RESULTADOS EN EL MEF Y RUMBO FUTURO

RESULTADOS EN EL MEF Y RUMBO FUTURO

LOS RESULTADOS

Asumí la responsabilidad de ser Ministro de Economía y Finanzas en medio de circunstancias económicas y políticas muy difíciles.

Saliendo de una muy profunda recesión, había que concentrarse en reactivar la economía y el empleo después de la tremenda recesión generada por las medidas tomadas para frenar el COVID 19. ¿Cómo? Primero disipando los temores de expropiaciones y chavismos, afirmando que un buen funcionamiento de los mercados, un esquema de sostenibilidad fiscal de mediano plazo y una inversión privada respetuosa de la gente y del medio ambiente, es esencial. Segundo, con un empuje a la demanda interna, mediante la entrega de bonos y un mayor financiamiento a la inversión pública descentralizada, para que la reactivación no fuese jalada solamente por las plataformas exportadoras sino también por la demanda interna que mueva a decenas de miles de pequeñas y medianas empresas que generan la mayor parte de los empleos del país.

Enfrentamos una fuga inicial de capital y la desconfianza de parte de los inversionistas, alimentadas por un bloque de derecha empresarial, política y mediática que se negaba -y se sigue negando- a aceptar el resultado democrático de las urnas y se proponía y se sigue proponiendo como objetivo único vacar al Presidente Castillo. Nuestra respuesta fue un intenso trabajo de comunicaciones detallando ante inversionistas peruanos y extranjeros nuestra política de corto plazo y nuestras apuestas de mediano y largo plazo.

Esto puede sonar pretensioso en extremo, pero me atrevo a decir que el resultado ha sido espectacular. El crecimiento de todo el 2021 termina por encima del 13 por ciento, cuando nuestras previsiones, las del BCR y las de analistas de todo tipo eran de 10 por ciento. Ese 3 por ciento de diferencia, hay que entenderlo claramente, es enorme. Equivale a unos 25 mil millones de soles, que se han añadido a la producción nacional y a los bolsillos de nuestros ciudadanos.

Al respecto, nuestros críticos han dicho de todo. Primero, que ese 13 por ciento no vale porque es un rebote. Pero ese 13 es bien superior a la caída del 2020 y bien por encima del estimado a julio. El dato de crecimiento está ahí, macizo, gritando la verdad. Dicen en segundo lugar que eso no se debe a la política aplicada, incluyendo la amplia vacunación lograda y lo hecho en la economía. Increíble, como les cuesta aceptar que algo hemos hecho bien, intentan decir que la economía se hubiese comportado igual sin vacunación masiva, apoyo económico directo a las familias e inversión pública descentralizada. Su argumento principal es que este extraordinario crecimiento se debe solamente a la subida de los precios internacionales y al retiro masivo de fondos de las AFPs y CTS. Esto es verdad en parte. Pero la verdad completa es que estos factores ya habían sido tomados en cuenta al proyectarse en Julio 2021 el crecimiento del 10 por ciento, por lo que es claro que el salto del 10 al 13 por ciento resulta de las políticas aplicadas en la segunda mitad del año.

¿Importa esto para la gente? ¡Claro que si! Los empleos formales han aumentado en 400 mil nuevos puestos de trabajo, entre julio y diciembre del 2021. La cifra precisa, que pueden revisar en el cuadro 84 de la Nota Semanal del BCR, es que subieron de 5 millones 194 mil en julio a 5 millones 597 mil en noviembre (último dato disponible). Además, ese mes los salarios fueron 9,3 por ciento más que el año pasado. Desde luego que la situación de empleo informal sigue muy difícil y que todavía queda un buen trecho para recuperar plenamente las economías familiares del golpe de la pandemia, pero el avance es indudable. Negarlo es pura mezquindad.

