El ministro de economía Carlos Oliva, casi desconocido por los peruanos, dio recientemente una exclusiva entrevista al diario preferido del confiepismo neoliberal. Fue un ejercicio de completo escapismo, un paseo por la Vía Láctea, un recreo escolar sin salida al patio, una novela entre aburrida y absurda, tanto por lo que dijo como por lo que fue materia de su olímpico desdén.
En este único pronunciamiento, Oliva no dijo nada acerca la caída del empleo total de -0,3% y del empleo industrial de -2,6% en julio (el más reciente dato publicado por el INEI), acumulándose 13 meses de pérdida de empleos. El titular del MEF tampoco dijo nada sobre la caída del precio de cobre en 11 por ciento y del zinc en 21 por ciento, lo que trae por tierra su apuesta a que el mercado internacional ponga viento en las velas de la economía peruana y recaudos en el cofre del tesoro público. No profirió una palabra sobre como las devaluaciones y crisis económicas agravadas de Argentina y Brasil quitarán mercado a nuestras exportaciones. Hizo silencio total sobre el abrupto final que ha tenido tras pocos meses de vida ha tenido el crecimiento económico, muerte verificada en julio con la minería y petróleo en menos 5%, la pesca en menos 17% en julio y las ventas de cemento (claves para la construcción) en apenas 2%. Nada dijo sobre la reciente subida del dólar. En resumen, los problemas claves de empleo y crecimiento fueron obviados por un ministro de economía al que no le interesa tomarle el pulso a la economía nacional y comunicárselo a los peruanos.
FRASES DE ANTOLOGÍA
Pero algunas frases de Oliva son de antología, en especial las referidas al empleo, problema fundamental para las familias peruanas. Por ejemplo esta: “la clave para atacar en el mercado laboral es la flexibilidad del mercado”. Tómese nota del verbo “atacar”, que delata por completo su posición en relación a los trabajadores: de agresión directa y sin miramientos. Una frase color verde militar muy reveladora.
También dijo Carlos Oliva que “El foco debería estar en flexibilizar más el mercado laboral, que significa que la gente pueda entrar y salir del mercado de una manera más dinámica y más fácil”. Le trasmitimos acá al ministro Oliva algunos datos; son datos oficiales, de la encuesta que hace el Ministerio de Trabajo a las empresas desde hace décadas y producidos por el gobierno PPK y sus ministros pro-empresariales. Sumando de enero a noviembre del año pasado, el 28 por ciento de todos los trabajadores formales salieron de la empresa en que laboraban: más de uno de cada cuatro, lo que es altísimo. Entre los trabajadores contratados a plazo fijo, para los que no hay barrera ni limitación alguna para que los boten sin miramientos ni se les paga indemnización así sean promotores de sindicatos, son más del 50 por ciento los que están fuera. Entre los trabajadores con contrato a plazo indefinido, que supuestamente tienen unos pocos derechos laborales y deben ser despedidos por alguna causa justificada o pagárseles una indemnización, son el 15 por ciento, uno de cada seis. Esto muestra que en la realidad los empresarios hoy tienen en la práctica total libertad para despedir. Pero Oliva no tiene ni idea y sólo repite como loro lo que dicen los opinadores del confiepismo neoliberal.
Pero las frases de Oliva en relación a los inmigrantes venezolanos sí son de película, se los juro. “Son más que bienvenidos en el Perú. Estamos monitoreando su efecto sobre la economía, pero hay elementos bastante positivos: la están dinamizando de alguna manera. Los venezolanos están trabajando en cosas que antes no existían o no había”. ¿Pueden creer tamaña estupidez? ¿A qué se referirá el ministro, a que ahora nos venden arepas en algunas esquinas? ¿Por eso están dinamizando tanto la economía que el empleo industrial cayó en casi 3 por ciento? ¿No ha oído el ministro de economía los múltiples testimonios referidos a empresarios que contratan venezolanos a menores salarios y sin derechos? ¿No se ha dado cuenta Oliva que en el contexto de caída del empleo, una mayor cantidad de informales hace que los ingresos de esos trabajadores caigan tremendamente porque más vendedores en las esquinas solo significa que cada uno vende menos? Aunque la ley de la oferta y la demanda es lo más básico de la profesión y para los neoliberales es la mejor expresión de la eficiencia, en el caso del mercado de trabajo ocultan que más oferta lleva a un menor precio porque en ese caso quiere decir menores salarios. La verdad es que a este MEF-Confiep les importan un comino los trabajadores, como nuevamente termina confesando Oliva cuando en la entrevista dice “no me preocupa en este momento sobre cuál podría ser el efecto final” de la inmigración sobre la economía, cuando lo que sí debiera preocuparle es cuál es el efecto hoy, de corto plazo, sobre las familias populares.
