Epidemia Reduciéndose: ¿Estrategia Efectiva o Imunidad de Rebaño? La Pregunta del Millón

¿QUÉ ESTÁ PASANDO? DOS HIPOTESIS Y SUS CONSECUENCIAS

El número de fallecidos, hospitalizados y contagiados ha caído las semanas pasadas fuertemente y en casi todas las regiones del país. El problema es que hay dos formas de explicar lo que ha pasado, sin que tengamos certeza cuál es la correcta, y sus consecuencias son diametralmente opuestas.

Primero las cifras: según el registro de SINADEF (Sistema Nacional de Defunciones) los fallecimientos diarios en el Perú han pasado de alrededor de mil a inicios de agosto a menos de seiscientos la semana pasada. Esta cifra todavía significa unos diez mil muertos adicionales por mes, pero la diferencia con lo que sucedía hace un mes es sustancial.

La gran pregunta es ¿a qué se debe esta reducción? Una posible explicación es que la estrategia del gobierno finalmente ha logrado bajar la curva; es decir, las cuarentenas focalizadas, la campaña asustadora para que se cumpla el distanciamiento social, la “operación Tayta” de pruebas y rastreo de contactos por zonas y la ampliación de la capacidad de UCIs y hospitales ahora si está siendo efectiva. No cabe duda que esta es la historia que nos va a contar el gobierno, tratando de ganar puntos extra ante la opinión pública.

Puede ser, pero no estoy muy convencido de esta narrativa. Me parece que las fiestas y reuniones sociales no son hechos aislados sino repetidos y en muchas regiones, y que las cuarentenas regionales no han sido muy respetadas. En la minería se suman denuncias de empresas que incumplen protocolos básicos y los contagiados superan los diez mil según la Federación Minera, aunque no hay datos oficiales del gobierno ni de la Sociedad de Minería y Petróleo, base de la Confiep. La “operación Tayta” no llega a tener la cobertura necesaria para controlar la epidemia dado la cantidad de casos que hay. Las UCIs siguen llenas y las medicinas que comprobadamente reducen la probabilidad de que alguien grave se muera, como la dexometasona, no han sido de aplicación masiva en Perú, y esos corticoides salvan la vida a uno de cada cinco casos graves pero no a los otros cuatro. Quizás me equivoque pero no siento que las cosas hayan cambiado mucho a favor de un control de la epidemia entre inicios de agosto y ahora, más bien veo más movimiento y congestión en las calles.

Hay otra explicación posible de que haya menos contagiados y muertos: inmunidad de rebaño. Ese término se usa cuando la cantidad de personas que desarrollaron anticuerpos a una enfermedad es tan grande que la trasmisión del virus se va deteniendo. Esto se puede lograr por vacunación o porque los contagiados resisten y sus propios organismos producen anticuerpos. Algunos estudios dicen que con 70 por ciento de la población inmune al virus ya el contagio se frena. Veamos el caso de Loreto y Ucayali; ambas regiones pasaron por un pico de mortalidad feroz unos 3 meses atrás, pero ahora ya la epidemia ha desaparecido: no hay muertos por Covid durante varios días. ¿Por qué? ¿Se observa en esas regiones uso generalizado de mascarillas, fuerte distanciamiento social, hospitales realmente fortalecidos? No, nada de eso. Un estudio en julio indicó que en Iquitos el 93% de la población tenía o había tenido el virus: inmunidad de rebaño. ¿Podría estar pasando lo mismo en otras regiones? En Ucayali no hay un estudio como el de Iquitos, pero la curva de la enfermedad se ha comportado de manera casi idéntica.

El problema con esta hipótesis a nivel nacional es que no sabemos, realmente, cuanta gente se ha contagiado. Se sabe que el Covid-19 genera un alto porcentaje de casos asintomáticos, que ni se dan cuenta que tuvieron la enfermedad (es mi caso). Muchos otros lo pasan como una gripe o resfriado fuerte, muchísimos de ellos no han sido examinados mientras otros se hicieron la prueba rápida en el momento de los síntomas iniciales, cuando esta prueba genera muchos falsos negativos.

A nivel mundial se estima que el Covid-19 puede estar matando entre un 0,3% y un 0,7% del total que tiene el virus, incluyendo asintomáticos y casos leves. Con 70 mil muertos, a una tasa de 0,3% eso significa que entre 23 millones de peruanos ya tuvieron el virus, un alto porcentaje de la población nacional. A esa tasa, ya en la ciudad de Arequipa hay inmunidad de rebaño, y seguramente estaríamos llegando a ella en muchas otras ciudades y regiones. Pero si la mortalidad del covid-19 es 0,7%, los contagiados serían 10 millones y estamos lejos de la inmunidad de rebaño. Tremenda duda, ¿cuál será, estamos llegando o estamos lejos de que este espanto acabe?