Otras de las grandes mentiras repetidas incesantemente estos meses es que la inversión privada se esfumaría, desaparecería, llevándonos a la crisis y al caos. Pero los datos les dan nuevamente la contra: el 2021 la inversión privada creció 34%. Y no se trata solo de un rebote estadístico, pues en relación al nivel pre-pandemia (2019), la inversión privada ha crecido 12%, llegando a un nivel real que es récord histórico. ¿Cómo puede ser eso cierto, se preguntarán algunos, si hubo fuga de capitales y susto en los mercados? En primer lugar, porque los capitales que salieron mayormente en el segundo trimestre tras los resultados electorales reflejan un movimiento financiero, de los grandes propietarios de fondos, mas no la inversión real en equipos e inmuebles. En segundo lugar, porque dimos un empuje fuerte a la inversión inmobiliaria y logramos rápidamente que se iniciaran proyectos como el de Yanacocha Sulfuros (de más de 2,100 millones) mientras grandes inversiones en infraestructura seguían adelante. Al final del día, los datos están ahí y reflejan la realidad de lo sucedido. Igual sucede con la inversión pública, que terminó el 2021 en 39 mil millones, un nivel nunca antes alcanzado.

Moraleja: No hay que creer a pie juntillas todo lo que se repite por analistas y expertos supuestamente independientes pero que en realidad o expresan intereses empresariales, se guían por motivaciones políticas o simple y llanamente no logran entender que un ministro de izquierda puede ser eficiente en la promoción de la inversión pública y privada.

También nos han acusado de gastar de manera excesiva, populista, irresponsable, y atacan en particular los bonos otorgados. La cuestión es que millones de familias necesitaban un apoyo económico para salir del hoyo, y que sin esa inyección de recursos, la demanda no se habría recuperado y no habría jalado la producción industrial y el comercio y la campaña navideña hubiera sido una lágrima. Mas aun, en términos de equilibrio fiscal, el resultado es que hemos reducido el déficit en más de 6 puntos del PBI, a 2,6%, cuando las previsiones a inicios de año era que estaría por encima del 6%, logrando el mejor desempeño fiscal de la región. Pero además de haber bajado el déficit de manera tan grande, a inicios del 2022 tenemos 18 mil millones de soles disponibles que de deben traspasar este trimestre a las reservas fiscales del país, recuperando y superando los niveles pre pandemia. Las cifras son claras. No hay sustento alguno para acusarnos de populistas o irresponsables.

Para terminar con esta sección, nuestros críticos también han sido desmentidos por los inversionistas internacionales. Desafiando titulares y pronosticadores del pesimismo, estos estuvieron ávidos de comprar 5 mil millones de dólares de bonos peruanos, ahora con un sentido social y ambiental, y nos piden apenas 2 por ciento de tasa de interés anual en euros a diez años plazo. Después de los temores iniciales hemos recuperado la confianza de los mercados globales en nuestra política económica.

LOS PENDIENTES

Junto con responder a la reactivación de las inversiones y el empleo, nuestro segundo objetivo fue realizar reformas para promover una mayor creación de empleos y una mayor justicia social y ambiental como horizonte de cambios estructurales. Para que haya más empleos a mediano plazo necesitamos, junto a la reactivación, prender nuevos motores de crecimiento en sectores que demandan harta mano de obra, descentralizados y con potencial. Hemos por eso insistido en dialogar con el sector acuícola y pesquero, con empresarios del turismo y la agricultura, con la industria de proveedores mineros, avanzando en resolver las trabas burocráticas y las regulaciones necesarias para su despegue, ampliándoles las opciones de financiamiento, buscando conectar con los mercados, dándoles algunas facilidades tributarias que resultan convenientes en esta etapa. Este esfuerzo por la diversificación de nuestra economía requiere de un empuje permanente, dando continuidad a la iniciativa que tomó Piero Ghezzi años atrás.

Un tema al que le pusimos mucho empeño fue al de la reforma tributaria. La pandemia desnudó la precariedad de nuestros sistemas públicos de educación, salud y protección social, así como las enormes desigualdades existentes. Aunque hemos priorizado estos sectores en el Presupuesto 2022, es imposible pensar en enfrentar seriamente estos problemas con una presión tributaria del 15 o 16 por ciento del PBI como hemos tenido, y que está 6 puntos debajo del promedio latinoamericano y casi 20 menos del que tiene la OCDE. Incluso, mientras en las últimas dos décadas nuestra región ha visto un aumento de los ingresos estatales, nosotros nos hemos ido quedando cada vez más atrás.

