Buena noticia: ya se va a empezar a construir la segunda pista del aeropuerto. Así dicen, pero en este caso nos han engañado y cambiado las fechas tantas veces que es difícil creer. El contrato originalmente firmado el 2001 decía que esa segunda pista ya debía haber estado en operación desde hace 3 años atrás, el 2015 y solo estará operativa (con suerte) el 2024. Ha habido nada menos que 7 adendas al contrato, todas en favor de la trasnacional que tiene la concesión.
La postergación es un negocio redondo, total, completo, a favor de la concesionaria LAP – Lima Airport Partners. Ellos ya salen ganando porque siguen cobrando más de 300 millones por año aunque no hayan hecho la inversión a la que estaban obligados por contrato. Pero además consiguieron que el corrupto gobierno PPK – vía su ministro Bruno Giuffra – les diera diez años más de concesión. Una proyección simple y conservadora indica que en esos diez años se van a llevar unos 5 mil millones extras.
Vale recordar que por esto Juan José Garrido K – revelado como celestino de Keiko y hoy director de “El Comercio”- dijo que había que clonarlo a Giuffra, lo que poco después repitió el entonces presidente de Confiep Roque Benavides. Eso fue antes de que el resto de peruanos supiéramos que Giuffra estaba comprometido en la compra del voto del congresista Mamani en favor de PPK.
En la memoria Anual de LAP del año pasado se informa que el total de ingresos que nos sacaron fue de 346 millones de dólares. Sus ganancias operativas (conocidas como EBITDA) fueron de 118 millones de dólares. Solo invirtieron 23 millones. Gran negocio. Los dueños de LAP son en un 70% el Aeropuerto de Frankfurt (Alemania), en un 20% el Banco Mundial y en un 10% un fondo organizado y administrado por Apoyo Consultoría, por lo cual Gianfranco Castagnola – editorialista en El Comercio y opinólogo pro-Confiep – tiene asiento en su Comité Ejecutivo.
¿Quién paga la tardanza en la construcción? Los peruanos y no sólo en pagos directos. Ya ahora es evidente la congestión del aeropuerto, hay varias rutas que no se abren por falta de espacio en las pistas y eso nos cuesta en tiempo perdido en el aeropuerto y en miles de turistas que no vendrán porque no hay asientos en los aviones y porque las demoras los ahuyentan. Ese efecto todavía apenas si lo sentimos, pero lo vamos a sentir durísimo los próximos años, en especial el 2021 en adelante. Es el precio que pagamos por optar por Alianzas Público-Privadas APPs con un estado plagado de corrupción y con lobbies fuertísimos en los medios de comunicación y en el congreso que buscan cualquier pretexto para defender las sinvergüencerías de las trasnacionales y sus aliados locales.
PD: Una versión algo más amplia con una brevísima historia que en años anteriores investigó Raúl Wiener pueden encontrar acá: http://diariouno.pe/columna/empresa-del-aeropuerto-se-llevara-miles-de-millones-mas-pese-a-incumplimientos/
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