Limpiar los establos

La Conferencia Anual de Ejecutivos – CADE de este año tuvo como lema “No más cuerdas separadas”, criticando así una supuesta separación que según ellos habría habido entre los empresarios y la política y demanda de que el gobierno le haga más caso a los “actores económicos”. Apenas tres días después de terminado el CADE, cinco altos ejecutivos de grandes empresas constructoras nacionales fueron puestos bajo prisión precisamente por estar muy cercanos a la política: se presume que aportaron buena parte de los 20 millones de dólares entregados a Alejandro Toledo a cambio de las obras de la Interoceánica Sur. Así, en un plazo sumamente corto la justicia acabó con el lema del CADE.

AMARRES FUJIMORISTAS DE AYER Y HOY

Uno de los empresarios detenidos es Fernando Camet, de la empresa JJC. La empresa J.J.Camet fue fundada por Jorge Camet, quien fue presidente de la Cámara Peruana de la Construcción y luego de Confiep, para de ahí pasar a ser ministro de economía de Fujimori durante cinco años y medio. Le cambió de nombre a su empresa a JJC para camuflarla un poco y, en el papel, le pasó la dirección a sus hijos, uno de ellos este Fernando Camet que hoy pasa sus días y noches en la cárcel de Ancón. Dijimos que el traspaso de la empresa a sus hijos fue en el papel porque Jorge Camet, al mismo tiempo que entregaba el directorio y la gerencia de la empresa a sus hijos, les hizo firmar poderes mediante los cuales ellos le daban total control sobre sus bienes. Parece que Jorge Camet no confiaban ni en sus hijos y se curaba en salud.

El año antes de que Jorge Camet entrara al gobierno su empresa facturó 339 mil soles; en los cinco años posteriores después le cobró al gobierno 666 millones, de los cuales 407 millones provenían de fondos de las privatizaciones controladas por el MEF que dirigía, precisamente, Jorge Camet. Es decir, mientras él estaba en el MEF, al mismo tiempo que repetía el credo neoliberal sobre el gran valor del mercado privado, su empresa creció mil veces gracias a los contratos del estado. Las cuerdas no estaban nada separadas sino bien amarradas.

Si el fujimorismo ha sido cercano a estas empresas constructoras durante su gobierno, ha mantenido posteriormente fuertes vínculos. Ahí están los importantes cargos que ha tenido José Chlimper en el directorio de Graña y Montero: fue director del holding del grupo del 2006 a 2015, y como para ponerle la cereza en el pastel, ¡lo era representando a las AFPs, es decir, en realidad a los fondos que ahí tenemos de millones de trabajadores! Chlimper fue también miembro (llegando ser presidente) del Comité de Auditoría y Procesos de Graña y Montero entre 2009 y 2015, organismo encargado de ver que todo el control interno funcionara y no hubiera coimas como esta.

Chlimper es hoy secretario general de Fuerza Popular, habiendo sido ministro de Alberto Fujimori tras su re-re-relección fraudulenta e ilegal y tras haber fraguado audios trucados en la campaña electoral 2016 para tratar de limpiar a Joaquín Ramírez de las acusaciones de narcotráfico. Hoy es director del BCR, habiendo sido elegido para el cargo por los congresistas fujimoristas. Chlimper tampoco es ajeno a los gremios empresariales: ha sido director de asociaciones de laboratorios farmacéuticos (negocio que tuvo hasta los 90s) y presidente de Comex, el gremio exportador más neoliberal de todos. También ha sido presidente, nada menos, que del CADE. Así, Chlimper es como un gran nudo gordiano que amarra gremios empresariales, constructoras corruptas y Keiko Fujimori.

Pero no es el único amarre entre el fujimorismo y grandes intereses empresariales. No es casualidad que el congreso fujimorista ha estado promoviendo un proyecto de ley que le ahorraría más de mil millones de soles de impuestos a LAN/LATAM y otro para traerse abajo el etiquetado de la comida chatarra, algo en lo que grandes monopolios alimenticios como el grupo Romero (Alicorp) y el grupo Gloria tienen grandes intereses.

