Liquidando la ONP

ONP, CONGRESO, MEF Y UNA REFORMA NECESARIA

La decisión reciente del Congreso de aprobar una ´devolución de aportes´ a la ONP por hasta 4,300 soles en dos armadas, y la respuesta ‘parchecito político´ del MEF, obligan a un tanto de la emergencia económica de las familias y del sistema de pensiones en el Perú. No se puede tratar el tema sin mirar esos dos aspectos esenciales que están en juego.

Primero, aclaremos una confusión: el sistema nacional de pensiones que administra la ONP, regido por el DL 19990, es diametralmente distinto a las AFPs. El oligopolio de AFPs no es un sistema de pensiones con sentido social: desde un inicio estaba claro que los pobres, informales o con trabajo formal intermitente no iban a lograr una pensión mínima. El 2015 se aprobó que a los 65 años se pueden retirar los fondos ahorrados en las AFPs y el 97% de afiliados lo hace, con lo cual cualquier pretensión de que se trate de un sistema de pensiones resulta absurda. Las AFPs se han desnudado como un sistema de ahorro forzoso que absorbe dinero de los trabajadores para que lo manejen los grandes conglomerados financieros. Por cierto, nuestros liberales bajo la batuta de Pedro Cateriano han sido grandes defensores de las AFPs a pesar de ser un oligopolio al que nos tienen encadenados por ley. Cuando se trata de que los grandes grupos financieros hagan ganancias, todos sus discursos sobre la libertad del consumidor son prestamente archivados.

LA ONP Y EL ORIGEN DE SUS PROBLEMAS

La ONP dirige un sistema muy distinto, de seguridad social, que funciona muy mal por una razón básica: ha sido desfinanciado por favorecer a las AFPs. Los sistemas de seguridad social de pensiones tipo ONP, como los de Estados Unidos, Alemania, Francia, Japón y muchos otros países, se financian usando las contribuciones de los trabajadores activos para pagar las pensiones de los jubilados. No se basa en un “fondo” como en las AFPs; no hay una cuenta individual, intereses ni rentabilidad privada. El dinero de las contribuciones recogidas en años anteriores no está en la ONP porque ya pasó a los bolsillos de los jubilados en forma casi inmediata. ¿Cómo devolver lo que ya no se tiene?

Hay un segundo asunto en el que hay que insistir: el sistema de la ONP paga pensiones tan bajas y niega apoyo a muchísima gente debido a que el sistema de AFPs establecido por Fujimori hizo que una gran parte de los trabajadores dejaran de contribuir a la ONP. Como estos sistemas de seguridad social se financian con las contribuciones de los trabajadores activos, con esa movida se desequilibra financieramente a la ONP. El año pasado, 2019, la ONP recaudó 4,073 millones de soles de contribuciones pero las AFPs obtuvieron otros 13,636 millones de los trabajadores (y pagaron menos de 1,500 millones de beneficios). Es decir, si no se hubieran creado las AFPs sino que hubiéramos tenido un sistema de seguridad social como el de los Estados Unidos de América, la meca del capitalismo hiper-individualista, la ONP hubiera tenido cuatro veces más ingresos: ¡se imaginan cuanto más hubieran podido pagar de pensiones!.

El asunto esencial es que los sistemas de seguridad social de pensiones funcionan con solidaridad intergeneracional: quienes trabajan hoy sostienen a los jubilados, y cuando los trabajadores de hoy se jubilen serán sostenidos por la siguiente generación. Al introducirse, las AFPs rompieron ese mecanismo de solidaridad: trabajadores activos se pasaron a las AFPs y se restó soporte financiero necesario a las pensiones. Por eso, el tesoro público, en todos y cada uno de los años desde que en 1993 se impusieron las AFPs, ha tenido que aportar al pago de jubilaciones. El 2019 la ONP pagó pensiones por 5,281 millones, y como este sistema ha sido desfinanciado por el sistema de AFP, necesitó apoyo del tesoro público por 851 millones.

Por supuesto nuestros neoliberales, tan opuestos al gasto social y el déficit fiscal, no han dicho – en más de 25 años- una palabra sobre como las AFPs han generado un enorme forado fiscal y son una rueda de molino sobre las pensiones de los actuales jubilados. Esta situación se ha visto agravada por las leyes que favorecen el traspaso a las AFPs: los bonos de reconocimiento, el someter a las AFPs a quienes empiezan a trabajar y los agarran de sorpresa, las exoneraciones tributarias en favor del sistema de AFPs, la inexistencia de solidaridad contributiva alguna. El propio ahogamiento del sistema nacional de pensiones de la ONP, al pagar pensiones misérrimas, empujar a los trabajadores a las AFPs, traslados que agravan el déficit de la ONP.