Con el cobre a $ 4,30 la libra, las empresas mineras tienen ganancias extraordinarias y el FMI hizo un estudio de comparación internacional que indica claramente que hay espacio para aumentar las tasas de los impuestos a la minería sin perder competitividad internacional. Mientras tanto, los pueblos en las zonas de influencia minera siguen sin carreteras ni agua potable. Es obvio que esta situación debe corregirse. Lo mismo puede decirse del hecho que quien renta un cuartito por 1,000 soles mensuales o quien alquila un edificio entero por 10 millones pagan la misma tasa del 5%, frente a lo cual propusimos eliminar el impuesto a quienes tienen ingresos bajos y subirlo a quienes tienen grandes rentas, lo que además de ser más justo hubiera permitido invertir más en educación y salud.

El Congreso nos negó la facultad de legislar de manera coherente sobre el integro de la reforma. Pero si nos dio facultades para legislar sobre algunos temas relativos a la evasión y la elusión. Y sobre eso hemos avanzado mediante Decretos Legislativos.

Pero el tema de fondo sigue siendo que necesitamos una reforma tributaria sustancial para que, con mayor justicia, logremos que quienes tienen altísimas ganancias colaboren para que todos los peruanos puedan tener derecho a una educación y salud de calidad.

De la misma manera, y siempre en la perspectiva de un país más justo, queda pendiente llevar a la practica el aumento de la Remuneración Mínima Vital (idea que felizmente logramos colocar en la agenda pública), y una reforma integral del sistema de pensiones, incluyendo la universalización de Pensión 65 como pilar básico universal de un sistema multipilar que asegure que todos y todas tengan un apoyo que les permita sobrellevar con dignidad su vejez.

Finalmente, se nos quedó en los momentos iniciales el impulso a una estrategia y un plan nacional de transición energética. Ser baja en carbono honrando nuestros compromisos internacionales en este terreno es una condición para la competitividad de nuestra economía en un futuro ya no muy lejano.

LAS URGENCIAS

Luego de seis meses en el ministerio de economía, puedo asegurar que el ritmo no para. A inicios de esta semana, una lista corta de temas urgentes que debían resolverse en la semana, ponían en primer lugar el revertir el cierre de La Pampilla, la refinería que opera Repsol y que ha causado un desastre ambiental enorme, pero que a su vez es responsable del 40 por ciento del combustible nacional, razón por la cual simplemente no puede parar. Hay que sancionar ejemplarmente a la empresa, incluso sin temor a que el peso de las multas y reparaciones la quiebre y se traslade su propiedad a otro si eses es el caso, pero no cerrarla.

El segundo tema es la observación del proyecto de ley aprobado por el congreso que pretende dar 42 mil millones a los fonavistas, una cantidad muy superior a sus aportes reales, una norma claramente anticonstitucional y que quebraría al fisco. Pero al mismo tiempo es necesario buscar una salida a este problema y no seguir postergando las justas demandas de esos miles de trabajadores de quienes el gobierno de Fujimori se apropió de sus aportes. Nuestra idea en estos meses en el MEF era cambiar el chip del “no se puede” por el de “busquemos una alternativa viable”.

Mientras tanto, un tema al que le dimos empuje llegaba a la etapa de maduración final: la negociación colectiva de los trabajadores estatales. Muchos ministros de economía y gobiernos han considerado anatema este derecho laboral reconocido mundialmente, y lo han negado, a pesar de que se trata de un derecho constitucional. Es que algunos piensan que los sindicatos apestan, o en jerga neoliberal, son carteles que impiden la competencia (una tontería que repiten algunos libros de texto). La ley de presupuesto que logramos aprobar con 106 votos a favor y apenas 2 en contra en el congreso reconocía este derecho y abría puertas a una solución; y luego de eso ya se aprobó su reglamento y en estos días el MEF ha estado terminando las estimaciones del espacio presupuestal, es decir el techo de dinero, que se puede poner en la mesa de las negociaciones. Porque el derecho debe reconocerse y a la par mantenerse un sano equilibrio fiscal y un ordenado proceso presupuestal; ambas cosas no son en absoluto incompatibles como lo demuestra la amplia experiencia internacional en este tema.

