Estados Unidos y el apoyo a los venezolanos migrantes

Imagínese usted que tiene un hermano que gana diez veces más que Usted, digamos que Usted gana 2 mil mensuales y él gana 20 mil mensuales. La casa de este último, expresión de su riqueza, es todavía mucho más grande que la del hermano más pobre. Sucede entonces que otros hermanos entran en problemas financieros y necesitan alojarse en algún lado, y son bastantes. ¿Cómo cree usted que debiera repartirse ese apoyo?

Es lógico pensar que quien tiene más, debe apoyar más, sobre todo si la diferencia es grande.

Estados Unidos tiene una producción e ingresos anuales que, según los datos el Banco Mundial, son 44 veces los del Perú. Es decir, más de cuarenta veces más grandes. La riqueza total de los Estados Unidos, algo que sería análogo a su casa, es 185 veces más grande, ciento ochenta y cinco veces (datos que calcula anualmente el Credit Suisse). Pero de los venezolanos que han tenido que salir de su patria por el desastre económico son más lo que han entrado al Perú que los que los Estados Unidos han permitido ingresar a su territorio, que según un reciente reportaje de El País no llegan a 300 mil (en Perú ya pasaron los 400 mil). Entre el 2015 y el 2018, los venezolanos entrando a Estados Unidos han aumentado en 14 por ciento; los que entran al Perú han aumentado en 14,975% (catorce mil por ciento ¡).

¿Es esto razonable? No. Para nada. Es absolutamente desigual. Injustificable. No hay ninguna forma de darle sustento lógico.  No responde a la razón, responde a la fuerza. Simplemente los Estados Unidos, que en otras partes del mundo son responsables de desastres humanitarios enormes como el de Siria, no quieren apoyar como corresponde.

Es enorme, además, la diferencia de recursos disponibles en los dos países para brindar el apoyo solidario. En la analogía familiar al inicio del artículo inventé la historia de un hermano que gana diez veces más que el otro, pero en la realidad actual estamos hablando de un país (EE.UU) que cada año tiene ingresos que superan a las del otro (Perú) en más de cuarenta veces. Es decir, si trasladáramos esa diferencia a los hermanos del relato inicial, mientras uno gana 2 mil el otro gana 88 mil soles mensuales ¡. Mayor aún es la diferencia de riqueza; si la casa de uno es chiquitita y vale apenas 10 mil dólares, la del otro vale un millón ochocientos mil, realmente un caserón. Es obvio que el más rico y con la casa grande debiera asumir toda o la gran mayoría del apoyo a los hermanos en dificultad. Pero hoy en día el que asume la mayor parte de la carga es el que gana poco y tiene una casita pequeñita. Injusto al extremo. ¡Y nadie dice nada al respecto!

¿Está haciendo algo nuestra Cancillería? Parece que no. Debería ponerse las pilas ¡ya! y exigir que haya un acuerdo hemisférico para enfrentar esta situación. ¿Por qué no lo hacen?

 

 

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