La semana pasada, recordando los 50 años del golpe del general Velasco, “El Comercio” sacó un artículo diciendo que por culpa de su gobierno la economía peruana había entrado en una crisis tan profunda que solo recuperó el nivel de PBI per cápita en el 2004. Una estupidez reverenda. Qué manera de desinformar y decir tonterías.

Es verdad que la economía peruana pasó por una profunda crisis entre 1976 y 1992, con una inflación que fue creciendo hasta convertirse en hiperinflación y con un PBI que tuvo varias caídas abruptas, en particular una de 13 por ciento en 1983 y otra de casi 30 por ciento entre 1988-89. Pero es claro que la responsabilidad de esas crisis fue de los gobiernos de Belaunde y de Alan García que entonces nos gobernaron. ¿Alguien en su sano juicio puede creer que el espíritu de Velasco se hizo presente 15 años después para responsabilizarse por la hiperinflación de Alan García? Incluso la crisis de 1977-78, que a luces de lo sucedido posteriormente fue bastante menor, fue resultado de las políticas de ajuste aplicadas bajo recomendación del FMI por Morales Bermúdez y sus ministros, varios de ellos de la élite empresarial peruana como Walter Piazza. En 1983, un aperturismo absurdo promovido por Manuel Ulloa y Roberto Abusada nos llevó a un déficit comercial severo, al que luego respondieron con un ajustón brutal justo cuando se cortó el crédito internacional, generando una crisis de gran proporción. Pero “El Comercio” y la Confiep le tienen un odio especial a Velasco y siempre defienden a los suyos.

En realidad, fue la reforma agraria y educativa de Velasco uno de los factores claves en permitir que la pequeña y mediana agricultura haya crecido los últimos 25 años encima del 4 por ciento anual, como ha documentado Richard Webb. Si no hubiera sido por la Reforma Agraria, ese espíritu emprendedor que han desplegado en las últimas décadas cientos de miles de campesinos y que ha permitido el aumento de la productividad agropecuaria no hubiera sucedido, como tampoco hubiéramos tenido los alcaldes rurales y la fuerza política de base que han sostenido los caminos y conexiones rurales. Otro elemento fundamental que ha permitido la reducción sustancial de la pobreza rural ha sido la educación, algo que los hacendados frenaban o prohibían antes de la reforma agraria. Sí, esos son los cuentos que no se oyen en “El Comercio”, los de la servidumbre y los gamonales que eran dueños de la política regional, de los jueces, de la policía y de los caminos, como relatan las principales novelas peruanas de la época. Fue Velasco quien rompió las cadenas de la servidumbre y también quien dio un enorme empuje a la ampliación y modernización de la educación peruana para que esta incluyera indígenas y campesinos.