A ello se suma la propuesta que hicimos al congreso de añadir 3,400 millones de soles al presupuesto de este año. Por un lado, tenemos ingresos adicionales por más de esa suma. Por el otro, se necesitan más de 2 mil millones para vacunas y personal de salud, cuestiones esenciales para mantener esta vacunación y respuesta sanitaria que ha permitido que esta tercera ola haya sido masiva, con muchos más contagios, pero con mucho menos personas hospitalizadas y muchos menos peruanos en UCI y fallecidos. Al mismo tiempo, se requiere dar continuidad a inversiones públicas que están a medio camino y ponerte más empuje a los proyectos de educación, salud, vivienda y saneamiento.

Esos eran sólo los temas de urgencia, de la semana, a los que se suman otros que también son de corto plazo: atender los problemas de grandes proyectos como el Aeropuerto Jorge Chávez, el Muele Norte y Majes Siguas que otras entidades gubernamentales no han resuelto, seguir sacando los Decretos Legislativos por delegación de facultades para reducir evasión tributaria, facilitar inversiones públicas y privadas y añadir competencia al sistema financiero, prepararse para la publicación del informe del FMI sobre tributación minera y terminar el proyecto de Ley para favorecer las Compras Nacionales por parte del estado que veníamos preparando desde semanas atrás.

BUEN GOBIERNO

Dicho esto respecto a la gestión en el MEF, para mí, una buena propuesta económica adquiere real sentido en la medida que es parte una apuesta por el progreso y la equidad. Un buen gobierno requiere meritocracia y enfrentar el flagelo de la corrupción, un problema histórico del que pareciera no tenemos cuando librarnos pero frente al cual no se puede bajar la guardia.

Nuestro país tiene un serio problema de gobernabilidad, que se hace patente en la cantidad de presidentes que hemos tenido en los últimos años y en los absurdos pedidos de vacancia realizados incluso antes que el actual presidente jure el cargo. Los ultraderechistas vacadores no son siquiera “demócratas precarios” en esa buena caracterización de Eduardo Dargent, son directos representantes de una oligarquía que defiende sus privilegios y poder sin importarles el voto popular. Más allá de nuestras preferencias, en democracia un presidente debe completar el periodo para el que fue elegido, salvo un delito comprobado. A nivel de los grandes poderes del estado, hay que reemplazar la confrontación estéril por una concertación programática, que ponga por delante grandes objetivos nacionales, algo muy lejos de una componenda de intercambio de pequeños espacios de poder.

El gran objetivo nacional debe ser la vigencia realmente universal de los derechos sociales y civiles. Siempre llevé en mi pecho una palabra corta pero llena de significado: Igualdad. El 29 de julio, en aquella noche lluviosa en la que me rehusé a juramentar hasta que las condiciones estuvieran claras, acordé con el Presidente Castillo tres temas esenciales: que se respaldaría la política económica propuesta en el Plan Bicentenario de la segunda vuelta (de cambios sostenibles a diferencia del “Ideario-Programa” de viejo cuño soviético de Perú Libre), que el gabinete funcionaría sin la presencia de Vladimir Cerrón (separando gobierno de partido como manda la Constitución y es propio de la democracia) y que cualquier discurso contra la equidad de género y homofóbico sería dejado de lado. Este último principio, esencial en cuanto a nuestra mirada de futuro, lo incluí en las dos veces que juramenté como ministro, “Por un avance sostenido hacia el buen vivir, con igualdad de oportunidades sin distinción de género, identidad étnica u orientación sexual. Por la democracia y la concertación nacional”.

Guardo por ello como especial un logro pequeño pero, a mi juicio, significativo: ha sido en estos meses que por primera vez el ministerio de economía publica comunicaciones en quechua. Con la misma convicción afirmamos la equidad de género, que tiene como basamento fundamental el rechazo a cualquier forma de violencia contra la mujer y la infancia, y la lucha contra cualquier discriminación por orientación sexual. Igualdad es todo lo que queremos y ningún retroceso al respecto es aceptable.

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