco de competencia con una pequeña cervecera independiente Bavaria, se la compraron para afianzar su monopolio. Por si acaso, que no los engañen: las marcas internacionales Heineken y Stella Artois no son competencia, son marcas de la misma trasnacional dueña de Backus, ABInBev, a su vez fruto de varias fusiones a escala mundial.
La permisividad del estado peruano frente a los abusos de los monopolios es casi total. Este año el Banco Mundial en su informe para Latinoamérica resalta que en toda la región las autoridades anti-monopolio son ineficaces; Perú con Indecopi tiene un puntaje de 3.4 frente al 5.6 de eficacia en Estados Unidos. Las multas por cartelización en Latinoamérica son un sexto que el promedio de la de OCDE. Cuando se trata de actuar frente a monopolios “Indecopi ejecutó sólo cinco estudios de mercado entrados en abordar problemas específicos sin articular un análisis integral de las dinámicas competitivas, lo que resulta fundamental para impulsar reformar a favor de la competencia” (Banco Mundial 2021). De esta manera, no podemos saber realmente la magnitud de los abusos de poder de mercado ni hay sustento para acciones firmes al respecto. La inacción gubernamental siempre ha sido una política muy favorable a los monopolios.
En el caso de la leche, por ejemplo, no ha sido Indecopi sino una investigación independiente (de Tavera y Oré) quien ha determinado que hay un abuso por parte de las grandes empresas sobre los pequeños ganaderos, a quienes pagan por debajo del precio que correspondería en un mercado competitivo. Sucede que en muchas localidades ellos son los únicos compradores de leche fresca, y para una familia con cinco o diez vaquitas, posiblemente pobre o vulnerable, si no vende diariamente a Gloria no tiene como llegar al mercado por los altos costos logísticos. Leche Gloria tiene una ventaja adicional, cuenta con un poder monopólico que le permita “comer a dos cachetes”: abusa de los pequeños productores de leche y controla también el mercado de leche evaporada y en otras presentaciones. No hay justicia económica.
En el caso de los aceites quien domina el mercado es Alicorp del grupo Romero, que igualmente fue comprando a varias otras empresas del ramo hasta consolidar un poder monopólico. Todos sabemos que el aceite es un producto básico en las cocinas populares, a pesar de lo cual Indecopi tampoco ha hecho nada frente a esta realidad.
Los monopolios no sólo afectan a los consumidores, también al crecimiento económico. De ahí el título del informe regional del Banco Mundial para América Latina de este año, “Competencia ¿el ingrediente que falta para crecer?”, pregunta a la que dedica 300 páginas para responder positivamente. La OCDE en su informe 2023 sobre Perú sobre la necesidad de “Impulsar el crecimiento a largo plazo” resalta que “muchos mercados están dominados por un reducido número de grandes empresas” y que por eso es necesario “reforzar la aplicación de la legislación de defensa de la competencia y mejorar la detección de cárteles y abusos de posición dominante”. Con una mirada más amplia, el informe regional del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo – PNUD del 2021 se titula “Atrapados: Alta desigualdad y Bajo Crecimiento en América Latina” y resalta que “los monopolios contribuyen a la alta desigualdad y bajo crecimiento de la productividad al hacer que los consumidores paguen precios más altos, permitir que las empresas operen con tecnologías ineficientes y desincentivar la innovación”. ¿Sucede en nuestro país? Todo indica que sí. El Perú entre el 2022 y el 2024 ha caído nueve posiciones en Competitividad Global, y un factor clave en este resultado es que dentro del indicador de “eficiencia empresarial” hemos caído 7 posiciones cayendo al puesto 60 de 67 países.
El impacto negativo de los monopolios sobre las economías familiares y el crecimiento es muy negativo, lo que se reconoce a nivel mundial pero la Confiep y la derecha que nos gobierna hacen todo lo posible por ocultarlo y negarlo. ¿Sorprendente? No tanto. El PNUD recuerda que “el poder de monopolio y el poder político empresarial son dos caras de la misma moneda, porque las rentas de monopolio se traducen en poder político y este, a si vez, aumenta el poder de monopolio, creando un círculo vicioso”. Una conclusión a la que llega luego de haber encontrado que la rentabilidad de las grandes empresas en Latinoamérica es el doble que en la OCDE y 1.5 veces que en el resto del mundo. El Banco Mundial (2024) se pregunta, si “el potencial transformador de una política de competencia robusta es tan revelador, ¿por qué los países de América Latina no tienen como prioridad fortalecer estos organismos? ¿porque los mercados siguen tan concentrados y tan arraigada la actividad de los cárteles?”. Se responde resaltando que “la ausencia de organismos de competencia eficaces está relaciona con la manera en que el poder empresarial se concentra en la región” y que “son muchos los casos de grandes empresas que utilizan las legislaturas democráticas para perseguir sus intereses”. Francisco Durand en Perú estudió acuciosamente este tema y publicó varios libros muy sólidos al respecto.
El inmovilismo y deterioro de la capacidad de Indecopi se ha agravado con este gobierno de dictadura congresal. Entre los principales monopolios en el Perú figuran Gloria y Alicorp, y sus dueños, los Rodríguez Banda y Dionisio Romero, están entre los principales financiadores del fujimorismo. ¿Será pura coincidencia?
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