Este lunes estaba en la avenida Abancay celebrando junto a miles de peruanos que gritaban “Fuera Ratas” cuando supe del mensaje de la Confiep y su “enérgico rechazo a la violación de la Constitución y el régimen democrático que ha perpetrado el presidente Martín Vizcarra”. Los grandes empresaurios repetían los argumentos carentes de sustento de sujetos tales como Rosa María Bartra o Jorge del Castillo. Ningún pronunciamiento similar, desde luego, perpetró la Confiep en relación a la decisión de un grupo de congresistas de declarar la “suspensión temporal” de Vizcarra y nombrar a Mercedes Araoz presidenta, pisoteando todas las leyes y reglamentos que el propio congreso se había dado.
KONFIEP FUJIMORISTA
El contraste es también absoluto respecto de lo que hizo la Confiep cuando Alberto Fujimori dio un verdadero golpe de estado con tanques en las calles y expedientes siendo robados del Palacio de Justicia. En abril de 1992 la Confiep no dijo esta boca es mía, aprobando de manera fáctica el golpe. Pocos meses después el ex – presidente de la Confiep Jorge Camet asumió el ministerio de economía y finanzas. Se quedó en el cargo cinco años, incluyendo todo el periodo en el cual Fujimori hizo fraude en el referéndum sobre la nueva constitución y destituyó en forma ilegal a tres magistrados del Tribunal Constitucional, destruyendo la democracia hasta sus cimientos.
La cercanía de la Confiep con el fujimorismo ha continuado a lo largo de los años. Quien fuera candidato a vicepresidente de Keiko y hasta hace pocos meses secretario general de Fuerza Popular, José Chlimper, fue directivo de la Confiep. El anterior presidente de la Confiep 2017-2019 fue Roque Benavides, dueño de minas Buenaventura y socio de Yanacocha, quien no sólo es simpatizante fujimorista; su padre y fundador de la empresa también fue varios años director del BCR durante el fujimorato.
Para la campaña de Keiko del 2011, la Confiep hizo una reunión de emergencia para la segunda vuelta y juntó dos millones de dólares para apoyar a Fujimori, entre los aportantes estaban el propio Roque Benavides y “la crema y nata” de los grandes empresarios peruanos, incluyendo a grandes empresarios mineros, trasnacionales petroleras y capos de los conglomerados bancarios. Dentro de este grupo estaba Odebrecht, y ha sido gracias a las declaraciones de Jorge Barata que nos hemos enterado de esta bolsa de “dos palos verdes” pro-Keiko. El asunto era tan secreto que el entonces presidente de la Confiep trató de negar el asunto, hasta que Roque Benavides se vio obligado a reconocerlo insistiendo en el camuflaje de que fue una campaña “pro-inversión privada”.
El último episodio que revela la cercanía de la Confiep con el fujimorismo ha sido el nombramiento de María Isabel León, quien fuera parte del equipo de campaña de Keiko 2016, como presidenta de la Confiep. En 2017-2018 ella era lobista de los institutos superiores privados y promovió mediante Rosa María Bartra un nuevo intento de “ley pulpín” para que esos estudiantes hicieran prácticas sin pago alguno. Es León quien ha encabezado este último pronunciamiento en defensa del congreso corrupto; en la actual directiva de la Confiep la acompaña la representante de AFIN – Asociación para el Fomento de la Infraestructura Nacional, que defiende las grandes constructoras en privatizadas mediante APPs y en la cual por varios años fue vicepresidente nada menos que Jorge Barata de Odebrecht.
LA CONFIEP Y LA CORRUPCION FUJIMORISTA
Esta cercanía de los grandes empresarios de la Confiep con el fujimorismo no es solo cuestión de ideologías, es sobre todo una cuestión de intereses millonarios.
Jorge Camet, por ejemplo, fundó una empresa antes llamada J y J Camet, donde la primera J era por Jorge, y ahora se llama JJC, como disimulando el “Camet”. ¿Por qué lo quieren disimular? Porque J y J Camet era una constructora que pasó de contratar con el estado 1 millón anuales a 100 millones anuales mientras Jorge Camet era ministro. Tras la caída de Fujimori, Jorge Camet estuvo varios años en cárcel por corrupto, entre otras cosas benefició con más de 300 millones de dólares a las trasnacionales eléctricas con una injustificable exoneración tributaria que les permitía descontar dos veces de sus ganancias la depreciación de sus activos, algo insólito a nivel mundial y que fue puesto al descubierto por una comisión investigadora presidida por Javier Diez Canseco. Pero JJC siguió haciendo de las suyas como parte del “club de la construcción” que coimeaban a los gobiernos, hacían una “repartija de obras” y luego ganaban a doble cachete con los arbitrajes comprados.