¿Qué se puede hacer? Reestablecer un sistema de seguridad social de jubilaciones nos permitiría elevar las pensiones y quitarle presión fiscal al tesoro público, al mismo tiempo. Es lo que llaman una situación win-win, ganar-ganar, en la que se pueden matar dos pájaros con un sólo tiro. Los cálculos actuariales de respaldo están hechos. Pero Vizcarra y su ministra neoliberal quieren seguir con el sistema de AFP y terminar de liquidar el maltrecho sistema de seguridad social subsistente, bajo la fórmula de reconvertir a la ONP en una “AFP pública”.

DE REGRESO A LA EMERGENCIA

Estamos en emergencia y las familias peruanas necesitan apoyo económico, eso es verdad. Pero ¿acaso no necesitan ese apoyo igual, o más inclusive, las familias campesinas pobres, los informales, mototaxistas y vendedores ambulantes, que nunca llegaron a contribuir a la ONP ni a una AFP precisamente por falta de empleo formal? Lo que se tiene que hacer, y lo que realmente implica un cambio de fondo de la política neoliberal frente a la pandemia, es un Bono o Ingreso Universal Mensual. Universal, es decir, para todos. Es la falta de esa política elemental de apoyo a una población empobrecida, lo que favorece que planteamientos como la “devolución de aportes” logre respaldo ante la desesperación y urgencia de la gente. La enorme desigualdad y la desidia del gobierno en cuanto a ayudar a la gente, abona que propuestas como esta prendan en la opinión pública: Vizcarra y Alva debieran recordar que “siembra tormentas y cosecharás tempestades”.

Hay quienes piensan que “del lobo un pelo” y que cualquier cosa que signifique arrancarle unos soles al MEF vale la pena, sin importar su sentido de fondo, que en este caso no es otro que terminar de eliminar el sistema de la ONP. Porque esa iniciativa de “devolución de aportes” agravará el déficit de la seguridad social, agudizando el problema de las bajas pensiones. Además multiplicaría la cantidad de trabajadores que no pueden acceder a una jubilación en la ONP porque no acceden a los 240 meses de aportes, ya que si se ´devuelven aportes’ habrá menos que contar para llegar a la cantidad mínima necesaria que permite acceder a una pensión.

El proyecto del Congreso es contrario a la Constitución: implica una iniciativa de gasto que el congreso está impedido de tener y atenta contra la intangibilidad de los recursos de la seguridad social. Los congresistas lo saben y saben que por eso no se aplicará. El jefe de la bancada de Podemos, Pepe Luna, tiene el cuajo de proponer esta ley cuando sus empresas le deben cientos de miles en aportes retenidos y no pagados a la ONP. Pero en realidad no les importa que la devolución se efectivice, sólo quieren un tema de campaña para levantar perfil hacia el 2021 y nada más. Las demás bancadas que les hacen comparsa, desde Acción Popular, Alianza para el Progreso, el Partido Morado y las izquierdas hoy en el parlamento son unos tontos útiles de esa iniciativa y creen que así se ganarán algunas indulgencias con avemarías ajenas.

 Me molesta en particular las izquierdas. Porque esta medida de la “devolución de fondos” profundiza el “sálvese quien pueda” neoliberal que hoy predomina. De acá a eliminar las contribuciones de las empresas a la seguridad social como quiere desde hace años la Confiep hay un mínimo paso; porque si al final de cuentas sólo tenemos un sistema de ahorro forzoso, si tras unos años se van a devolver los aportes, ¿por qué mejor no nos dejamos de cuentos y eliminamos los aportes?

Con esta medida de “devolución de aportes de la ONP” se debilita el rol social del estado y se dificulta recuperar un sistema de pensiones solidario de ambición universalista. Por el contrario, lo que hay que hacer es mejorar el Sistema Nacional de Pensiones y reformar la ONP: pagar pensiones desde 10 años de aportes, recuperarlo como pilar fundamental de un sistema de pensiones integrado, subir pensión mínima y máxima, y a la ONP hacerla cabeza de un sistema pensionario de seguridad social, con autonomía y un directorio plural de alto nivel. Para lo inmediato: un Bono o Ingreso Universal mensual hasta fin de año.

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