El reto principal que en economía tiene el nuevo gobierno Vizcarra es relanzar la generación de empleo, y para ello tiene que reactivar la industria. El sector industrial es, junto al de la construcción, el que más empleos ha perdido el año pasado (¡tremendo éxito del emprendedor Giuffra y el dirigente de la SNI Olaechea!). Es también uno de los motores de la economía, como una locomotora que arrastra los vagones en las mejores experiencias de desarrollo económico, desde las antiguas de Europa, Estados Unidos y Japón de fines del siglo XIX y comienzos del XX, hasta las más recientes de Corea, China y el sudeste asiático. Décadas atrás estudió esto el nuevo ministro de Produce, Daniel Córdoba, aunque luego transitara por otros caminos ideológicos.
La industria nacional ha tenido cuatro años de caída continua. En efecto, la producción industrial se redujo el 2014, el 2015, el 2016 y el 2017. El resultado ha sido que el 2017 produjimos 7 por ciento menos que el 2013: unos 6 mil millones de soles menos de producción, y por tanto de empleos e ingresos para los peruanos. Los defensores de la gran minería, como Jaime de Althaus, sustentaban alguna vez que en el Perú la industria crecía con la minería, pero el tiempo mostró que no era verdad, porque la minería peruana tuvo récords de crecimiento el 2015 y el 2016 y en eso años la industria ¡ay! siguió cayendo.
La verdadera razón de la recesión industrial es la caída de la demanda interna y el aperturismo extremo que ha facilitado la invasión de ropas y otros productos asiáticos a precio de dumping y calidad dudosa (como las conservas de pescado). Con un mercado interno achicándose y con ventas reduciéndose, a la industria nacional y en especial a la textil no le quedó de otra que reducir la producción y despedir obreros. Los ministros de Economía y de Produce de Ollanta y de PPK son responsables de tremendo deterioro, pero aún así se consideran los adalides del “sector privado”.
Ojalá ahora Daniel Córdova se acuerde de las tesis productivistas e industrialistas que escribió décadas atrás y no del recetario neoliberal al que ha estado inclinado los últimos años en sus afanes de financista. Si así lo hiciere, su principal tarea será convencer al ministro de economía de la necesidad una política reactivadora del mercado interno y de la industria.
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