La familia Benavides también tuvo una especial y muy ventajosa relación con Fujimori. Ellos crearon Minera Yanacocha, durante años la principal mina de oro en el norte del Perú, junto a dos socios, la americana Newmont y la empresa francesa BRGM. Luego BRGM quiso vender su parte de Yanacocha pero los Benavides lograron, en un pacto con Vladimiro Montesinos cuya intervención en el tema está registrada en uno de los famosos “vladi-videos”, despojar a BRGM de su propiedad que valía cientos de millones de dólares. Antes, por cierto, habían logrado de Fujimori una muy ventajosa ley de minería que les daba rebajas especiales de impuestos por muchos millones más.
José Chlimper, por su parte, fue ministro de agricultura luego de la ilegal re-re-reelección de Fujimori, consiguiendo la ley que les ha permitido a las grandes empresas agroexportadoras pagar menos impuestos, no dar gratificaciones en julio y diciembre y depositar CTS a sus trabajadores y dejar a la seguridad social de EsSalud sin dos tercios de las contribuciones. A la fecha, Chlimper sigue cobrando como director del Banco Central de Reserva y defendiendo una política monetaria que mantiene altas tasa de interés y abultadas ganancias para los bancos. Fue puesto allí por la mayoría fujimorista del ex – congreso como premio porque en la última campaña de Keiko intentó limpiar a Joaquín Ramírez de los cargos de narcotráfico usando audios trucados, cuando Ramírez era secretario general de Fuerza Popular y había puesto en esa campaña millones de soles robados a la Universidad Alas Peruanas.
El fujimorismo y las grandes empresas de la Confiep han mantenido el pacto en defensa de sus millonarios intereses estos últimos años en el ex – congreso. La industria de comida chatarra, por ejemplo, en la cual tienen grandes intereses el grupo Gloria y el grupo Romero que han sido fieles aportantes a las campañas de Keiko. La mayoría fujimorista hizo de todo, con ayuda de Heresi y Olaechea cuando eran parte de la bancada PPK, por traerse abajo los octógonos informativos, y Keiko incluso llegó al extremo de pedirle a Vizcarra que sacara del cargo a la ministra de salud por este negocio. Otro caso se vio la semana antepasada cuando aprobaron al carpetazo la prórroga por 10 años más de la ley Chlimper de privilegios a las grandes agroexportadoras, beneficiando de paso a la familia Olaechea y a la mafia azucarera de la que forman parte los hermanos Becerril.
OLAECHEA, ARAOZ Y LA CONFIEP
La Confiep es muy cercana a Olaechea y Araoz, con quienes tiene mucha confianza. Olaechea ha sido directivo de la Sociedad Nacional de Industrias en varios periodos hasta llegar al cargo de presidente y es parte del bloque de grandes empresarios desde hace muchos años. Aunque fue elegido por PPK se conoce de su cercanía con el fujimorismo, a quien su hermana le dio apoyo financiero. Ambos son dueños de una empresa heredada de la vieja oligarquía agraria. Del mismo grupo de grandes empresarios es su primo que trataron de elegir fraudulentamente al Tribunal Constitucional, Gonzalo Ortiz de Zevallos Olaechea, quien viene de ser árbitro de la Cámara de Comercio de Lima, otro gremio empresarial afín a la Confiep.
Mercedes Araoz, economista neoliberal, estuvo defendiendo los intereses de la Confiep desde que formó parte del equipo negociador del Tratado de Libre Comercio con los EE.UU. en el gobierno de Alejandro Toledo. Ella consolidó su vínculo y representación de la Confiep cuando, siendo ministra de Alan García, salió en defensa de sus tesis del “perro del hortelano” para quitarle las tierras a las comunidades campesinas y nativas para dárselas a las grandes mineras y petroleras argumentando que, si no se hacía eso, el TLC corría riesgo. Eso se demostró totalmente falso cuando, luego de que tras esa amenaza se produjeran las masacres del “baguazo”, Alan García retrocediera dejando sin efecto los decretos legislativos que permitían el despojo de tierras a los comuneros. Al llegar a este congreso Araoz se dedicó a defender a capa y espada al corrupto PPK. Luego estuvo luchando contra la norma anti-elusión que permite cobrar impuestos y perseguir a empresarios sinvergüenzas, nuevamente como parte del coro de lobistas de la Confiep. El mismo sentido ha tenido su defensa de que Tía María salga como sea a cargo de la Southern, empresa de la que PPK fue director.
VIZCARRA DURMIENDO CON EL ENEMIGO
Siendo evidente que la Confiep juega para el fujimorismo corrupto, llama la atención que el presidente Vizcarra no se haya dado cuenta que por meses estuvo durmiendo con el enemigo en su ministerio de economía. Porque está clarísimo que Carlos Oliva es del equipo de la Confiep, al extremo de haber intercambiado halagos y saluditos con Pedro Olaechea.
Esperemos que ahora que Vizcarra ha tomado decisiones trascendentes contra la korrupción, recuerde que como ha dicho Indira Huillca, con ese pronunciamiento la Confiep defiende la toma de decisiones “torciendo la ley con prepotencia, a puerta cerrada y de espaldas al pueblo”.
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