Los venezolanos “mueven la demanda y el consumo”, dice el ministro Oliva, como si la caída en los salarios e ingresos de los informales no estuviera justamente haciendo retroceder el consumo y la demanda, ¿o cree acaso que familias con menos ingresos pueden consumir más?
La perla final de Carlos Oliva es esta: “Es masa laboral y qué país no quiere tener más masa laboral; además muchos de ellos vienen con capacidades”. ¿Y Estados Unidos, todos los países europeos desde Inglaterra, Francia, Alemania y España hasta Rumania, Polonia, Hungría o Luxemburgo, Japón, Brasil, Chile, China, México, Rusia y muchísimos otros que ponen trabas al ingreso de inmigrantes, exigen visas que niegan a mansalva, construyen muros, imponen barreras e impiden el atraque de embarcaciones, no existen?. Es precisamente al revés, señor Oliva, y basta dar una mirada alrededor para verlo: casi todos los países hacen los mayores esfuerzos para darle empleo a sus ciudadanos y por eso son muy restrictivos si llega a haber una ola de inmigración masiva de otros países. Salvo el Perú.
En relación a eso de que los venezolanos son muy capacitados y por eso nos hacen mucho bien, le doy un dato: el 40% de los profesionales son subempleados en el Perú. En otras palabras, no nos faltan profesionales, lo que nos falta son empleos para esos profesionales. No nos faltan médicos, nos faltan plazas para médicos en la salud pública; no nos faltan maestros, nos falta presupuesto para educación y tenerlos más dedicados a su tarea. Repitamos el dato: 40%, es decir 2 de cada 5 profesionales, no consigue trabajo en aquello para lo que fue formado.
COMPETITIVIDAD
Termino revisando la política para la competitividad del ministro Oliva. Se resume en tres puntos: la reforma institucional de Vizcarra, algo que no es su chamba; llevar la privatización al extremo vía Alianzas Público-Privadas y Obras por Impuestos, es decir más de lo mismo que hizo PPK; y un Plan de Infraestructura que, como idea nomás y en el papel, estará listo recién en seis meses.
Penoso. Ridículamente pequeño. Escasísimo de ideas. Lejos muy lejos de lo que se espera de un ministro y de lo que requiere el país. Nada sobre diversificación productiva, nada sobre facilitar el cambio tecnológico, nada sobre educación básica o superior, nada sobre apoyo crediticio para pequeñas y microempresas, nada sobre el agro o la industria, nada sobre reestablecer un poco de justicia tributaria eliminando exoneraciones, nada sobre poner coto a los abusos de los monopolios. Apenas más de lo mismo en privatizar servicios públicos y sin decisiones reales y concretas sobre infraestructura pública hasta dentro de seis meses cuando menos.
Ojalá Vizcarra abra los ojos y se dé cuenta que lo están llevando al despeñadero. Porque la factura del desempleo y subempleo la va a pagar el presidente, no Oliva que cualquier rato se regresa a un banco privado o consultora de negocios. Quizás sea esto en lo único en que Keiko actúa con cierta inteligencia, buscando postergar y frenar la lucha contra la corrupción calculando que en unos meses Vizcarra se desgastaría. Porque si la economía sigue manejándose así, sin preocuparse “sobre cuál podría ser el efecto” sobre el empleo y los salarios que están cayendo en picada y el tiempo pasa sin las reformas judicial y política, Vizcarra de desgastará y Keiko podrá aprovecharse de eso para darle el zarpazo final.
Dicen que un consejo hasta de un conejo. Pues me atrevo a darle dos consejos al presidente Vizcarra: de una vez corte el nudo gordiano del Referéndum planteando la cuestión de confianza al Congreso y cambie a su ministro de economía carente de ideas y liderazgo.
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