PPK Y SUS NUDOS EMPRESARIALES

No hay tampoco separación entre PPK y el gran empresariado. PPK ha sido director de empresas eléctricas (Edelnor), mineras (Southern), pesqueras (Exalmar) e industriales (Backus y Johnston) y ha asesorado grandes proyectos (gas de Camisea- Hunt Oil) a quienes poco antes había apoyado desde el gobierno. PPK logró que se aprobaran ventajas tributarias a las empresas petroleras mientras fue ministro de energía y minas en el segundo belaundismo (1980-1985); y como ministro de Toledo quiso privatizar las empresas eléctricas del sur dando lugar al arequipazo del 2002. También ha sido director de la empresa constructora COSAPI, por no hablar de su poco esclarecido vínculo con First Capital. Las cuerdas entre PPK y la Confiep no se ven nada separadas.

La relación de PPK con los empresarios hizo que en el CADE del año pasado una encuesta entre los ejecutivos asistentes a la reunión indicara que era apoyado por el 89% de los asistentes, quizás la cifra más alta en toda la historia de los CADEs. Había recién nombrado a la vice-presidenta de Confiep Cayetana Aljovin como ministra y a un gerente de Southern como jefe del servicio de inteligencia (ahora tiene además a un ex – presidente de la Sociedad de Industrias en su gabinete). Pero ahora la aprobación de PPK ha caído a 37 por ciento mientras el congreso dominado por los fujimoristas solo lo aprueba un 12%.

La desaprobación no es por la distancia que los separa: el gobierno aplicó un ajustón fiscal que paralizó la economía. Su apuesta por las alianzas público-privadas (APPs) no despega y el intento de sacarlas como sea con el aeropuerto de Chincheros mostró que no era solamente Odebrecht sino el esquema mismo el que requería revisarse, pero no han podido hacerlo. Las ventas empresariales cayeron y aunque nuevamente se anuncia un futuro dorado de crecimiento económico, ya no hay la misma confianza que antes.

¿AMARRADOS, SEPARADOS O TRANSPARENTES?

Luego de la limpieza y desinfección profunda que le urge a la política nacional, necesitamos prevenir la corrupción planteando un nuevo esquema de gobierno: ¿Se necesita un gobierno más cercano a los empresarios o uno que tome más distancia de ellos? ¿Mejores amarres o cuerdas separadas?

Un primer asunto es que los CADEs siempre reflejan una discriminación algo escondida pero no menos real que la de la paisana Jacinta. Vemos al presidente, la primera ministra, una media docena de ministros y decenas de altos funcionarios en CADE, pero no los vemos si los trabajadores organizan un congreso, los campesinos tienen un encuentro o los pueblos afectados por la contaminación minera se reúnen. Un nuevo régimen debería empezar por escuchar más al pueblo y establecer espacios de consulta ciudadana, abriendo los oídos del gobierno de manera más pareja a los distintos sectores sociales.

Pero no debiéramos cerrarnos ante la necesidad de que un gobierno entable diálogos y relaciones con sectores empresariales. Eso fue justamente una de las recomendaciones que en su visita a Lima hace un par de semanas hizo el profesor de Harvard Dani Rodrik, especialista en desarrollo económico, quien resaltó que para diversificar la economía se diseñen políticas sectoriales, como por ejemplo hacia el turismo, para lo cual es muy conveniente que el gobierno escuche a los empresarios interesados y coordine a las distintas instituciones gubernamentales involucradas.

¿Cómo conciliar la necesidad de una mejor relación del gobierno con empresarios para promover la diversificación productiva, con la experiencia de amarres con lobbies para robos en obras públicas, exoneraciones tributarias y estafas legalizadas a los consumidores?

La clave está en la transparencia. Ninguna reunión a escondidas. Publicación completa de todas las licitaciones, contratos, adendas, pagos y discusiones. No más APPs arregladas para que un par de meses después del concurso público se hagan modificaciones bajo la mesa; no más proyectos sin estudios definitivos y con el capital privado trasladándole al estado los riesgos del financiamiento. Sobre todo mucho más respuesta ciudadana, mucho más peruanos indignados, mucho mas periodistas investigadoras, mucho más medios independientes y valientes como este semanario, mucho menos monopolios controladores que defienden sus propios intereses comerciales y los de sus anunciantes de gordas billeteras.

Pero bueno, eso es soñando con lo que habría que hacer luego de que hayamos limpiado los establos de Augias. Ver cinco empresarios corruptos en la cárcel nos devuelve, cruelmente, los sueños. Casi como ver al Perú en Rusia 2018.

(publicado en Hildebrandt en sus Trece el 8 de diciembre de 2017)

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