Por cierto, si estuviéramos llegando a la inmunidad de rebaño, este resultado se obtiene a un costo humano enorme, 70 mil peruanos que ya no están entre nosotros, la mortalidad por millón de personas más grande del mundo. Espantoso. Brutal. Inhumano. Costosísimo.

CONSECUENCIAS MUY DISTINTAS

Es fundamental saber lo antes posible cuál es la situación real. Porque donde se ha llegado a inmunidad de rebaño, ya todas las actividades económicas y sociales pueden reanudarse con un riesgo bajo en lo inmediato. Hay que mantener la precaución, porque aún no sabemos durante cuánto tiempo la inmunización creada por nuestros cuerpos como respuesta al Covid-19 mantiene la resistencia al virus, algo difícil de saber debido a los cambios que se producen dentro del cuerpo humano y a la mutación del virus. Eso nos obliga a mantener una fuerte vigilancia sanitaria y a seguir buscando la vacuna, pero podríamos reabrir colegios, reuniones familiares y restaurantes. Ojo: eso sería solamente en el caso que, se haya llegado a la inmunidad de rebaño. No estamos seguros que a eso estemos llegando en Lima y a nivel nacional, y ante esa incertidumbre no podemos arriesgarnos. Recordemos que no hay ningún medicamento ni vacuna comprobada que pueda reducir la probabilidad de contagiarse o desarrollar los síntomas; solo no respirar el maldito virus. Recordemos que no existe una medicina probada para que quienes tienen síntomas leves no se agraven hasta requerir oxigeno u hospitalización; por favor no hagan caso a invermectinas, hidroxicoloroquinas, dióxido de cloro o sebo de culebra.

Por otro lado, si lo que sucede es que la estrategia de control ha sido exitosa, seguimos expuestos al virus. Sería incongruente en ese caso pasar a la reactivación fase 4, tener micros con gente a reventar, restaurantes llenos en sitios cerrados, cines y discotecas. Si es gracias al distanciamiento social que se ha controlado el virus, abrir las actividades que nos acercan físicamente y nos empujan a estar respirando cerca como una fiesta, un vuelo o un bus interprovincial, no debieran permitirse. Me temo, sin embargo, que el gobierno no alcance a entender esta lógica simple y que las presiones de la Confiep dominen, y que dirán estas dos cosas contradictorias entre sí: que su estrategia ha funcionado y que por eso mismo hay que abandonarla. Algo tan inteligente como hubiera sido despedir a Gareca apenas nos clasificó al mundial.

¿Qué HACER AHORA?

Sospecho que no hay uno sino varios escenarios regionales de la epidemia. En la selva se ha avanzado a la inmunidad de rebaño, con el pico abrupto de muertos en junio representando el contagio masivo. En la costa norte, varios meses de mortalidad alta están llevando al mismo resultado. Sorprenden el sur andino y el sur, con Puno y Cusco con una mortalidad bastante menor, a pesar de lo cual la enfermedad ha retrocedido muchísimo; una posibilidad (sobre la cual hay ya varios estudios) es que en la altura el covid-19 afecta y mata menos, y quizás (ojalá!) ya llegó a su tope. En las zonas rurales, en especial las más aisladas, sospecho que ha habido una trasmisión tardía del virus y que está habiendo muchos muertos no registrados.

En Lima, hace mes y medio se midió que 25 por ciento había tenido el virus, pero al ritmo de contagios y muertos que hemos tenido desde entonces ya esa cifra debe estar encima del 40 por ciento. Las curvas del Covid-19 por distritos muestran que ya se registraron picos en los barrios populares: la imagen de la fiesta sostiene la hipótesis de inmunidad de rebaño. Pero ese no sería el caso de los distritos de clase media y alta en Lima, donde las condiciones económicas, de vivienda y de transporte hacen más viable la cuarentena y el distanciamiento social, ahí la epidemia no ha saltado en julio y agosto pero sigue segando vigas, porque paradójicamente el mayor cuidado en meses anteriores los pone lejos de la inmunidad de rebaño.

El viceministro de salud ha dicho que en octubre harán un estudio nacional. Para esto sirven las pruebas rápidas, serológicas, que se aplican con facilidad y menor costo, y que detectan si tenemos anticuerpos de respuesta autoinmune en nuestra sangre. Tienen que ponerse las pilas, esto es urgente y deben hacerlo ya, sobre todo en las regiones donde la situación es más incierta.

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