Keiko Fujimori recibió, para su campaña electoral del 2011, un millón 200 mil dólares de Odebrecht. Durante varios años Keiko ha tratado de negar este dinero, pero en su entrega coinciden los varios mandamases de Odebrecht, los mandos medios operativos y varios elementos probatorios recabados por la fiscalía. Jorge Barata, el gerente de Odebrecht en el Perú, ha declarado que él mismo entregó medio millón antes de la primera vuelta en un maletín de deporte lleno de billetes entregado a Jaime Yoshiyama en una vivienda en la calle Octavio Espinoza 220, casa de Augusto Bedoya Cámere. Antes de la segunda vuelta Barata haría entregas por medio millón más y otros 200 mil irían a la bolsa que juntó la Confiep de Roque Benavides y otras grandes empresas.

Yoshiyama, quien recibió el dinero, había sido tres veces ministro de Alberto Fujimori y presidente de su congreso constituyente, y en ese entonces era secretario general de Fuerza Popular y candidato a la vicepresidencia con Keiko. Era dinero sucio que venía de la llamada Caja 2 de Odebrecht, pasaba por su “departamento de operaciones estructuradas” que era la gerencia de transacciones clandestinas y entraba al Perú mediante “doleiros”, traficantes a quienes les pagaban por transportar dólares. El propio dueño de la constructora, Marcelo Odebrecht, había anotado en su agenda “aumentar Keiko para 500 e eu fazer visita” y él mismo ha declarado ante la fiscalía que eso se refería a darle a la señora Fujimori 500 mil adicionales para la segunda vuelta, además de los 500 mil que ya le habían dado ilegalmente.

Para entonces, Odebrecht ya había recibido de Keiko apoyos importantes. El 2008 la misma Keiko Fujimori, que entonces era congresista, había votado junto a toda su bancada aprobando un informe que limpiaba de toda sospecha a Odebrecht por lo que venía haciendo en la carretera Interoceánica, y unos meses después aprobaron una ley declarando a esta obra como de “interés público” y asegurándole fondos presupuestales. En las actas del congreso están registrados los votos de la propia Keiko y de lugartenientes suyos como Cecilia Chacón, Alejandro Aguinaga (entonces vicepresidente del congreso) y Luis Galarreta. Justamente en esos meses, Odebrecht estaba logrando que le aprobaran adendas de sobrecostos unas tras otras, para que esa carretera terminara costando no 800 sino más de 2,000 millones de dólares. Para que se hagan una idea, ese sobreprecio de 1,200 millones de dólares serviría para pagar a más de cien mil maestros durante un año o para comprar más de diez mil plantas de oxígeno (necesitamos urgentes unas cien).

Esta política no es ajena a la actual campaña electoral. Keiko Fujimori defiende arduamente el capítulo económico de la Constitución de 1993, cuyos articulo 62 establece los contratos-ley que no pueden ser modificados por el estado. Entre esos contratos está el de las “Nuevas Vías de Lima” que incluye la carretera Ramiro Prialé, proyecto del que Odebrecht es todavía dueño del 25% y por el que nos siguen cobrando peajes aumentados a pesar de que no se ha avanzado nada para mejorar esa vía clave de salida hacia Ate, Chosica y la carretera central. Es el mismo proyecto por el que se ha querido imponer los peajes en Puente Piedra y que la población ha logrado resistir, pero que igual la empresa exige que se le pague esa plata.

GRAÑA Y EL CLUB DE LA CONSTRUCCION

No fue el único dinero que Keiko Fujimori ha recibido de las constructoras corruptas. Graña y Montero (GyM) aportó 25 mil dólares para la campaña en su favor, según admitió José Graña Miróquesada tras haber sido presionado y encarcelado para que admitiera la verdad. Ese dinero fue parte de una bolsa que juntó CAPECO, el gremio de empresas constructoras que entonces estaba totalmente capturado por el mafioso “club de la construcción”: su presidente de entonces, Walter Piazza, es dueño de otra gran constructora, COSAPI, que según ha establecido la fiscalía estuvo metida hasta el cuello en este club de las coimas.

