QUE ESPERAR Y COMO SALIR DE ESTA

Un nuevo gobierno acaba de instalarse a la mala. Es el resultado de una suma de sinvergüenzas, trepadores e irresponsables pocas veces vista y su capacidad de hacer un buen gobierno es nula.  No permitiremos de ninguna manera que atrase las elecciones ni dure más allá de 28 de julio.

INTERESES Y SUS EXPRESIONES

La coalición de intereses que le dio el golpe a Vizcarra tiene como clara prioridad defender sus bolsillos y evitar la cárcel por latrocinios anteriormente cometidos. Pepe Luna, papá e hijo, uno con mandato de detención, el otro aún no por ser congresista, luchan por congelar el proceso en su contra y para que su universidad-estafa Telesup vuelva a abrir. Los mismos intereses tienen los fujimoristas, que ha tenido financiamiento y candidatos de estas universidades y cuya lideresa Keiko afrontará pronto un juicio. Ellos seguramente exigirán que tengamos un ministro de educación que acabe con Sunedu, pero el próximo gobierno en agosto 2021 deberá cerrarles otra vez y tirarse abajo la fachada falsa de cartón de Telesup.

Luego están los que quieren llegar al estado para robar de manera directa. De Omar Chehade ya sabemos que no anda derecho desde que negoció como vicepresidente de Humala en favor del grupo Wong contra los trabajadores azucareros, implicando incluso a la policía. César Acuña lo regresó al congreso, a dirigir la bancada de APP para este golpe tan artero, luego de que el propio Acuña dijo claramente que su bancada no apoyaría la vacancia. Cuando parecía que Acuna no podía caer más bajo luego de copiar su tesis, ha logrado la hazaña de sumergirse aún más hondo en la podredumbre.

La suma de porquerías sigue con Edgar Alarcón, el ex-contralor acusado de robo, elegido por haberse coligado con el asesino Antauro Humala, quien piensa que ahora lo liberarán aunque es probable que termine siendo nada más que un tonto útil. Y finalmente los supuestos radicales  Fernandez Chacón, Marco Arana, antauristas y Frepap, que participaron en el golpe unidos a los fujimoristas y otros grandes corruptos. ¿Qué creerán que están haciendo? ¿No se dan cuenta que quienes salen ganando con esto son Chehade y Alarcón, que Keiko Fujimori está saltando en una pata de felicidad porque ahora le deben favores que los va a cobrar de cara a sus procesos judiciales, y que gobernará un Acción Popular derechista? Arana dijo luego que “no van a hacer concesiones” al nuevo gobierno; cuando ya se les dieron nada menos que el control del Poder Ejecutivo ¿es posible una tontería más grande?

Borrachitos de poder cual Nadine Heredia cualquiera, muchos congresistas se sienten importantes sin tener idea de cómo dirigir un país, mientras tratan de ganarse alguito mientras friegan al país. Merino y Acción Popular son sus capitanes y han aglomerado a una banda de pirañitas. Vayan sabiendo que no olvidaremos el enorme daño que le están haciendo a nuestra patria.  

LA SITUACIÓN

¿En qué circunstancias empieza este gobierno? La epidemia ha terminado su primera ola y el Covid-19 tiene ahora una muy baja tasa de enfermedad y muerte.  No vivimos una segunda ola como Europa y Estados Unidos. ¿Por qué no? Por dos razones: clima e inmunidad de rebaño. Como sucede siempre con estos virus, desde la epidemia de gripe española de 1920 hasta las recurrentes influenzas, el contagio es fuerte en invierno y no en verano. Por esa razón, en todo Sudamérica la epidemia está en bajada, pero en el Perú ha disminuido mucho más que en otros países. ¿Por qué? Algo ayuda la altura de la sierra y el uso de mascarillas, pero la explicación básica es que la epidemia ha sido tan brutal que muchos hemos desarrollado una respuesta autoinmune. Sólo que no sabemos cuánto dura esta inmunidad; es probable que se vaya perdiendo y que una segunda ola nos pueda amenazar hacia el segundo trimestre del próximo año. Las vacunas podrían protegernos de ese peligro, pero primero se vacunarán los gringos, europeos y chinos, así que quien sabe cuándo llegará al Perú en los millones de dosis que necesitamos. Lograrla rápido es una prioridad que difícilmente será lograda con un gobierno inepto como el que ingresa y un nuevo cambio de gobierno a mediados del 2021. Para el recuerdo: las repetidas frases de julio pasado del dirigente de Confiep, líder de su “comando vacuna” y acusado de corrupción, Raúl Delgado Sayán, asegurando que la tendríamos en octubre 2020.

La economía de la gente sigue fregada. El PBI, la minería, la electricidad y la venta de cemento, se han recuperado casi totalmente, pero en Lima se han perdido más de un millón de empleos. Es que las actividades de las cuales viven muchísimos en las ciudades, como servicios, turismo, restaurantes y comercio, siguen paralizadas o recesadas. Así que vivimos una “bonanza macroeconómica con malestar microeconómico” en la genial frase de Jürgen Schuldt. Cientos de miles de peruanos han regresado a sus pueblos de origen pero el agro no ha recibido apoyo del gobierno, y como además los llamados bonos para las familias han salido tarde, mal y nunca, su situación económica está muy afectada. Los congresistas han aprobada varias medidas demagógicas como la llamada “devolución de fondos de la ONP”, que es inviable, deja fuera a toda la población rural e informal y no aporta nada a la reactivación de las microempresas y la agricultura familiar. ¿Un nuevo gobierno de Merino atenderá estos problemas? No lo creo. Dudo mucho que haya una política económica alternativa, a lo más harán algunos parchecitos demagógicos, siempre contra el arca fiscal y jamás tocando a las grandes fortunas y monopolios. Además, la inestabilidad golpea fuerte las posibilidades de recuperación macroeconómica.

Un tercer tema esencial es la lucha contra la corrupción, terreno en el cual se ha avanzado mucho y poco a la vez. Por un lado, desalojar a la mafia aprofujimorista, sacar a Chávarry y proteger a los fiscales Vela y Pérez era clave. Por otro lado, los grandes juicios no se inician, Keiko, los Humala  y otros corruptazos están libres y sobre los empresarios del club de construcción, Graña y sus amigotes, nada de nada. Para emporar las cosas, nuevos corruptos han entrado al congreso y Vizcarra está seriamente investigado. En el terreno de la política, no se ha resuelto bien el tema del financiamiento oscuro y seguimos con ´vientres de alquiler´ alojando a candidatos principales como Forsythe, que hasta le cambió el nombre al partido, y De Soto que, firme creyente de la propiedad privada, se ha comprado un partido. Ni qué decir que el nuevo gobierno, con Chehade y Alarcón metidazos en el golpe junto al fujimorismo, no augura nada positivo en este terreno, y encima quieren enyucarnos un Tribunal Constitucional de repartija entre ellos.

ELECCIONES Y NUEVA CONSTITUCION

La clave inmediata para salir de este desastre son las elecciones de abril: no podemos retroceder un milímetro respecto que se hagan en la fecha pactada y con las reglas ya establecidas. Merino ha dicho que así será, pero si pudiera quedarse lo haría, no lo plantea porque sería echarle mucha gasolina al fuego de las protestas. Los ciudadanos no debemos permitirle ni un asomo de duda en este aspecto.

Buscando soluciones más de fondo, esta vacancia golpista deja en claro las graves falencias de la actual Constitución. Desde la izquierda hemos criticado hace años la Constitución impuesta por Fujimori en 1993 porque blinda el modelo neoliberal en la economía, privatiza la educación y permite el remate de nuestros recursos naturales y nuestro ambiente. Los últimos años han revelado que esa Constitución ha favorecido la captura del estado por la Confiep y los grandes intereses económicos, mediante su infiltración corrupta en el sistema político, los partidos, candidatos presidenciales y congresistas. En la pandemia, se ha sumado la convicción de los problemas que trae un sistema de salud y seguridad social debilísimo, a cuya base está una Constitución negadora de derechos sociales y su régimen tributario. También las fórmulas de la descentralización necesitan ser revisada a la luz del Covid-19. La vacancia muestra además que el sistema de poderes, con un semi-presidencialismo que adolece fallas estructurales y un Tribunal Constitucional capturado en su mayoría por conservadores y mercantilistas, necesita reforma. Añade al problema este esquema de partidos sin alma ideológica ni programática que dan origen a congresos fragmentados y dominados por intereses particulares.

En suma, todo el esquema político de gobierno de la Constitución de Fujimori ha mostrado ser desastroso. Atender esto ya no se puede postergar más; bajo la figura de la vacancia por “incapacidad moral” el país es ingobernable: cualquier presidente puede ser vacado en cualquier momento por el congreso, que se impondrá sin contar con las reglas que requiere un régimen parlamentario ni el sistema de partidos que le debe dar sustento. Por eso el próximo gobierno debe convocar a una Asamblea Constituyente y viabilizar el proceso de aprobación por referéndum de una nueva Constitución.