Había estrechos lazos de GyM con Keiko: José Chlimper era director de Graña y Montero. Chlimper fue director de Graña y Montero por casi una década entera, entre el 2006 y el 2015, periodo en el cual el consorcio de Odebrecht y Graña y Montero pagaron millonarias coimas y también hicieron los “aportes” de campaña a Keiko Fujimori. Chlimper había sido ministro de Fujimori tras su re-re-relección el año 2000, luego ha sido vocero y secretario general de Fuerza Popular, y ahora mismo es director del BCR elegido para el cargo por los congresistas fujimoristas. En ese 2011, Chlimper le llevó al dueño de RPP, Hugo Delgado Nachtigall, 210 mil dólares en un maletín en efectivo, como parte de los pagos de la campaña de Keiko, asunto sobre el cual Hugo Delgado ha aportado pruebas porque el pago fue facturado y bancarizado. Para que quede claro: Chlimper era del núcleo central de Keiko el 2011, cuando al mismo tiempo era director de GyM, asociada a Odebrecht en el pago de coimas. Añadamos que Chlimper no era cualquier director de GyM; era parte de su comité de auditoría, precisamente el grupo encargado de velar porque estuviera correctamente establecido el destino de cada sol salido de sus cuentas bancarias: cinismo total.

Keiko Fujimori, Graña y Odebrecht eran un trío con estrecha vinculación entre sí. Graña y Montero ha sido socia privilegiada de Odebrecht todos estos años, participando en contratos claves como, precisamente, el robo gigantesco de la transoceánica antes referido. José Graña es también quien tiene la mayor cantidad de acciones en el grupo “El Comercio”, el mismo que acaba de despedir a la directora periodística de América Televisión y Canal N con el fin de dedicar toda su batería de medios en favor de Keiko Fujimori.

Hay que recordar, además, que tanto Odebrecht, Graña y Montero y demás empresas coimeras pueden seguir operando en el Perú sin ninguna dificultad, postulando y ganando licitaciones públicas, gracias a la ley 30733 que fue propuesta por PPK y aprobada por el fujimorismo cuando las huestes de Keiko tenían mayoría y control del congreso, el primer trimestre del 2018.  Esa ley 30733 les dio protección frente a posibles juicios y reparaciones civiles por sus actos de corrupción. Si lo pensamos con más detenimiento, es un caso curioso: justo cuando Keiko movía todas sus fichas para vacar a PPK, le aprueba este proyecto de ley. ¿Cómo así coincidían y votaban juntos estos grandes enemigos? La respuesta es que podían ser enemigos en la disputa por el poder pero defendían los mismos grupos empresariales mafiosos como Graña y Montero y Odebrecht, quienes durante años les habían pasado millones de dólares a ambos. 

 VIEJAS RELACIONES

¿Desde cuándo Odebrecht conoce y le ha dado plata a Keiko? Transcribo acá las declaraciones hechas a la fiscalía por Jorge Barata: “A la señora Keiko Fujimori probablemente la conocí en el 98 o 99. Ella era Primera Dama. Había sustituido a su mamá en la función de Primera Dama en el Perú… Recuerdo que en un evento social fui presentado con ella, y la empresa le dio una donación oficial, un cheque de 10 mil dólares, para apoyar a esa fundación.”

Odebrecht y el “club de la construcción” ya para entonces tenían su historia con el fujimorismo. Según declaró otro alto dirigente de Odebrecht, Raymundo Trindade Serra, quien era gerente de la corrupta empresa brasileña desde el primer gobierno de Alan García en los años ochenta, este club mafioso de la construcción existió desde 1996. En ese año era ministro de economía Jorge Camet Dickman, dueño de la empresa constructora J .y J. Camet, quien venía de ser presidente de la Confiep. Durante la dictadura de Alberto Fujimori, Odebrecht tuvo contratos por 450 millones de dólares y entre todas las empresas constructoras, fue la que más dinero ganó. La segunda constructora en monto de presupuesto público recibido fue Cosapi con 321 millones; esta es la empresa de Walter Piazza, quien fuera presidente de Capeco cuando se juntó la bolsa de 25 mil para Keiko el 2011. Tercera en contratos del fujimorismo fue GyM con 286 millones y cuarta fue J. y J. Camet con 176 millones, que anteriormente era una empresa mediana pero multiplicó sus contratos enormemente mientras Jorge Camet fue ministro de economía. Así, estas empresas constituyen el cogollo inicial del mafioso “club de la construcción” que se repartía obras con millonarias ganancias en base a repartir coimas.

Las relaciones de Keiko con el coimero “club de la construcción”, Odebrecht y Graña y Montero se construyeron durante el gobierno de Alberto Fujimori y se mantuvieron vigentes posteriormente. Las empresas dieron millones de dólares a Keiko y el fujimorismo, a su vez, legisló grandes beneficios para las constructoras corruptas. La cerrada defensa del capítulo económico de la Constitución de 1993 y los “contratos-ley” por parte de Keiko Fujimori sigue esta misma línea, con el objetivo encubierto de que estas empresas sigan administrando nuestros peajes, cobrando ciento de millones anuales del estado peruano y postulando a nuevas licitaciones de obras como si nada hubiera pasado y sus millonarias coimas y robos no hubieran sido revelados.